El barrio Santa Fe: Las Paisas, Atunes y la Piscina, los Cuquitours y el comercio exclusivo (Entrega dos)
El barrio Santa Fe comenzó a acoger el negocio del comercio sexual en la segunda mitad del siglo XX y también a hacerse a una reputación que lo llevaría a ser el hogar del grueso del negocio a principios del siglo XXI. En 2001 este barrio se convirtió en la primera y más grande Zona de Tolerancia de Bogotá. Gracias a esto, la alcaldía logró concentrar en un solo lugar el comercio relacionado a la prostitución y los establecimientos dedicados a ofrecer los servicios llamados de alto impacto de diversión y esparcimiento. Ahora en las cerca de veinte manzanas del barrio –ubicadas entre la avenida Caracas y la carrera 19 y la calle 19 a la calle 26—se alojan hoy la mayoría de bares, whiskerías, residencias y prostíbulos de la ciudad. Este tipo de comercio comparte espacio con casas de familia, iglesias, tiendas, supermercados, misceláneas, panaderías, talleres y restaurantes tradicionales del barrio.
Esta concentración del comercio relacionado con la prostitución ha generado una dinámica propia del barrio que lo hace diferente a los demás barrios de Bogotá. Alrededor de la prostitución se han delineado el paisaje y la arquitectura, se han rediseñado las casas, se han construido y transformado grandes edificios, se han cubierto puertas y ventanas y se ha desarrollado una estética particular. También se han marcado los espacios específicos para las prostitutas y han proliferado los cuquitours o tours eróticos, cambiando el tráfico. Así mismo, la zona se ha convertido en el espacio propicio para un mercado nicho: el de los productos exclusivos para el consumo de las prostitutas.
¿cómo es el barrio Santa Fe?
En las calles del barrio Santa Fe se percibe aún la belleza de su pasada gloria, construida y sostenida por las familias tradicionales que habitaban el barrio y que luego se mudaron a Teusaquillo, Chapinero y Usaquén. Entre los edificios nuevos cubiertos de baldosas de colores, de avisos de neón y de ventanas cubiertas de plástico refractivo, los talleres y el comercio del barrio sobreviven muchas de las casas que fueron construidas en la primera mitad del siglo XX. Algunas aún batallan allí para no convertirse en negocios, pero la gran mayoría se han transformado o han desaparecido para dar paso a los clubes, a las discotecas gigantes, a los pórticos y galerías que enmarcan a las filas de mujeres semidesnudas que allí se despliegan.
La jornada de trabajo en el barrio comienza cerca de las siete de la mañana. A esa hora las prostitutas ya empiezan a ocupar sus lugares a lo largo y ancho de las calles del barrio, en los frentes de las casas, en los parqueaderos, en las salitas techadas que dan paso a las residencias. Es allí, en las residencias, donde las trabajadoras desempeñan su labor cuando el negocio ya se ha concretado. Las prostitutas están allí, por unas horas o la jornada completa hasta cerca de las tres de la mañana cuando los bares y discotecas de Bogotá están obligados a cerrar.
El comercio sexual y sus actividades relacionadas, han hecho que el barrio se distribuyera de manera particular: los grandes bares y discotecas y las whiskerías más grandes se han localizado en las carreras 15, 16 y 16 A, entre calles 22 y 24. En esta zona, la más central del barrio, puede observarse todo tipo de comercio, incluyendo bares no muy grandes para socializar mientras se escucha música de rockolas de monedas. La zona se ha convertido también en el hogar de grandes establecimientos vigilados por la policía y cuya entrada es controlada por porteros uniformados.
Algunos bares de la zona son reconocidos por la belleza de las mujeres que en ellos trabajan, tal es el caso de Paisas Club. El bar cuenta con una pasarela de más de veinte metros de largo, en la que las mujeres bailan para el deleite de los asistentes cada hora. Las señoritas también ofrecen compañía a los clientes en las mesas y shows privados o semiprivados. Así como en Paisas Club, también en Atunes y otros bares de la zona es posible observar los shows de las damas y es posible contar con la compañía de las mujeres que allí trabajan.
Atunes es uno de los lugares más icónicos del barrio y es tal vez uno de los más grandes. El lugar está constituido por varios ambientes. Varias casas con sus patios fueron unidas para construir el establecimiento donde se puede ver espectáculos de chicas, escuchar música y charlar mientras se consumen bebidas espirituosas. El lugar es similar a un sistema de naves intercomunicadas –solamente se me ocurre compararlo con la casa de los espíritus– y cada nave cuenta con una atmósfera diferente. La decoración de cada ambiente está hecha con una combinación de técnicas aplicadas seguramente a lo largo de los años. En algunos de los ambientes predomina el estuco veneciano en colores brillantes, mientras que en otras impera el ladrillo descubierto con un énfasis en lo rustico. La ornamentación también incluye una selección de pinturas al óleo, dibujos e impresiones litográficas distribuidas por todo el bar. Uno de los aspectos más impresionantes de Atunes son los acuarios de gran magnitud con los que el bar cuenta. Los acuarios están llenos de diferentes clases de peces, que sirven como accesorio a los shows de las bailarinas.
El lugar más importante del barrio, el más caro y el que alberga a las chicas más bonitas es el club La Piscina, localizado entre las calles 22 y la 23. Este club, el más caro y exclusivo de la zona, fue inaugurado el 31 de mayo de 2001 y se ha convertido en uno de los sitios más reconocidos de la ciudad. Este es el único club del barrio que goza de cierta reputación entre los ciudadanos y ha servido como locación para varias películas colombianas. En el bar se ofrecen shows personalizados por 90 mil pesos; el rato –veinte minutos con la prostituta– puede costar entre 80 mil y 100 mil pesos sin incluir el costo de la habitación. El lugar tiene, como su nombre lo indica, una piscina y una serie de puentes sobre los que bailan las chicas.
El club La Piscina en la película Soñar no cuesta nada. Coproducción colombo-argentina dirigida por Rodrigo Triana y estrenada en 2006.
Este tipo de lugares surgieron con la conformación de una Zona de Tolerancia y con la inclusión del negocio y su regulación en los límites del barrio. Este encuentro entre el otrora tradicional barrio y el vilipendiado negocio de la prostitución ha generado ciertas dinámicas, las cuales describo a continuación.
Los cuquitours
El tráfico en el barrio Santa Fe es pesado durante el día, ya que es una zona céntrica, enmarcada por avenidas que conducen del occidente de Bogotá al Centro Internacional y la Candelaria. Sin embargo, cuando cae la tarde el tráfico se pone aún más lento y denso en las calles más céntricas del barrio. Por la calle 24 suben los taxis y los carros particulares, luego voltean por la carrera 15 hacia el sur. Esta no es la única vía para ir hacia al sur, también se puede hacer por la Caracas, pero los taxis y los carros particulares toman esta vía a un ritmo suave y desacelerado. Los taxis pasan lentos, no tienen intención de conseguir ninguna carrera en esas dos cuadras. La recorren sólo con la intención de observar o de pasear a algún un cliente que quiere mirar a las mujeres que se exhiben en la calle. Los carros particulares, circulan por la calle y se detienen, sus conductores hablan con las muchachas y luego continúan.
Los carros se detienen una y otra vez. No ayuda para nada al tráfico que la calle este siempre en mal estado. Esta vez no se puede solamente culpar al distrito y a sus malas reparaciones, sino a lo pesado que el tráfico se ha convertido en esas dos cuadras y que no aguanta ninguna reparación. Aunque allí esté el más sonado club de la ciudad las calles no parecen mejorar. Al tráfico de taxis y carros particulares a bajas velocidades hay que sumarle la peregrinación de motos. En hora pico puede uno ver como la romería alcanza las 30, una detrás de otra, desacelerando para darse un banquete de ojo con las simpáticas mujeres que allí trabajan. Este caos generado por las prostitutas, los carros, los taxis y las motos ha obligado a la alcaldía a imponer multas a los conductores que, como en el caso la carrera 16 se parquean simplemente a mirar.
Por el barrio hay un flujo interminable de taxis, especialmente en la tarde y la noche, sin embargo, si uno pide un servicio a esa hora de taxi telefónico allí es imposible obtenerlo. Las empresas de taxis confirman los móviles pero estos simplemente no llegan. Esto me ha obligado en varias oportunidades a tomar el taxi en la calle.
Me ha sucedido también, en varias oportunidades que cuando me monto al taxi me convierto de inmediato en el cómplice del taxista que “estaba cerca del barrio y se decidió a darse una vueltica”. Generalmente yo no le creo al taxista cuando dice que estaba sólo de pasada y los taxistas no me creen a mi cuando les digo que no estaba de putas, sino visitando a un amigo. Esta situación funciona para mí porque sienten cierta complicidad y me hacen la carrera entretenida, contándome las anécdotas que tienen sobre la prostitución. El conductor del último taxi que tomé allá era de los llanos y me contó que en su juventud había sido “muy loco por las putas”. Me contó que en Yopal se conocía los puteaderos más importantes y que con las señoritas se llevaba muy bien, lo adoraban, rumbeaba con ellas y lo emborrachaban. Luego, ya más grande se vino para Bogotá y dejó “la maña”.
El comercio para las prostitutas
Allí, entre los bares, las whiskerías y las residencias están los locales que ofrecen servicios para las prostitutas. Por cada cuadra existen por lo menos dos peluquerías o salones de belleza que ofrecen los servicios que ellas necesitan. Estos servicios incluyen: corte, cepillado y extensiones de pelo, manicure, pedicura, maquillaje y productos de belleza. Es obvio que estos servicios y productos no son algo que consuman exclusivamente las prostitutas, pero en su profesión la apariencia es indispensable. Junto a los establecimientos de alto impacto, los locales que ofrecen servicios a las prostitutas son los más notorios. Una de las trabajadoras sexuales del barrio afirma que para ellas es de vital importancia el aseo y la apariencia “incluso más que para cualquier otra mujer”. La señorita afirmaba en una ocasión que “nosotras debemos estar limpias, vernos aseadas como recién arregladas. Por ejemplo, digamos que yo te atiendo a ti, y luego atiendo a otro cliente, para los dos yo tengo que estar completamente limpia y oliendo muy rico, muy bien arreglada como si fuera la primera vez”. Por esto han pululado en el barrio los servicios para ellas.
En el barrio pueden observarse desde las peluquerías más antiguas y tradicionales, hasta las más nuevas y modernas que ofrecen servicios también de tratamientos faciales, masajes relajantes y para perder peso y también todo tipo de tratamientos para la piel. En el barrio es de notar que también se han popularizado las salas de belleza exclusivas para la comunidad afro y las barberías para hombres.
Así mismo, las tiendas de ropa para dama han adquirido gran notoriedad. En ellas se ofrece toda una gama de productos: minúsculos vestidos, bikinis y ropa interior, zapatos de tacón, sandalias y accesorios para las trabajadoras, babuchas, pantuflas, maquillaje, productos para el hogar como cojines y muñecos de peluche. Según los comerciantes del barrio los vestidos que ofrecen son industria nacional, son diseñados y confeccionados en Colombia, no son productos chinos. Los vestidos son hechos también a la medida y más que todo fabricados en tejidos, lana o materiales transparentes que permitan al cliente observar los rasgos físicos de la prostituta. También los hacen en el color que la clienta quiera. También es posible conseguir vestidos que se asemejan a todo tipo de fantasía, como los de enfermera o de diablas o ángeles, uniformes militares, o similares a los uniformes de personajes de película de ciencia ficción. El precio de los vestidos para las trabajadoras va entre los 40.000 y los 60.000 dependiendo del vestido y al por mayor pueden llegar a costar 25.000 pesos. Los zapatos, que la mayoría de las prostitutas utilizan de tacón alto, pueden llegar a costar cerca de 200.000 pesos.
También existen los trabajadores informales que van pasando por cada uno de los establecimientos donde trabajan las chicas, ofreciéndoles toda clase de productos. Comida, peluches, lotería, etc. Incluso, hay un señor que tiene un carro adecuado con maniquíes, en el que ofrece los mismos vestidos que se venden en las tiendas de ropa del barrio. En el edificio de La piscina, también, adecuaron un local en medio de la fachada principal para poner una oficina de envíos de dinero. Esta oficina cubre la necesidad de envíos para las trabajadoras que no vienen de Bogotá.
Estos son solo algunas de las particularidades del Santa Fe. Un barrio que se ha transformado para darle paso a las prácticas y dinámicas que han surgido en un ambiente tradicional al que llegaron las prostitutas hace 40 años y el que es ahora la zona de tolerancia más grande de la ciudad. Estas prácticas y dinámicas relativamente recientes han convivido con las familias, los negocios tradicionales, la iglesia y las organizaciones que han intentado luchar contra los establecimientos de lenocinio, los bares y los expendios de drogas. También en este espacio se ha hecho más visible la presencia de una comunidad afrocolombiana con su comercio. De forma similar, este barrio también se ha convertido en el escenario para que surjan organizaciones que defienden la diversidad sexual y permiten la visibilidad de las personas transexuales y transgénero, allí en el ambiente de la prostitución.
La Primera entrega de De donde las paisas a Shangay, un paseo por el Santa Fe puede ser consultada aquí http://milinviernos.com/2013/10/09/de-donde-las-paisas-a-shangay-un-paseo-por-el-santa-fe-entrega-1-2/
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10 Responses to “El barrio Santa Fe: Las Paisas, Atunes y la Piscina, los Cuquitours y el comercio exclusivo (Entrega dos)”
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- Antecedentes – Santa Fe, transexualidad y prostitución. - septiembre 30, 2016
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Muchos datos curiosos para mi… aunque hay más… Los primeros lupanares estaban ubicados entre las calles 11 y 12, si no estoy mal por la zona de los «esmeralderos», que, curiosamente, lleva ese nombre no por el comercio que maneja, sino que las luces que indicaban que eran residencias o prostíbulos eran color verde esmeralda.
Y otro dato, la prostituta más cotizada de la Piscina se hace llamar «Fresita», sigue «Barbie» y si no estoy mal «Cerecita», y sus tarifas -sin miedo a equivocarme- superan los $200.000, aunque depende del cliente.
Y los taxistas tratan de pasear por esos lares no solo con el afán de ver a las trabajadoras, sino a conseguir y llevar clientela ya que reciben algo así como una propina por parte de los establecimientos.
Me ha gustado mucho el artículo, reitero, aprendí nuevos datos, y descubrí cosas que realmente desconocía de Santa Fe.
Por todo Bogota, hay prostitucion debido al internet y sitios privados a puerta cerrada en Chapinero , Usaquen , Suba , hasta el municipio de Chia. Pero la mala fama e inseguridad que hay en el Santa Fe lo hace ver muy peligroso y no recomendable.
En Chía en donde parcero
EL IMPERIO ROMANO. Llegando al Shangay, la última parada en el barrio Santa Fe (ultima entrega) http://milinviernos.com/2013/10/25/el-imperio-romano-llegando-al-shangay-la-ultima-parada-en-el-barrio-santa-fe-ultima-entrega/
Me gustaria trabajar en la piscina como hago ?que requisitos piden
LA PISCINA UN ANTRO EN DECADENCIA….. ESTA PRACTICAMENTE CERRADO,,, SOLO BALLENAS VIEJAS FEAS.
EL CASTILLO, VACIO, PROXIMAMENTE SERA UN MOTEL DE CUARTA CATEGORIA
ATUNES, PAISAS CLUB Y FIEBRE… NADA Q VER … SOLO ZORRAS Y JINETERAS TRAJINADAS Y TETI FLOJAS…
AHHHHH…. Y SI TOMA TAXI, SEGURO Q LO ATRACAN…. LA OLA AMARILLA COMO DIJO ULDARICO , ES MANEJADA POR TRIPLES JUEPUTAS
Saludos a los hermanos de leche de Colombia jeje, Tuve la fortuna de vivir por tres años en Colombia y era un asiduo visitante del barrio Santa Fe y sus reputados clubs El paisas, Las Vegas, el trojan, etc.
Debo decir que nunca tuve un problema y anduve solo hasta casi amanecer en clubs y residencias creo que hay que usar un poco de sentido común y no perderse de tomado o entrar a cualquier club que uno ve medio maluco.
No he encontrado un sitio como este en ninguna parte del mundo ni con la belleza de sus mujeres.
Extrañando Colombia y sus hermosas mujeres
Saludos desde Ciudad de México.
En LaPiscina: Solo Bagres
En El Cstillo: Todos Los Bagres q de dia putean el los alrededores
En Fiebre: Solo Ballenas, y estas se oletean en Atunes, Paisas y en La calle. Parecen perras callejeras,ç
Esas putas son una voletaaa y sobretodo esos administradore ke se creen una lo mejor y son una partida de hijuputas malparidos y viciosos y putas de alcantarilla sobre todo unq puta de fiebre ke en estos dias la voy a cojer a puñaladas por rata la hp