Archive | septiembre 2014

Hananpacha, una novela de ciencia ficción “política”, desde la perspectiva de Alvaro Pérez

 Alvaro Pérez Quehui*

Ivan

Jean Paul Sartre, dice que la pluma debe estar comprometida con su tiempo, porque escribir es una cuestión moral y el escritor no puede ser ajeno a un mundo inmoral; que cuando los escritores no se comprometen, existe en ellos la tentación de la irresponsabilidad, de no sentirse responsables de nada. Pero la verdad es que somos responsables de todo: de lo que hacemos, de lo que no, e inclusive lo que nos es impuesto. Eso significa que no hay lugar donde podamos escondernos del mundo ni de la realidad, porque, aun si lo hiciéramos, la realidad llegaría a nosotros y tendríamos que comprometernos con ella.

Hananpacha, de Iván Prado Cejas, transcurre en el año 2452, durante un período de tiempo más bien corto, un par de días tal vez. Una raza perversa de extraterrestres, los bextianos, se ha adueñado de la tierra. El perverso Atojj, la reencarnación del inquisidor estelar Katari Mallcu, posee el 75% del planeta con todos sus recursos y lo gobierna junto con el grupo de los Xix, sus 18 ministros. La tierra ahora se llama Gea, pues así lo han querido sus nuevos dueños. Las guerras han desaparecido, ya que sólo existe un gobierno mundial; sólo existe un canal de televisión y un periódico; sólo una franquicia de entretenimiento y otra única de producción y comercialización de alimentos. Todos alrededor el planeta trabajan para el mismo grupo de siniestros ¿Les parece trillado? De seguro algunos dirán que esto ya lo hemos leído, que ya lo hemos visto en el cine o en la televisión, pero espere un momento, aún hay más.

En Gea también habita una raza burócrata de albinos, ciudadanos de segunda clase, creados y modificados genéticamente por la radiación. Los albinos gozan de ciertas preferencias, pero al igual que el resto del planeta, tampoco poseen más que lo estrictamente necesario, ya que la propiedad privada, sin haber desaparecido, ha sido reducida a su más mínima expresión. Si creen que lo han visto todo, pues agárrense, para muestra un botón: en Gea hasta las almohadas son alquiladas por determinados períodos de tiempo. El pueblo de Gea vive y trabaja para los 19 bextianos dueños del planeta, todos conocen y sufren esa cruel realidad, no hay nada más allá de esos poderosos seres.

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Un debate entre Chopra y Dawkins

Chopra Dawkins

Como en el clásico «Laura en América», en este evento, el presentador anunció con calurosa picardía el encuentro entre el reconocido biólogo-ateo militante Richard Dawkins y el médico-alternativo-espiritualista Deepak Chopra. Se dictaron las normas de manejo del tiempo en el debate y se instó al público para que abucheara o aplaudiera según sus gustos. Ocurrió en Puebla en 2013 y es un formato que debería imitarse; colocar a cada uno de los científicos y oponentes en espacios donde se salgan de sus calzones, se llenen de molestia y, por qué no, todo termine a los golpes. Estamos frente a un nuevo género de la divulgación científica y espiritual, un escenario donde la religión y las ciencias se divulguen con el contenido de vanidad y morbo suficiente para que los potenciales televidentes no se aburran y se atrevan a tomar algún candoroso partido. Los debates entendidos como peleas de gallos o competencias de caballos no son un patrimonio exclusivo de los analistas del fútbol, borrachos o políticos.

Un punto de inflexión es cuando Chopra le dice a Dawkins que ha firmado un pagaré en blanco en nombre de la ciencia y Dawkins está de acuerdo con ello: los mercachifles y sus metáforas (palabra que utilizan mucho al final del debate). ¿Hasta cuándo nos hipotecará el lenguaje la moral bancaria?

El idealismo no sirve para una mierda (Héroes Decadentes de FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Hoy presentamos:

El idealismo no sirve para una mierda

el idealismo no sirve para una mierda

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

Ganja, romance, bohemia. Eso era lo que había en aquellos años, cuando tenía una musa de carne y hueso. Cuando era joven y creía en un único amor.

Eran noches de humo ritual y promesas sinceras. Durante el día trabajaba horas perdidas a trabajar como publicista, sólo por darme el lujo de vivir cómodamente después de seis de la tarde. Pasaba todo mi tiempo libre en el limbo de las ideas y pensando las más idioteces. Vivía creyendo que todo era una gran comedia por la que me podía mover tranquilo. Después de todo era un payaso, un mimo, un artista de la burla y el silencio.

            Solía levantarme temprano para fumar antes de cualquier otra cosa. Luego del café analizaba las calles del centro sucio y maloliente, donde vivía para ahorrar en servicios y poder así gastar más en placeres personales. El centro contiene un ritmo diferente al resto de la ciudad. Sus calles son frenéticas, ruidosas, polvorientas, malolientes, sofocantes. Ahí los almacenes tienen las fachadas obstruidas por los vendedores informales, que venden desde calzoncillos hasta navajas chinas.

Solía despertarme antes que mi mujer, solo para verla regresar a la realidad, semidesnuda, con su pijama favorito: camisilla y bragas. Me gustaba contemplar sus nalgas desde el balcón, con el humo subiendo a mi cerebro. Era una buena vida. Tenía mis libros, una mujer preciosa. Trabajaba para pagar las cuentas, vivía tranquilo, con mucho tiempo libre.

Todo se fue a la mierda un mal día. Esos en los que las cosas inician y terminan mal. El día estaba nublado y fresco. “Buen día para cambios” pensé cuando salí a la terraza. En las calles el caos era generalizado. La selección de Francia había quedado campeón de fútbol -eso ya debió decirme que las cosas cambiarían-. Mi mujer había comenzado a usar un boxer de caritas felices. Ya no se le veían las nalgas. Hacía varias semanas que era así, pero ese día, entre el humo, la amenaza de lluvia y el ruido enloquecedor de la calle, comprendí que se nos había muerto la pasión. Nos habíamos vuelto monótonos, aburridos. Desayunamos en silencio huevos con tocino, tostadas y jugo de naranja. Yo la miraba con otros ojos, con los que ella venía usando desde hace un par de semanas. Ella lo comprendió y lanzó la bomba. Antes tomó lentamente su jugo, sin dejar de mirarme.

-Me voy. Estoy harta de tanto humo, de tanta somnolencia. Estoy aburrida de esto.

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El síndrome del pedestal (sexta entrega)

Les presentamos la sexta entrega de «El síndríme del pedestal»,  la novela escrita por Ernesto Zarza González (erzagon@gmail.com). Acá podrán leer el capítulo anterior.

descarga

VI.

 

-Fantasmas que rondan por el  Vestíbulo del Infierno de Dante-. Cobardía.

 

“Muéstrame un fruto que se pudra antes de estar maduro y árboles que se cubran diariamente con un nuevo verdor”.

GOETHE, ‘Fausto’.

 

            Eduardo Ortega estaba algo desesperado por la espera, aun cuando se tenía por alguien paciente; sin embargo, el convencimiento de que algo de valor podía obtener de las declaraciones que un pobre diablo como el que había aparecido golpeado le daría lo motivaba a resistir estoicamente la tirria que le tenía a los hospitales. Claro está que lo  interesante que veía inmerso en el asunto no radicaba en la golpiza que le habían propinado al insulso personaje que fue introducido en la sala de urgencias, ni en los aspectos relativos a la mísera o denigrante vida que podía llevar; mucho menos en la forma de ver la vida que tenía ese sujeto, a quien no dudó en tachar de simplón. Ortega pensaba, con una clara visión que se proyectaba más allá de las circunstancias del hombre, que detrás de todo el problema que tuvo el vapuleado personaje se escondía algo más, como sucede en los conventos en los que las monjas fornican sin parar con los curas que van a tomarles la confesión; no era la tunda que se llevó el marginado lo que le llamaba la atención, sino los datos que se podían obtener de sopetón de los protagonistas del suceso, por lo cual consideraba imperante hablar con el apaleado lo antes posible.

            Decidió dejar de lado la desidia y enfrentar al enfermero que quedó apostado en la puerta para impedirle la entrada, pero sus esfuerzos parecían inútiles. El hombre era intransigente, sordo ante las explicaciones que Ortega le daba respecto a la importancia de saber el motivo por el que el paciente había sido golpeado de esa manera tan atroz; ni siquiera el enterarse de que ese hecho debía ser conocido por la policía produjo efecto sobre él. El clima del hospital empezaba a hacer mella en su espíritu, por lo que procuraba sonsacarle algún tipo de información al enfermero, quien, emulando al guardián de ‘El proceso’ de Kafka, le cerraba las puertas ante un asunto de justicia. Unas náuseas sumarias aparecían en Ortega, hecho que no dejó de advertir el otro hombre.

            El periodista, aduciendo un mareo, convidó varias veces al sujeto que le taponaba la entrada a despejarse un poco y a fumar un cigarrillo en la parte externa del edificio, invitación que finalmente no le fue negada. Una vez estuvieron ubicados en un patio lateral, empezó la conversación con las trilladas fórmulas que imponen las normas de la cortesía entre dos extraños. Los comentarios relativos al frío que se sentía, a lo pronto que llegaría el pleno de la primavera, a lo cruel que fue el invierno, a la tranquilidad que traía consigo la benigna estación del año y otros por el estilo, concernientes al clima (típica fórmula de conversación que tienen dos desconocidos para iniciar una tertulia, por ejemplo en un ascensor), dieron paso a los que se referían al tropel de periodistas que llevaba días aglutinado en las puertas del hospital y a la incomodidad que le ocasionaban a los pacientes (quienes, de hecho, se veían obligados a serlo), al personal del hospital, a los médicos y a los visitantes. Ortega, llevando a cabo un método sutil, inducía a su interlocutor, sin que éste se percatara de ello, hacia lo que él quería; de a poco fue introduciéndose en el tema que le interesaba.

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Devenires corporales, la ciencia ficción de Floris Kaayk

metalosis

Hace unos días estuve compartiendo a través de mis redes dos cortos de Floris Kaayk que me llamaron la atención por el marcado interés que expresan por lo corporal desde una noción de la ciencia ficción como devenir (devenir máquina – devenir desintegración post-apocalipsis). He expresado en algunas ocasiones que para mí la ciencia ficción es un género del devenir, en ese sentido, escritores como Kafka serían autores de ciencia ficción desde una lectura como la de Deleuze y Guatarri  en  Kafka por una literatura menor.

El primer corto (devenir-máquina) es Metalosis Maligna.

 

A propósito de Metalosis, Elisabet Roselló hace poco lo compartió en su blog y escribió una reflexión desde la cibercultura cuya lectura recomiendo:

Cortometraje ‘Metalosis Maligna’, y la invasión de la tecnología en el cuerpo

 El segundo corto es «The Origin of Creatures», cuyas referencias tanto visuales como temáticas nos pueden llevar desde Las ruinas circulares de Jorge Luis Borges, hasta las películas de animación de Jan Švankmajer o los videos de Tool dirigidos por Adam Jones. En relación al cuerpo y la cibercultura, Luis Fernando Medina (@luscus9) nos invita a pensar en la importancia de la cooperación para crear un nuevo cuerpo social.

Más trabajos de Kaayk se pueden observar en su página: http://www.floriskaayk.com/

Vampiros da Corrogênese no Antropoceno – por Fabiane Morais Borges

Fabiane Morais  Borges sobre vampiros, imortalidades, morcegos e ruídos

 

 12 poemas de Federico García Lorca. Ilustrados por Gabriel Pacheco. Editorial Kalandraka.

Por:  Manuel García Pérez

 @ManuelGarciaOri

 

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  Las ediciones de Kalandraka siempre han destacado por su manierismo a la hora de encuadernar y de ilustrar sus textos dirigidos a los niños. Creo que este nuevo trabajo editorial que ahora nos presenta Kalandraka justifica la exquisitez de su oficio al otorgarle a los versos de Lorca una dimensión fantástica y paradójica, más allá de lo literario, porque las ilustraciones de Gabriel Pacheco dotan a los poemas de una lectura mucho más profunda.

El ritmo popular, las repeticiones y los estribillos de esos poemas y canciones infantiles que Lorca componía, heredero del acervo cultural que el folclore andaluz le proporcionaba, han inspirado unas ilustraciones con una reveladora influecia modernista, aludiendo a metáforas sutiles que los versos de Lorca reflejan con tanta delicadeza. Las influencias de Erik Johansson, Ofran Amit o de Tyson Grumm parecen estar en estos trabajos de Gabriel Pachecho cuyas texturas y colores destacan por su melancólicas figuras y por unos especios grises y apagados que contrastan con la belleza de las figuras y sus objetos, con la nostalgia y la fragilidad que desprenden poemas como Paisaje o Cancioncilla sevillana.

Por primera vez se reivindica un valor transcendental a estos poemas de Lorca que, aparentemente sencillos, demuestran la técnica eficaz y la hondura del poeta andaluz. Los poemas infantiles de García Lorca no son una obra menor y es precisamente la sensibilidad pictórica de Pacheco la que rescata ese valor enigmático, premonitorio y triste de los versos. Como si se tratara de mosaicos e iconos bizantinos, esas pinturas aportan su propio lenguaje, encierran su propia moraleja, consagran su personal acertijo a los poemas, logrando que pintura y palabra sean un solo lenguaje, un armónico conjunto de sensaciones que nos interroga sobre la infancia como un espacio en el que la inocencia también tiene su frágil consistencia en niños que son susceptibles a lo que sucede en el mundo, pues no deja de ser una vivencia premonitoria del dolor y la muerte.

Segundas Jornadas Internacionales de Ciencia Ficción

Buenos Aires

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata

Segundas Jornadas Internacionales de Ciencia Ficción

Buenos Aires, 6, 7 y 8 de noviembre de 2014

El Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires junto con las cátedras de Literatura Norteamericana del Departamento de Letras y de Literatura de los Estados Unidos del Departamento de Lenguas Modernas, ambas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, a partir de una iniciativa del Colectivo Internacional Middlebrow Culture, convocan a participar de las Segundas Jornadas Internacionales de Ciencia Ficción, que se realizarán en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre el 6 y 8 de noviembre de 2014.

Auspician:

Departamentos de Letras y de Lenguas Modernas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de la Plata;

CeLyC/ Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, UNLP-CONICET;

Asociación Argentina de Estudios Americanos.

Destinatarios:

Profesores, graduados, estudiantes e investigadores. Escritores, artistas y críticos relacionados con el género de la Ciencia Ficción. Aficionados y público en general.

Objetivos:

-Propiciar desde el ámbito académico la discusión, investigación y promoción de la enseñanza de las diferentes manifestaciones del género de la Ciencia Ficción.

-Promocionar el establecimiento de contactos entre investigadores y docentes que trabajan en el área; así como entre los productores y consumidores del género, impulsando el intercambio de lecturas, proyectos y experiencias con representantes de distintas disciplinas científicas y artísticas.

-Contribuir a la legitimación y jerarquización de los estudios del género.

-Actualizar las múltiples y diversas perspectivas teóricas desde las cuales se investiga el género.

-Revisar aparatos teóricos y críticos en vigencia y abordar el análisis de textos del género.

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¿Hasta cuándo esta inmortalidad? (crónica y necrológica)

Zeus in memoriam

Emperador2

Amigo, mi sentido pésame

L.C

De tan cretino, estoy por dar el último paso para precipitarme a la inmortalidad y soportar la humillación de vivir hasta siempre. La inmortalidad como negación de lo eterno; la prolongación de lo pasajero hasta el infinito.

Lo infinito y lo eterno son líneas paralelas que jamás se tocan. Así las condenó Euclides a cadena perpetua.

Tan perpetua como cualquier línea que en su interior contiene infinitos puntos.

Inmortalidad como la de Aquiles que corre tras la tortuga.

Agotamiento inmortal.

Lentitud inmortal.

A cada palada que cae sobre la caja de cartón, mi cretinismo crece y, con él, la condena de no morir jamás. El último montón de tierra ya hunde por completo el cuerpo de Zeus y, con ella, él le da la espalda a la inmortalidad. Le queda lo eterno, la putrefacción y el progresivo olvido de los que seguimos vivos. En la eternidad no es perro. Zeus no es Zeus, no tiene nombre ni nunca ha sido ni será.

Ellos viven menos años, muchos menos que los humanos, y muchísimo menos que las tortugas.

O.G

Y con la respiración frente al cuerpo carente de ella, los viejos cadáveres retornan, cada vez más difuminados, más habitantes de su anulación: olvidar todos los nombres para que jamás accedan a la inmortalidad; las obras sin muerte y los nombres que no fenecen son la condena a los vulgares o la tentativa de la vulgaridad y la ignomina para no dejarlos a merced de la eternidad.

Se renuevan los perros muertos.

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Golpea y corre (Héroes Decadentes de FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Vitola Rognini 

Art übber alles (Arte por encima de todo)

Raoul Duke

Hoy les presentamos:

Golpea y corre

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

A las once de la mañana de un día luminoso de primavera el calor del pavimento hace que el automóvil oscuro que se acerca a la distancia se vea como un espejismo materializándose de la nada. Un par de chicas con lentes oscuros, sandalias y en pantalones cortos, llevan camisetas de algodón estampadas con mensajes provocativos “Cum Closer”, “!Squeeze!” que dejan ver senos sin brasier. Recorren la acera mientras comen conos de helado. Unos skaters de cabello largo miran de cerca a las colegialas calenturientas cuando pasan junto a ellas. Las calles están mojadas por la lluvia de la noche anterior. Las llantas del Dogde Charger verde oscuro chirrían en las curvas mientras se desliza a cincuenta kilómetros por hora.

            Franz Vroc es un ítalo-americano de segunda generación. Lleva un bronceado oscuro, de un moreno mediterráneo, aunque en invierno pasa por el más caucásico de los mormones del barrio. Tiene el cabello castaño oscuro peinado con gel hacia atrás. Sus ojos café enrojecidos van ocultos detrás de unas Ray Ban Warfarer marrones y negras. Su cara bien afeitada le quita algunos años y le hace ver más juvenil. Tiene cuarenta años; lleva unos diez años haciendo esto, pero aún le sudan las manos cada vez que tiene un trabajo. Va en el puesto del copiloto. Se coloca sus guantes Forzieri de cuero negro, se acomoda la Desert Eagle calibre .50 plateada que lleva al lado derecho de la cintura. Revisa los seguros de los cargadores de repuesto. Carga la ametralladora AR-15 con supresor de destello y asegura los cinco cargadores de reserva con munición, prueba la mira laser contra el techo del vehículo, y deja ver una sonrisa.

           Rafferty Arango es moreno, sus padres nacieron en Cartagena de Indias, en el Caribe colombiano. Sus ancestros africanos y árabes parecen salir a la superficie con el reciente bronceado. Lleva puesto un pasamontañas negro sobre la cabeza, a modo de gorro. Usa unos guantes de tiro Leather Trac-pro de Browning con los que sujeta su escopeta preferida, una Smith and Wesson con cargador para 19 cartuchos y linterna. Echa un vistazo a las ataduras de las botas negras brillantes por el constante embetunado. Los cordones están asegurados con cinta de tela gris 3M. Desde el asiento posterior le dice a Henry Sabana -quien conduce- que le suba al aire acondicionado. Henry lo mira por el retrovisor y le dice que está al máximo. Adentro del vehículo hay un micro clima helado, pero los tres están insolados y la ropa les incomoda. Se remueven en sus asientos, pero nada cambia. Nunca olvidarán que mujeres, playa y alcohol deben ir combinadas con bloqueador solar. Le viene a la mente una escena en la que están junto a una piscina, con tres mujeres halándolos para que entren al agua. Las conocieron la noche anterior, en medio de una borrachera. Tiene un breve destello de los seis zigzagueando por las calles adoquinadas de la ciudad vieja, en Cartagena. Junto a la piscina, con lentes oscuros y bebiendo Mojitos, pasan por alto el hecho de que el bloqueador solar cayó al agua y se fue flotando al otro lado de la piscina. Ellos se tiran al agua y manosean bajo el agua a los sensuales traseros exuberantes, pero luego, uno a uno, salen exhaustos y buscan una silla reclinable. Cuando despiertan están insolados, enrojecidos como camarones por el frente. No hay chicas a la vista y las billeteras se han ido con ellas.

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