Archive | enero 2025

En torno a los primeros trece años de Milinviernos

El telar de las 13 cabritas del príncipe Mil Inviernos

Amanecimos íntimos llevando a cuestas todos nuestros muertos en estos 13 años de infortunio cándido.

Cucurrucucú palomitas que no vieron la noche

Hilar ha desnudado los otrora anhelos e intuye la luz del paraíso tejida en las mortajas

Nos dirán que aquilatamos lo más humilde de los poetas del XIX

Y os decimos: aquilatamos la humildad hasta hacerla piedra excremental de estos trece años como vampiros que hacen chorizo con las promesas rotas de los océanos magnánimos de la luna oculta de los presagios

Se nos fue la vida, y vivos quedamos por otros miles inviernos en trece mil años

Trece mil años trece fue la cifra del Dr. Penev

El onanista Miranda sigue atenta la vista esquizofrénica a nuestros horizontes invernales mientras un iniciado signa la frente y trae la mala nueva de que el alma es eterna como lo anunció el viejo palo de mangos

Tres mil años trece es la mirada conspicua del pirata muerto

Trece mil años trece es la niebla helada donde aúlla Mapanare

Las lecciones escolares de doña Carmen en su solar tameño anunciaban la desolación del futuro: “Es tarde, el dr Penev ha nacido”

Trece mil años trece fueron las mejillas del chiquillo que ronronea imitando a su gato

Rigoberta Menchú insufló su alma desencarnada

Trece, ¿qué te parece? Una eternidad que descubre la paja.

Y, con la paja, lo que será su cuerpo

Trece, la tristeza crece.

Trece mil años trece

Trece, dijo el mequetrefe, es decir, el hacedor de mundos

Trece, dijo el bromista: “agáchese pa que me las bese”

Una paloma tuerta cae muerta de sed y repite: trece para que rece.

Rece trece mil veces trece

Homenaje a David Lynch

Escuchaba a Gorecki y su oración a la virgen, me sentí triste, quizá por el sol y el frío, pensé. Entonces vi un estado de guasá con la cara de David y un fondo negro. Le avisé a Luis. Él, horas antes, lo homenajeó con un video clandestino que hizo en Transmilenio, aunque entonces no supiera que Lynch estaba muerto.
Te amamos, David

Siempre

 

https://youtube.com/shorts/ZQMSuGxLCzQ?si=qt3px9BsJf4L1OzD

 

Los orígenes de una novela. Conversación con Mikel Ruiz a propósito de “Los disfraces de la muerte”

Alguna vez me pronosticaron que a Mikel Ruiz (Chamula, Chiapas, 1985) lo perseguirían integrantes de esa entidad-comodín de México llamada crimen organizado porque en su novela, La ira de los murciélagos, abordaba el narcotráfico, el consumo de drogas y el crimen en un lugar como San Juan Chamula, cuya aura de misterio ha servido para que, por ejemplo, cobren la entrada al templo (lugar donde las efigies católicas se mezclan con velas, copas de pox y envases de Coca-Cola). La existencia de criminales lectores cuyos asesores literarios les comunicaran alguna novedad editorial donde se les denostara, restituía la importancia del libro como artefacto peligroso; por eso le pregunté su tuvo algún desencuentro y me contestó que jamás recibió una amenaza o, al menos, un comentario semejante a los que supuse.

La aparición de La ira de los murciélagos, sin embargo, ha suscitado opiniones. Fue la consolidación de Mikel como trabajador de una narrativa que comenzó con Los hijos errantes y ya cuenta con cuatro novelas publicadas; en 2024 aparecieron El origen de la nocheganadora del premio Nezahualcóyotl en 2023 y Los disfraces de la muerte. Sobre esta última charlamos.

Para escribir esta novela hubo, como en las anteriores, un proceso que llamas de investigación, ¿cómo fue en este caso?

-Comencé a concebir la novela cuando estaba escribiendo La ira de los murciélagos; Ponciano, uno de los personajes de esa narración, un día sale de su mansión y, al frente de ella, se topa con una estatua de concreto, que se supone que es la figura de un chamula tradicional, pero, en vez de un bastón de mando, tiene un cuerno de chivo[1]. Se me hizo muy raro que Ponciano tuviera una estatua que idolatrara y mi pregunta durante la escritura de la novela fue quién era ese personaje que tenía un cuerno de chivo. Era la representación de un hombre chamula tradicional y que Ponciano considerada un modelo a seguir. Yo no sabía quién era ese sujeto y, en el proceso de comprender a Ponciano, investigué a quién correspondía esa estatua y me acordé de la estatua de Chamula. Desde que tengo uso de razón siempre ha estado ahí y yo nunca pregunté de quién era.

Entonces, en una ocasión, fui a Chamula a ver de quién era, pensando que era la misma imagen que tiene Ponciano en su casa. Ya cuando estaba allí, vi una plaquita con la información de la estatua que dice que la puso un presidente de Chamula, en el setentaytantos, llamado Lorenzo Pérez Jolote, hijo de Juan Pérez Jolote. Y se me hizo raro porque Lorenzo Pérez Jolote fue uno de los presidentes más sanguinarios en Chamula; expulsaba a los que se volvían evangélicos, y ya desde ahí me dije: ¡Claro, Ponciano es evangélico y su familia fue expulsada de su paraje!

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