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la coca-cola del abya yala

 

 

Papis se masturbaba a lo loco y de puro loco llegó a Youtube, último remanso de la verdad oculta de los misterios de América. Le llamó la atención jalarse el miple en nombre de Huitzilopochtli  o Manco Capac. Pero tropezó con la hermosa figura de doña Ruth Rodríguez Sotomayor y, sin parar de sobarse su gusanillo,  advirtió que ella tomaba ingentes cantidades de coca-cola en una reunión sin parangón en la historia en la que también departían el insigne administrador, ilustre miembro de la escuela racionalista de Guayaquil, don David Cangá Corozo, y a su lado, un grupo de espíritus inquietos, investigadores de los arcanos y los meandros de la divinidad.

 

Doña Ruth se explayaba en sus perspectivas fenoménicas del continente Abya Yala como le dicen los indígenas bonitos del norte de este mundo bonito. Yo me pregunto, doña Ruth ¿cómo hace usted para sobrevivir a los alimentos ultraprocesados? Y me doy una respuesta:

 

USTED ES EL DOBLE DEL CHUPACABRAS.

 

Pero a diferencia del vecindario del norte, con los magufos como Campos o Parcerisa, usted ignora su fatalidad y por lo tanto no miente, usted expresa la verdad de la manera más ingenua y tierna que podamos ver: La de una maestra que está decepcionada porque sabe que sus estudiantes tienen la actividad neuronal de un paramesio.

 

Os dejamos con este diálogo cuya cota solo es equiparable a las mentiras platónicas. Y ahí sí, como Papis, Max Papis, el corredor de la fórmula kart: a correrse se dijo.

Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Episodios cotidianos es un conjunto de crónicas breves escritas por Francesco Vitola. Cada semana se presentará un nuevo episodio.

Mis pacientes

26/10/ 2021. Barranquilla, Colombia. Nunca contradigas a un loco; ayer domingo, mientras entraba a una sala de emergencias de Colsánitas, se me acercó un paciente psiquiátrico que me confundió con su terapeuta. Se dirigió a mí como «Dr. Andrés» y procedió a hablar en «hebreo». Otro lo habría tomado por un desquiciado imitando a un terrorista árabe, pero a mí me pareció interesante esa manifestación de espontaneidad. La situación me resultó clara desde que me rogó que lo escuchara, no es la primera, ni será la última vez que atraigo a un desequilibrado, a quienes mi presencia les calma en principio, pero que luego les altera o sobreestimula. ¿Qué otra cosa podía hacer?, me gana la curiosidad por escuchar lo que tienen para decir esas mentes anómalas creadoras de historias impredecibles.
Le pedí que se colocara la mascarilla, pero se negó porque «impedía que le llegara oxígeno al cerebro». Entonces le sugerí que tomara distancia para poderlo escucharlo sin riesgo de contagio; retrocedió dos pasos y comenzó a explicar, en castellano, que él era cristiano (algo que repitió una docena de veces en su monólogo). Le pregunté si lo habían diagnosticado, me dijo que desde los 16 años tomaba litio y que era bipolar. Hasta ahí todo dentro de lo normal. Pero en cuanto le pregunté las razones de su ataque de ansiedad comenzó a temblar y palideció: «me acaban de informar que soy judío, pero yo soy cristiano».
En sus ojos era evidente una crisis, ¿era pérdida de fe? Quise saber. Negó moviendo la cabeza y retomó el «hebreo» como lenguaje, que según luego explicó, se le manifestó de manera espontánea cuando le informaron de su origen judío. Miré a su padre; con el dedo índice se hizo un círculo en la sien. El señor de cabello blanco no se le había despegado en ningún momento, supongo que por antecedentes violentos (el paciente rondaba el metro ochenta, y aunque no era atlético, gozaba de cierta corpulencia amenazadora). Le solicité que volviera al castellano, «porque no tengo la fortuna de entender el hebreo», y fue entonces que me reveló que él sabía que yo también era judío, con ancestros polacos, y que por ende tenía que saber su idioma, sugiriendo que por genética estamos habilitados para hablar a voluntad, y de manera espontánea, la lengua de nuestros ancestros. Aquello me hizo gracia, porque a mi padre también lo habían creído polaco, así que con mucha simpatía le volví a pedir que regresara a nuestra lengua franca.
«Yo tengo el poder de ver los talentos de la gente, por eso yo sé que usted es un psiquiatra brillante, un hombre con vocación de servicio, y que además es usted políglota, como yo», dijo con una seriedad convincente. Preguntó si prefería que siguiéramos hablando en inglés, para demostrarlo. Le dije que no hacía falta, que prefería usar el español. Extendió su mano para estrechar la mía, extendí el puño y él lo chocó con su codo, pero su cara y cuerpo parecían querer el contacto, así que yo extendí mi mano y estreché la suya. Eso le hizo sentir bien y me dio un largo y cálido abrazo, cargado de afecto. En una situación violenta estaría perdido frente a un tipo de estas proporciones.
Ya más tranquilo me dio las gracias, yo sólo sonreí, y dirigiéndome al padre le pedí que lo escuchara, que eso lo calmaba. Se despidieron con gentileza, como debe sentirse un hasta pronto entre un paciente agradecido y su terapeuta.

Esperando nuestro turno (junto a mi hijo, al que el paciente había bautizado como Moisés) no pude evitar preguntarme si fue un error no seguir el impulso de estudiar psicología, ¿era esa mi vocación real? Desde el 2002 me lo pregunto.

El pájaro voló del nido de los cucos

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La procrastinación adquiere un estatus legal según nuestro código laboral: razón por la cual desde este mismo instante, esta empresa de sentido humano, brinda a sus trabajadores y colaboradores la posibilidad de una licencia temporal remunerada con ocasión del período de lactancia.

No habrá más masturbaciones pero sí olvidos (extracto de K-Pax, la novela de Gene Brewer)

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La tierra prometida no está en la Tierra; se enciende a nuestros ojos en las noches despejadas, cuando no hay un computador cerca que nos permita acceder a Yourporn y debemos salir a caminar y cancelar los roces genitales. Porque los alienígenas y sus  lejanos planetas evaporan las aflicciones que los psiquiatras convierten en locuras:

Además de autistas y catatónicos, en esa planta hay pacientes con diversos trastornos que tendrían problemas para relacionarse con los de las dos primeras. Por ejemplo, hay varios comedores compulsivos que devoran cualquier cosa que caiga en sus manos: piedras, papel, hierba, plata; un coprófago cuyo único deseo es ingerir sus excrementos, y a veces los de otros; y varios pacientes con problemas sexuales graves.

Uno de estos últimos, apodado «Whacky» por un alumno hace tiempo, se está masturbando a todas horas. Le excita cualquier cosa: los brazos, las piernas, las camas, los cuartos de baño…

Whacky es hijo de un prestigioso abogado de Nueva York  su exmujer, una conocida actriz de seriales televisivos. Por lo que sabemos tuvo una infancia normal, sin represiones ni abusos, tenía un tes eléctrico, jugaba al béisbol y al baloncesto, le gustaba leer y tenía amigos. En el instituto era tímido con las chicas, pero en la universidad comenzó a salir con una compañera de clase muy guapa. Aunque era alegre y abierta también era muy coqueta,  y le seducía sin llegar nunca «hasta el final». Loco de deseo, Whacky siguió siendo virgen, como Russell, durante dos interminables años; se estaba reservando para la mujer a la que amaba.

Pero el día de su boda ella se fugó con un antiguo novio que acababa de salir de la cárcel, y dejó a Whacky plantado en el altar (y a punto de estallar). Cuando le dijeron que su prometida había huido se bajó los pantalones y comenzó a masturbarse allí mismo, en la iglesia, y no ha dejado de hacerlo desde entonces.

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El grito de Munch, versión animada con banda sonora de Pink Floyd

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La conocida obra de Edvard Munch ha tenido diversas intervenciones hechas por otros artistas; la boca abierta, emulando el espanto de algo similar al vacío y la locura, ha convertido a ese sujeto que aparece en la pintura en un sinónimo del terror devenido locura.  Hoy les presentamos un cortometraje (hecho en una versión «normal» y otra navideña) dirigido por Sebastian Cosor y escrito por él mismo junto a Cosmin Sirbolescu. Este trabajo, además de reinventar la pintura, toma «The great gig in the skye» de Pink Floyd y la convierte en ese grito emanado por una suerte de fantasma lleno de terror que interrumpe una conversación casual sobre la muerte y el miedo o la indiferencia:

 

Del Acto Fiscal de la Marihuana a la prohibición en Colombia

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El cannabis ha sido cultivado, consumido y utilizado como psicotrópico en rituales alrededor del planeta. Sus usos y beneficios son también popularmente conocidos y han sido documentados tanto en la medicina oriental como occidental. Sin embargo, el cannabis no logró sobrevivir la batalla legislativa del siglo XX y su uso, su posesión y su venta comenzaron a considerarse como ilegales en la mayor parte del mundo. El cannabis se convirtió en un enemigo público y obtuvo el lugar privilegiado de ser la puerta de entrada al consumo de otras sustancias más peligrosas. Pero, ¿Cómo ha sido este proceso? ¿Cómo pasó el cannabis de ser una hierba medicinal y un psicotrópica ritual a convertirse en una amenaza pública generalizada? ¿Cómo ha sido este proceso en Colombia?

Historia ligera del cannabis

El cannabis, originario de Asia central y del sur, ha sido utilizado por una multitud de sociedades y civilizaciones alrededor del planeta tierra. Existe evidencia del uso del cannabis que data incluso del tercer milenio antes de Cristo, según lo indican semillas carbonizadas encontradas en un antiguo cementerio en la actual Rumania. En 2003, una canasta de cuero llena de hojas y semillas se encontró junto a un chamán momificado de 2500 a 2800 años de antigüedad al noroeste de china. También existen evidencias de que en pueblos como los hindúes antiguos y los sijs Nihang de la India y Nepal se utilizaba la planta. Así mismo, el cannabis también fue utilizado por los asirios quienes conocían sus propiedades psicoactivas y lo utilizaban para ceremonias religiosas. Read More…

El barrio Santa Fe: Las Paisas, Atunes y la Piscina, los Cuquitours y el comercio exclusivo (Entrega dos)

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El barrio Santa Fe comenzó a acoger el negocio del comercio sexual en la segunda mitad del siglo XX y también a hacerse a una reputación que lo llevaría a ser el hogar del grueso del negocio a principios del siglo XXI. En 2001 este barrio se convirtió en la primera y más grande Zona de Tolerancia de Bogotá. Gracias a esto, la alcaldía logró concentrar en un solo lugar el comercio relacionado a la prostitución y los establecimientos dedicados a ofrecer los servicios llamados de alto impacto de diversión y esparcimiento. Ahora en las cerca de veinte manzanas del barrio –ubicadas entre la avenida Caracas y la carrera 19 y la calle 19 a la calle 26—se alojan hoy la mayoría de bares, whiskerías, residencias y prostíbulos de la ciudad. Este tipo de comercio comparte espacio con casas de familia, iglesias, tiendas, supermercados, misceláneas, panaderías, talleres y restaurantes tradicionales del barrio.

Esta concentración del comercio relacionado con la prostitución ha generado una dinámica propia del barrio que lo hace diferente a los demás barrios de Bogotá. Alrededor de la prostitución se han delineado el paisaje y la arquitectura, se han rediseñado las casas, se han construido y transformado grandes edificios, se han cubierto puertas y ventanas y se ha desarrollado una estética particular. También se han marcado los espacios específicos para las prostitutas y han proliferado los cuquitours o tours eróticos, cambiando el tráfico. Así mismo, la zona se ha convertido en el espacio propicio para un mercado nicho: el de los productos exclusivos para el consumo de las prostitutas.

¿cómo es el barrio Santa Fe?

En las calles del barrio Santa Fe se percibe aún la belleza de su pasada gloria, construida y sostenida por las familias tradicionales que habitaban el barrio y que luego se mudaron a Teusaquillo, Chapinero y Usaquén. Entre los edificios nuevos cubiertos de baldosas de colores, de avisos de neón y de ventanas cubiertas de plástico refractivo, los talleres y el comercio del barrio sobreviven muchas de las casas que fueron construidas en la primera mitad del siglo XX. Algunas aún batallan allí para no convertirse en negocios, pero la gran mayoría se han transformado o han desaparecido para dar paso a los clubes, a las discotecas gigantes, a los pórticos y galerías que enmarcan a las filas de mujeres semidesnudas que allí se despliegan.

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De donde las paisas a Shangay, un paseo por el Santa Fe (Entrega 1)

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Desde hace varios años he venido haciendo el recorrido de la ruta del colectivo dorado que va desde el noroccidente de Bogotá hasta el centro. La ruta Metropolis-Germania la hace un bus pequeñito que sube por la calle 22 atravesando el barrio Santa Fe hasta la estación de las Aguas. Hace muchos años, a mitad de diciembre, iba yo en ese bus hacia el centro cuando un grupo de hombres se subió al colectivo. Eran unos siete obreros o carpinteros que salían de la fiesta de fin de año de la empresa para la que trabajaban y les acababan de entregar el bono navideño. Iban ya entonados, emocionados, llamando todos a sus señoras desde un solo celular para avisarles que se iban demorar porque iban a seguir tomándose unas cervezas con los compañeros. Obviamente no les decían para donde iban.

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RAÚL GÓMEZ JATTIN, a su sentido. Por Dixon Acosta

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Dixon Acosta es un nombre que resulta familiar entre quienes gustamos de la ciencia ficción y fantasía en Colombia, tanto por su aparición en “Antología del cuento fantástico colombiano”, como sus frecuentes colaboraciones en revistas del género como Quinta Dimensión, Alfa Eridiani y Cosmocápsula. Su afición a la literatura lo ha llevado a perpetrar otras tentaciones como la poesía. En esta ocasión publicamos un homenaje de Acosta a Raúl Gómez Jattin, ese poeta desaparecido cuyo valor en las letras de Colombia no fue reconocido sino en las postrimerías de su muerte, es decir, después de una vida de desgracia, que lo llevó a padecer una violenta locura, cuyo arrojo aleccionador  marcó  huella para siempre en el corazón de sus lectores.

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