Archive | agosto 2014

Dibujos animados soviéticos, aparentemente maricas y sospechosamente felices

Deja que te coja

En Cuba, las aventuras de esta pareja compuesta por un  perseguidor y un perseguido hecha en las entrañas del imperio soviético, se llamó «Deja que te coja» («Nu pagadi» en ruso): si bien en los países del caribe hispanoparlante coger no tiene las connotaciones sexuales que existen en México o el cono sur, al ver un episodio del lobo que busca engullir al conejito, no queda duda que, tras la cortina de hierro, el homosexualismo también estaba ataviado con la aventura infantil . Puede advertirse una ucronía donde el conejito se despose con Tom y el lobo con Jerry; casados, en justas nupcias, por la papisa  Bugs Bunny para así acabar con la crisis de los misiles con el beneplácito de los ya muertos Kennedy y Kruzchev. En todo lugar de la vieja guerra fría, se calentaban los motores de la confusión sexual y el dualismo genérico se iba derritiendo como los sueños comunistas de tanto soviético que aún creía que la salvación era Stalin. Todos murieron menos la perdición, ni los soviets ni los neoliberales nos salvarán de morir en la ignominia. Y, mientras ello ocurre, la muerte quiero decir, miremos un poco de estos dibujos animados comunistas. ¿Alguna vez el lobo cogerá al conejito? ¿Tendrán hijos? ¿Las orejas del crío serán de canino o de roedor? Todo un visado de un mundo feliz que, al parecer, jamás ocurrió.

 

 

El síndrome del pedestal (segunda entrega)

Por Ernesto Zarza González

(erzagon@gmail.com)

AlexanderGlazounov

Esta es la segunda entrega de la novela «El síndrome del pedestal» (acá podrán encontrar la primera parte):

II.

Suenan acordes de la “Apoteosis de las flores”, autoría de

 Alexander Kostantínovich Glazunov.

 

“Estamos en un mundo tan singular que el vivir sólo es soñar”.

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA, ‘La vida es sueño’.

            “El frío invierno había llegado a su fin; por todas partes se respiraba el encantador aroma de la naciente primavera, un hálito que se transportaba, como salido de un sueño, de manera enigmática, similar a los sortilegios que ha de salvar quien se encuentra dispuesto a lograr algo; la alegría parecía ser inoculada por las flores y las aves a los contornos, hecho por el cual parecía que en la gente el instinto del amor puro hacia los demás prevalecía por encima de todo. La belleza humana y el esteticismo producto de lo hermoso se acoplaban con las flores que vanidosas se exhibían, como si de un desfile de fragancias y de colores en el que las principales estrellas hacían esperar y desesperar a sus fieles seguidores. Era como si todo lo que de malo hay en la humanidad hubiera desaparecido como por ensalmo, dándole paso a los más puros sentimientos, aquellos que necesariamente han de ser sacados a flote si esperamos llegar algún día a vernos como hermanos, sin distingos de raza o de los jactanciosos convencionalismos que tanto nos desligan. Parecía que la gente se dejaba contagiar el extraño encanto, por lo que, en vez de caminar por los andenes, flotaban dejándose llevar por el viento, cual entes angelicales, por los nebulosos senderos de lo intangible, mientras los gorriones y los demás pájaros cantores, aleccionados por el dulce olor de los jazmines y su cohorte de vestales, les indicaban con su cadente canto el compás que debían seguir para que olvidaran aquella desagradable cacofonía de antaño, que los ahogaba en un mar de putrefacción y que alejaba al hombre de los más bellos pensamientos y de las más excelsas pasiones. Los ojos de los humanos dejaron de lanzar miradas de odio, la lascivia se borró de sus facciones; la ira de sus mentes no se apoderó y el odio de sus corazones se alejó. Había llegado la primavera, época de enamorados y de encantos, de dulces fragancias y de cantores, de terneza y de frescura, de resurrección y de armonía…”

            – ¡Hombre, ya basta! -exclamó Enrique Salas, como sacudiéndose del letargo modoso en el que la lectura lo había sumido, a la vez que cerraba de sopetón el libro que tenía en sus manos- Coincidirá conmigo en que esto es una bazofia. El tipo que ha escrito esta bisutería no puede ser tan cínico como para creer que ha hecho mérito alguno para que se continúe con su lectura. Me parece de lo más pueril y cursi que he leído.

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Desde el futuro se escribe

 

Por Fernando Suárez-Obando

Vía brazodesofa.blogspot.com

Futuro

Ayer caminaba por la tercera hacia la avenida de las Perlas, cuando vi que Yo mismo bajaba desde la avenida de las Perlas hacia la calle del Rosal, Yo subía por la tercera y Yo bajaba por la tercera.

Yo, que caminaba hacia Rosal, lo hacía con frescura, pero algo rengo, un poco más lento que de costumbre, mientras Yo, que subía raudo hacia las Perlas,  tenía prisa, ansioso por cumplir con el horario.

Yo-Rosal medía cada paso con parsimonia, tenía la mirada opaca y el pelo escaso, canoso y sin brillo. Yo-Perlas sentía la brisa en mi pelo largo y acariciaba con la mano  mi barba negra y espesa. Yo-Rosal, también tenía barba, pero blanca y descuidada.

A la mitad de la cuadra nos encontramos, me reconocí de inmediato y Yo-Rosal me reconoció al instante, nos reconocimos, una mirada, unos segundos bastaron para saber que él es mi futuro y Yo soy su pasado, él es lo que seré y Yo soy lo que fui.

Yo desciendo hacia el Rosal, Yo asciendo hacia las Perlas. Tuve miedo, pensé que como materia y antimateria chocaríamos y desapareceríamos del universo, no me toque, no me toco, su línea de tiempo permaneció en paralelo, solo la mirada entre dos épocas.

Estuve tentado a preguntarle, a preguntarme, como sería el futuro y supe por su mirada, la de Yo-Rosal, que el Yo futuro quería saber, porque fui un joven tan miedoso.

Sostuvimos la mirada por un instante eterno, callamos, silencio, sin preguntas, es mejor no saber del mañana ni reprochar el pasado,  seguí hacia Rosal, seguí hacia las Perlas.

"Trata a la escritura como si fuera un Dios" es el mandamiento de Alan Moore

Alan Moore

Moore recuerda que cuando William Burroughs murió, J. G. Ballard dijo: «él es el último, verdadero, escritor, y nos deja con sólo una carrera de novelista».

Esta fuerte crítica le sirve a Alan Moore para hacer la diferencia entre escritores de carrera, los que encontraron la fórmula comercial para sus libros, y los verdaderos escritores que siempre están en exploración de técnicas, de nuevas revelaciones. Pues para Moore, en cuanto alguien se detiene, está satisfecho con su trabajo, está muerto creativamente (El auto-corrector me pone: cretinamente… esas son fuertes palabras de la máquina, no de Moore, pero no por ello menos ciertas)

Tres días y medio en la LonCon3

Prontuario de la escritora española Cristina Jurado en la convención de ciencia ficción Loncon3 ocurrida este mes de agosto, en donde cuenta sus encuentros con reconocidos escritores, editores y personajes del fandom del mundo entero.

¿Por qué luchan los pobres en Colombia? los documentales de Marta Rodríguez y Jorge Silva

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La lucha siempre es por el territorio. Esta es la idea que intentaron mostrar con vehemencia Marta Rodríguez y Jorge Silva en los documentales que produjeron juntos desde el final de la década de los sesenta hasta la muerte de Silva en 1987. En sus filmes los documentalistas muestran las historias de personajes pertenecientes a las clases bajas trabajadoras colombianas quienes luchaban para no desaparecer y conservar un lugar en el territorio en el que se arraigaban sus costumbres, sus trabajos y su cultura. Durante los años que duró su colaboración –tanto profesional como sentimental– la pareja produjo documentales, mediometrajes documentales y cortometrajes documentales enfocados en la población indígena marginalizada, los obreros empobrecidos y con sus familias desplazadas y los trabajadores de las zonas rurales.

La primera de las colaboraciones de Rodríguez y Silva fue Chircales un mediometraje documental producido entre 1966 y 1972. El mediometraje retrata la vida de una familia que vive y trabaja en el barrio Tunjuelito de en el sur de Bogotá.

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Presunción humanoide

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He renunciado a ti
como lo hace el mendigo
ante el juguete caro
que llevaría a su hijo
En la voz de José José

Cayó con el traje puesto y las decepciones necesarias para fijar la mirada en lo que ocurre al otro lado de sus anteojos negros.
Una mirada de alguien o algo más, unos ojos adjudicados y pintados sobre esa placa blanca y humanoide que un hacedor, humanoide también, le otorgó sin propósito alguno: como los pájaros apostados en los cables de la ciudad.
Sin la solución del sueño ni la discontinuidad de los mortales brotan los días y las noches y no pasa nada pese a que digan que ha pasado todo: como el sarampión (¡Oh pequeño sarampión/ a nadie matas/ a todos enfermas!).
Bien lo dijo un transeúnte borracho que le conversó una tarde húmeda:
– No me ha pasado una mierda pero mire cómo estoy de vuelto mierda.

Y, si los demás murieron por haber nacido sin vivir, él adolece de eternidad reciclable; alguna vez, en muchos años, flotará por el mar y verá discurrir a los peces que también respiran para morir. Quedará atrapado, junto a delfines y tortugas, en una inmensa red de plástico y será parte del golfo de una isla de basura y flotará hasta un postrer incendio, cuando el resto del planeta también sea tragado por las llamas: como las llamas  engulleron a La Paz y Puno y luego mugieron imitando a vacas viejas.

Fue enviado como cirujano o paciente y, en ambos caso, padece la resaca de no tener resaca ni un solo recuerdo que recrudezca su un asomo de desdicha. Porque, salvo por el Asperger vinculado a su irrefrenable deseo de masturbarse, no hay más afección.
Los que esperaron a Godot tuvieron la certeza de que algún día iban a morir pero él no ha nacido y no perecerá.
Cuando ya esté calcinado junto a todo el planeta, su espera continuará aunque sus formas hayan pasado por dispares metamorfosis, transformando a su espera en algo limítrofe con la nada sin ser nada o no ser nada.

Book trailer de Mañana es Halloween de Israel Moreno

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«Mañana es Halloween» (2014) es la  primera incursión en el mundo literario  de Israel Moreno y está inspirado en un guión de un largometraje que escribió y nunca filmó. Esta es la mejor manera de conocer esta tétrica historia inspirada en el filme de culto «Truco o Trato» (2007) de Michael Douguerty. Actualmente trabaja en la la preparación de nuevos cortometrajes para debutar como director, un nueva novela de ciencia ficción de literatura Juvenil y ya ha comenzado la escritura de la secuela directa de su primer libro: «Hoy es Halloween» que publicará en Junio de 2015.

Este libro está ilustrado por  Mike Villalba y se puede conseguir para kindle en: 

http://www.amazon.es/dp/B00M0D6C02/ 

Mayor información   en:

www.lapandilladelmonstruo.com

www.twitter.com/pndillamonstruo

https://m.facebook.com/profile.php?id=1437289456545583  

El síndrome del pedestal (novela por entregas)

Por Ernesto Zarza González

Goya

El escritor Ernesto Zarza González nos ha permitido publicar su novela «El síndrome del pedestal» por medio de entregas que haremos todos los sábados.Este es el primer capítulo que, esperamos, disfruten:

DEDICADO A:

Los mismos de siempre. Sabemos quiénes Somos.

Un cura del colegio, quien pretendía confesarme a la fuerza.

Las mujeres que me rechazaron y a las que no me prestaron atención.

 

ADVERTENCIAS:

Esta novela no contiene tantas palabras soeces, tanto sexo explícito ni tanta violencia desmedida como los dibujos animados de hoy: no es apta para niños de cualquier edad.

La inquieta imaginación del autor originó, en un acto creador, las características y la personalidad de cada personaje. Si alguna persona se ve reflejada en la novela, no hace más que afirmar su egocentrismo.

 

 

“Los libros no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos. Cuando cogemos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué quiere decir”.

UMBERTO ECO, ‘El nombre de la rosa’.

I

 

-Fantasmas que rondan por el Infierno de Dante-. Círculo séptimo (Violencia), Aro I: Violentos contra el prójimo. Homicidas.

 

            “Todo lo que nos rodea, todo lo que vemos sin mirarlo, todo lo que rozamos sin conocerlo, todo lo que tocamos sin palparlo, todo lo que encontramos sin distinguirlo, ¿tendrá sobre nosotros, sobre nuestros órganos y, a través de ellos, sobre nuestras ideas, sobre nuestro propio corazón, efectos rápidos, sorprendentes e inexplicables?”

GUY DE MAUPASSANT, ‘El Horla’.

 

            A manera de ser llamado por gritos que no tienen dueño, así deambulaba por la calle que simulaba un caudaloso río en medio de dos acantilados de edificios, tan rojos como la sangre y tan turbios como los pensamientos de quien acaba de cometer un asesinato. Las figuras de las estructuras de cemento se erguían rígidas, como las cruces en que fueron sacrificados los ladrones que acompañaron al Cristo, y de sus fachadas se asomaban rostros que le recordaban al homicida la imagen de quien fuera reconocido, hacía pocos momentos, como un ser vivo: las ventanas eran los ojos que lo miraban con reproches y las puertas las bocas que expelían las sentencias por las cuales se reconocía su culpabilidad.

            El cielo, colorado y complicado, lanzaba al hombre reiteradas muestras de protesta: se sentía insultado al tener que recibir con sus amplios colores a aquel que manchó sus manos con el líquido vital de un semejante; ora rugía de la misma forma en que lo hacía en los días de violento arrebato, ora se cerraba sobre él como lo pudieron haber hecho las virulentas aguas que se tragaron al ejército de Ramsés el Grande cuando éste iba persiguiendo a los israelitas. Y el hombre, asustado, temblando con arrebatos de terror, intentaba esconderse de la furia de los elementos envolviéndose en las puertas de los edificios, ocultando su cara y su cuerpo al empíreo que lo estaba importunando de una manera tan aberrante y terca.

            Pero es bien sabido que las culpas se cargan como fardos de conciencia que doblan con su peso la columna vertebral de quien las lleva dentro de sí. El hombre, incapaz de encontrar un refugio seguro que lo librara de las Furias que con tanto ahínco lo acosaban, gritaba contra la providencia por la mala ventura que lo llevó a cometer el crimen. Las palabras salían como ráfagas de su boca, pidiendo perdón a diestra y siniestra, hacia arriba y abajo, a todos los puntos cardinales y a todas las direcciones del firmamento. Su desesperación lo llevaba a tomarse la cabeza con las manos y a tirarse de la manera más ruda la negra cabellera que la adornaba, mientras que sus gritos hacían que su garganta se sintiera herida, tanto como lo estaban sus rodillas, que soportaban todo el peso de un condenado que se flagelaba en el suelo como señal de contrición, la carga de un sentenciado que se magullaba sin sentir el menor dolor físico. El peso moral que insidiosamente lo castigaba lo forzaba a olvidar todo lo relacionado con su cuerpo, como si este no fuese más que una quimera que desease dejar de lado y, con ella, al brutal acto que acababa de cometer.

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PERROS EN EL BRONX

Heidegger, el pastor del mundo

Heidegger, el pastor del mundo

PERROS EN EL BRONX

Por Pedro Sánchez Merlano

 Como dijo el coquero, te pensaré entre líneas.

 

A los perros les encantaba inhalar cocaína, su olfato exacerbado potenciaba los efectos del estimulante. Era la fórmula de amor perfecta para no ver soluciones a algo tan terrible como es vivir. Los pescados patrullaban la zona. Como todo policía, los pescados eran cadáveres de sueños que nunca pudieron verbalizarse. Los cantos de los gallos en el fondo de la gallera exclamaban cómo la soledad se acostaba en la mesa de cada uno de los habitantes del Bronx.

Picaflores Fernández se aprestaba a vender la última bicha de bazuco en la taquilla de Homero, su alegría consistía en que a punta de barbitúricos había logrado olvidar su amor. Y ahora en su cabeza solo reposaba los cálculos del bazuco que debía trocar por monedas.

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