Gran fiesta del duende en la librería El Reino en Bogotá
Invitación
En el marco del 18º Festival de Libros para niños, niñas y jóvenes, ¡ven y únete a la fiesta mágica del duende en El Reino!
El duende bibliófilo, aficionado a los libros y la magia, te invita a una mañana inolvidable de diversión y lectura.
Actividades
1. Búsqueda del libro perdido: El duende ha escondido un libro mágico en la librería. ¿Podrás encontrarlo?
2. Lectura de cuentos: El duende te leerá historias emocionantes de aventuras y magia.
3. Taller de ilustración: Crea tus propias ilustraciones mágicas con materiales especiales.
4. Juegos de palabras: Descubre palabras mágicas escondidas en los libros.
Premios y sorpresas
– Un certificado de «Duende Bibliófilo» para los que completen las actividades
– Una sorpresa mágica para el ganador de la búsqueda del libro perdido
Fecha y hora
Sábado, 26 de octubre, 10 am – 12 pm
Lugar
Librería El Reino. Cra 49 #93-86
Vestimenta
Trae tu mejor atuendo mágico (opcional pero recomendado)
¡No te pierdas esta oportunidad de unirte a la fiesta mágica del duende en El Reino!»
Los vaivenes de la mano. Por Daniel Maldonado
Es eso lo que soy. No fui a la universidad, no tengo título profesional que avale lo poco o mucho que sé sobre mi oficio. Desde luego que escribir es lo único que hago. Es mi trabajo o, para ser mucho más preciso, se trata de un acto —sí, es eso, un acto con el que busco que emerja algo, una cosa distinta de lo que es— que no me tributa mayores ganancias (en realidad no me tributa ninguna en términos monetarios) y que, encima, me consume, me obsesiona y me aísla de los otros.
Se trata de un trabajo; el único que sé hacer. Pero lo anterior es más bien falso porque para trabajar, uno necesita ser medianamente competente. No sé si yo lo sea. Así que corrijo: escribo porque es lo único que creo que sé hacer con cierta competencia. Lo decía Garibay: el hombre es, quiéralo o no, su oficio.
No sé si escribo bien. A estas alturas, viejo y cansado como estoy de darle vueltas a ese tema, poco importa. Poco me importa a mí.
No me toca, lo tengo claro, hacer balance crítico de mi propia obra. Aunque, a fuerza de ser sinceros, lo he venido haciendo desde el primer libro, el primer volumen de cuentos que escribí.
Escribo, entonces, porque es lo único que creo que sé hacer, a pesar de mis dudas, titubeos, inseguridades. Pero advierto ahora lo siguiente: quien escribe no pretende exhibir, al menos en principio, las inseguridades, las dudas y los titubeos que signan su derrotero existencial. El escritor no es (sólo) un traductor de sí mismo, de su vida. Escribir no supone desplazar de modo fiel al dominio de la página los andares diarios, las actividades realizadas a lo largo de una jornada. El signo no es prisión, no tendría que entenderse como cárcel.
Una conferencia de Jameson, ahora que está muerto
Tenía en la boca una paja y dije abulia
Saul Goodman
Murió el tocayo grande de nuestro James: Jameson, el Jameson de la utopía.
CREATRIX, EL CUENTO.
CREATRIX EL EXPERIMENTO DE LA VERDAD SOBRE LA FICCIÓN.
Por Luis Cermeño
(2024).
Ramón Solórzano se puso el casco de fabricación micótica. Este adhería a la piel efectivamente. El cuerpo y el micoide creaban una simbiosis perfecta. Era su último invento, su gran aporte a la informática. Después de graduarse de derecho, se sentía completamente insatisfecho y fue cuando encontró en los hongos alucinógenos su refugio, su aliado y posteriormente, su modelo de negocios. Comprendió que había un nicho en su consumo, tanto recreativo como para investigación. El cultivo era relativamente fácil y contaba con la facilidad de un predio en el campo a las afueras de la ciudad.
El modelo del casco era ambicioso porque pretendía encontrar la piedra angular de la psicodelia: el control del vuelo. Había conocido a Gerardo en ese proceso. Gerardo era un muchacho que acampaba en un parqueadero en Villa de Leyva, y después de un largo proceso de meditación, se sentaba en flor de loto y consumía uno a uno los hongos, y se quedaba toda la noche en esa posición, con total control del viaje. De él aprendió las técnicas más evolucionadas para manejar el trance y se ideó la manera de programar una consola hecha a partir de setas, de modo tal que el jugador al ponérsela en forma de sombrero se identificaba tal cual como un hongo humano.
El micelio era la interfase del juego, la consola era el casco y el cerebro de la persona que se conectaba a través de la epidermis se volvía el controlador. Lo difícil era no perder el cerebro y manejar lo que llamaban «el pánico». Para ello se ingería una pastilla llamada Mosca, ideal para mantener la cordura.
Esta plataforma de juego, llamada inicialmente FIESTA, en que la alta tecnología convergía con el reino fungi estaba en fase experimental, y Ramón por lo general se entretenía más en los recovecos legales de la implementación, debido a su formación en jurisprudencia. Los aspectos más elaborados de programación se los dejaba a un equipo de técnicos y en el terreno de la investigación sobre los hongos estaba asesorado por Gerardo, quien últimamente estaba en un estado de sabiduría más «evolucionado» -según sus propias palabras- .
Para la prueba inicial llamaron al famoso Barreno para probar su dispositivo.
— Lo que ustedes pretenden es drogarme con tecnología.— bromeó el Barreno.
— Queremos llegar al fondo de la verdad sobre la ficción. Queremos que pruebes FIESTA con el juego que hemos desarrollado: CREATRIX. En realidad, no es un mundo inventado; solo cogimos una fracción del universo psicodélico y la hemos arrancado para que nuestros jugadores puedan entrar en una aventura controlada en medio del caos— Contestó Geraldo, sabiamente.
— Evidentemente, mi chato, esperamos que esto no nos genere un problema de patentes— refunfuñó Ramón, tocándose la gran calva.
Barre… barre… barre… barre barre… Barreno se perdió un momento.. fue como si se hubiera borrado del laboratorio y lo hubieran abducido de la realidad.
— Atravesó la tela de la realidad que conocemos y entró al micelio — Dijo Gerardo, riendo.
— ¿Esto constituirá un crimen en nuestra jurisprudencia?— Preguntó Solórzano. Su calva se puso roja.
— Eso no importa. Ahí vemos que otra vez se está desvaneciendo. Mejor dicho, estamos observando que no lo observamos aunque permanece.
Barre barre barre barre barre. Bailaba. Era una danza entre dos estados: permanecer o desaparecer. Daba un paso y desaparecía. Otro paso y aparecía.
— Soy Barreno y estoy barriendo con la noción de la realidad. — Dijo Barreno, entre risas. Mientras se sujetaba cada vez más duro a ese casco que le daba forma de un hongo con extremidades.
— Ahora debes crear la realidad, con tus extremidades. — Dijo Gerardo, que era el único que comprendía lo que sucedía.
Empezó por construir el amor. Después siguió el cielo, la tierra, y la naturaleza. La esperanza y la desesperación llegaron por él. La sangre sobre la nieve.
— ¿Qué es la CREATRIX? – Preguntó Barreno. Mientras aparecía y desaparecía, en el juego de la Génesis.
— La primera vez que se registró su uso fue por el poeta isabelino Richard Barnfield, para describir el amor que sentía Zeus por los abrazos de Ganímedes. — Dijo, con tono catedrático Gerardo. Pues hasta el momento pocos conocían que en su vida pasada había sido literati.
Así fue mi amor, así fue mi Ganímedes,
(El cielo es alegre, el mundo se maravilla, el trabajo más bello de la naturaleza,
En cuyo aspecto acechan la esperanza y la desesperación,)
Hecho de sangre pura en la nieve más blanca,
Y porque la dulce Venus sólo formó su rostro,
Y cada uno de sus miembros delicadamente enmarcados,
Y por último le LLAMÓ Ganímedes.
Sus miembros (SU CREATRIX) su abrazo,
Pero en cuanto a su mente pura, moteada y virtuosa,
Porque brotó de la casta sangre de Dianaes
(Diosa de las Doncellas, directora de todo bien),
Es totalmente inclinado a la castidad.
Y así es: hasta donde puedo probar,
Quiere ser amado, pero no amar
Barreno se encogió y empezó a gritar atormentado:
— Suéltenme, no puedo. Me está consumiendo.
Un charco de sangre empezó a brotar debajo del casco, y lo que se vio fue un hongo herido del que brotaban ríos de carmesí.
En realidad, el control es una ilusión. Reflexionó Ramón mientras era conducido a la celda carcelaria.
Una vez instalado allí, se puso el casco de fabricación micótica y sintió cómo el juego del génesis, que alguna vez llamó Creatrix, se volvía a reproducir en sus sueños de jurisprudencia.
Gerardo, que lo acompañaba en la prisión, le dijo:
— la verdad sobre la ficción es que no la podemos controlar. La creatrix fue mi mejor ilusión.
Ambos parecían un par de hongos acostados en el frío suelo de la celda jugando con sus consolas FIESTA.
No es más que un hasta luego, Giorgio El Pirata.
La única vez que vi llorar a pirata fue al escuchar «Aud Lang Syne», mientras me contaba en la librería El Reino, la historia más fantástica que presenciaron los antiguos: los niños y mujeres de Lemuria, tras escuchar de los sabios la noticia del fin de su civilización, se postraron frente a una gigantesca roca, se tomaron de las manos y entonaron el himno:
Búho protector. Por Eduardo Briones
Papá nos compró una pequeña mesa de estudio, la colocó cerca de la puerta de entrada a la casa para que mi hermano y yo hiciéramos la tarea. Aun hoy la recuerdo. Los dos hicimos de ese lugar el punto de encuentro de las confidencias, las ficciones y el amor fraterno entre matemáticas, español y dibujo.
Todas las tardes después de llegar a casa y comer los deliciosos preparados de mamá, Carlitos, mi hermano de apenas siete años dibujaba animales en hojas tamaño oficio que le proveía para saciar sus dotes de pintor «surrealista», esta era la única forma en que me dejaba hacer la tarea sin travesuras. Una tarde, mi hermanito dibujó un búho bebé, un mochuelo de mirada profunda, alas abiertas, lleno de plumas con matices grisáceos, con un pico raro en forma de gancho, sobre una de sus garras una mancha roja que contrastaba con el animal, mancha donde mi hermano colocó su firma.
Todas las tardes pasaban con tranquilidad, sin embargo, nada es perfecto, mucho menos cuando la maldad ronda el vecindario. A varias cuadras de la casa, en el Banco Internacional, un robo se suscitaba. Un cártel de la droga se baleaba con la policía. En franca persecución, los gendarmes correteaban a los narcos a tiros, al pasar por nuestra casa, una ráfaga de plomo se entregó sobre el pecho de mi hermano, mientras otra se encarnaba en mi hombro.
Desperté cinco días después en el ala de cuidados intensivos del Hospital General de mi ciudad, logré ver a mi padre sentado a mi costado, mientras mi madre dormitaba en una silla. Al retornar a la conciencia les pregunté quejumbroso:
−¿Y Carlitos, papá? ¿Cómo está mi hermanito?
Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola
Rigor autodidacta
- Es importante que los jóvenes cuenten con un Estado de la cuestión personal e intransferible
- Es recomendable estimular dinámicas de autoconocimiento intelectual (tipo de personalidad, inclinaciones vocacionales, temas de interés) entre infantes y jóvenes.
- Los test de perfilado profesional son guías no concluyentes, y lo que es más importante, si la persona no puede acceder a la universidad se desperdicia su talento, relegando las inclinaciones vocacionales a lo «que pueda encontrar». Con el rigor autodidacta, estés matriculado o no en una carrera, podrás organizar un sistema de estudio.
- En la medida que los jóvenes comiencen a buscar respuestas a cuestiones personales e intransferibles, aumentan las posibilidades de elegir profesiones que satisfagan su curiosidad innata, y por tanto, los problemas de la falta de motivación serán siempre pasajeros. Cuando haces lo que te gusta, no trabajas, disfrutas.
IV Congreso Internacional Verniano, Colombia 2024
Lunes 29 de abril de 2024
Salón Jorge Isaacs de Corferias, Feria Internacional del Libro de Bogotá
Descripción del evento: Contribuir al estudio, investigación y difusión de la obra de
Julio Verne.Propiciar el conocimiento de su obra y su relación con América y
Colombia y Generar espacios de estudio, difusión y conocimiento de su obra en
centros educativos, con el propósito de incentivar la lectura, la investigación y la
creación literaria.
Aforo aproximado: Sala Jorge Isaacs
Fecha: 29 de abril de 2024
Jueves 2 de mayo de 2024, sesión de la mañana
Museo Naval del Caribe, Cartagena de Indias
El programa final del IV Congreso Internacional Verniano a celebrarse en Cartagena de Indias entre los días 2 y 4 de mayo de 2024 es el siguiente:
Comentario a La derrota de los Replicantes. Novela inédita sobre IAs de Antonio Mora Vélez.
“La poesía tiene que ser humana, si no es humana no es poesía”.