El proceso en clave de Crimen y castigo. Por Guillermo Sánchez Trujillo
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«Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque, sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana.» Estas primeras líneas de El proceso son responsables de que la mayoría de los lectores consideren inocente a Josef K., quien probablemente fue víctima de una calumnia, aunque la expresión «Alguien debió de haber calumniado a Josef K.» no es categórica y queda la duda, la primera de muchas que Kafka irá sembrando en la novela, sin que sea un problema de estilo, sino una necesidad narrativa porque El proceso es la reescritura furtiva de Crimen y castigo, con el fin de narrar y ocultar al mismo tiempo una historia íntima y secreta que da sentido al universo estético de Kafka, del que la novela de Dostoievski es el código y la llave.
No se puede creer sin más lo que dice el esquivo narrador de El proceso ─ni las palabras de los personajes, especialmente las de Josef K. ─, obligado a engañar al lector para no ser descubierto en flagrancia, pues, como decía Kafka ─él sabía mejor que nadie de qué hablaba─, «la clave de un enigma es que permanezca siendo un misterio». No es de extrañar entonces que, en esta novela, en la que todo es un acertijo, los lectores permanezcan a oscuras todo el tiempo.
Para no ir lejos, el personaje de la anciana que aparece en el primer párrafo de la novela no parece importante porque nada se dice de ella, pero su extraño y desmedido interés en la detención de K. obliga a preguntarse qué papel juega en la historia. Sin duda, un papel importante, pues no se entendería que un escritor cinematográfico como Kafka desperdiciara la primera escena con un personaje innecesario o superfluo. Además, hacia el final de la novela, cuando Josef K. entra en la catedral y recorre las dos naves laterales, nuevamente ve a la anciana que, envuelta en un manto, de rodillas contempla una imagen de María. La presencia de la anciana en la catedral hace aún más enigmático este personaje, quien nunca revela su secreto, por más que se lea y relea El proceso.
En cambio, la escena del plano-contraplano de la anciana y K., en la que se observan mutuamente, acompañada por el sonido de la campanilla en clave de Crimen y castigo, de inmediato evoca la escena del plano-contraplano de Raskolnikov y la anciana cuando, tras tirar del cordón de la campanilla del apartamento de la anciana, esta lo observa por la pequeña abertura de la puerta entreabierta, con manifiesta desconfianza. De modo que la escena inicial de El proceso, leída en clave, es una alegoría, la primera de muchas, que trae a la mente el crimen de Raskolnikov.
Mediante un corte, Kafka pasa de la escena inicial al capítulo (3,II) en el que Raskolnikov, después de cometer el crimen, cae enfermo y, tras varios días entre el delirio y la inconsciencia, despierta muy asustado al ver un desconocido en su buhardilla que lo mira con curiosidad. Raskolnikov piensa que está detenido, que todos en la casa ya saben que él es el asesino, y esa incertidumbre Dostoievski la alimenta con situaciones y diálogos equívocos a lo largo del capítulo que aumentan el nerviosismo y la incertidumbre del estudiante.
Miedo y asco entre las sábanas
Dedicado a la Marleen Dietrich del Guayas