Diario del tour de Francia sin estar en Francia ni con los ganadores. Día 8

Yevgeniy Fedorov ha subido dos puestos en la clasificación general pero continúa ocupando el último. Su ascenso se debe a los retiros de Steff Cras y Mark Cavendish. El británico se fue y esta ha sido la noticia más repetida hoy en el tour; la empresa de superar el récord de Merckx se posterga y es posible que sea la renuncia definitiva del avieso embalador, subió a un automóvil y se retiró de la carretera no sin antes quedar rodeado de periodistas que buscaron algún rictus para llenar del consabido dramatismo a la etapa.

El ciclismo, además de «épica», se alimenta de dolor e instala a sus competidores como unos mártires… sus cuerpos, escuálidos -cuando no son embaladores: estos parecen deportistas de otro espectáculo-, refuerza esa imagen de santones que contrasta con el desenfado juvenil de un muchacho como Pogacar. Ojala su corazón no falle pronto y anuncie un retiro repentino de la alta competencia.

Si Fedorov ayer estaba hermoso, hoy se ha embellecido más aún. Forma parte de Astana, la escuadra kazaja que le jugó todo a un triunfo de etapa de Cavendish – para que así quedara su nombre inscrito en uno de esos récords que se repetirían en las transmisiones futuras de carreras en donde no pase nada y se recuerde al embalador británico junto a nombres como Cipolini, Zabel o Abdoujaparov- y ahora está a la deriva. Algún grandilocuente comparará a este equipo con una de esas embarcaciones que ensalzan para recordar a los que llegaron a América hace siglos: una enorme masa, sometida a la calma chicha, que se extravía en la quietud del océano y sus tripulantes mueren de sed rodeados de agua intomable.

Fedorov está sediento y desorientado. Hoy la brecha entre los dos últimos de la general se ha abierto aún más. Yevgeniy está a doce minutos y diecinueve segundos del penúltimo, Moscon, su compañero de equipo. Hoy el último de la etapa fue Axel Zingle, a más de dieciocho minutos de Pedersen, el ganador de un día donde el equipo de Vingegaard aportó para que hubiera una alta velocidad ¿nerviosismo? Sólo mañana se sabrá si este fue el prólogo de la debacle de uno de los primeros o si esperamos a que paso algo pese a que nada pase en Puy de Dome.

Tags: , , ,

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: