Diario del tour de Francia sin estar en Francia ni con los ganadores. Día 9
- El último de la etapa: Søren Wærenskjold
- El último de la general: Yevgeniy Fedorov
La estrategia de fundar expectativas en algunas etapas la comparten los viejos locutores y los jóvenes que aparecen en Youtube. Hoy se esperaba, en Puy de Dome, el hálito de la competencia de Poulidor y Anquetil o el fantasma de Coppi. Pero ahora ese lugar es una carretera privada cuyo dueño dio permiso a los organizadores para que pusieran la meta mas no hubo público. Hasta las «míticas carreteras» quedan en manos de algún campeón de los negocios, de alguien que, de ser Youtuber de ciclismo, recibiría pagos a manos llenas a cambio de leer un mensaje lisonjero o con algún calambur o chiste enviado en el chat en vivo que acompaña a la transmisión de sus impresiones y opiniones de una carrera cuyo momento decisivo discurre en una propiedad privada.
En las pocas horas que han pasado desde el final de la etapa, se ha enfatizado la igualdad de los dos muchachos que se disputan el primer lugar del tour. Algunos afirman que Pogacar crece mientras que Vingegaard se aferra a la estrategia del equipo y a su único recurso en la alta montaña -este será el debate de hoy y mañana, día de descanso-; ignoro cuántos han cavilado en el gesto del esloveno cuando llegaba a meta: apretaba los dientes, no sé si exagerando un esfuerzo para despistar al oponente -que. seguro lo verá o le dirán lo que se vio ante las cámaras apostadas en la meta y será parte de las postales de netflix para la segunda temporada del documental sobre la competencia francesa que ya parece ir armándose como una serie de plataforma- o si es genuino. El ciclismo se vale del engaño, como todo juego y todo show; ante la falta de un margen de incertidumbre, cada vez más exiguo merced a las técnicas médicas y nutricionales, restan las especulaciones que ¿ ni los cascos ni los anteojos han expurgado.
A Fedorov no le he visto una sola vez la cara mientras compite en este tour y hoy, que no llegó de último, perdió más de dos decenas de minutos con respecto al ganador. Para encontrarlo, tuve que ver una entrevista que le hicieron cuando ganó la prueba sub 23 del mundial en línea de 2022: lucía la camiseta arcoíris y se le veía tranquilo pese a haberse coronado como el mejor; puede que haya tenido el cansancio acumulado de la Vuelta a España o que haya visto como algo menor su triunfo luego de haber compartido la carretera con gente de su edad que ni siquiera participó como Remco Evenepoel.
Es un jovencito que, presumo, no tiene muy claro lo que significa ser el último. Ese lugar, ocupado por el mismo número de ciclistas que han ganado el tour, es invisibilizado en un mundo dominado por la admiración para con el riesgo de los emprendedores y su equiparación con los ciclistas campeones. No se puede esperar mucho de un mundo que admire a los ganadores. Fedorov también ha sido ganador y lo de este tour es un tropiezo o un derecho de piso para ascender en el equipo de su país.
Hoy no llegó de último. Otro muchacho, noruego, fue quien más lejos en el tiempo estuvo del ganador de la etapa. Se llama Søren Wærenskjold. Sin embargo, Yevgeniy, el actual campeón mundial de ruta sub-23, aún ocupa el último puesto de la clasificación general.