Al poeta Juan Cruz Bordoy de Sánchez Merlano
UNA ETERNA CRUCIFIXIÓN
DE PEDRO SÁNCHEZ MERLANO A JUAN CRUZ BORDOY, motivo de onomástico
Hijo del milenio, poeta del milenio, muerto del milenio
Los milenaristas anunciaron la muerte de las estrellas, pero hay una estrella brillante que asciende toda lógica mágica. La estrella del verso y la palabra correcta.
Porque tú Bordoy, has bordado las flores más preciosas de la poesía con la palabra justa, en el momento justo, con la tristeza justas, dejándonos en las justas.
Tu voz de niño sin edad edulcora mis desdichas al punto de no saber si estoy enamorado de mis depresiones.
Suelo preguntarme, ¿será que de mi tristeza salió un espectro llamado Juan Cruz?
¿Cargo tu cruz Juan?
¿Me clavarás en ella con tus formas poéticas tan equilibradas y lascerantes como cualquier atardecer en cualquier lugar del mundo?
Atemporal atraviesas las tinieblas de mi alcoholismo terminal, a veces leyéndote puedo verte cerca a mí, como un niño que hala mis bolsillos y me ofrece un hacha para que termine de una vez con mis muñecas, entonces yo no sé si eres un ángel o un demonio. Desde que conocí tus versos me colgué del chamberlaine, acaso porque una buena rima es tan poderosa como una buena dosis de alcohol metilico.
De mi boca salen llamas y yo me fulguro un dragón de los poemas, pero entonces tu presencia lumínica opaca cualquier tentativa de incendio voraz mía, que quiero devorar el mundo con mis llamas, pero entonces hay un niño que apacigua mis deseos de venganza, y me dice al oído, no te mates porque ya los siglos están muertos. Más bien tomo otro poco de chamber, sabiendo que tengo un álma gemela en otras coordenadas lejanas pero que me enseñó a amar don Macedonio Fernández, el de los billetes de lotería en falso.
Hay algo que nos aleja, nuestra tristeza, pues aunque dicen los doctos que tristeza es solo una, es falso, tristezas hay tantas como niños en la superficie del orbe. En Alepo decapitan gente, ojalá no vieras eso, ojalá estuvieras ausente de tanto horror. Dios permita que no te dediques a beber y nunca jamás te internes en los conciliábulos literarios de los postmodernos que dominan tu país. El hachís no es buen consejero, si acaso uno o dos matrimonios fortalecerán tu impulso, como conmigo lo ha hecho el pegante y el maldito chamberlaine que fue mi peor esposa.
Nos conoceremos en la muerte, la mía próxima, y la tuya, inmortal, porque la muerte de un poeta inmortal es el nacimiento de una estrella. Fundaré de ahora en más la constelación Juan Cruz Bordoy. Y cuando fume base, lo prometo, cerraré los ojos y la veré como el norte que guía mi naufragio.