Star Trek Into Darkness o del cine de ciencia ficción precocido
Star Trek Into Darkness o del cine de ciencia ficción precocido
Por: Campo Ricardo Burgos López*
Acabo de ver Star Trek Into Darkness, la película dirigida por J. J. Abrams y estrenada en este 2013. Como su nombre lo dice, es una cinta más de la serie Star Trek que tantos productos ha generado en cine, televisión, cómics y otras áreas. ¿Qué puedo decir? Que verla es muy similar a encontrarse a una mujer bellísima, pero insulsa. Creo que todos los sujetos de sexo masculino hemos tenido en algún momento de la vida la experiencia de toparnos con una mujer cuya apariencia física sólo puede calificarse con el manoseado adjetivo de “espectacular”, una de esas hembras visualmente suntuosas, opulentas, majestuosas. No obstante, creo que también a todos nos ha sucedido que una vez tratamos a esa “megahembra”, resulta absolutamente desilusionante por cuanto la persona que se expresa a través de ese cuerpo es alguien estereotipado, anodino, banal. Pues bien, esa metáfora me serviría para describir lo que me ha ocurrido viendo este filme. Nadie puede negar que si sólo se considera como una creación visual, Star Trek Into Darkness es espectacular, empero, por lo demás es totalmente repetitiva y predecible.
Para empezar, la historia es la misma que Hollywood ha contado quinientos trillones de veces: otro “villano villanísimo” que amenaza a la especie humana y que, tras muchos avatares, es derrotado por los “heroicos héroes”. De nuevo, como ocurre con estas películas que sólo se limitan a seguir una fórmula, cada cinco minutos los “heroicos héroes” están a punto de morir y cada cinco minutos se salvan por un pelo y en el último instante. De nuevo abundan las salvaciones del mundo (de hecho, la película empieza cuando los tripulantes de la Enterprise salvan un mundo alienígena y finaliza cuando salvan la Tierra). De nuevo el espectador se topa con las típicas batallas de naves espaciales disparándose entre sí, a veces sobre la superficie de un planeta y otras veces en el espacio exterior. De nuevo aparecen las tradicionales ”escenas de vértigo” cuando los “audaces pilotos” tripulan naves. De nuevo los héroes y el villano son capaces de unas acrobacias inverosímiles. De nuevo los personajes femeninos lucen minifaldas y trajes muy ceñidos a sus esculturales cuerpos. De nuevo, merced a su insuperable ingenio, la valerosa especie humana vence a malvados de fuerza superior. De nuevo el héroe se muere en los últimos instantes de la película, sólo para resucitar unos instantes después cuando ya todos los demás lo lloran y lo dan por perdido. Todo en Star Trek Into Darkness es repetido, predecible, adivinable. El lujo y la ampulosidad visual, sólo ocultan el mismo modelito que se ha reproducido hasta la náusea.
¿Qué más puedo agregar? Que me asombra que, vistas las cifras de ventas y taquillas de este cine previsible en todo el mundo, la gente siga asistiendo a ver una y otra vez esta misma formulita, solo que con decoraditos cada vez diferentes. O los espectadores de cine y TV del mundo somos muy idiotas o nos encanta que nos traten como tales.
Posdata: ¿En el mundo de hoy gusta este cine fantástico y de ciencia ficción precocido porque nuestras mentes también ya están precocidas?
Bogotá, agosto de 2013.
Reblogueó esto en Revista Cosmocápsula.