Diario del tour de Francia sin estar en el tour (segundo día de descanso).
Día de agotador descanso
Ganador: el chisme
Líder de la clasificación general: Julian Alaphilippe
El calor francés ha mutado como cualquier bicho que, en este caso, hace más fanático al fanático y, por consiguiente, más obtuso. En estas tormentas excrementales, aparecen gracejos junto a las consabidas proclamas nacionalistas.
La madre de esta pandemia está en el titular que L´Equipe, antes de iniciar el tour, cuando decretó que era ahora o nunca el momento para que un francés volviera a ganar este espectáculo. Instaló un clima que se ha intensificado con la hundida de Quintana y las malas relaciones que tiene con su equipo.
En este contexto, las perspectivas se han nublado y, por lo mismo, las historias del tour pasan más por las palabras que por lo que ocurre en la carretera. Un consuelo que puede quedar con todo lo que ocurre es que, de ganar un francés, surge la posibilidad de un trazado aceptable en las próximas ediciones. O puede que el deseo se acreciente y hagan carreras aún más segmentadas para los franceses: el deseo es insaciable.
Hoy, en pleno día de descanso, aparecen las historias sobre las tensiones en Movistar (mucho más interesantes que sus estrategias), la humildad en la que enfatiza Pinot – conducta que parece un simulacro para engañar a un dios que premia a los más cautos-, la sinceridad de Ineos -también muy cercana a la simulación que se evidencia con el énfasis que colocan en ello- y las confesiones de Kruiswijk de su ambición por ganar. Todo se teje con un manto en donde el engaño se obvia pero es el arma para estos días de competencia que se denominan como de descanso.
Resta una semana y aún no se sabe quién es el ganador, lo cual, si bien es obvio en cualquier evento deportivo, en el tour es una anomalía que torna a los seguidores en entusiastas de la imprevisibilidad. Lo que se olvida es que, hasta hoy, este tour se ha decantado más por eliminación de aspirantes que por ataques.
Es el momento de las conjeturas y los pronósticos. Es el momento de demostrar que esto se parece a un salón de apuestas y el que gane demostrará que sabe más de ciclismo. Algunos proponen que Pinot se desfondará, otros suponen que aún puede haber un milagro con Alaphilippe, también están los que apuestan por un inmovilismo y que Thomas, al final, será el primero en París. Todo se ha reducido a saber quién es el ganador, con lo que, de nuevo, nos dejamos seducir por la vulgaridad que tiene todo vencedor. Los vencidos cuentan con el el olvido, la negación y la seducción de la inexistencia: nada más modesto y hermoso