Diario del tour de Francia sin estar en el tour (día catorce)
Día catorce. Tarbes – Tourmalet Barèges
Ganador de la etapa: Thibaut Pinot
Líder de la clasificación general: Julian Alaphilippe
Amarillos son los sueños y los sueños sólo sueños son
Nairo Quintana
De la contrareloj de ayer y la etapa de hoy, se destacan los hundimientos y el orgullo nacionalista de Francia, aupado con un delirio que, a su vez, se apoya en un milagro en donde Alaphilippe vista de amarillo dentro de una semana, en París. Otros cultores e esa nacionalidad, menos acalorados, saben que sería más natural que Pinot siga avanzando y se convierta en el sucesor de Hinault.
Las conjeturas de los españoles y colombianos -muchos de ellos proclives al enfebrecimiento chauvinista-, han devenido desvaríos de un onanista convencido de haber tenido coitos con alguna estrella pop. Un día cae un español y, al otro, un colombiano: parece que nos asomamos a la mentada tradición hispánica que nos hermana y esta no se restringe al desencuentro a través un idioma sino a la forma de comprender un juego como el ciclismo.
En los últimos días, las tiradas de mierda de un lado al otro del atlántico han tomado dimensiones siderales. Algunos se aferran a que Bernal podrá mantenerse e, incluso, convertirse en un joven campeón sin siquiera reparar que el hecho de que un equipo haga campeón a un muchachito de 22 años, añadiría más al escándalo y los claroscuros del equipo británico que domina este show hace casi una década. Otros confían en una trepada mítica de Landa o incluso obvian que hoy Enric Mas se consolidó como gregario del francés que sigue de líder.
El caso de Quintana obedece más a un crepúsculo que podrá dotarlo de algo semejante a la tragedia. Algunos afirman que el ciclista colombiano ha sido una mentira, otros ya suscriben que el ciclista se quemó y se acerca a la figura de un exprofesional. En medio de toda esa maraña de cavilaciones se consolida la imagen de un deportista que siempre pareció viejo y que hoy día esa vejez no deja de acrecentar su sombra.
La carrera aún cuenta con etapas de considerada alta montaña. Aún esperamos el desfallecimiento de Alaphilippe, porque eso sería lo menos anormal: son las cosas que envuelven al ciclismo: la paranoia y la sospecha crecen cuando se dan sorpresas como la que se ha dado con el francés. Aunque, a su vez, son esos hechos casi inverosímiles los que propician relatos para el futuro.
Lo de hoy en Tourmalet no fue una sucesión de ataques sino de caídas y desfallecimientos. Pronto se harán competencias entre los espectadores para que se corone al que aguante ver toda una etapa sin que caiga en el sueño, aunque sea por unos segundos. A otros, los sueños se les acabaron justo cuando es el mejor momento para dormir.