Diario del tour de Francia sin estar en el tour (día tres)
Dia 3. Binche-Épernay
Ganador: Julian Alaphilippe
Líder de la clasificación general: Julian Alaphilippe
En las llamadas clásicas, el ciclismo carece de postergación. Se libra una competencia donde las elucubraciones tienen la misma efectividad que el grito de un fusilado para sortear su pena capital. Las carreras por etapas se dan la licencia de que, en muchos de sus capítulos, no ocurra gran cosa, al menos con respecto a la organización de la tabla general de los ciclistas; la espera del espectador se apoya en una ilusión de que algo ocurra y puede pasar que el hecho fulgurante, la explosión, jamás se traslade de las palabras y discusiones a la carretera.
En esas carreras donde no pasa mucho, aparecen los protagonistas episódicos, los que ignoran el mañana y las promesas e incurren en una fuga casi inverosímil. Entonces la etapa deviene en una cacería: el fugado se convierte en la presa y el pelotón en un predador que calcula, juega y, al final, engulle. Eso de «la fuga» implica que todos los ciclistas están encarcelados en el grupo, que más vale no ser rebelde si no se quiere se tragado, pero sólo los que aspiran a algo más lejano prefieren omitir el riesgo. Los que no tienen futuro, o los que directamente saben de su casi nula posibilidad de ganar, prefieren tirarse a lo que es casi una caída segura en el abismo.
En esos actos de no futuro se cifra la calentura de muchos espectadores; apenas termina la carrera, vienen los adjetivos y las loas, aunque todas ellas se olviden en unos días, cuando los cálculos se hacen más rigurosos y los juegos de la fortuna incineran cualquier aventura al punto que, en las últimas jornadas, muy pocos repararán en los ganadores de las etapas y prestarán más atención a las miradas e, incluso, la racanería de quienes aspiran a ganar el título final.
Hoy, los franceses tuvieron su dosis de calor: el predecible ganador, Julian Alaphilippe, conocido clasicómano, cumplió con lo trazado y el no futuro ejecutó su papel en un guión trazado por los organizadores e interpretado por los ciclistas. La única extrañeza fue la terquedad de Tim Wellens, uno de los que decidió huir desde el comienzo, acompañado de ciclistas de menor entidad en el pelotón internacional, pero todo se diluyó y quedó en un simple reconocimiento a la combatividad.
El mismo Julian sabe que sus días están contados. Lo suyo no es el futuro. Ello no obsta para que los franceses manifiesten su alegría y ese orgullo extraño que aparece cuando alguien que tiene tu misma nacionalidad gana algo, con lo que han enfatizado que hoy ocupa el primer lugar en el tour el que tiene el mismo puesto en el ranking UCI.
Para los que especulan y creen en el futuro, hoy se han presentado los primeros intersticios donde se ahogan algunas conjeturas y otras emergen: uno de los que se consideraban potenciales ganadores, aunque más por lo que prometió en el tour de Suiza, Rohan Dennis, ya está a ocho minutos del líder de la general; el colombiano Egan Bernal intentó seguir la estela del Alaphilippe sin concretar su tentativa- algunos dicen que la razón estuvo en la carencia de fuerzas mientras que otros señalan que levantó el pie para no dejar tirado al líder de su equipo, Geraint Thomas- y, al llegar a la meta, junto con Pinot, le sacaron cinco segundos de ventaja a los demás favoritos:el porvenir se asoma pero hay quienes descreen de él y saben que la vida engrandece su sombra cuando tiene una inmediata fecha de vencimiento.
Acá podrán leer una crónica sobre lo ocurrido.
En este enlace encontrarán un texto en donde se resalta la magia fabricada para el ganador.
Y en este lugar hallarán un texto con los detalles de la etapa.