Diario del tour de Francia sin estar en el tour (día cuatro)
Día 4. Reims-Nancy
Ganador de la etapa: Elia Viviani
Líder de la clasificación general: Julian Alaphilippe
El director de la transmisión filtra la mirada omnisciente de la carrera; es fundamental en etapas donde la clasificación general no tiene cambios porque las imágenes en movimiento complementan las palabras de los locutores. Ellos eligen qué movimiento enfatizar, cuál obviar y qué charla realizar a medida que pasan los kilómetros.
Hoy, las emisiones dirigidas a América Latina (y reconcentradas en datos colombianos pues se presume que es el país del continente que más telespectadores aporta), recordaron que un 9 de Julio de 1985, Luis Herrera ganó la etapa -seguido por un Hinault crepuscular y, aún así, ganador de la general-, Víctor Hugo Peña, 18 años después, vistió la camiseta de líder y, hace dos años, Urán le birló el triunfo a Barguil. Todos estos recuerdos y las consiguientes evocaciones personales hechas por el equipo periodístico pusieron en evidencia el estancamiento de una carrera con una fuga consentida.
Un periodista colombiano, durante su narración radial – medio que permite mayores invenciones al punto de contar una carrera que jamás sucede-, preguntó a sus colegas si el recorte de la ventaja entre los fugados y el pelotón era por la acción de los perseguidores o la defección de los perseguidos. Un compañero le contestó que era una combinación de ambos factores, es decir, un aspecto advertido desde que se traza el libreto de la etapa.
Con esa puesta en escena, los espectadores podemos reparar en el contraste amarillo y rectangular de algunos monocultivos que se levantan a los costados de la carretera, tan rectos y predecibles como el devenir de la etapa: son una exaltación a la empresa civilizatoria que busca dominar a la naturaleza; sólo en medio de esos rasguños agrícolas aparecen árboles diseminados como archipiélagos de una vegetación arrinconada. Entonces brota una aridez que propicia la nostalgia y el enaltecimiento de un pasado ilusorio en el cual se evocaban años pretéritos que también se consideraron mejores.
Y, en ese sopor, se despliega un show enriquecido con tramas de declaraciones de los ciclistas, indignaciones de los periodistas y vídeos hechos por los propios equipos, como el que hizo el Jumbo -Visma a Teunissen. El anterior líder del tour aparece acostado en una cama de masajes y, mientras le masajean las piernas, asevera que todo lo que ocurrió fue inesperado y que las probabilidades de que ello vuelva a ocurrir son cercanas a cero. Su capacidad de entender en dónde está ubicado como ciclista contrastan, como los monocultivos y los árboles, con lo que los hispanoparlantes llamados sangre caliente para así justificar nuestros desmadres y proclamaciones de futuros campeones de grandes vueltas.
Al final, el embalaje se lo llevó Elia Viviani, del Deceunnik, el equipo belga que también ganó ayer con Alaphilippe y que conserva el primer lugar en la clasificación general. El italiano completó triunfos en las tres grandes vueltas y ahora se puede marchar tranquilo de un equipo que siempre pareció superior a sus posibilidades.
Acá encuentran una conjetura que también mezcla alusiones a una gaseosa ciencia que se vale de la matemática para explicar el comportamiento del pelotón del tour.
En este texto hallan una perspectiva donde la etapa cobra otros visos menos ampulosos.
Acá esta el escrito que narra los pormenores de lo ocurrido en la etapa.