Un documental sobre Mario Levrero

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Muchos seguidores de Foucault o Barthes  olvidan esa orden marcial de que el autor murió y escarban en internet reseñas de «escribientes raros» que después rastrean; prefieren que provengan de los Balcanes y  que se hayan suicidado a su sexta década o que sus hijos fuesen violados y asesinados durante alguna guerra separatista con matices religiosos. Después recuerdan la orden del cuartel de los sesenta, las resonancias borgianas los poseen y se remiten al cuento del serbio en cuestión e ingresan al club de los lectores que no leen lo que el promedio sí, concediéndole el status de mandamiento al orgullo de Georgie por haber leído los libros que leyó y no por los que escribió (un ejemplo: el orgullo de Fuguet por haber leído a Bolaño antes de que fuera Bolaño).

Mario Levrero nació en Uruguay, el país que se ha reconocido como el mayor productor de escritores «raros» de la región (hasta Onetti ha sido calificado como tal en el escenario del llamado boom), y ha sido advertido por los buscadores de extrañezas con vocación latinoamericana (en la vecina Buenos Aires hay un apuro constante por el reconocimiento de los marginales y su canonización, siempre  tan distante de la que se hace en el caribe o en los andes, más cercana al magnetismo que los «raros» ejercen para con los parisinos). Hoy día este escritor, tan conocido por «La novela luminosa», corre con el albur de ser idolatrado, como lo advierte Leo Masiliah- otro que podría ser considerado «raro», también uruguayo y, además, compositor- . Levrero ya es colocado en ese panteón  construido por los buscadores de extrañezas e instalado en las facultades de literatura y presidido por  Juan Emar, Felisberto Hernández, o  Copi:

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0 Responses to “Un documental sobre Mario Levrero”

  1. Manuel says :

    Bueno el documental. Es difícil describir a Jorge y definir su filosofía de vida y el mundo en que vivía. Fue una gran influencia en mi vida y en la vida de muchos amigos. Yo, un científico ateo, materialista, e incrédulo, no pude negarme a ayudarlo a corregir su Manual de Parapsicología, su única obra técnica, no literaria, aunque me temo que no aceptó la mayoría de mis sugestiones.

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