Manuel Bandeira: la profundidad de lo simple

Manuel Bandeira en Teresópolis (1966). Foto: Helio Santos | Archivo-Museu Fundação Casa de Rui Barbosa

Simple mas no sencillo. En la poesía de Manuel Bandeira, detrás de una simplicidad aparente, se revela que la simplicidad es un privilegio. Los versos que se podrían entender como temas cotidianos esconden una profundidad que constatan  una interrogación a varias tradiciones poéticas fruto de la evocación que se le brinda indirectamente al lector. Pero Bandeira no fue un autor clásico sino uno destacado en el movimiento Modernista que se formó tras la semana del 22 en São Paulo,; de hecho, fue su poema O sapos el que abrió el legendario acontecimiento.

¿En qué sentido un poeta que hace constante referencia a la tradición fue considerado como uno de los artistas más representativos del movimiento modernista brasilero?  Manuel Bandeira prefirió ser un modernista diferente a otros modernistas. Al contrario de un discurso más radical como el de Oswald de Andrade, que impregnado del espíritu de los futuristas quiso negar la tradición, el pernambucano decidió trazar su obra desde una tradición innovadora.

Desde el punto de vista del autor de A cinza das horas, la Modernidad es un fruto de la tradición y no su negación como una vanguardia radical podría presuponerlo. El pasado no se separa de la Modernidad, se renueva; demostrando con esto que Tradición y Modernidad no son conceptos antagónicos sino que pueden ser conciliables con un ejercicio de creatividad e imaginación. Esto se expresa en el poema Vou-me embora par Pasárgada.

Y cuando yo esté más triste

Mas triste despedazado

Cuando de noche me provoque

la voluntad de matarme

— Acá soy amigo del rey—

Voy a tener la mujer que quiero

En la cama que escoja

Yo me voy para Pasárgada.

La evocación de una tradición lusitana -a veces en forma de citación, pero a menudo a través de las formas musicales- que Bandeira elaboró en la mayor parte de su obra poética, establecían una intertextualidad entre el presente y el pasado, lo que ha llevado a muchos  estudiosos a ponerlo en la fila de los escritores de la llamada meta-literatura.  Esta actitud creativa frente a la tradición, sin embargo, a pesar de todo el furor cibernético-futurista que  ha desatado en los estudiosos de la narratología, obedece también a una tradición que desde Droysen se puede denominar «arte histórico».  En Latinoamérica esta tradición se puede ver representada en autores como  Bello, Rubén Darío, Rivera, Mallea y Borges; estos se caracterizaron por acudir a un pasado, no desde una actitud conservadora, como los pasantismos denunciados por los futuristas, sino por comprender que el pasado se podía interpelar desde el diálogo establecido con él. En palabras de Rafael Gutiérrez Girardot, esto fue lo que hizo el historiador argentino José Luis Romero: «Romero hacía hablar a los textos y narraba lo que ellos decían en el diálogo que él estableció entre ellos mismos y quien los suscitó.» (Gutiérrez-Girardot,La significación continental de José Luis Romero, 2001  ) Es decir que en relación a nuestro pasado y nuestra tradición, podemos seguir lo que  sentenciaba Jorge Luis  Borges: «Afortunadamente no somos los herederos de una única tradición. Podemos reivindicarlas todas».

La tradición que quiso reivindicar Manuel Bandeira fue la que se originó con la lengua romance Galaicoportuguesa – que luego derivaría en los lenguajes Gallego y Portugués- en la forma literaria medieval conocida como lírica galaicoportuguesa; en especial en el tipo de composición llamado Cantigo de Amigo, cuyos autores más representativos fueron Martín Codax, Joan Zorro, Airas Nunes y Pero Meogol. Un poema representativo de esta época es Olas del Mar de Vigo de Martín Codax:

Olas del mar de Vigo,
¿Visteis a mi amigo?
¡Ay Dios! ¿vendrá pronto?

Olas del mar agitado,
¿Visteis a mi amado?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?

¿Visteis a mi amigo,
aquél por quien yo suspiro?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?

¿Visteis a mi amado,
quien me tiene tan preocupada?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?

A este poema responde Manuel Bandeira, en Estrella de la mañana:

 En las olas de playa
En las las olas del mar

Quiero ser feliz

Me quiero ahogar.

En las olas de playa
¿Quién me va a besar?
Quiero a la estrella del alba
Reina del mar.

Quiero ser feliz
En las olas del mar
Quiero olvidar todo
Quiero descansar.

El diálogo con el pasado en Bandeira se desarrolla a partir de una sensibilidad completamente moderna. El humor, la sátira y el dolor se combinan con la ambigüedad del lenguaje y la musicalidad de la vida de un Brasil en tránsito de modernizarse. Estos elementos combinados le brindan una fuerza vital a los poemas de Bandeira, por lo que su obra no se puede reducir a meros juegos de lenguaje o ejercicios de virtuosismo literario. Según Santiago Kovadloff, en el poeta de Recife persiste una mirada tierna.

Bandeira estuvo entre los primeros que supieron conciliar el ejercicio de la poesía con los recursos rítmicos y elocutivos del portugués hablado y cotidiano. Como pocos, supo explorar los conflictos que dieron forma a la subjetividad de su tiempo. Pero si bien su sagacidad al respecto es indiscutible, la ternura que determinó los acentos de su enunciación confiere a su estilo el rasgo distintivo dominante. (Kovadloff, el poeta de la mirada tierna. En: La Nación)

 Esta mirada tierna, de un hombre de formación clásica que observa el proyecto industrial al que se aboca su país, se encuentra en el poema Tren de Hierro:

En la poesía de Manuel Bandeira, además de una ternura avasallante, nos vemos sometidos al imperio de los sentidos. En Arte de Amar la felicidad que añoran los poetas no se puede encontrar, al menos en vida, en la comunión espiritual de las almas:

Deja a tu cuerpo entenderse con otro cuerpo.

Porque los cuerpos se entienden, pero las almas no.

Para tratar de cerrar la pregunta sobre cómo un poeta tan singular como Manuel Bandeira fue acogido por el grupo de renovadores Modernistas en Brasil, considero que la respuesta se encuentra en Arte Poética. En este poema el pernambucano  declara tajantemente:

No quiero saber más de lirismo que no es liberación.

En la decisión de optar por una tradición y reinterpretarla, de una manera simple,  tierna, irónica, lujuriosa, contemporánea, Manuel Bandeira encontró una liberación. Una liberación que hizo de su figura un modernista aparte, singular. Una liberación que en algún momento sirvió como bandera para un movimiento aunque no lo circunscribió a él; pues su obra, tan rica y trascendental, lo liberó incluso de su época.

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En el siguiente documental de 1959, dirigido por Joaquim Pedro de Andrade, se puede observar la vida tranquila de Manuel Bandeira y escucharlo mientras recita fragmentos de sus poemas más famosos. Entre ellos, Belo Belo, Testamento y  Vou-me embora par Pasárgada.

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El video de abajo es una canción dedicada a Manuel Bandeira -que juega  con los elementos de los poemas Belo Belo y Belo Belo II – del músico Marañense, Zeca Baleiro. Al año después de haber sido sacado el disco, Por ónde andará Stephen Fry (1997), Baleiro ganó  dos premios Sharp, uno por mejor disco y otro, a la mejor canción, por Bandeira.

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