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Amazofuturismo y futurismo indígena en la ciencia ficción de Brasil.

Amazofuturismo y futurismo indígena en la ciencia ficción de Brasil

Por Vítor Castelões Gama y Marcelo Velloso Garcia

 

 

Publicado originalmente en Vector:

Gama, Vítor Castelões and Garcia, Marcelo Velloso. 2020. Amazofuturism and Indigenous Futurism in Brazilian Science Fiction. https://vector-bsfa.com/2020/09/04/amazofuturism-and-indigenous-futurism-in-brazilian-science-fiction/

Traducción: Sergio Ortiz

 

 

 

Este ensayo explora dos movimientos contemporáneos asociados con la literatura y el arte de la región amazónica: el amazofuturismo y el futurismo indígena. Con esto esperamos hacer crecer la visibilidad de estos dos movimientos interrelacionados, para enriquecer así la diversidad en el mundo del arte y contribuir a una apertura a las cosmologías y visiones de mundo que existen por fuera de los imaginarios occidentales [1].

Para lograrlo, empecemos primero con algunas definiciones. Primero, el amazofuturismo es un subgénero de la ciencia ficción en el que la región de la Amazonia es representada de una forma más positiva, usualmente con una estética similar a las del ciberpunk y el solarpunk. El futurismo indígena, por su parte, dentro del contexto textual amplio de la ciencia ficción, se enfoca en visiones de mundo indígenas y, al hacerlo, desafía arraigados supuestos colonialistas sobre las poblaciones indígenas. Idealmente, el futurismo indígena es creado por personas indígenas. Finalmente, la ciencia ficción brasilera, que es el más amplio de estos tres términos, es simplemente ciencia ficción hecha en Brasil. Esta no representa necesariamente la región amazónica ni a las poblaciones indígenas y, cuando lo hace, puede hacerlo tanto de manera positiva como negativa [2]. Ahora expandamos un poco estas definiciones.

Mary Elizabeth Ginway (2015) afirma que la Amazonia fue mayormente usada como escenario en la ciencia ficción brasilera en dos momentos clave. El primero fue “durante el gobierno autoritario de Getúlio Vargas (1930-1945); el segundo fue después de los intentos de modernización y cambio tecnológico que duraron décadas y que fueron impuestos por el gobierno militar, entre 1964 y 1985” (Ginway 1). Para Ginway, el primer momento está lleno de narraciones de aventuras (muy similares a los Viajes extraordinarios de Jules Verne), mientras que el segundo refleja más de cerca la historia del Brasil y toma un giro distópico. Ahora estamos viviendo un tercer momento: el amazofuturismo, un nuevo movimiento que ha ganado una gran relevancia mediante el trabajo artístico de João Queiroz [3]. Si bien el amazofuturismo también es crítico frente al gobierno autoritario y la explotación económica y ecológica, en general resulta menos pesimista y retrata una Amazonia que mezcla aspectos positivos y negativos. De la manera en que lo entendemos aquí, el amazofuturismo puede incorporar, aunque no lo hace siempre, experiencias, perspectivas y epistemologías indígenas. Se puede afirmar que, para que una producción artística realmente cuente como futurismo indígena, debe ser hecha por personas indígenas, mientras que el amazofuturismo no necesariamente debe cumplir con este criterio.

Por su parte, futurismo indígena es un término bastante amplio, popularizado por Grace L. Dillon. Se refiere principalmente a creaciones artísticas y literarias realizadas por personas indígenas, que expresan perspectivas y epistemologías indígenas, y/o que se centran en la experiencia indígena. Estos trabajos incluyen la ciencia ficción indígena; para Dillon, este es un movimiento que está transformando todo el perímetro de la ciencia ficción y, en consecuencia, también la manera en que se definen las posibilidades de la ciencia ficción. Dillon sostiene que los escritores de futurismo indígena, liberados de las formas de ficción realista que “los autores nativos ‘serios’ supuestamente deben escribir”, pueden jugar y experimentar, y pueden extender los límites (Dillon 3). Estos autores pueden “volver a incluir la ciencia indígena” para explorar cómo esta “no solo es complementaria con respecto a lo que se ve como la ilustración occidental, sino que es integral a una sensibilidad refinada propia del siglo XXI” (Dillon 3). La noción de que la ciencia indígena es integral a este siglo puede parecer una obviedad para algunos. Sin embargo, es un punto importante que se debe señalar: hay prejuicios extendidos que asocian a las poblaciones indígenas con el pasado y se rehúsan a verlas en el futuro. Estos prejuicios usualmente también le niegan al conocimiento tradicional indígena cualquier estatus de ‘científico’ o ‘tecnológico’, y niegan la validez de la epistemología indígena. De esta forma, la ciencia ficción indígena no podría existir. Pero existe, y es una parte de enorme importancia en el futurismo indígena.

Después tenemos la ciencia ficción brasilera. En términos generales, la ciencia ficción es usualmente vista como un género que tiene una conexión especial con el futuro, en el que la ciencia y la tecnología tienen normalmente un papel importante. Dicho esto, se debe añadir que este es un término que nunca ha sido definido satisfactoriamente, a pesar de que las definiciones propuestas siguen estimulando conversaciones interesantes. Ficción especulativa es un término normalmente usado como generalidad, e incluye a la ciencia ficción y también géneros como la fantasía, el horror, el realismo mágico, etc. En una revisión más detenida, sin embargo, la distinción entre ciencia ficción y ficción especulativa no es clara, y el significado de ‘ciencia’ en ‘ciencia ficción’ no es muy evidente. No toda la ciencia ficción es realmente sobre ciencia y tecnología. Además, la ciencia y la tecnología pueden ser asuntos importantes en la fantasía, el horror, el realismo mágico, etc.

La definición clásica de ciencia ficción de Darko Suvin puede ser útil acá. Definir ciencia ficción como Suvin lo hace, por la “presencia e interacción de extrañamiento y cognición, y cuyo recurso formal principal es un contexto imaginario alternativo al del ambiente empírico del autor” (Suvin 20), permite una importante diversidad de visiones de mundo. Suvin no piensa que toda forma de literatura o arte que usa lo extraño es ciencia ficción. La ciencia ficción tiene que ver con el extrañamiento en interacción con lo cognitivo. Esto significa que, para Suvin, la ciencia ficción implica desviaciones de la realidad que nos permiten criticar la manera en que vivimos nuestras vidas en cualquier momento dado. Un extrañamiento cognitivo como este (es decir, desviaciones de la realidad que generan conocimiento sobre la realidad), puede estar relacionado con la ciencia y la tecnología, pero también con el cambio social, o con cualquier cosa que el escritor considere que se adapte a esta relación. Después de todo, la ciencia es una entre muchas formas consensuadas de percibir y categorizar el mundo.

Algunos han encontrado insatisfactoria la definición clásica de Suvin, ya que esta usualmente parece dejar por fuera cosas que claramente parecen ser ciencia ficción, y al mismo tiempo incluye cosas que no lo parecen. Pero quizás lo que hace que la definición sea perdurable es la manera en que desafía la complacencia relacionada con las formas de conocimiento consideradas valiosas, y con la manera en que ellas reciben su valoración. Allí hay una resonancia con el futurismo indígena. El futurismo indígena también nos pide que examinemos críticamente las creencias, actitudes, métodos, conceptos, y el lenguaje que es designado como ‘científico’ y/o valorizado como riguroso, objetivo, empírico, basado en evidencia, superior, y otros criterios por el estilo. Si algunas visiones de mundo que se consideran a sí mismas como ‘científicas’ han estado profundamente implicadas en racismo, colonialismo, genocidio, ecocidio, entonces, con seguridad, debemos repensar qué es lo que consideramos ciencia y/o reconsiderar el valor que esta tiene. Como han señalado Antonio Negri y Michael Hardt (2005), es en nombre del “progreso científico” que el conocimiento indígena fue y sigue siendo constantemente robado. Los ejemplos son diversos: tenemos el Curare, un veneno usado por diferentes grupos indígenas amazónicos, que fue patentado primero como Intocostrin; o la sangre Yanomami, usada por James Neel y Napoleon Chagnon; y el conocimiento botánico Uru-eu-wau-wau, mencionado por Laurie Anne Whitt (1998) [4]. Pero lo que está aquí en juego no es solo la defensa del conocimiento indígena que se hace al reclamar patentes o compensaciones monetarias. También se trata de replantear lo que se considera ciencia, al remover y reimaginar los conceptos vitales que subyacen a esta noción, conceptos como ‘objetividad’, ‘experimento’, ‘neutralidad’, ‘prejuicio’, etc. En otras palabras, integrar el conocimiento indígena con la tradición científica occidental requiere que repensemos no solo el contenido, sino también la forma de la ciencia.

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11 posibles escenarios de fin de mundo, expuestos a una adolescente que teme las abejas

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Caminaba con mi amiga de 13 años y vimos una abeja. Ella se asustó, naturalmente, y le recalqué la importancia de las abejas para el mundo. ¡Si las abejas mueren se extingue todo; pero si se extingue el hombre, el mundo haría una fiesta! Entonces me preguntó si la humanidad podía extinguirse y le enumeré once razones posibles para la extinción humana, o en el mejor de los casos, su diezmado.

1- Riesgo nuclear. Una posible guerra entre potencias en las que se utilicen armas atómicas, puede diezmar la población. También accidentes nucleares en plantas, como Chernobyl o Fukushima.

2- Escasez de agua: Esto puede provocar guerras, desigualdad, hambrunas, condenar a poblaciones enteras. Y, en caso extremo, acabar el planeta.

3- Calentamiento Global: Excesivas olas de calor o frío, la reducción de los océanos puede llevar a superficie reservas enteras de metano del fondo y esto puede envenenar el aire. Ciudades costeras pueden desaparecer con el descongelamiento de los polos.

4- Catástrofes naturales: derrumbes, volcanes, terremotos y tsunamis pueden destruir continentes enteros.

5- Catástrofes cósmicas. Una explosión de una pequeña estrella cercana al sol puede arrojar suficientes rayos gamma o beta o que pueden provocar serios fallos eléctricos y llevarnos a una involución tecnológica en la que solo los menos dependientes de la electricidad podrían sobrevivir.

6- Estupidez humana: una fuente infinita para crear problemas. Dada la creciente tendencia de elegir a los más idiotas a nivel político, una gran posibilidad para la extinción de la Tierra se debe a la estupidez humana.

7- Extinción de abejas: al ser responsables de la polinización de las plantas, su extinción supone la desaparición de gran parte del reino vegetal, y con ello, los animales y los humanos estamos en riesgo.

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Bella Durmiente. CUENTO DE LUIS BOLAÑOS

El gran escritor colombiano, residente en Lima-Perú, Luis Bolaños,  nos ofrece un estupendo cuento de ciencia ficción  para empezar el año:

 

BELLA DURMIENTE

 

Mientras contemplo la orgía de tonalidades rojizas en que se derrumba el horizonte, me voy preparando para la entrevista. Desde el ventanal del florido piso 109 de mi arcología se pueden admirar aterradores atardeceres que parece desangraran al cielo y nos dejaran huérfanos de sol.

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Arcología en Cosanti, estudio del visionario del concepto de arquitectura de ambiente bioclimático Paolo Soleri http://arcosanti.org/visit/cosanti/ 

¡Buenas tardes! saludo al recién llegado que acaba de conducir Mariev a mi oficina. Con cierta reluctancia me replica y casi de inmediato exige que le garantice resultados a su pedido de búsqueda y recuperación de persona, le explicó que recién durante el diálogo, mientras voy conociendo los intríngulis del caso, decidiré si lo tomo o lo dejo, de inmediato se dobla, su pecho se hunde, los hombros se abaten, un gemido se estrangula en sus delgados labios.

Para tranquilizarlo le digo que le contaré una historia:

A su ingreso por aduana le entregaron holodatos (hologramas que se ramifican a pedido para explorar historia, procesos productivos, mecanismos sociales) e imagiláminas (grabaciones múltiples que abarcan desde geomorfología hasta botánica, pasando por la forma como ha ido coagulando en organismos e instituciones nuestra sociedad). No son suficientes, requiere de un testimonio nativo para aquilatarlos, pero entregan una idea

No somos condenados ni expulsados, escapamos del Imperio como ocurrió en demasiados sitios con aquellos instrumentos que pudimos utilizar, en torno a nuestra luna se arracimaban neurobajeles en decadencia, cuyo costo de desguace era mayor que el beneficio, claro que se canibalizaban con frecuencia porque no habían sido dados de baja, pero mantenían su declinación amojonada, aún podían navegar.

Casi todos los habitantes del planeta decidimos partir en ellas tras triunfar el alzamiento contra las tropas imperiales acantonados para garantizar prepotencia y vigilancia sobre el portal; tras derrotarlos la flotilla surcó hacia el cosmos con período de caducidad ya vencido, para cuando arribamos por accidente a las inmediaciones del mundo que desde entonces sería refugio y guarida ya se estaba manifestando la decadencia en horadaciones sobre la piel exterior, inesperados flujos de geles putrefactos, pasillos que se derrumbaban, secciones que enloquecían o paredes que se abombaban reventando en putrefactos aluviones de ingredientes y constituyentes, domos que se ablandaban y chorreaban, arcos  y dinteles que cedían. Y lo peor, cámaras de criogenización des-congelándose.

Por los vetustos procedimientos almacenados-extendidos en la carne de los neurobajeles y expuestos en las pantallas: detener la descomposición, salvar vidas y encontrar la mejor manera de ligar ambos propósitos, animó su feedback para ofrecernos otra oportunidad de salvamento; sabíamos que pesaba sobre el sistema donde emergimos una interdicción con una amplia zona de exclusión que no se ligaba con la rebelión por ser muy anterior, igual decidimos desembarcar, era la única opción ante las circunstancias. Aún agonizando los neurobajeles morían por nosotros, los humanos.

En principio, soy un inductor social que se ocupa de identificar personas en contextos acotados para promover actividades de cambio “domesticado” como dicen los Althussers[1]. Como extensión tangencial pero significativa, me encargo de buscar, encontrar y devolver a su micronicho (familia, clan, empresa-célula, panal, matriz-estirpe, cuna-modelo, rama-laxa o tronco-horda de las distintas manifestaciones organizadas de las tribus urbanas [2]) al biofardo.[3]

En ocasiones algún sujeto certificado[4] o una institución solera[5] me solicita una explicación ya sea al lema global de mi oficina de investigación: “La complejidad no debe ser –en cualesquiera circunstancias o procesos- un motivo para la inacción” o a la consigna específica que aparece en el borde de la propaganda: “Explorar sin conseguir obliga a la reiteración”.

Para ambos pedidos me remonto en mi ontogenia y relato mi primer caso de “buscado-devuelto”, el mismo que le voy a relatar. En su beneficio, como acabo de señalar con algunas ampliaciones, porque averigüé que aún no cumple ni siquiera una órbita de permanencia (equivalente a una traslación alrededor del sol que nos ilumina) y que de repente no ha extraído las consecuencias de su viseolectura, con frecuencia formal:

Nuestro planeta se denomina Perihelio (por ser el más cercano a la estrella-madre que nos albergó cuando arribamos en las neurobajeles TUF: Transbordadoras Ultracósmicas Familiares, enormes naves que llevan una cápsula interior protegida donde viajamos como protovida criogenizada y cuya proa es una boca atiborrada de tubos recolectores de hidrógeno que rellenan el espacio entre la capa aislante de la semilla vital que nos acoge y la cubierta exterior, inmensa armazón de paneles o toldos entrecruzados de dureza indescriptible y bajo el cual se quema el hidrógeno recolectado para impulsarla, motivo de una larga pluma ígnea en la redondeada popa).

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By Don Davis (Donald Davis’ official site.) [Public domain], via Wikimedia Commons

Cuando estamos despiertos durante el periplo funcionamos como en las naves generacionales clásicas con intrigas, asonadas y errores que conducen a catástrofes, en nuestro caso tras el riesgo inminente del colapso aterrizamos en los transbordadores sin problemas y tras algunas peripecias que se comentan en los materiales educativos “Historias para Olvidar” nos instalamos (discusiones sobre la cadencia de descriogenización, porcentajes por grupos etarios, enfrentamientos en ocasiones muy vehementes quizás motivados por el miedo, encuentros con los objetos y edificaciones abandonadas por los antiguos moradores, experiencias similares ocurridas en otras fugas). Dedico tiempo a explicarlo porque usted y su familia arribaron en otro tipo de transporte en un contexto diferente.

Tras un corto período de comprobación territorial instauramos dominio y terminamos por construir una megaurbe-capital, rodeada de miniurbes que nunca conurbarían (dentro de un momento comprenderá porqué), se transformó en el lugar con mayor velocidad de cambio e innovación social pero cuya tasa de reemplazo se desplaza en correspondencia a su ley de población original pero absurda: disminución acelerada de habitantes jóvenes por desintegración acelerada de marcos conductuales que conducen a hiperviolencia, los mismos que requieren ser sustituidos por rituales -que pueden tener sentido o no- pero que fueron diseñados por los bisoños de las primeras generaciones y marcan una ruta de maduración con cierta eficacia, recordemos que además en la actualidad ya las cavernas de criogenización están vacías, los neurobajeles momificados y no hay pioneros que despertar.

Sus características las fuimos descubriendo de a pocos, asentamiento de una especie desaparecida que dejo más misterios que respuestas, con un pequeño continente central sobre el ecuador rodeado de continentes colosales, atiborrado de ruinas, en especial el punto donde decidimos plantar el centro administrativo situado en la misma dilatada bahía donde parece afincaron con preferencia, aquellos a quienes denominamos Keplers.

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La obsesión de Alan Poma por una ópera futurista

Alan Poma tocando la guitarra

Alan Poma tocando la guitarra

Conocí a Alan Poma durante mi residencia en Escuelab, en ese entonces él estaba interesado en hacer un proyecto de radios comunitarias para el centro comercial Polvos Azules (alguien debería hacer una película de ciencia ficción sobre  piratas comerciales allí) . Después, Alan participó en la plataforma experimental futurista CON-TEXTOS Alternos que realicé en dicha institución. Allí los presentes tuvimos la oportunidad de escuchar los primeros esbozos de esta idea que lo traía obsesivo durante varios meses, La victoria sobre el sol: 

una ópera futurística  compuesta por Mikhail Matyushin (San Petersburgo, 1871) presentada en Rusia en 1913 y que fue considerada en su tiempo una pieza de teatro de la “integración” por ser una de las primeras muestras de colaboración multidisciplinar, que tiene como tema la muerte del Sol.

La idea en ese entonces era realizar una ópera utilizando como instrumentos sonoros la emisión de los planetas, archivos que se encuentran para libre descarga en varios repos de la NASA, entre otras fuentes. Hablar con Alan  en ese entonces era hablar de la música de las esferas y del futuro de destrucción del sistema planetario.

Con los años la idea ha evolucionado, haciéndose más compleja y ambiciosa. La obsesión  en Poma es una virtud.  Y haber sido testigo de los primeros meses del nacimiento de esta idea me resulta muy grato, pero ver cómo ha crecido este proyecto (e imaginar hasta donde puede llegar) me llena de mucho orgullo por Alan.

La victoria sobre el Sol se ha presentado en distintos lugares en Lima, Perú, como: la Galeria Luis Miroquesada Lima, en el Planetario Nacional, Plazuela de las Artes, Goethe Institut entre otros, en Junio del 2014 fue presentada en el Museo Experimental el Eco en Mexico D.F y será presentada en San Petersburgo (Rusia) en Agosto del 2015

Hoy presento el trailer y extiendo la invitación para asistir a la versión primera de esta ópera que será presentada en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) en Lima.

 

Evento en face: https://www.facebook.com/events/925276180863022/ 

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Historia del graffiti y el street art en una #infografía

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Esta infografía data del año 2012.  Ofrece  una breve genealogía del Graffiti contemporáneo y Street Art, desde 1940 hasta  2010,    por el historiador y teórico Daniel FeralEste diagrama es la segunda versión de uno presentado anteriormente en  el 2011 para el grupo Pantheon Projects Esta nueva infografía, también conocida como el Diagrama Feral 2.0 fue  por motivo de la exposición  Futurism 2.0 “Symmetry across Centuries”   en Londres. Este nuevo diagrama rinde tributo a Alfred H.Barr ya que es una variación del famoso diagrama Barr en el que se representaba la historia del Cubismo y Arte Abstracto.

Diagrama de Barr

Diagrama de Barr

La democracia en Colombia por José Antonio Osorio Lizarazo

Este es un fragmento de la novela futurista Barranquilla 2132, de José Antonio Osorio Lizarazo. La estrategia de situar la narración en el futuro, permite a Osorio Lizarazo expresarse libremente sobre algunos aspectos de su sociedad contemporánea. Podemos ver que entre la democracia colombiana descrita por Osorio Lizarazo en el año 1932, y la que vivimos actualmente, no existe diferencia alguna.

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Tomado de: Osorio Lizarazo, José Antonio. Barranquilla 2132. Edición de Laguna Libros, Bogotá, 2011. 

Dos versiones de Michael Jackson en el año 2000

Según la revista Ebony, que publicaba en 1985 una aproximación  futurista de Michael Jackson en el año 2000, realizada por el artista Nathan Wright,  el tiempo podía ser un villano o un amigo; y de acuerdo con la representación de Wright el tiempo sería generoso con las estrellas de color negro.  Así que el artista de Chicago falló en lo que solemos fallar los futuristas: en subestimar la complejidad de la naturaleza humana. Y es que para el año 2000, la superestrella del Pop que perfilaba para el 2000 una elegancia y una apariencia guapa, ya no era negra sino blanca. Así que el tiempo, que aseguraba un tratamiento afable para el artista, se fue en su contra, por las misma razones raciales: el tiempo no sería generoso con estrellas de otro color.

Tenemos dos versiones de Michael Jackson – o como le llaman los españoles Máiquel Jackson-: uno es el Máiquel Jackson del mundo paralelo del  año 2000 de Nathan Wright, sonriente, elegante y soberbio; podemos comparar su aura desenfadada con las últimas fotografías de David Bowie, quien tiene el aspecto de a quien  nada de lo humano le es ajeno pero que se ubica por encima de ello.  Y tenemos al otro Mickey, el Mickey que conocimos en esta versión del mundo, a quien le fue diagnosticado  Vitiligo y Lupus en 1986, lo que hizo que en el transcurso de los años siguientes aclarara su piel y perdiera por siempre el favor del tiempo. En esta versión del mundo Mickey hizo lo imposible por ingresar a la Neverland,  lo que le llevó a generar un hábito por las cirugías plásticas y someterse a espantosos dolores inenarrables.  Un día después de la muerte del Mickey Jackson de esta realidad, me encontré con una señora rubia que lloraba viendo un especial de noticias sobre el artista: ella había estado en tratamientos para el dolor por una enfermedad que le afectaba los huesos.  Decía que podía sentir en ella la tragedia de Mickey.  Era la tragedia del tiempo. Ese tiempo que se bifurcó de alguna manera extraña a mediados de los 80 y que construyó dos realidades muy distintas. La realidad del Máiquel Jackson que llegó a su madurez como un relajado hombre afroamericano de gran éxito mundial, y la otra espantosa realidad, del Mickey que se hizo monstruo a fuerza del dolor, la enfermedad y la conciencia de unos niños desventurados que querían sanar el mundo. Esa es la realidad del desastre que estamos viviendo, a menos que una curva inesperada en el espacio-tiempo nos vuelva a unir con Máiquel Jackson de la revista Ebony y volvamos al sendero del tiempo benigno.

La singularidad de Raymond Kurzweil

En este diálogo con Eduardo Punset, para el programa Redes, Raymond Kurzweil habla sobre su visión utópica, explica qué es la singularidad tecnológica y se compara, en un futuro, con los dioses.

Escuchemos al papá-Dios de Ramona:

 

Manuel Bandeira: la profundidad de lo simple

Manuel Bandeira en Teresópolis (1966). Foto: Helio Santos | Archivo-Museu Fundação Casa de Rui Barbosa

Simple mas no sencillo. En la poesía de Manuel Bandeira, detrás de una simplicidad aparente, se revela que la simplicidad es un privilegio. Los versos que se podrían entender como temas cotidianos esconden una profundidad que constatan  una interrogación a varias tradiciones poéticas fruto de la evocación que se le brinda indirectamente al lector. Pero Bandeira no fue un autor clásico sino uno destacado en el movimiento Modernista que se formó tras la semana del 22 en São Paulo,; de hecho, fue su poema O sapos el que abrió el legendario acontecimiento.

¿En qué sentido un poeta que hace constante referencia a la tradición fue considerado como uno de los artistas más representativos del movimiento modernista brasilero?  Manuel Bandeira prefirió ser un modernista diferente a otros modernistas. Al contrario de un discurso más radical como el de Oswald de Andrade, que impregnado del espíritu de los futuristas quiso negar la tradición, el pernambucano decidió trazar su obra desde una tradición innovadora. Read More…

Manifiesto de la cocina futurista

– Agú, Marinetti, ¿Quieres compotita de pasta?- Le dijo Vicente Huidobro al pope del futurismo, burlándose de él porque prefería un automóvil que a una mujer, cosa que no era digna de poetas (Huidobro se tomó muy en serio el gremio de la poesía y por eso peleó con uno de los jefes del gremio, Pablo Neruda)

Marinetti no le contestó, ya todo lo había dicho en el manifiesto de la cocina futurista, que data de 1930 y va en contra de un precepto tan mentado como el de la tradición culinaria, obedeciendo a la tradición de rupturista de las vanguardias. 

A contrapelo del ideal platónico  del italiano que debe comer ingentes candidades de pasta, el escrito propugna por la erradicación de ese alimento que llena las barrigas y no permite que la gente sea ágil, la cualidad más importante que tendrá un pueblo para dominar el mundo futuro.

Marinetti da ejemplos de algunos platos futuristas y establece un nexo entre el escenario donde se come con la comida. Cada alimento  deberá estar sustentado por los conocimientos de la química y, lo mejor de todo, no habrán de usarse ni cuchillo ni tenedor.

Acá puedes leer el manifiesto