Demetria la pescadora. Por Herberth Morales

Fuente: J de J Zamora, “A propósito de un caso de dermatitis poliforma dolorosa Crónica recidivante” Archivos del
Hospital Rosales, n.º 104-106 (1916): 687.

 

Su cuerpo desnudo posó frente a la cámara. Las rodillas levemente flexionadas formaban parte de toda una estructura escuálida que tenía por cuerpo. Quizá el cabello recogido y el entrecejo escasamente fruncido acompañaban a unos ojos que miraron fijo a la cámara. Ese cuerpo con costillas superiores y clavícula pronunciada fueron la muestra para llegar a decir que su constitución era «enflaquecida»[1]. La piel de este cuerpo parecía un reptil con escamas amarillentas y grisáceas, manchas a consecuencia de las pústulas, arrugas en los miembros inferiores y erupciones cutáneas en múltiples partes. Ese cuerpo escuálido y lleno de erupciones se sobreponía en el primer plano de la fotografía para dejar en un segundo a una de las paredes del principal nosocomio de El Salvador, el hospital Rosales, ubicado en la ciudad capital y fundado en 1902[2].

El joven practicante de medicina, que utilizó esta imagen de un cuerpo enfermo para su reporte clínico, era de apellido Zamora. En él se despertó un interés por este caso al grado de estudiar dermatología, dada la rareza de la enfermedad[3]. Además de la fotografía del cuerpo enfermo, en el reporte clínico de Zamora aparece la voz de la persona enferma, pero de una manera indirecta: ella era una paciente salvadoreña que asistió al hospital Rosales en 1915.

Volvamos al cuerpo en la fotografía. Está enflaquecido y con erupciones en la piel y pertenece a una mujer que se llamó «Demetria Abarca, de 29 años de edad»[4], dedicada a la molienda y elaboración de puros. Su extraña enfermedad de la piel inició en septiembre de 1914, pero fue hasta el primero de noviembre de 1915 que Demetria decidió ingresar al hospital Rosales para ser tratada por un médico; prácticamente había transcurrido catorce meses en su casa sin ninguna asistencia médica.

Luego de su ingreso al hospital, Demetria hizo un detallado relato del historial clínico, de ella y su familia, al practicante Zamora. Ella expuso que era hija de una prolífera familia que había tenido nueve hijos de los cuales solo sobrevivían tres, incluyéndola a ella. Los dieciocho años de edad fue el máximo de vida que alcanzaron cinco de sus hermanos y sus causas de muerte fueron múltiples: sangrados de la nariz, fiebres, diarreas y fracturas en un brazo. El sexto hermano que ella incluía en sus cuentas fue un aborto de seis meses. Demetria tuvo cuatro hijos de los cuales murieron los primeros dos por causas similares a las de sus cinco hermanos. Con un historial clínico como el relatado por Demetria, el haber llegado al hospital Rosales con 29 años para decirle a Zamora que su cuerpo se estaba madurando a causa de las diversas pústulas, era toda una fortuna.

La vida para Demetria no había sido nada fácil, ella le confesó al practicante Zamora que tuvo «excesos de trabajo» a causa de «la pobreza y las necesidades de sus hijos»[5]. Por esa razón, también se dedicó a la pesca. Precisamente, el hacer alusión a la actividad de la pesca no es accesorio en el relato de Demetria, pues el origen de su enfermedad en la piel lo relacionó con esta tarea. Demetria le aseguró al practicante de medicina que todo comenzó en septiembre de 1914, en un día soleado, que ella fue al río Lempa a pescar y, que mientras navegaba, le cayó «una fuerte tormenta durante cinco horas»[6] que la obligó a permanecer con sus ropas húmedas durante toda la noche. Cuatro días después, la enfermedad de la piel hizo su aparición, al grado de generarle unas ampollas que le producían escozor en todo su cuerpo. Desde septiembre de 1914, cuando apareció la enfermedad, hasta noviembre de 1915, que Demetria tomó por fin la decisión de ir al hospital Rosales, experimentó que la enfermedad tuvo un comportamiento cíclico en el cual existieron momentos de calma y rebrotes de las erupciones en su piel que se acompañaron de fiebre, insomnio y pérdida del apetito.

¿Qué nos dice el cuerpo enfermo de Demetria? ¿por qué la paciente esperó más de un año para recibir la atención médica en el hospital Rosales? El caso de Demetria manifiesta una tensión entre dos visiones de cómo se curan los cuerpos: por un lado, la de ella, que esperó durante catorce meses que su cuerpo se recuperara por sí solo, como había ocurrido a sus 17 y 23 años de edad, en los episodios de una enfermedad similar en la piel y de la cual se curó sin tener que asistir al médico; y, por el otro, la del estudiante de la práctica médica, que se quejó de que en el último ataque de erupciones en la piel, Demetría tardó demasiado en asistir al hospital, lo que según Zamora afectó la precisión de su criterio médico:

En presencia de un caso como este, en que tanto la rareza de la afección como la antigüedad de su proceso, han vuelto difícil su diagnóstico, me siento embarazoso para poder emitir opinión al respecto, y sólo el gran deseo que me anima a aprender y el estimulante que me brinda la buena voluntad del abnegado maestro por enseñar, me han dado el valor suficiente para llevar a cabo tan ardua tarea…Lo primero que me llama la atención, en el presente caso, son los brotes eruptivos que esta enferma acusa haber tenido: el primero hace 12 años y el segundo 6… (sic)[7]

La decisión de Demetria de ir muy tarde al hospital estaba condicionada por sus dos experiencias de curación. Ella leyó su cuerpo enfermo y solo cuando llegó a un estado de gravedad incomparable decidió ir al hospital. Esta situación desencadenó el conflicto entre su decisión inicial y el criterio médico.

Esto nos indica que recibir servicios médicos como los ofrecidos por el hospital Rosales, no formaba parte de la cotidianidad de Demetria. En el relato que ella le hizo al practicante Zamora, nunca dijo recibir un servicio médico para tratarse los episodios eruptivos anteriores. Ocurridos entre 1914  y 1916[8].

Se suele plantear que los sectores populares han entendido a su cuerpo como un espacio de resistencia y cuestionamiento a las ideas dominantes. O que el cuerpo es un espacio condicionado por las relaciones de poder[9]. Estas dos formas de entender los cuerpos explican la corporalidad de Demetria, cuando interactúa con los servicios del hospital Rosales. Sin embargo, estas lecturas dejan de lado que la forma primera de comprender el cuerpo y la enfermedad, por parte de Demetria, fue por medio de la analogía con situaciones previas que no desembocaron en una intervención médica.

 

[1] J de J Zamora, “A propósito de un caso de dermatitis poliforma dolorosa Crónica recidivante” Archivos del Hospital

Rosales, n.º 104-106 (1916): 691.

[2] Ibídem. 687-691.

[3] Ibídem: 685-687

[4] Ibídem. 685-691.

[5] Ibídem. 686.

[6]Ibídem. 688-691.

[7] J de J Zamora, «Estudio clínico», Archivos del Hospital Rosales, n.º 104-106 (1916): 700

[8] J de J Zamora, “A propósito de un caso de dermatitis poliforma dolorosa Crónica recidivante” Archivos del Hospital

Rosales, n.º 104-106 (1916): 688.

[9] Roy Porter, «Historia del cuerpo», en Peter Burke (de), Formas de hacer historia (Madrid: Alianza, 1996): 257.

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