SE NOS CAYÓ EL CHUZO!
Se nos cayó el chuzo después del último vendaval de amarguras.
Como un haitiano presto a recibir los obsequios navideños, aguardamos por este año nuevo y nos confirmó lo que sospechamos desde hace mucho tiempo: la mediocridad del desempleo y las oficinas.
Tanta masturbación no fue garantía de ninguna seguridad del destino, aunque quizás sí hubo una certeza: el cansancio de las pajas; pero a eso siguió otra incertidumbre: ¿se habrán agotado hasta las reservas de aliento?
Los cachorros y los espíritus buscan su hogar, y en milinviernos siempre tendremos una poca de pan para ellos. Nuestros méndrugos de amor serán los últimos destellos de humildad que precisamos para con tanta soberbia sexual.
Joaquin Martínez, el hijo de doña Gloria Pérez, siempre me comentaba que con el único hombre que haría el amor sería con David Bowie. Después lo vi prostituyéndose por unas dosis de anfetaminas y le dije: ¿no es que solo harías el amor con David Bowie?
Ahora Bowie está muerto, y Joaquín Martínez ya no dice que no se acostará con machos porque es lo que hace, para vivir y para que no se le caiga el chuzo.
Nosotros no pudimos hacer el amor con hombres. Tampoco con mujeres y el chuzo se vino abajo, con estrépito, como si cada una de nuestras ilusiones se hubiese engordado lo suficiente para que su caída fuera tna fuerte como el derrumbe de un elefante.
Es el precio de no ser un Porfirio Rubirosa que enamore Capotes maricas.
Como los funcionarios de la cultura y el arte no nos quieren para que les hagamos el amor, este año será terrible.
Les ofrecimos nuestras bocas para un fellatio y ni siquiera quedamos entre los preseleccionados
Volvimos a la época del apagón y como decía la famosa canción de esa época: con el apagón qué cosas suceden qué cosas suceden con el apagón.
Miedos, muchos miedos y fantasmas que se tragarán lo que queda de concienciay nos emborracharemos en pequeñas glorias, como el amaño de algún premiecillo literario de una comarca lejana para luego volver a la ignominia del desempleo y la oficina.
Nuestros cachorros son tan tiernos que al detectar la presencia de esos fantasmas ya no ladran sino se amedrentan junto a uno y ovillados, hechos un sólo magma de terror, no sabemos si al masturbarnos tocamos nuestros chichis o los del cachorrito que apenas parpadea y suspira.
Como la casa tomada, de don Cortázar, nos invadieron nuestras propias tinieblas para desalojarnos de todo este vulgarote mundo de la así llamada cultura marica.
No queda mucho: más que continuar esta carrera como escritores de pacotilla.
Afortunadamente está la muerte para eliminarnos por siempre de cualquier recuerdo.
Siendo así pues, bienvenido profesor Snape a nuestro chuzo.
Humilde pero mágico como el Harry, como el de Harry, acá usted se derrumbará y será como una grosería que prorrumpe en la oscuridad de nada.