SE NOS CAYÓ EL CHUZO!
Se nos cayó el chuzo después del último vendaval de amarguras.
Como un haitiano presto a recibir los obsequios navideños, aguardamos por este año nuevo y nos confirmó lo que sospechamos desde hace mucho tiempo: la mediocridad del desempleo y las oficinas.
Tanta masturbación no fue garantía de ninguna seguridad del destino, aunque quizás sí hubo una certeza: el cansancio de las pajas; pero a eso siguió otra incertidumbre: ¿se habrán agotado hasta las reservas de aliento?
Los cachorros y los espíritus buscan su hogar, y en milinviernos siempre tendremos una poca de pan para ellos. Nuestros méndrugos de amor serán los últimos destellos de humildad que precisamos para con tanta soberbia sexual.
Joaquin Martínez, el hijo de doña Gloria Pérez, siempre me comentaba que con el único hombre que haría el amor sería con David Bowie. Después lo vi prostituyéndose por unas dosis de anfetaminas y le dije: ¿no es que solo harías el amor con David Bowie?
Ahora Bowie está muerto, y Joaquín Martínez ya no dice que no se acostará con machos porque es lo que hace, para vivir y para que no se le caiga el chuzo.
Nosotros no pudimos hacer el amor con hombres. Tampoco con mujeres y el chuzo se vino abajo, con estrépito, como si cada una de nuestras ilusiones se hubiese engordado lo suficiente para que su caída fuera tna fuerte como el derrumbe de un elefante.
Es el precio de no ser un Porfirio Rubirosa que enamore Capotes maricas.
Para libre descarga: RELATOS PIONEROS DE CIENCIA FICCIÓN LATINOAMERICANA
Vía: Jorge Valentín Miño:
La editorial El perro y la rana de Venezuela acaba de publicar «Relatos pioneros de la ciencia ficción latinoamericana», del compilador Daniel Arella. Aparecen cuentos de : Amado Nervo, Rubén Dario, Clemente Palma, Leopoldo Lugones, José Asusncion Silva, Eugenio Larco, Vivente Huidobro, Horacio Quiroga, Eduardo Ladislao Holmberg, Pablo Palacio, Juan José Arreola, Alejandro Jodorowsky, Julio Garmendia, Felisberto Hernandez, Hector Velarde, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares y Carlos Octavio Bunge.
Relatos pioneros de la ciencia ficción latinoamericana se presenta en un momento de imperiosa necesidad de literatura que convoque al público joven, consciente de esto y de que la juventud es la principal consumidora de nuevas tecnologías la Fundación Editorial El perro y la rana pone a disposición de lectoras y lectores la compilación en su portal web.
Luis Enríquez
Enlace: RELATOS PIONEROS
Para descarga: http://www.elperroylarana.gob.ve/images/libros-pdfs/feria-ccs/relatos-pioneros.pdf
Lola López Mondéjar y La pequeña burguesía
Por Manuel García Pérez
Página web de la autora: http://www.lolamondejar.com/
En La pequeña burguesía, la autora murciana describe su particular mundo de complejidades psicológicas a través de la concisión e intensidad que le proporciona el género del cuento. La modernidad de López Mondéjar es que renuncia a la frivolidad, al escapismo y a lo histórico para acercarse a una narrativa en puridad, sin cortapisas ni infantilismo, pues, en estos cuentos subyace una preocupación por el lenguaje con el que se escribe y aquel otro que debería solucionar los conflictos, aclarar los conceptos, expresar lo que nos angustia y que, sin embargo, resulta inútil a los personajes que se resignan a vivir.
Las miradas incisivas, la forma de vestir, la enfermedad y la frustración del deseo son motivos temáticos que definen esa poética, sin ampulosidad, sin manierismo, condensada en el uso del sustantivo, de la frase precisa, con diálogos esclarecedores y descripciones de las costumbres que dicen todo, sin necesidad de elaborar manidos desenlaces, acerca de una burguesía que prefiere el hedonismo a la acción y al compromiso. Lo que se percibe en los últimos textos de López Mondéjar es esa alusión al detalle, al objeto y a la sutileza de una expresión para definir todo lo que quiere que exista en el discurso como referente de la vida de sus personajes.
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Antes regalar relojes era una costumbre bien afincada. Para celebrar ocasiones especiales o conmemorar aniversarios le regalaban a uno un reloj. Mi papá me regaló uno cuando me gradué de la universidad y lo utilicé para el grado de la maestría porque es dorado, bonito y elegante. Pero bien lo dice el señor Cortázar, cuando te regalan un reloj te regalan un «pequeño infierno florido».
Podría ser uno dorado o plateado, de un material valioso y pesado o uno de plástico negro, de los Casio que titilaban y venían en las piñatas. Aun así, cuando te regalan uno de esos pequeños adminículos, empacada te regalan una esclavitud, una pequeña maldición.
La gente regala con menor frecuencia relojes. Ahora es uno quien se otorga a uno mismo las desgracias haciendo carísimas inversiones en aparatos tecnológicos que pesan y molestan. Esos aparatos, que también sirven como reloj y calendario, están siempre vibrando, sonando o brillando. Si no brillan o vibran o suenan, es porque uno esta tremendamente solo. Esos aparatos son costosos y delicados y no se pueden abrir, ni desbaratar para engallarlos o refaccionarlos. También lo ponen a uno en una posición vulnerable: hay que estarlos protegiendo de cualquier facineroso de la calle que si se logra robárselo no le va a servir para nada por todas las claves y contraseñas que uno le pone. Además, hay que estar conectándolos porque si se quedan sin batería el usuario corre el riesgo de perderse de lo que de verdad está sucediendo en el planeta tierra.
Nos hemos convencido a nosotros mismos de que los necesitamos, de que no podemos vivir sin ellos. Son una grilla atada al cuello que arrastramos porque queremos, porque nos gusta, porque nos hemos creído el cuento de que es mejor andar cargando con la quejadera de las redes sociales, las tragedias, las noticias, los chistes y los chismes a todas partes.
Por eso traigo para este mi primer post, montado probablemente desde mi celular, en la voz de su autor el Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj.
Una charla entre Cortazár, Roa Bastos, Saer y Sarquís. Video.
En 1978 se reunieron en Francia los escritores Juan Jose Saer, Julio Cortón entre la literatura y el cine. Este documento no solo tiene valor para un coleccionista y buscador de rarezas sino que brinda luces sobre la manera en que el cine influyó a la generación de escritores latinoamericanos que m s se ha conocido en el mundo. Roa Bastos habló desde su experiencia como escritor de algunas piezas cinemató graficas mientras que Cort zar refirió su alejamiento del trabajo que Antyonioni hizo a partir de su cuento llamado Las babas del diablo aunque fue de su agrado lo que hizo el director italiano. Entretanto, Sarquis y Saer estaban mas relacionados porque el director se inspiró en el relato Palo y hueso para hacer su primer largometraje. Entre los puntos luminosos que brotan en la conversacion emerge el de que todos ellos intuyeron un futuro donde las películas podrían comprarse en una tienda de discos y que se verían en casa, lo que produciría una nueva forma de apreciar este lenguaje artístico.
y Agusto Roa Bastos junto al director Nicol s Sarquis para hablar sobre la relaciPalabras sinceras de Aira sobre Cortázar
—Cortázar es un caso especial para los argentinos, y no sólo para los argentinos, también para los latinoamericanos y quizás para los españoles, porque es el escritor de la iniciación, el de los adolescentes que se inician en la literatura y encuentran en él —y yo también lo encontré en su momento— el placer de la invención. Pero con el tiempo se me fue cayendo. Hay algunos cuentos que están bien. El de los cuentos es el mejor Cortázar. O sea, un mal Borges, o mediano. A propósito de una de las cosas más feas que hizo Cortázar en su vida, el prólogo para la edición de la Biblioteca Ayacucho de los cuentos de Felisberto Hernández, un prólogo paternalista, condescendiente, en el que prácticamente viene a decir que el mayor mérito del escritor uruguayo fue anunciarlo a él, cuando en verdad Felisberto es un escritor genial al que Cortázar no podría aspirar siquiera a lustrarle los zapatos. Sus cuentos son buenas artesanías, algunas extraordinariamente logradas, como Casa tomada, pero son cuentos que persiguen siempre el efecto inmediato. Y luego, el resto de la carrera literaria de Cortázar es auténticamente deplorable.
Tomado de El Clarín.
Julio Cortázar: Cronopio Mayor
Por Luis Carlos Muñoz Sarmiento*
(Texto de la Conferencia presentada en el marco de la XVII Feria Internacional del Libro de Bogotá, 2.V.04, en la Universidad Central, 26.VIII.04, y grabada para U. N. Radio, 24.V.04)
Fuiste capaz, nos diste la medida, que también necesitamos,
del letrado deletreando los nombres de los mártires,
el libro de los héroes, la poesía pura de la patria;
y ardiendo por los pobres, defendiendo con tu nombre la justicia,
nos entregas ahora tu vida completa, enteramente útil.
CINTIO VITIER
Siempre supe que tu obra nos abriga, que tu mejor obra sos vos.
JUAN GELMAN
Quizá debemos considerar la muerte de Cortázar
como el final de una prodigiosa historia de amor.
FÉLIX GRANDE
Mi propósito es evidenciar de qué manera busqué el conocimiento a través de una avalancha de tinieblas
y mi propia potencia en la infinita debilidad que me acompañó hora tras hora.
ROBERTO ARLT
Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra madre era la palabra madre y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas.
JULIO CORTÁZAR
Esta no es una cátedra sobre Julio Cortázar, ni una muestra de erudición sobre su obra. Entre otras cosas porque nuestra cultura es lacustre, está siempre llena de lagunas. Y este trabajo no aspira a llenar las de nadie. Cortázar mismo reconoce que tenía una especie de visión muy planetaria de las cosas (…), con grandes lagunas. Se trata entonces, simplemente, de un ensayo personal (con la libertad que ello entraña), un punto de vista que aspira a ser acogido con tolerancia, en torno al quehacer del que, para mí, es el Cronopio Mayor… y Mayor en este caso no es título castrense o bélico pues no iría bien para uno de los hombres más pacifistas que hubo en este planeta. Se trata de una invitación a la lectura de sus libros (no de todos, claro) encaminada a escoger para que los lectores no corran el riesgo de volverse eruditos… Esta es mi experiencia con su obra, reflejada a través de un afecto no incondicional pues es posible criticar lo que se quiere, sin denostarlo. Es posible polemizar, sin que ello signifique persecución, ni mucho menos muerte, como tanto se ve en Colombia. El orden aquí no es lo determinante: recuérdese, orden es la palabra preferida en el diccionario de la tiranía. Sólo espero cumplir en torno a los temas prometidos: he aquí, pues, un ensayo en clave jazzística, aunque también tanguística…