Flash y Superman están de vacaciones (Héroes Decadentes – FVR)
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Héroes decadentes
Segunda parte: Superhéroes fuera de foco
Flash y Superman están de vacaciones
Flash y Superman salieron a correr en el desierto del Sahara. El problema de Flash es que no es de acero. Superman se puede correr la tierra y saltarse los Himalayas de un vuelo. Flash, que si es humano, evita los matorrales y las selvas. A Superman le da igual. Así que terminan en una esquina de Bellaquería, bebiendo cervezas a las 4 de la tarde. Flash se quitó el antifaz, al segundo estaba vestido con ropas que no eran suyas. Superman se elevó y aterrizó en medio de un tumulto de personas. La gente comenzó a saludarlo, las viejas lo agarraban, los niños les gritaban emocionados a sus padres por el Superman que había llegado, los ancianos se preguntaban donde estaba la cámara escondida, y las fanáticas espontáneas llenaban el espacio de gritos histéricos. El Man repartió firmas, besos, muestras de fuerza, de inteligencia, de velocidad. A los veinte minutos había logrado lo que buscaba, un par de lentes chinos oscuros RayIban que le entregó un tipo a cambio de varias fotos junto a su héroe. Una guayabera que le regaló un viejo de los Montes de María, que cuando lo vio le dijo: “Por mi nieto, que se lo imagina salvando el mundo, pá que venga y se pase una temporada por acá.” Una bermuda beige, de unos empresarios que le ofrecieron trabajar en publicidad para un nuevo centro comercial. Sandalias Havaianas verdes de una chica moderna de ojos claros que deseó ser la mujer maravilla. Y una mochila amarilla estampada con un logo de Águila, que unas chicas uniformadas le entregaron, junto con la birra, unas fotos de ellas en pelota con su número al respaldo.
Flash en la espera se tomó 30 cervezas.
Luego de los autógrafos y fotos fueron a una tienda, donde se bebieron siete canastas de cerveza, ahí Superman se proclamó campeón absoluto de el eructo más largo. Se puso la capa de turbante fingiendo ser un gringo con problemas mentales. Le hablaba a un Flash borracho, que se caía y levantaba del suelo a una velocidad, aún en estas condiciones, increíble. Habían estado bebiendo a la sombra un par de horas. Cuando Flash se repuso del mareo y pudo coordinar la cabeza, soltó el eructo, que sirvió también como señal de escape. Pagaron con una exhibición de rapidez y dejaron viendo chispas al tendero.
Frenaron en una playa a ponerse los atuendos. Superman deseaba darse una vuelta por el Medio Oriente.
-Así sudamos lo que nos queda en el sistema, lleguemos hasta Argentina, cenamos y nos vamos.
Flash se lo quedó mirando, y luego de analizar todo dijo con una sonrisa maliciosa:
-Mejor vamos hasta Venezuela.
Superman, que no le gusta contradecir al jefe del país donde reside, respondió haciendo un chiste:
-No, yo mejor me mantengo fuera, no vaya a ser que me vuelva comunista.
En su cabeza sabía que era otra tontería de extraterrestre. Era un periodista luchando por la verdad y la justicia. Muchos de los problemas que le ponían a resolver eran domésticos del país. En las noches volaba sobre el planeta, dejaba tres horas el mundo en manos de la muerte y el destino.
-¿Tú que dices?, ¿será buena la publicidad comunista?, ¿seré yo un posible héroe para el público joven?, supe que los rusos crearon un Frankenstein durante la guerra fría. Pero no era extraterrestre, no podría volar, ni era indestructible. El único extraterrestre que yo conocí en manos de ellos parecía una agua mala gigante.
-Eres Gringo como yo –dice Flash-. Quedémonos una temporada y dejemos que en el norte trabajen Linterna Verde y el Halcón. Mueve influencias y traemos a algunos de Marvel. Montamos una cuadrilla entrenada por el Punisher y arreglamos esta situación. Yo creo que si montamos aquí un centro de operaciones salvamos el mundo desde Sur América. Mira, traemos a Aquaman, tenemos dos salidas oceánicas cerca. Traemos una cuadrilla de mutantes de la escuela de los X-Men, si se puede un par de profesores. Y los metemos a la selva. Mejor dicho, los contratamos por períodos cortos, que hagan lo suyo y reciban un pago. Superhéroes mercenarios. Sacamos todo el oro que encontremos y construimos una civilización tecnológicamente más avanzada. Mira viejo, aquí puedo estar disfrazado casi todo el año y a las chicas les encanta el rojo.
-Mejor vámonos al Medio oriente –responde Superman-, por aquí se las arreglan a su modo, allá esta explotando todo, puedo oírlo desde acá… ¿Y ese humo de dónde viene?
-Tranquilo, que esto no explota. Ahora relájate un poco, busquemos ropa holgada y disfrutemos la playa. Yo no voy a ningún lado.
Acto seguido Flash desaparece en una nube de arena marina, al segundo está de vuelta con un atuendo de surfista. Superman lo analiza de pies a cabeza, sonríe y se eleva para aterrizar en mitad de la playa. Los bañistas se acercan a tomarse fotos junto al héroe, para ofrecerle cervezas, mango verde con sal y limón. Un par de chicas en bikinis rojos lo seducen y se lo llevan junto con Flash a una fiesta electrónica que dura tres días. Luego de lo cual ninguno de los dos superhéroes vuelve a tomarse el trabajo de salvar al mundo a la ligera. A Superman le da por limpiar el mundo y a Flash por volver a la tierra, tiene un viaje de hippie metido en la cabeza y no hay quien se lo saque. Las dos chicas se volvieron locas de tanto sexo que tuvieron esos días. Los videos están en youtube.com. Busquen “Flash y Superman contra las caribeñas en bikini.”
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Héroes Decadentes es un libro de cuentos de Francesco Vitola Rognini, autor de Hambre de Caza (novela de libre descarga en Editorial Miliniviernos). Todos los domingo hacemos una entrega de cada uno de los cuentos; al final recogeremos todos ellos, lo que dará como resultado un nuevo libro digital de libre descarga.
Hemos publicado la primera parte, que consta de las historias: Tardes sin parques, Frost, el payaso estrella , Golpea y Corre, El idealismo no sirve para una mierda , Otro Borracho que no puede olvidar , Centro Comunitario Ratzinger y Tristeza, soledad y rock and roll y Santa Marta. Segunda parte: Superhéroes fuera de foco. The Punisher va al Supermercado , Aquaman no cree en los Super Amigos, The Hulk va al psicólogo.
También el prólogo de J. J. Junieles: Este hambriento corazón