Tag Archive | Héroes decadentes

Wolverine no se oxida (Héroes Decadentes – FVR)

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

El hombre es un experimento; el tiempo demostrará si valía la pena.
Mark Twain

Wolverine no se oxida

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

Hago daño, nunca río, bebo demasiado, eso dicen los tontos. Las pastillas no surten ningún efecto en mí, no necesito afilar nunca mis navajas, empino la botella cada vez que tomo asiento y no me dejan de salir pelos en todo mi cuerpo, no importa cuantas veces al día me afeite. Cuando cierro los ojos regresan las imágenes de siempre, los experimentos en los que me inyectaron un metal indestructible sobre los huesos. Por eso prefiero no dormir, para hacerlo bien necesitaría mucho alcohol y tanto somnífero como para poner a roncar a tres osos grizzlis. Eso lo puedo hacer una vez por semana, no hay dinero para gastar en eso todos los días. Por esto busco peleas diariamente: para robarle la plata a otros, o para ver si alguien es capaz de ponerme a dormir.

Afuera de esta cabaña en las montañas de Canadá la nieve lo cubre todo, incluso los troncos de pino que corté con mis garras esta misma mañana. Es un lugar frío, sólo los animales salvajes se aventuran por estas latitudes, así que conseguir y transportar el whisky es trabajo extra, tanto que estoy pensando seriamente regresar a la gran ciudad.

Será difícil buscar equilibrio y paz en el gris y ladrillo que lo cubre todo, pero al menos robar es más fácil y las drogas son más fuertes. Por aquí poco se consigue. Aún me quedan un par de cajas de Jack y una caja de habanos. Los días demasiado cortos y las noches muy largas desearía sirvieran para dejar de pensar en esas pesadillas, en la muerte que nunca llegará para mí, y en la cantidad de tiempo que significa la eternidad.

Una parte de mi memoria está perdida, pero estoy seguro que la vida siempre ha sido una mierda.

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Batman, apostador compulsivo (Héroes Decadentes – FVR)

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

Batman, apostador compulsivo

 

 

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

 

I

Batman perdió todo en una apuesta contra el Joker y se deprimió. Desde entonces Robin ha tenido que recorrer las calles solo, combatiendo el crimen, aprendiendo de las bromas de los hampones, homosexuales, putas y proxenetas. Una tarde Robin perdió los nervios por una apuesta estúpida. El elevador que debían usar no funcionaba. Estaban rescatando unas esclavas sexuales en un décimo piso. Era lanzarse planeando con la capa, bajar por las escaleras, o usar los cables del ascensor. Robin pensó que por fin vencería al viejo hombre-murciélago. Batman pensó que sería bueno ganarle de nuevo a “El Niño Maravilla”. El adolescente pasaba el día conectado a Internet viendo porno. Pesaba cincuenta kilos de carne, hueso vísceras y piel. Tenía el pulso tembloroso, y usualmente, manchas blancas sobre el traje. Era una vergüenza. Patrullaban y se pajeaba. Al llegar la noche el joven Robin adolía de energías para combatir el crimen. Tenía más estado físico el viejo Batman, que aunque no se quitaba el traje para ir al casino dos horas diarias, y al hipódromo tres, entrenaba cuatro sin capa o máscara. Seguía en forma, pero algo en su cabeza fallaba. “Bruce Wayne estaba en Siberia”, eso se rumoraba desde hace más de un año.

Ningún “Niño Maravilla” le ganaría a Batman, un tipo que disfrutaba de las bondades ofrecidas por las seguidoras, un grupo de siete lolitas. Siete mujeres en flor pedían polinización varias veces al día. Hasta la dieta había cambiado en pro de la eficiencia. Era la oportunidad perfecta para derrotar al adolescente sabelotodo. Necesitaba la cueva de vuelta, solo para él.

Robin amaba encontrarse a la Batichica, se había hecho miles de pajas viéndola bañarse, cambiarse, hablando por teléfono, peinándose, incluso alguna vez la pilló masturbándose. Su mecenas -antes héroe- llevaba una vida de placer y pocas responsabilidades. El niño-hombre pensaba en el caos que reinaba en la ciudad, y en los muchos hijos que quería tener con Batichica. Ella le alimentaba el morbo ronroneándole las fantasías eróticas que soñaba vivir con Batman.

Robin corrió al máximo con sus músculos juveniles, pero recordar una de esas lo hizo perder. Batman ganó y se acomodó las nueces. El joven héroe soñador puso en práctica todo lo aprendido:

¡Puto Batman, cabrón!, Era una maldita carrera al ascensor, y tu capa no me dejaba ver. Todo es tu bati-tú; ya va siendo hora de tener mis propias cosas. Hasta que no te parten el hocico no dejas de creerte el mejor. Vete a la bati-mierda y toma un batazo.

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Spiderman pesa ciento veinte kilos, y tiene úlceras (Héroes Decadentes – FVR)

Esto no es tierra para superhéroes.

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

Spiderman pesa ciento veinte kilos, y tiene úlceras

Spider man pesa 120 kilos...

Hace algunos años me extraditaron por tráfico de telaraña radioactiva, por lo que me escondí en este pueblo con cara de ciudad, donde también contraje disentería.

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Flash y Superman están de vacaciones (Héroes Decadentes – FVR)

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

Flash y Superman están de vacaciones

flash y superman

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Flash y Superman salieron a correr en el desierto del Sahara. El problema de Flash es que no es de acero. Superman se puede correr la tierra y saltarse los Himalayas de un vuelo. Flash, que si es humano, evita los matorrales y las selvas. A Superman le da igual. Así que terminan en una esquina de Bellaquería, bebiendo cervezas a las 4 de la tarde. Flash se quitó el antifaz, al segundo estaba vestido con ropas que no eran suyas. Superman se elevó y aterrizó en medio de un tumulto de personas. La gente comenzó a saludarlo, las viejas lo agarraban, los niños les gritaban emocionados a sus padres por el Superman que había llegado, los ancianos se preguntaban donde estaba la cámara escondida, y las fanáticas espontáneas llenaban el espacio de gritos histéricos. El Man repartió firmas, besos, muestras de fuerza, de inteligencia, de velocidad. A los veinte minutos había logrado lo que buscaba, un par de lentes chinos oscuros RayIban que le entregó un tipo a cambio de varias fotos junto a su héroe. Una guayabera que le regaló un viejo de los Montes de María, que cuando lo vio le dijo: “Por mi nieto, que se lo imagina salvando el mundo, pá que venga y se pase una temporada por acá.” Una bermuda beige, de unos empresarios que le ofrecieron trabajar en publicidad para un nuevo centro comercial. Sandalias Havaianas verdes de una chica moderna de ojos claros que deseó ser la mujer maravilla. Y una mochila amarilla estampada con un logo de Águila, que unas chicas uniformadas le entregaron, junto con la birra, unas fotos de ellas en pelota con su número al respaldo.

Flash en la espera se tomó 30 cervezas.

Luego de los autógrafos y fotos fueron a una tienda, donde se bebieron siete canastas de cerveza, ahí Superman se proclamó campeón absoluto de el eructo más largo. Se puso la capa de turbante fingiendo ser un gringo con problemas mentales. Le hablaba a un Flash borracho, que se caía y levantaba del suelo a una velocidad, aún en estas condiciones, increíble. Habían estado bebiendo a la sombra un par de horas. Cuando Flash se repuso del mareo y pudo coordinar la cabeza, soltó el eructo, que sirvió también como señal de escape. Pagaron con una exhibición de rapidez y dejaron viendo chispas al tendero.

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The Hulk va al psicólogo (Héroes Decadentes- FVR)

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

The Hulk va al psicólogo 

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Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

La Mole -el de los Cuatro Fantásticos- le dejó inconsciente una tarde, luego de uno de esos cruces de palabras que terminan tan frecuentemente con media ciudad destruida, mientras toda una legión de superhéroes salva víctimas inocentes.

Nadie se interpuso, Superman podría, pero últimamente no atiende llamados de emergencia, cuando está merodeando a la Mujer Maravilla.

Restaba esperar a que se detuvieran por si solos. Cuando ya había pasado lo peor, apareció She-Hulk y le dio una serenata mientras lo llevaba en un hombro al hospital.

Ella es su prima, a la que él le salvó la vida donándole sangre una vez, hace mucho tiempo. Desde entonces ella es verde y le guarda un odio oculto a Hulk.

-¡Te he dicho que no te pelees con La Mole, ya estás viejo para esto!

           Pobre bicho verde, había perdido otra vez con el bloque de piedra. Y esta vez le perseguía además ese chillido de mujer. She-Hulk odiaba estos momentos tanto como él. Tendría que dejarse fotografiar de nuevo haciendo cosas ridículas, como si cuidara a un ebrio.

En el hospital de los Avengers -la versión mutante de la Liga de la Justicia-, y ya con su forma humana, Bruce Banner se dice a si mismo: “Los tiempos de controlarse bien han llegado”. Bruce no aguanta las migrañas post-Hulk y cada vez que regresa a su forma humana no tiene un céntimo porque siempre rompe los pantalones y bota la plata. Además, por este asunto de la transformación gasta una fortuna en ropa y calzado. Bruce toma la decisión y lo internan en una isla del caribe. Lo que no resulta tan buena idea después de todo, lo tienen drogado tiempo completo y para colmo cobran una fortuna por cuidarlo. Nadie lo visita. Con una depresión en aumento el psiquiatra que hace el seguimiento a la historia clínica comienza a notar pensamientos suicidas. De inmediato se le informa a She-Hulk, para que esté pendiente de cualquier posible anomalía a futuro. No hay más nadie a quien llamar, así que ella hace de tripas corazón y deja le cuenten los detalles. Lo está dejando de odiar, lo comienza a ver como alguien a quien ama profundamente. “No, es mi primo” Piensa ella.

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Aquaman no cree en los Super Amigos (Héroes Decadentes- FVR)

Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

Aquaman no cree en los Super Amigos

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

 

 

 

En la entrada del Salón de la Justicia Flash habla con Aquaman junto a la fuente. Aquaman ha comenzado a adquirir malos hábitos, y por su adicción al cigarrillo lo molestan diciéndole Marlboro man.

-Viejo, tienes que reposarte un poco. Tómate unas vacaciones por el caribe. Por aquí la cosa está violenta desde que Batman y la Mujer Maravilla son amantes. Superman no lo puede creer, se ha dedicado a la bebida y anda con el traje todo sucio y vomitado buscándole pelea a todo el mundo. A ti te ofendió con lo del olor a pescado, pero no eres el único. A todo nos ha dicho algo hiriente. Además recuerda que el tiene super olfato. Mira, ya tengo que irme, sabes que ando acelerado todo el tiempo y esto ya me parece una eternidad. Hablamos en unos días. Vete de vacaciones, relájate.

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The Punisher va al supermercado (Héroes Decadentes- FVR)

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Héroes decadentes

  Presentando

Segunda parte: Superhéroes fuera de foco

The Punisher va al supermercado

 

eL PUNISHER va al supermercado

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

 

Por los altavoces suena una melodía en piano, mientras una voz nasal femenina hace varios anuncios: Pasillo doce, lácteos y productos congelados, oferta por la compra de más de cinco productos… Se necesita el precio de tampones extra grandes en la caja de nueve… Nicolás favor acercarse al pasillo cinco, código N, un niño ha hecho destrozos.

¿Dónde carajos estará el papel higiénico? Demasiada gente en un mismo lugar me incomoda, no dejan ver nada, bloquean la circulación con sus cuerpos pequeños y frágiles. Esto está lleno de niños, ancianos y mujeres. No sé porqué tuve que esperar hasta el sábado para comprar todo esto: Atún, fríjoles, pulpo, carne; todo enlatado. Más algodón y alcohol. Tanto ruido me pone nervioso, necesito salir de aquí cuanto antes. Detesto los coches de supermercado, los bastones de las abuelitas, el llanto de los niños pequeños.

Cuatro de la tarde, señor”, me dice la anciana cuando le pregunto la hora. Es imposible llegar al papel higiénico. En uno de los pasillos la viejecita me ha pedido que le baje media estantería para ver los precios, al final no ha comprado nada y me ha tocado regresar todo a su puesto. Un hombre tropezó conmigo y por poco causa un desastre con las dos cajas de cerveza que llevaba en brazos. Su hijo lo hizo trastabillar y si el hombre no hubiese tenido buenos reflejos el niño hubiese recibido las latas en la cabeza. Miro atrás hacia donde están las cajas registradoras y las filas aumentan a toda velocidad. No entiendo donde estaba metida toda esta gente.

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Santa Marta (Héroes Decadentes- FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Hoy presentamos:

Santa Marta

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

 

Hace cincuenta años, antes de que construyeran este barrio junto al mar, la zona era un paraíso. Hoy después de varias generaciones de negociantes y turistas, no es más que un barrio ruidoso junto a una laguna residual. De día es caluroso, en la noche baja de la Sierra Nevada un frescor agradable.

 Me gano la vida haciendo crónicas para una revista de viajes,  y gasto el dinero en las cosas elementales que se necesitan para vivir. Me gusta como vivo, no me falta nada y puedo hacer turismo ecológico por sitios paradisíacos.

 El barrio donde vivo se llama El Rodadero. El nombre viene de una formación rocosa junto al mar, que a lo largo de décadas, quizás cientos de años, ha venido acumulando la arena suelta que sopla el viento, de tal forma que la pequeña montaña tiene un lado de arenas suaves, que suben unos cincuenta metros hasta casi la cima del lugar. Sobre la formación rocosa se levanta un edificio de apartamentos lujosos. La vista desde lo más alto de las arenas, junto antes de donde comienza la vegetación espinosa, proporciona una paz sólo disfrutable muy temprano en la mañana y al atardecer. El resto del día los turistas alcoholizados deambulan sonrientes, bajo sus gorras de baseball.

Soy un tipo de gustos simples, la escritura, el ecoturismo, comer bien, las jornadas de sexo sin compromiso, junto con las actividades físicas al aire libre, son pequeñas obsesiones que tiendo a practicar religiosamente. ¿Qué sentido tiene la vida si lo que haces no te hace feliz, si no te hace bien?

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Tardes sin parques (Héroes Decadentes – FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Hoy presentamos:

Tardes sin parques

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Don Fulgencio Martínez declara frente a los jueces encargados de su caso. La señora Magali Rodríguez es su vecina y demandante.

Don Fulgencio es sentenciado a dos meses de cárcel, pero por ser de la tercera edad se le cambia el tiempo por una multa severa. El caso se basa en un hecho observado: el señor dejó que su perro defecara en el antejardín de la señora, quien desde una de las ventanas del segundo piso de su casa, llamó la atención del señor. Él la ignoró. Después rectificó diciendo tener mal oído. La señora Magali llamó a los policías y estos lo arrestaron. El perro es llevado a la perrera, esa noche fue sentenciado a muerte lenta.

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Tristeza, soledad y rock and roll (Héroes Decadentes – FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Hoy presentamos:

Tristeza, soledad y rock and roll

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ya no se lee como antes, eso dicen las encuestas. Dudo que antes se leyera demasiado, quizás lo que han cambiado son los hábitos de lectura. Los filósofos no producen lecturas apetecibles para los jóvenes de hoy; estos prefieren otros modelos de conducta y pensamiento.

Aquí entran a ocupar un puesto de importancia personalidades invitantes a la libertad, como los cantantes de rock. Sus vidas representan la búsqueda de sentido personal que estos tiempos requiere.

Música en español e inglés ocupan la atención. El poeta es cada vez menos escuchado, mientras el roquero genera la euforia entre las jóvenes usando el poder de la palabra. Unos cantantes lo aprovechan mejor que otros. Se ganan la vida cantando en el libre mercado, como productos de su propio deseo y de las ocurrencias de los productores.

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