Este Hambriento Corazón: J.J. Junieles sobre Héroes Decadentes de Francesco Vitola Rognini
Héroes Decadentes es un libro de cuentos de Francesco Vitola Rognini, autor de Hambre de Caza (novela de libre descarga publicada por Editorial Miliniviernos). Desde el próximo domingo en Mil Inviernos haremos una entrega de cada uno de los cuentos, y al final recogeremos todos ellos para publicar un nuevo libro digital de libre descarga.
Hoy les presentamos el prólogo que hace a este libro el escritor J. J. Junieles.
ESTE HAMBRIENTO CORAZÓN
Prólogo a Héroes Decadentes de Francesco Vitola Rognini.
Por: J.J. Junieles
Después de haber leído los cuentos de Franco Vitola, me parece que estas palabras sobran, o están fuera de lugar. Se recomienda no empezar un escrito diciendo que no debería ser leído, pero me atraer las paradojas, porque traen noticias de otra parte (como los cuentos de Vitola), más allá de los límites. En palabras simples, una paradoja es “lo opuesto a lo que uno considera cierto”, por ejemplo: “nacer para vivir muriendo”, o esa de San Agustín que me gusta tanto: “No me buscarías si no me hubieses encontrado”.
Al mismo tiempo me recuerdo, que cualquier palabra más allá de intentar representar o atesorar el mundo, tiene vocación de compañía. Por eso yo veo a Vitola como un guardafaro de la vida. Debe tener varios sueños que no lo dejan dormir. Su luz personal se abre paso entre la borrasca de recuerdos e historias, entre anécdotas y situaciones, buscando marineros que peligren en el mar de nuestra rutina.
John Michel Bishop, rector de la Universidad de California, premio Nobel y autor de notables descubrimientos en el campo de la investigación médica, dice que lo importante para la vida y la creación es “seguir la nariz”, que es su forma de llamar a la intuición. En ese sentido, Vitola sabe que escribir consiste -entre muchas otras cosas- en recordar, asociar, combinar, organizar y encauzar. Esperando el momento en que la nariz descubra el espíritu que fluye bajo imágenes y pensamientos. Con el paso de las líneas va perfilándose (emergiendo) otro mundo y sus criaturas, gracias a la convicción del autor de no buscar competir con el mundo audiovisual que hostiga nuestro diario vivir. Porque sabe que todo está hecho de palabras, porque sabe que detrás de cada comercial, película o seriado de televisión, está el origen: la palabra, como un hogar al que siempre podremos volver cuando no hallemos (en los quinientos canales de la pantalla) lo que urge nuestro hambriento corazón.
Vitola logra ser diferente en un entorno literario predecible. Muchas veces cuando escribe debe sentirse cerca de la combustión espontánea, porque sabe que hay que pagar un precio por la redención, que todo lo que importa vale un sacrificio. Las piezas del rompecabezas nunca cuadran desde el principio, y a pesar de eso el creador sigue la búsqueda.
He descubierto en los cuentos de Vitola cosas que yo no hubiera podido expresar, y que coinciden con hallazgos que otros revelan a su manera, como Balzac que nos dejó una de esas lecciones: “Todos los sentimientos se resumen en esto. Nuestro corazón es un tesoro: si lo vaciamos de golpe, quedamos arruinados. No perdonamos menos un sentimiento por habernos mostrado sin rebozo, que a un hombre por no tener dinero.”
Tal vez Franco Vitola nunca llegue a ser el empleado del mes en un almacén de zapatos o en una universidad, pero para mí es una voz inconforme con sus posibilidades creativas y con el mundo. Su corazón tiene hambre, y la necesidad es la madre de todas las invenciones y descubrimientos. El hambre de Vitola va por personajes y situaciones de su realidad inmediata, pero su río de palabras quiere crecer también fuera de su propio cauce, por eso en sus cuentos hay una metafísica que logra invertir nuestra mirada, como si el contador de historias nos dijera: Señores, el mundo es un lugar donde hay niños patinando alegres bajo un sol que brilla, pero el hielo está resbaloso y hay zonas donde se pone más delgado.
Por: J.J. Junieles