Terror olímpico

No fue suficiente Septiembre Negro en el 72 para sembrar el miedo en los olímpicos. Tampoco las bombas que estremecieron a Londres el día en que se eligió como sede de los actuales juegos. Faltaba el golpe maestro:
H. P. Lovecraft reencarnó en Michael Phelps.  En lugar de escribir, el renacido Lovecraft se dedicó a devorar piscinas con su ira. ¿Se sumergirá en ellas hasta encontrar a Cthulhu? 

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