La posibilidad de una utopía desde la ciencia ficción

En un mundo que ha devenido unidimensional y se ufana de no tener una contraparte, ni como alternativa económica ni social, parece ilógico acudir en busca de las utopías, aún más cuando en su propia etimología se anuncia su presunta imposibilidad: utopía es el ningún lugar.

Isla Utopía

Fredric Jameson divide la utopía, desde Moro, quien fuera el  escritor de Utopía, texto inaugural de las utopías, en dos líneas: “una centrada en la realización del programa utópico; la otra un impulso utópico pero omnipresente que aflora en diversas expresiones y prácticas encubiertas.”[1]  

Como lo explica el autor estadounidense, la primera línea, programática, es sistemática y tiene como objeto la creación de nueva sociedad, a partir de una práctica revolucionaria, pero también la creación de una serie de textos literarios; al igual que las relaciones entre el espacio y la ciudad, y lo que llama “comunidades intencionales”. La segunda línea, de los impulsos, conciernen a la teoría política, a las reformas –en especial las de corte liberal-, lo que viene a formar el “edificio individual” pero también la hermenéutica y las relaciones más específicas entre cuerpo, tiempo y colectividad.  Estas relaciones se analizarán, desde Jameson, como alegorías de las posturas utópicas de Ernst Bloch – pensador partidario de la Unión Soviética-  en su libro El Principio Esperanza.

Para Jameson, que se declara afín a las posturas postmodernas, en cuanto descree de los dualismos tradicionales,  no existe tal separación entre las dos líneas que separan programa de impulso en la utopía. Aclara que esta división se encuentra  de modo atroz en el pensamiento de Moro, como de otros utopistas: “una secesión radical, acentuada aún más por la brutalidad maquiavélica de la política exterior utópica –soborno, asesinato, mercenarios y otras formas de realpolitik-que rechaza todas las nociones cristianas de hermandad universal y derecho natural y decreta la diferencia fundacional entre ellos y nosotros, enemigo y amigo, de un modo perentorio digno de Carl Schmitt y característico de un modo u otro de todas las utopías posteriores pensadas para sobrevivir dentro de un mundo todavía no convertido en el Estado Mundial de Bellamy –escritor norteamericano autor del siglo 19, autor de una utopía socialista”[2]

Carl Schmitt

LA UTOPÍA: UN FUTURO PARA HOY.

Siguiendo con Jameson, en la introducción de su libro, titulada La utopía hoy,  el filósofo norteamericano sentencia “adaptando la famosa sentencia de Margaret Thatcher, no hay alternativa al utopismo”[3] , de esta manera hace una parodia de la “no hay alternativa”, respuesta que daba la primera ministra cuando justificaba las leyes desreguladoras para imponer el neoliberalismo en Inglaterra.

Photo by Charles Hope

la utopía no puede ser un sueño venidero, como esa democracia siempre por venir, o esos fines liberales que la humanidad debería perseguir en sí, y que han desembocado en unas revoluciones falsificadas que en nombre de estos elevados ideales han generado mayor miseria y postración en los propios hombres.  Según Jameson “La forma utópica es en sí una meditación representativa sobre la diferencia radical, la otredad radical, y sobre la naturaleza sistémica de la totalidad social, hasta el punto de que uno no puede imaginar ningún cambio fundamental de nuestra existencia social que antes no haya arrojado visiones utópicas cual sendas chispas de un cometa.” [4]

Para comprender lo que Jameson entiende como Utopía, vale la pena referirse a la cita que el autor hace de quien ha pasado a convertirse en el filósofo por excelencia de la ciencia ficción, Darko Suvin, para quien: “Estrictamente hablando, la utopía no es un género por derecho propio, sino por el contrario un subgénero sociopolítico de la ciencia ficción.”[5]

Teniendo en cuenta esta salvedad, entendemos que cuando Orwell y Huxley, respectivamente, escribieron sus ficciones ubicadas en un probable mundo futuro, estaban extrapolando las posibilidades sociopolíticas de su época mezclada con los miedos particulares que ambos autores sentían ante la amenaza de caer bajo una dictadura de corte socialista.  En términos de Jameson, estaban describiendo lo que ellos percibían como la otredad radical de su estructura social.

Orwell y Huxley no escribieron, en el sentido estricto, utopías,  no obstante otorgaron la posibilidad de hablar,  en términos negativos , sobre el futuro. Lo que para el escritor y activista Cory Doctorow, es la verdadera tarea del escritor de Ciencia Ficción:  más allá de apuntar a predicciones específicas, generar un vocabulario sobre  el futuro. [6] Por esta razón es que resulta un poco falso hablar de que ciertos términos acuñados por escritores de ciencia ficción  en la cultura, como ciberespacio, tomado de William Gibson, fueron predicciones, cuando en realidad se trató de una manera nominal que la cultura tomó de la ciencia ficción para hablar sobre algo radicalmente nuevo.

Creative Commons por Pierre Metivier

Arthur C. Clarke, autor de la Odisea al Espacio y cuyo nombre sirvió de inspiración para bautizar un asteroide y una especie de dinosaurio, advertía que existían dos riesgos a la hora de tratar de predecir el futuro; el primero, la falta de nervio; el segundo, la falta de imaginación. Para curar estas dos debilidades había que recurrir inevitablemente al género: “ quiero llegar a proclamar que únicamente los lectores o escritores de las obras de ciencia-ficción se hallan realmente capacitados para enfocar las posibilidades del futuro. Hoy día ya no es necesario, como unos años atrás, defender este género literario de los ataques de los críticos ignorantes o maliciosos.”[7]

LUCES DESDE UNA UTOPÍA RETROACTIVA.

En el prólogo de un libro poco conocido en Hispanoamérica, -aunque sé que fue traducido al español-, Ciudades de las noches rojas, William Burroughs contaba la historia de una comuna pirata que con un siglo de antelación había practicado bajo los principios que comulgaron –y después ignoraron- las revoluciones francesas y americanas.

Se llamó Libertalia y fue liderada por el capitán Mission, se estableció en una Bahía a diez leguas de Diego-Suarez en Madagascar y fue habitada por no más de trecientos hombres que aceptaron la invitación de Mission de vivir bajo sus principios.  Estos principios eran: todo lo concerniente a la colonia debía ser sometido al voto de todos; la abolición de la esclavitud bajo cualquier precepto, incluso económico;  la abolición de la pena de muerte; y libertad de creencias y prácticas religiosas para todos sin sanción o molestias.

 Libertalia fue barrida súbitamente en un ataque sorpresa por parte de los nativos. Se conoce que existieron colonias similares en otras partes de las Indias Occidentales, en Suramérica y Centroamérica, pero por su escasa población no tuvieron la posibilidad de resistir los ataques.

La existencia de  que tales iniciativas libertarias,  por parte de colonias independientes, nos brindan, por lo menos, la esperanza de que el mundo pudo haber sido distinto al que es hoy, y en cuya prepotencia se arroga el fin de la historia.  Burroughs nos invita a imaginar lo que pudo haber sido:

Imagina un número de posiciones fortificadas todas a través de Suramérica y las Indias Occidentales, alcanzando África de Madagascar hasta Malasía y las Indias Orientales, todas ofreciendo refugio a los fugitivos de la esclavitud y la opresión: “Vengan a nosotros y vivan bajo los Principios.”

 Alguna vez tuvimos aliados en todos aquellos que fueron esclavizados y oprimidos a través de todo el mundo, desde las plantaciones de algodón de Suramérica hasta las plantaciones de azúcar de las Indias Occidentales, toda la población india del continente americano esclavizada y degradada por los Españoles sumergiéndolos en pobreza subhumana e ignorancia, exterminada por los Americanos, infectados con sus vicios y enfermedades – todas esas potencias aliadas. Posiciones fortificadas apoyadas por y apoyando bandas  guerrilleras de ataca-y-corre; abastecidas con hombres, armas, medicinas e información por las poblaciones locales… tal combinación sería imbatible.  Si todo el ejército Americano no pudo vencer el Viet Cong en su tiempo con posiciones fortificadas fueron dejadas obsoletas por artillería y ataques aéreos, ciertamente los ejércitos de Europa, operando en un territorio desconocido y susceptible a todas las enfermedades paralizadoras de los países tropicales, no podrían haber vencidos las tácticas de la guerrilla más posiciones fortificadas. Consideren las dificultades que enfrentaría tal ejército invasor…Los cercos no podían sino presenciar una serie de desastres militares. Allá nadie pararía los Articulados. El hombre blanco es retroactivamente aliviado de su carga. Los blancos serían bienvenidos como trabajadores, pobladores, profesores, y técnicos, pero no como colonizadores o maestros. Ningún hombre violaría los Artículos.[8]

Uno podría objetar que no hay lugar para romanticismos revolucionarios sobre lo que pasó y no pasó, como si el tiempo fuera un ladrillo estático e irremediable contra el que no se puede combatir.  Como se especificó unas líneas atrás, la utopía es sólo un subgénero que pende de la ciencia ficción, pero la ciencia ficción como género no solo se ocupa del futuro, sino que trata el tiempo desde una noción más dinámica, aún  más radical.  Citando al escritor colombiano más reconocido del género, Antonio Mora Vélez :  “Mientras la ciencia-ficción, que es dialéctica, se pasea por toda la franja del tiempo: pasado, presente y futuro, y ve la realidad de un modo cambiante, la literatura realista tiene vedado el tiempo futuro porque éste no es fotografiable y porque ella nació en una época en que el futuro no se veía como previsible.” [9]

En este mundo cambiante, y según el decir de muchos hoy día,  este mundo ciencia ficción en que vivimos, es posible que del gen  – o su equivalente cultural, según Dawkins, meme- de una utopía dada por extinta renazca una nueva utopía: la posibilidad de una colonia libertaria en la red.  La idea la había propuesto el escritor ciberpunk Bruce Sterling, hace veinte años, dándoles como nombre: Islas en la red. Esta utopía ciberpunk  tal vez fue el germen de proyectos como archive.org o piratebay, hoy en la mira pública, tras la fachada de la protección de los derechos de autor.

Una utopía sin ideología, más inspirada por los  autores de ciencia ficción que por los padres de la ciencia política, permite que artistas revolucionarios como Hakim Bey (Peter Lamborn Wilson) generen  nuevos manifiestos utópicos en un mundo esencialmente postmoderno. Estas “islas en la red”  personificaban lo que para Hakim Bey podía ser una Zona Temporalmente Autónoma. En esta utopía, de los autollamados guerrilleros ontológicos, ya no se pretendía la salvación universal de la humanidad,  puesto que hacerlo, era ponerse en el lugar de los perdedores.

La TAZ es «utópica» en el sentido de que defiende una intensificación de la vida diaria o, como los Surrealistas habrían dicho, la irrupción de la Magia en la vida cotidiana. Pero no puede ser utópica en el sentido efectivo del término, de «no lugar», el lugar sin lugar. La taz está en algún lugar. Se sitúa en una intersección de fuerzas, como una especie de centro de fuerza pagano en la confluencia de misteriosas líneas cósmicas , reconocibles al adepto en aparentemente invisibles fragmentos de tierra, paisaje, flujos de aire, agua o animales. Pero ahora las líneas no están todas trazadas en el espacio-tiempo. Algunas existen sólo en el Web, incluso aunque se entrecrucen con tiempos y lugares reales. Puede que algunas de estas líneas sean «no-ordinarias», en el sentido de que no hay convención que pueda calificarlas. Son líneas que podrían ser estudiadas mejor a la luz de la teoría del caos que a las de la sociología, la estadística o la economía. Los patrones de fuerza que hacen brotar una TAZ tienen algo que ver con aquellos caóticos «Atractores Extraños» que aparecen, por así decir, entre las dimensiones[10]

La pelea por la libertad no se puede dar por hecho, puesto que el término es ambiguo y al igual que ese otro término “Humanidad” sirve como pretexto para todas las manipulaciones. Es un arma de doble filo cuyos riesgos  empiezan a considerarse. En un reciente artículo, el consultor de seguridad, Evgeny Morozov, despliega una fuerte crítica a las operaciones-espectáculo de grupos que se pretenden defensores de la Libertad en la red, como Anonymus –un grupo inspirado en otro autor de ciencia ficción, el escritor de cómics, Alan Moore- o el mismo gobierno desde Hillary Clinton, y lo que logran es darle razones a las agencias de seguridad para incrementar sus restricciones de acceso y la pérdida del anonimato  en el ciberespacio.

«No hay que ser un genio para darse cuenta de que un ciberataque contra grupos que promueven una legislación que se enfrente a los ciberataques solo sirve para reforzar sus razones; es como disparar con un bazooka en una sesión legislativa sobre el control de armas. Algo que dichas asociaciones no han desperdiciado, sacando provecho al máximo de ese regalo de Anonymous. «[11]

El intelectual colombiano Rafael Gutiérrez Girardot, cerraba el ensayo “La significación continental de José Luis Romero”,  en relación específica con la defensa de las humanidades y la universidad pública, con estas palabras:

Todo americano que lleve en sí el «ansia de perfección» lleva también en sí  la Utopía de América[12]

Sin embargo, a la luz de la evidencia, es una tarea complicada encontrar un americano que lleve en sí  la ansiedad de perfección, viciados por las prácticas culturales que el mismo Gutiérrez Girardot señala como una “pereza romantizada” o un “fundamentalismo bibliográfico”; y la utopía de América, parece estar muerta. En   palabras de William Burroughs:

En todo  caso, Suramérica será pronto cruzada por autopistas y moteles. En Inglaterra, Europa Occidental y el continente americano,  la sobrepoblación generada por la Revolución Industrial deja poco espacio para comunas, las cuales están por lo común sujetas al estado y las leyes federales, y generalmente acosadas por los habitantes locales. Sencillamente no queda lugar para la “libertad de la tiranía del gobierno” desde que los habitantes de las ciudades dependan de él para la comida, el poder, el transporte, la protección y el bienestar. Tu libertad para vivir donde quieres, con las compañías que tú escojas, bajo leyes que tú estés de acuerdo, murió en el siglo 18 con el Capitán Mission. Solo un milagro o un destrastre puede restaurarlo. [13]

Neal Stephenson, reconocido escritor de ciencia ficción dura,  ha creado un proyecto llamado Hieroglyph, en el que invita a los escritores a dejar las distopías –la cara negativa de la utopía en la ficción- y seguir inspirando a los científicos del mundo a crear un mundo más maravilloso[14].  Pero ya Arthur C. Clarke había visto lo limitado de esta percepción optimista de la ciencia ficción. “Julio Verne es el ejemplo clásico, y jamás debe recurrirse a él, ya que nació en un momento único de la historia de la humanidad y se aprovechó de ello.”[15]

Considero que si se quiere proponer un futuro desde la utopía, como subgénero de la ciencia ficción, lo mejor es seguir la recomendación de Doctorow, y crear el vocabulario para definirlo; así, como lo afirmaba C. Clarke, podemos ver los límites de nuestras capacidades de imaginación y de nervio para alcanzar ese mañana.

Arthur C. Clark


[1] Jameson, Fredric. Arqueologías del futuro. El deseo llamado utopía y otras aproximaciones desde la ciencia ficción. Akal.

[2] Jameson, Íbidem.

[3] Jameson.

[4] Ibíd.

[5] D. Suvin. Metamorphoses of Science Fiction.

[6] Doctorow, Cory. A vocabulary for speaking about the future.  Locus Mag. Link: http://www.locusmag.com/Perspectives/2012/01/cory-doctorow-a-vocabulary-for-speaking-about-the-future/

[7] Arthur C. Clarke. Los secretos del futuro. Ediciones Toray, Barcelona.

[8] William Burroughs. Cities of the red night. Picador. (trad. Propia)

[9] Vitola Rognini, Francesco.  Un pionero de  la proyección de l mundos alternos habita un mundo premoderno. Entrevista a Antonio Mora Vélez en Revista Letralia: http://www.letralia.com/262/entrevistas01.htm

[10] Hakim Bey. La zona temporalmente autónoma. Link en español: http://www.ccapitalia.net/tip/process/hyo/bey_taz.pdf

[11] Evgeny Morozov. La ambigüedad de la libertad de Internet.  En El País. Link: http://elpais.com/elpais/2012/04/26/opinion/1335447753_992850.html

[12] La significación continental de José Luis Romero Author(s): Rafael Gutiérrez-Girardot.  Reviewed work(s): Source: Hispamérica, Año 30, No. 88 (Apr., 2001), pp. 3-20

[13] Burroughs. Cities of the red night.

[14] http://www.slate.com/blogs/future_tense/2012/03/22/neal_stephenson_s_hieroglyph_and_the_dystopian_sci_fi_rut_.html

[15] C. Clarke. Secretos del Futuro.

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0 Responses to “La posibilidad de una utopía desde la ciencia ficción”

  1. Lobo7922 says :

    Muy interesante artículo, aunque se me hizo un poco confuso, quizá porque son muchas ideas.
    Yo sí estoy con Stephenson, creo que con tanto post apocalipsis y tanta distopia, los autores de Ciencia Ficción parecemos niñitos llorones.
    ¿El mundo está mal? Ok pero ¿qué soluciones propones tú? ¿Cual es tu visión de un futuro mejor? ¿Qué tendríamos que hacer para alcanzar ese futuro?

    • Luis Cermeño says :

      Apreciado Lobo! Como quise expresarlo en el artículo, los escritores de cifi podemos dar un vocabulario sobre el futuro… por ejemplo, cuando una sociedad empieza a volverse hipervigilante con respecto a sus ciudadanos se dice que se ha vuelto una sociedad orwelliana y se invocan las figuras del Gran Hermano. El problema con la reciente postura de Stephenson respecto al género -y que no tiene nada que ver con el gusto que siento por sus excelentes novelas- es que puede reducirse el género al discurso utilitario de corporaciones tecnológicas u organismos del estado como Nasa. Este mismo temor lo expresé en un artículo a principio de año: http://axxon.com.ar/rev/2012/01/cuando-el-manana-llama-a-tu-casa-luis-cermeno/ Sobre las distopías no creo que los escritores de cifi seamos niñitos llorones, me parece más bien que expresamos los temores bien fundados de nuestra época. Este tema lo toca William Gibson en la entrevista en Bilbao que hoy subimos en Mil Inviernos: retrospectivamente Neuromante parece oscuro pero refleja el temor de toda una generación de ser barrida ante la amenaza de dos súper potencias con armamento nuclear. En otra oportunidad, Gibson ha dicho que para que alguien crea que el Neuromante es distópico es porque debe vivir en una sociedad muy feliz. Los escritores de cf no necesariamente estamos obligados a escribir utopías de los mejores mundos, sino comprender el mundo en el que vivimos y a partir de ellas, pensar la «otredad radical» para tal vez comprendernos a nosotros mismos. Espero haber contestado una parte de tu pregunta o haber generado más inquietudes al respecto. Saludos!!

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