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Casa de Enrique Prochazka: Del Hogar-Mundo & a la Colmena Dédalo.

Reseña a la novela CASA de Enrique Prochazka por Luis Bolaños

La primera impresión, vívida, fue de desconcierto y a medida que profundizaba en la lectura aparecían múltiples guiños culturosos hacia la CF: Hal como el ordenador de 2001, Aleister el hijo como Crowley, Clarke el mayordomo como Arthur, y proliferaban las comparaciones, con Casa inteligente de Catherine Willheim, con el relato de Ballard Los mil sueños de Stellavista, con la mansión de troncos Sara Risa de la novela Un saco de huesos de Stephen King o esa frase que parece de Brecht «Lo mismo asesina una casa que un hacha» que me parece recordar de El huevo de la serpiente de Ingmar Bergman en un típico momento Mandela, porque no aparece ahí.

Conceptualmente el diseño resbalaba hacia el Bauhaus, los suprematistas y la arquitectura funcional de Aalto y Tange pero mezclados con la desmesura de la Torre de Babel (y si, había un regusto a Ted Chiang), y la combinación estilística de la Brasilia como urbe y del Juego de la Gente como novela de John Brunner, en fin que era como un cebiche mixto tan nutrido de especies que uno se quedaba largo rato anonadado no por la amnesia del protagonista sino por la versatilidad deliciosa de los sabores evocados. 

Rememoré cuando atacaba los suntuosos párrafos iniciales del Ulises de Joyce y la parvedad de mi mente que me obligaba a degustar por oleadas, quiero decir cuando el aluvión de ideas amenazaba sofocarme me detenía y me dedicaba a imaginar por puro gusto durante un rato. Allí comprendí algunos comentarios sobre la densidad de Enrique, no por que fuere pesado leerlo, sino por que alude a la combinación surtida de capas que cubren cada línea como un hojaldre… … O como un Esponja de Menger, que se dispersan cual hormiguero enloquecido bajo la piel de las frases cuando uno las penetra, lo cual une al regocijo explorador con la sensualidad del descubrir, por ejemplo, que el personaje da un salto hacia el futuro de 15 años a través de un bucle o lazo temporal, cuya explicación será uno de los motores de la novela (aquí ipso facto derivamos al debate sobre ciclo, flecha o espiral del tiempo según Jeremy Rifkin, vinculado además a la figura de Hal como «analista simbólico», quizás por eso lo primero que pide apenas “nace” es un psiquiatra o analista de la psiquis).

Lo que nos asombrarán serán los motivos para que sufra tal aceleración, perceptible en el rimero de chispas en forma de recuerdos que lo deslumbran, reminiscencias de acontecimientos, quizás no sucedidos, pero sin embargo acumulados en el olvido y el deterioro del cuerpo. 

Quisiera referirme a que recurrir en el mismo capítulo y en el marco de una terapia psicoanalítica, a la geometría obscena y enloquecedora de las ruinas de los templos lovecraftianos y al holograma de Pribram (págs. 40-42) demuestra la intención de fusionar filosofía con ciencia, literatura con psicología, de crear un campo común de encuentro para repensar el mundo, está señalado en apotegmas como: “reconstruir el concepto (de arquitectura) a partir del ladrillo”, o sea (como diría un estudiante universitario) en romance hologramático se puede ingresar por cualquier ángulo y por cualquier sitio con imagen integral, enfoque holístico, metodología sistémica y actitud prospectiva y recrear el universo literario y ese retorno al origen será otro de los leit motiv del texto. Hay que leerlo al resplandor de la frase “Entonces la Casa lo atacó”. 

El plano de la comunicación intercepta con los demás, y de que manera. Recuerda a alguien que ha sido privado parcialmente de los procesos que culminan en la conciencia de ser y que trata de recuperarla y reorganizar su patrón organizativo, en un juego que se desintegra frecuentemente con las formas y sombras incluidas en los planos, molduras, esquinas y paredes de la Casa. Y que tienden a reemplazar a cualquier otra experiencia en un borrado permanente para que emerja una única lectura: la de la Casa, que se va convirtiendo en una omnipresencia, en un encierro, en una prematura erosión de la vida, en una cuasi muerte. 

Dediquemos un párrafo a la disquisición filosófica: Hal parece debatirse entre el estrecho haz constituido por los efectos de la entropía y el paisaje tumultuoso del magma envolvente y omnipresente del tiempo como creador, para evadirse de la comprensión de la una y escamotear la presencia del otro llega en su ayuda la amnesia. Previamente elude tomar contacto de manera inmediata con el fluir temporal en una actitud que lo aproxima a la negación del “campo de presencia” de Merleau-Ponty. 

Además carece de intencionalidad, se deja arrastrar por la espuma cuántica de los hechos, ha borrado su conciencia pero continúa como sujeto cognescente, a pesar de la ausencia de las proyecciones de retención y protección. No obstante, se distiende y se extiende desde las relaciones iniciales con su hijo, por lo cual quizás Husserl habría querido revisar las categorías que sostienen a Hal… ¿o lo protuberan? No quepa duda: el sedimento filosófico ricamente condimentado es otra de las directrices de Enrique, su humus es el tiempo, la identidad del ser, la realidad del mundo y el amor que asoma, aunque atado a exigencias no sólo emocionales sino cardinales. 

Tampoco puedo dudar del sentido del humor que empapa casi cada párrafo, por ejemplo, aceptar la arquitectura como koan, en su versión de adivinanza para descifrarla y leerla o como manual de instrucciones para discípulos que les permita guiarse hacia la solución del fantasmal laberinto lovecraftiano en que por momentos parece transformarse la mansión (quizás por ahí, aparezca un vínculo con la Casa Encantada en la Colina de Shirley Jackson)… o como un ejercicio de sinestesia donde los ecos permiten atravesar la opacidad de lo visionado para arribar a la transparencia, o quizás que los ejercicios gimnásticos conviertan al cuerpo en una puerta sobre las dimensiones extraviadas, pero actuantes en esa peculiar morada. 

La críptica interferencia entre protagonista y mansión por otro lado tiende a menoscabar o diluir la distancia entre realidad y creación artística, ya que de cierta manera elusiva, tras la amnesia, Hal es su propia reconstrucción, eso si, azarosa y con líneas desactivadas, que tendrá que descubrir por que no existen planos ni gráficos de referencia; y la perplejidad se entroniza como argumento que justifica el límite que brota, a medida que la gestión efectuada semeja dilucidar el enigma de por que la obra arquitectónica posee un único lector… aunque sea en monólogos lanzados en el río de las épocas diversas del futuro.

En síntesis, lo que Enrique ofrece en un palimpsesto complejo y fractal (casi un teseract) en el cual se inscriben los distintos procesos de interacción entre paisaje, volumen, diseño, transcurrir del acontecer y personas que los moran y recorren para recibir significados (como androides cuya argumento utilitario consiste en dejarse imprimir sentido por la Casa) y un demiurgo (Hal) que lo interpreta jugando con cierto dramatismo a una reinterpretación permanente, mediante un lenguaje especial expresado en un poema (cuya descripción lo acerca al pastiche desopilante), y que conduce indefectiblemente al laberinto como cárcel y al núcleo blanco de la nada, simbolizado por el itinerario de iniciación en territorio inexplorado (al norte del Círculo Polar Ártico), el encuentro con el chamán que maneja las técnicas arquitectónicas y el hallazgo del motivo que después se ocupará en reproducir

Hay temas que no revelo para evitar predisponer al lector, pero advierto que el final resultará una sorpresa, una evasión de la órbita aparentemente prefijada, ya que no se consumará el sacrificio pero si estallará blandamente el amor paternal

La lectura deliciosa y con tendencia a la explicación erudita teñida de burla, nos mantiene lúcidos, lástima que sea tan corta, pero así dice lo que quería su autor exponer. Agrego que la edición pulcra y límpida, lo suficientemente fuerte como para que uno no dude de leerla en el autobús y con la calidad suficiente para que se desee compartirla, es un elemento más para gozar de su lectura. Incitante, extraña y altamente recomendable

Sueños Geodésicos Gardner Raymond Dozois (1947-2018), reseña Luis Bolaños

Hoy presentamos la reseña a esta magnífica colección de relatos de Gardner Dozois, por nuestro colaborador frecuente y amigo Luis Bolaños.

 

Él quisiera, aprovechando la ocasión de nuestro cumpleaños número 11, que preguntáramos a nuestros lectores: ¿cómo les ha impactado 1000inviernos?

 

Sin más… los dejamos con esta magnífica conversación sobre uno de nuestros libros favoritos

 

 

creador del término cyberpunk.

 

Florilegio dedicado a su compañera Susan Casper, abre con un apotegma de James Tiptree (Alice Sheldon) muy sonoro: “El hombre es un animal cuyos sueños apuntan a la realidad y son asesinados”

La traducción es de Carme Geronés y Carlos Urritz 

Prólogo de Robert Silverberg 

Derrama sensibilidad y demuestra inteligencia ya que puede convertir en un soplo lo peyorativo (el aspecto hippie que esgrimía Dozois cuando lo conoció) en virtud, y en verdad nos ayuda a entender lo que significa para GD su don de narrar, empezando la configuración de su texto con una frase del escritor inglés Leslie Poles Hartley: “El pasado es un país extranjero” y continuando con historia y empatía en un deseo ferviente de quitarle hierro a su estocada anterior (aparecida en la introducción dedicada a su primer libro de relatos: “The Visible Man”) y asimismo destacar sus logros en el par de décadas que separan ambos prefacios; y aún así, no extravía la brújula y retoma lo esencial combinando pasión, fragmentos de los párrafos, análisis enjundioso y comparaciones tupidas repletas de humor, alcanzando a conectarnos con las adquisiciones alcanzadas (llegaron a ser: premio Hugo al mejor director de revista -Asimov’s SF Magazine- con quince victorias en los 17 años comprendidos entre 1988 y 2004, 37 premios Locus en diversas categorías, además de numerosas nominaciones por relato: cinco para el Hugo y once para el Nebula con dos triunfos: El Pacificador y Nacido por la mañana) y la madurez expuesta en una evolución temática y estilística que integra y emociona, nos agarra por el pescuezo y nos introduce en un universo de dolor -y de renovación, donde convierte las pinceladas de tragedias individuales en colosales frescos de desdicha para la humanidad- continuo

La carátula espectacular, aunque no amerita autor en la edición de Grijalbo es de Karl Kofoed (variante de una cubierta del Isaac Asimov’s Science Fiction Magazine, June 1979) y a pesar de que el dato fue entregado enseguida por los algoritmos de búsqueda de Google debo advertir que los mismos cada día parecen ir degradándose e ir viajando hacia la simpleza y tan penetrados de censura que dificultan hallar ciertas preguntas, lo cual se expresa en diversas webs que hasta hace poco se caracterizaban por su liberalidad, donde han empezado a colocar corazoncitos rosados sobre las exquisitas vulvas dibujadas por los artistas o rayarlas a la manera hipócrita del hentai

La red que conocimos libre, nos empieza a prohibir deleitarnos con los magníficos desnudos, las desinhibidas posturas y los juguetes secretos del placer, el sólo hecho de interferir es ya un crimen cultural, y eso ocurre con webs de tanto abolengo digital como DeviantArt, Hentai Foundry y otras que nos impiden observar la plasmación del artista que deseamos degustar tal como la concibió, lo cual no deja de ser una molestia y una falta de respeto. Tras la digresión retorno a la imagen: un vigía verdoso, con cola y patas de sátiro, cinturón con aditamentos electrónicos, puñal y binoculares en el crepúsculo salvaje de un planeta bañado de luz roja por un par de soles, uno naranja enorme que parece hervir en el horizonte y otro blanco, más lejano; se contempla la desembocadura de un río y un bajel con vela triangular que se desliza hacia ignotas tareas, dejándonos un sabor a melancólico misterio y trepidante aventura

Nacido por la Mañana: Morning Child en Omni, enero 1984

La descripción de la casa destruida nos precipita hacia la guerra y sus consecuencias, es tan física que puedes tocarla y olerla. Su final es de una tristeza casi elegíaca, demuestra dominio del material que expone, control de las emociones que son entregadas gota a gota, y a la medida que se introducen en el sistema circulatorio de tu conciencia entonces comprendemos el ciclo que padece John y la exposición de la jornada con sus momentos de solaz y complicidad entre padre e hijo… o eso creemos, pero no por entenderlo se torna menos cruel y ocurre en la medida exacta sintetizada de un día, que parece repitirse ad aeternum; el telón de fondo es la guerra inmisericorde que continua creando armas atroces destinadas al castigo y al sufrimiento; lo cultural queda de relieve en la siguiente frase: “En lo alto, un semáforo oxidada se balanceaba pendiente de un cable combado. Alguien había atado un letrero de color naranja y blanco con un conjuro en un lado de la señal de tráfico y en el otro, en la parte opuesta a la ciudad, que daba hacia el mundo hostil, se veía el ojo del mal, pintado en un rojo fuerte y chillón sobre un fondo blanco. Durante los últimos días todo se había enrarecido mucho”

Enferma contemplar las oscuras ramificaciones de las consecuencias de las armas utilizadas, y aún así existe una cierta magia en las escenas cuando combina luciérnagas con columnas de fuego, alaridos melancólicos con terribles estruendos, efectos de lo que sea que le aplicaron a John y los cambios fisiológicos que trae aparejados, es difícil en las últimas cinco líneas evitar las lágrimas.

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Frag-O’Nardo  o la Sorpresa Ïntima. Por Luis Bolaños

El espaciopuerto se desenrollaba en un descomunal disco alrededor del ascensor espacial, repleto de puestos de intercambio, almacenes, comederos lujosos o modestos, kioscos, terminales, zonas de embarques y desembarques de pasajeros, equipajes y mercancías, muelles para llegadas y salidas, salas de espectáculos, talleres de mantenimiento, salas de muestras, patios de exhibición, etc. 

Copyright: Credit: Science Photo Library / Alamy Stock Photo

Lo envolvía una bóveda inmensa y escalonada con cortes que permitía ubicaciones exploratorias variadas, así que las fui recorriendo en un paseo sosegado más continuo hasta que en una de las pérgolas me tropecé con un ejemplar joven que se parecía pero asimismo difería de los típicos Frag-O’Narienses.

Fue un encuentro de miradas intensas que por su calidad de sinceridad me predispuso y decidí contratarlo como guía&narrador, se llamaba Leconture-Fedgi; nos introducimos gusanos traductores por las fosas nasales y establecimos ante una pantalla un contrato de turista, que incluía un convenio de cierre: si me contaba una historia que conciliara lo original con lo extraño, lo insólito con lo bello le pagaría doble estipendio, si no el paseo y la guía serían gratis aunque alimentos, alquileres y gastos seguirían siendo mi responsabilidad, no obstante la amplia sonrisa que acompañó a la presión de su dedo corazón sobre la oquedad  recolectora auguró que ambos podíamos quedar complacidos.

 

Tras desplazarnos a velocidad controlada por el eje del ascensor gozando del paisaje abrumador de la caída fondeamos en la sección terrana que completaba la unidad espaciopuerto, era cosquilleante sentir que otra aventura se abría, empezamos a desplazarnos en piraguas  a vela-motor por los canales y en globos compactos por las redes aéreas, y mientras el guía le exponía los secretos de los cilindros alrededor de la ruta, le iba en simultáneo discurso entregando datos y anécdotas y de paso desgranando un acontecimiento histórico tras otro cual si ensartara semillas o joyas en un collar de palabras

Hacia tan solo unos 150 ciclos solares el planeta estaba dominado por una constelación o asociación de familias que repetían el mismo esquema de corrupción & militarización en cada ciudad, se suponía que el podestá de cada urbe era igual en poder a los demás, pero el de Ejjeq (donde se levantaba el ascensor) era el auténtico boss. 

Al arribo de una flotilla de piratas que solicitaban apoyo en reparaciones, el podestá tuvo la gentileza de invitarlos a su cilindro de placer, estalló una pelea y tras insultarse y amenazarse cruzaron una apuesta: uno de los miembros de la flotilla se introduciría en el harem palacio y ejecutaría una acción reconocible que lo probaría, si vencía no les cobrarían lo facturado, pero si perdía la flotilla le entregaría al podestá aquella nave que eligiera además de pagar la cuenta. 

Exultante, el tiranuelo se jactó de que sus mansiones eran impenetrables y ya que faltaban varios circunvoluciones para terminar las faenas en los talleres se aceptó su culminación como fecha límite para la incursión, aún no lo sabían pero ese sería el “Punto de inflexión por donde se salió y se ingresó a la nueva crónica” como dijo luego de las ocurrencias Nocultus, el recopilador de acontecimientos de la urbe.

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Vino de ninguna parte. Relato de Luis Bolaños (Imperio Decadente)

Vino de ninguna parte 

Relato de ciencia ficción por LUIS ANTONIO BOLAÑOS DE LA CRUZ

 

 

«supe que si en algún momento nos quedábamos solos la encularía, imaginarlo fue en simultáneo delicia y tormento, supe que las relaciones serían intensas y rugosas, de repente contradictorias, pero nunca convencionales y llanas.»

 

 

Nota preliminar:

Encaramado en la estructura narrativa de «El Vuelco del Cangrejo» (film colombiano de Oscar Ruíz Navia – trailer 2008) tracé las rutas de la soledad que acontece tras la pérdida de alguien querido y la dificultad de la reinserción social en un marco signado por la violencia y la guerra (como lo sigue siendo Colombia hoy casi tres lustros más tarde a pesar de la victoria de Petro), eso sí, condimentado con fantasías sexuales, como es habitual en mis relatos, a pesar de acontecer en el marco de la saga del Imperio Decadente lleva la huella de la influencia de Jack  Williamson en “El Hombre de alguna parte”.

Concepto artístico de fallo mecánico en sonda rusa por Michael Carroll

 

Llegando en medio de una batalla:  La huida en sus etapas transitó de lo fraterno a lo sublime, los instantes se embutían unos en otros difuminando fronteras y almacenando conoceres, y la bionave funcionó hasta que recibió una descarga de proyectiles que rebasó cualquier plan de contingencia que tuviéramos almacenado y listo a descargarse para contener descalabros y/o amputaciones, mutilada y arruinada dejaba una estela de fracciones y compartimentos que crecían para obturar agujeros a medida que caía hacia la nube de planetoides; aún en proceso de muerte y desintegrándose continúo ayudándonos, trazando rutas de escape con diversos porcentajes de seguridad, solicité uno de los postreros, sin importar el tiempo y velocidad, me jugué un albur y acepté el riesgo, me inserté en uno de los cohescafandras y apenas si tuve que esperar para que la bionave me lanzara a mi destino.

una centaura, aproximación artística a una centóquira espacial.

Primer encuentro

Llegó de ninguna parte, apareció desde el fondo del bosque, donde no hay senderos de tránsito, lo encontré agotado, con el casco entre las manos y recostado sobre una de las raíces de un tronco de banomos (crecen en manojos múltiples entrelazados que fingen ser una sola planta, pero que en realidad son colonias que articulan su despliegue vital entre un combate donde tratan de inducir la sumisión de otras fibras mediante hormonas y compuestos  generados por sus bolsas químicas y una fusión que desintegra cortezas y pone en común los conductos) .

Gozábamos de un glorioso y dorado amanecer, casi que se podía sentir la alquimia del proceso por el cual los cloroplastos transmutaban la luz en sustancia vital y el coro de murties (quirópteros azules diurnos), flevetes (aves parecidas a faisanes flacas) y sitocos (semejantes a psitáceas parlanchinas) se combinaba con los rumores de alimañas, parquides (masivos insectívoros de color rosa-malva que avanzaban tronchando pseudomusáceas para devorar las miríadas de larvas expulsadas por la explosión de mantillo) y los quejidos de muleles (casi lemúridos con bandas blancas y celestes cruzando sobre sus anillos grises y negros para camuflaje) ocupaba cada decibel posible bajo la bóveda arbórea.

 

Las comparaciones y paquetes de datos las ejecuta de manera automática un biowiki de Terraquis (donde se ubicaba el laboratorio que nos diseñó) que llevó instalado hace ya décadas, supongo que desde antes de que arribáramos a esta tibia luna que gira en torno a un GG -gigante gaseoso- del sistema PER-449*a de clase G, pero que se activó aquí sin que ni yo, Picalbur ni ningún otro comprendiera sus principios.

 

Hay quien aventuró en alguna asamblea que fui designado como “orador” o “narrador” del grupo, de allí que mi biowiki funcionara así, pero como otros acontecimientos relativos al éxodo, permanecen en la bruma; con frecuencia ignoro segmentos apreciables de la información, pero suelo deducirla por el contexto y como sólo yo la rumió no creo que adquiera importancia para las decisiones de otro centóquiro – mezcla de centaúridos y artiodáctilos inteligentes –  quizás creados por algún proyecto de manipulación genética del Imperio cuyo propósito se extravió y mientras se decidía en que utilizarnos se nos desterró al borde de la Gran Fosa Oscura (De la cual se rumora que es un resto de masivas destrucciones de estrellas llevadas a cabo por antecesores desconocidos y que casi seccionó uno de los brazos de nuestra galaxia, en un probable experimento de manipulación de materia en volúmenes fabulosos con objetivos paranoicos)

Luego vendrían los levantamientos y la larga lucha de liberación y nos olvidaron.

Le interpelé gracias a los memes tradumaqueteadores circulando en sangre que proporcionan léxico e imágenes de síntesis:

– Soy Hiptendal -¿podemos intercambiar fluidos o información? sugerí con guiño lujurioso dejando caer la cabeza a un lado.

 

Declinó el primer ofrecimiento, musitó su nombre: Ozkallzi, pero aceptó el segundo mediante idéntico recurso, primero respiró profundo para certificar que el aire seguía siendo respirable y soltó una parrafada de la cual comprendí que deseaba bañarse (la costra de mugre bajo el traje debería empezar a picarle), comer y descansar, en ese orden, también que quería encontrar algo en que laborar y acceder a un dormitorio.

 

Le dije:

– Voy a pescar y recolectar, tendrás que apresurarte, mi zancada será dilatada porque llevó prisa, deseo encontrar liermas (gordas y menudas mantarrayas que duermen en la orilla) y muyuyes (moluscos irisados) que extraer antes que levante su giba el GG- para un sabroso almuerzo de frutos marinos.

 

Me miró con algo de estrabismo por la fijeza de la mirada, en la cual latía un pozo de tristeza irreconciliable y susurró:

– Te seguiré -. 

No obstante su promesa, apenas unas cuantas medidas de tiempo después se retrasó, cuando giré el pescuezo lo encontré mirando mis ancas potentes, relucientes, adornadas en su centro con un ano rosa, extravertido y palpitante (tengo que explicar que poseemos cuatro poderosas piernas terminadas en pezuñas suaves, en el caso de los machos como yo, con tres penes funcionales en las respectivas ingles y en el de las hembras una vagina reproductiva adelante y dos vaginas de placer a los costados; por eso observados de perfil parecemos más un cuadrópodo que un centauro). 

Me mosqueé un poco, ya que había rechazado el ofrecimiento de intercambio de fluidos al inicio de nuestra conversación, pero me coloque por empatía en su lugar y supe que estaba extasiado por la deslumbrante belleza que exhalamos con cada movimiento, quiebre o torsión que ofrecemos a miradas o sensores. Coloqué un par de frases entre los atronadores gorjeos que caían desde la hojarasca, ya que la incipiente mañana seguía siendo espléndida y ruidosa.

 

–  Puedo explicarte como arribar al poblado más cercano.

 De nuevo me miró con un rescoldo de congoja y musitó:

–  Estoy más extenuado de lo que creía, explícame y trataré de no equivocarme. 

 

Los centoquiros captamos matices de verde que otras variedades de humanoides o especies no logran absorber y gracias a un sencillo sistema de señalización cartografiamos y confeccionamos matrices de localización, supuse que sería ciego al mismo y preferí expresarlo de diversa manera: 

-Continúa por este sendero, 30 clicks más allá del altozano donde me verás desviarme hacia el interior del bosque, gira hacia la playa, encontrarás una cortina de burures (exitosa simbiosis de mangle y bambú), localiza un orificio a través de ella y arribarás a un guijarral, atraviésalo y a su final ya serás capaz de avizorar los bungalows del poblado. 

Se desplomó sobre el barro, movió la mano en un gesto de agradecimiento y despedida y estuve seguro que con la mirada clavada en mis prominentes esferas glúteas me observo marchar.

Luego supe de su ingreso a la aldea, como los corcelill@s lo rodearon, lo acribillaron a preguntas y pedidos, como lo rescató el jefe del consejo, quien le ofreció una tarea y un bohío anexo a su bungalow y como se fue integrando a la plácida rutina del conglomerado, aunque lamenté no haberlo encontrado hasta cuando ya estaba a punto de partir.

 

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Héroes Ocultos del Bicentenario, por Luis Bolaños

Un relato pergeñado en torno a los comicios del Perú, pronto a definirse (hasta el momento de la publicación aún en expectativa por las maniobras de uno de los candidatos). 

Héroes Ocultos del Bicentenario

Luis Antonio  Bolaños de la Cruz

 

Créditos corresponden al caricaturista que firma como Heduardicidios del Diario La República del Perú.

Todo equipo para investigaciones temporoespaciales debe estar constituido por un Técnico que manipula el encapsulador y la pantalla; un Científico, que rediseña de manera constante el aparato para mantenernos surcando la corriente temporal; un Sociólogo, que interactúa con los imagos convocados por la pantalla; y, el Manarmed, que nos defiende de cualquier agresión y nos protege de peligros ofrendando su existencia si es necesario.

Funcionamos como un manojo de cartas, todos estamos en la jugada pero cada cual cumple las tareas que le están adjudicads por protocolo:

El Técnico incansable y constante revisa las condiciones de la cápsula y corrige cualquier variación que implique riesgo y observa el paisaje que recorremos por si existe algún orate, siempre contemporáneo, que por motivos siempre deleznables quiere dejar su huella alterando un episodio histórico y ejecutar un cambio en la malla del tiempo, de ser así actúa para poder borrarlo de inmediato.

El Científico se dedica al aparato (que permite el viaje) en el centro de la cápsula, por lo general ni ve ni participa, pero brinda seguridad en el deslizarse por los segundos, para ello recurre a las matemáticas de la multiversatilidad y reduce una y otra vez las probabilidades para que sólo exista la nuestra en nuestro surcar.

El Sociólogo se sienta al frente al lado del Técnico, provisto de hipermnesia conoce cada circunstancia y cada personaje de la coyuntura en el momento que visitaremos, cada dato y cada proceso, identifica y corrobora para que se ajuste a lo real consignado en la historia, debe identificar  cualquier variación apoyando la labor del Técnico, quien palpita en la malla mientras el Sociólogo se refocila en la hebra a través de la cual entramos y salimos de la historia, en consonancia con el deslizamiento lograda por el Científico.

El Manarmed pegado a la piel de la cápsula sólo espera para intervenir y soltar la energía que congrega, intercala y expande para destruir la interferencia o irregularidad y retornar dos segundos, gracias a las ecuaciones siempre dispuestas por el Científico para reafirmar nuestra probabilidad.

Se había decidido visitar la celebración del Bicentario en Perú y conjugar en múltiples dimensiones el recuerdo grabado en la historia y el acontecimiento, tal y como se desarrolló, para enriquecer la textura del suceso, sabíamos de los resultados acaecidos en las elecciones, y cómo Pedro Castillo se convirtió en el primer presidente Post Bicentario y la prosperidad y tranquilidad que reinaron después en anuencia con los gigantescos cambios que se estaban dando en el planeta… y, de repente, apareció titilando un misil que amenazaba estallar en medio de la ceremonia. El Manarmed actúo, realizó su programa, deflagró, o como quiera que se llame su desintegración, y retrocedimos dos segundos, lo suficiente para destruir el misil y que todo coincidiera normal y acorde con lo registrado.

Que si hay algo que agregar al informe de visita, si, dos aspectos, uno formal sobre la elección de los miembros del equipo, realizado por los algoritmos de las “mentes maestras” instaladas en la hiperred, aleatoria, automática, inhumana, una vez que inicia el proceso y otro misterioso referido al Manarmed: en nuestra vida cotidiana se llamaba Pedrocastillo &22-B, como si de alguna forma hubiera existido un enlace entre ambos personajes, el Técnico apuesta fuerte por el azar, el Científico supone que el atentado era una probabilidad siempre presente hasta que fue aniquilada por nuestra intervención y yo, el Sociólogo, estoy seguro que Gaia obró en silencio un milagro.

Por eso nuestro equipo para investigaciones temporoespaciales propone nombrar a Pedrocastillo &22-B como Héroe Oculto del Bicentenario.

¿Dónde se marcharon las olas?, por Luis Bolaños

CIENCIA FICCIÓN DORADA: 

¿Dónde se marcharon las olas?

Otra viñeta del Imperio Decadente

Luis Antonio Bolaños de la Cruz

 

Sci-fi Old Male Cyborg Mercenary | Cyberpunk character, Sci fi concept art: taken in https://line.17qq.com/articles/wwscarqx.html

Cuando un organismo, sobre todo cuando es imperial y galáctico, empieza a desmoronarse, por las grietas escapan los peores monstruos, brotan las más abyectas torturas y chorrean las mas crueles trapisondas; la historia las reseña y las explica; pero otro mecanismo, potente y vivencial, se entrelaza con la percepción de que te ocurran a ti, a tu pueblo, a tu planeta; la incredulidad se te aferra y no  te deja respirar, sientes como el terror corta cada uno de tus tejidos, te eviscera y te esparce cual tapiz vivo sobre la superficie de la realidad para que reacciones o perezcas. También suceden actos de altruismo, de dedicación a la piedad, y aunque puedan semejar esfuerzos absurdos y desmedulados, son el indicio de que el reemplazo de aquello que devendrá crece y medra a la sombra de las devastaciones y los latrocinios de quienes detentan el armamento y el poder. Ese es la directriz que aflora de los testimonios narrados por los tres veteranos.

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Paisaje maravilloso, una bahía protegida por islas y un par de penínsulas, un macizo montañoso situado ligeramente al norte del ecuador geográfico coronado de nieves perpetuas, que se precipita a través de una serie de escalinatas suaves hacia el mar, en una auténtica avalancha de flora, biodiversidad y verdor con multiplicidad de cascadas, arroyos, lagunas y cadenas de estanques que redistribuyen el agua hasta la proximidad del océano, incrementando los torrentes, acequias y regatos; un masivo peñasco domina una de las ensenadas de la bahía, allí donde se alzan una serie de terrazas de disfrute y contemplación del panorama, puentecillos en cristal y jade los conectan con los hotelitos de maderas duras tropicales que proliferan en la ladera.

Trinos, gañidos, roznidos, bramidos y gorjeos de las bestezuelas de aire y tierra constataban la abundancia de especies de la fauna. Desde la hermosa y cómoda terraza se visualiza como los escalones se difuminan en el azul profundo del mar abierto estableciendo armonía entrelazada océano & cordillera.

En uno de los numerosos solarios se han congregado tres veteranos, quienes recostados en sendas tumbonas ergométricas sombreadas descansan sus cuerpos mixtos, repletos de microsistemas autónomos que se interconectan, implantes expansivos que reemplazan células colapsadas, prótesis biomagnéticas, regeneradores de protoplasma y otros adminículos; reposan los tres veteranos devorando exquisiteces locales y chupando sus cocteles frutados mientras van recordando anécdotas del servicio militar, sus mecanismos de homeostasis digieren y eliminan los probables excesos de sustancias nocivas; ya desapareciendo el esplendor del día y menguando la brillantez solar se infiltra en la tarde una cierta melancolía, que será acribillada luego por las fúnestas resonancias que se evocarán.

Y en concordancia con ese sentimiento los tres humanoides, disímiles en características físicas pero hermanados por las terribles experiencias bélicas que han vivenciado, se disponen a compartir aquella que consideran la peor de sus prácticas perversas.

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Zikixi-Tudu, aún una impresionante mole de más de dos medidas estandar, con la piel erizada de flagelos y ojos protegidos por doble arco superciliar recuerda lo que le ocurrió en Delemestar, cuando fungía de guardaespaldas de funcionarios imperiales, reclutadores de jóvenes, habían logrado sobrepasar la cuota y 105 enrolado(a)s se apiñaban en el centro de la plaza de la localidad; animados por la sedosa interrelación establecida concedieron permiso a las madres o familiares delegadas para abrazarlos y despedirse, los rectangulares antigraviatmosféricos ya preparados flotaban a un lado.

Las madres envueltas en sus albornoces y chilabas ejecutaron una auténtica coreografía, tan exacta que sólo podría haberse realizado con la anuencia de lo(a)s jóvenes, extrajeron sus broches, que resultaron ser desplegables de doble aguijón y en un fluido movimiento apuñalaron certeras con uno a sus hijo(a)s y con el otro se autoinflingieron una herida en la carótida a ellas mismas de igual manera, desplomándose los 210 cuerpos casi en simultánea; en un momento una aparente despedida con algún líquido ocular derramado, al siguiente un infortunio catalogado como tragedia imperial, con mucha sangre vertida. Se le denominó “las 105 madres suicidadas”, como si sus hijos e hijas por no haber cumplido servicio no existieran y las madres fueran enemigas.

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El Sacrificio del Asceta – Por Luis Bolaños

CIENCIA FICCIÓN DORADA: 

 

El Sacrificio del Asceta

Luis Antonio Bolaños de la Cruz

 

Basawan – Dominio público

 

 

En nuestro planeta Dracocólquida, existe una leyenda relacionada con los brutales métodos de extracción de personas para alimentar la hoguera de la guerra imperial, es cierto que siempre con cada sustracción se llegaba a firmar un contrato & convenio (ver Canto del Androide; Reclutador; Aporofobia y Desiderátum) con engaño o transparencia, pero el imperio esgrimía que todo era legal al existir un documento que lo eximía de la mayoría de las responsabilidades respecto al cuerpo y la mente de las personas envueltas en el proceso.

Apacible, agradable, leve gravedad standard de 0.89, de rica biodiversidad y cadenas tróficas sin super predadores, equilibrio entre masa oceánica y tierra, con multitud de enormes y poco profundos lagos entrelazados, enormes penínsulas, cadenas de colinas esculpidas en miles de formas por el suave viento, casi coexistentes tepuyes y senotes, facilitada esa hermandad orográfica  por el tipo de suelos donde ocurría, por la escasez de metales pesados y frecuentes cavernas con ríos subterráneos, era ya antiguo cuando fue colonizado, desgastado por los elementos y con una aminorada tectónica de placas su riesgo de accidentes por fenómenos naturales era insignificante, parecía destinado a concedernos a sus moradores, ese esquivo don de la felicidad.

Y lo fuimos, hasta que se entrelazó nuestra existencia con las intenciones del imperio, lo(a)s jóvenes empezaron a marcharse por bandadas y cuando alguno retornaba era un simple desecho callado y esquivo.  Fue entonces cuando uno de los dirigentes, Aeqro, famoso por su indulgente justicia y su capacidad de control sobre su musculatura y armazón, ósea mediante técnicas ancestrales guardadas por eones en vetustas bases de datos, se retiró a un lugar denominado Nebetit, considerado la síntesis de lo deseado por las personas y lo ofrecido por la naturaleza, donde el velo de la cascada de un tepuy con su rocío nutría a un árbol de driaco, especie identificada como articuladora de ecosistemas, colosal y majestuosa, el sonido del frote de sus ramas semejaba música, sus amarillentos frutos macizos, dulces y jugosos eran regalo para la vista y el paladar, mientras que gordas y abundantes orugas, auténticos cilindros de proteínas inmediatas, convertían la hierba sombreada por su follaje en el paraíso de los perezosos.

Nunca nos dio a conocer su plan, en el ínterin mientras seguían llegando los bajeles destinados a enrolar, lo fuimos comprendiendo al observar e inferir y entendimos los resultados de aplicarlo; como la suavidad de las estaciones permitía que sencillas instalaciones e instrumentos colmaran las necesidades del anacoreta, -que durante un breve lapso pareció coquetear con la opción de un estilita por trepar a la meseta del tepuy, no obstante, aunque no lo transmitió se captó, se estaba empapando de las características del sitio, convirtiéndose en parte del entorno-, también cubrían las nuestras de acompañamiento y solidaridad.

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Telaria, los Torengars y la Inmolación (Saga Horizonte Cercano) Luis Bolaños

Telaria, los Torengars y la Inmolación

de Luis Antonio Bolaños de la Cruz

 

Inside the Mothership is a painting by Jeff Kim

Por el cristal de su rostro cruzó la melancolía expresada en imágenes  de lugares nunca hollados, cracitó y murmulló, de la palma de su mano brotaron luminosas ecuaciones que proyectados sus resultados trazaban rutas sobre paisajes abrumadores y sugerían vehículos que podríamos usar para desplazarnos, su propio cuerpo se tensó  y resonó generando un zumbido que anonadaba y en seguida llenaba de gozo, empujándome a los bordes de la conciencia pero manteniendo acotada la atención ligada al propósito de encontrarla, colocándome de paso en situación de alerta y búsqueda, y esa sensación de expectativa y técnicas me condujo a la esperanza, por fin tras su desaparición retorné a respirar tranquilo y se disolvió el peñasco que me oprimía el pecho… supe (o rememoré) porque existían los “igobots”, capaces en su diseño de guiar las acciones de los amantes, sobre todo de los abandonados o lesionados, con un alma herida y solitaria, con una decepción lacerante o una ausencia obligada.

Al conjuro de mis deseos el “igobot” se duplicó, triplicó y dividió con gracilidad, hasta ir asumiendo cada uno de los segmentos alguna de las tareas específicas avizoradas como necesarias, gracias a nuestra economía de la abundancia organizada en patrones fractales que fingen desorden para escudar un caos de organización perfecta -como dicen las canciones de enseñanza inicial-acompañada de transportes casi instantáneos, en un periquete el pseudoequipo tuvo listo un velero de autoempuje alimentado por aire con rotores redondos distribuidos en la periferia de su casco para cambiar de dirección sin disminuir velocidad, multitud de heteropantallas, cómodos divanes hamacables y profusión de cajas chinas que al irlas desplegando entregaban ampollas y burbujas repletas de sabrosos frutos fríos, golosinas proteínicas y tisanas tibias de hierbas.

Se llamaba Can-si-tal y su agilidad era vistosa y efectiva, impulsado desde el cordaje llegó y se irguió en la proa, semejante a las aves tronadoras Querkuet, esas inmensas que ensombrecen cuando pasan y que restallan las alas como un trueno en el momento de atrapar a sus presas o sus víctimas (algunas apoyan a los “Seguranzas” en la faena de limpiar áreas para desplazamientos turísticos o de deleite y se las recompensa con la carne que atrapan). Lo imité y me encarame por la arboladura hasta la plataforma de popa para deleitarme con el panorama que dejábamos atrás echado en la exquisita tumbona oscilante, me amolde entre sus cojines y almohadas y toque suave mi temporal comprobando que la melodía de acompañamiento continuaba y que lo escuchado no era ilusión, hurgué mi diastema para que se reanudara mi silbido de cacería y estreché mis cuatro manos para acrecentar la alegría del reencuentro.

Nos movimos veloces, más que cualquier otro ser en miles de estándares, en dirección a las coordenadas que guardaban el último rastro de Telaria en la red (seguro que le colocaron pesarios distorsionadores de espacio (que instalan datos de ausencia o vacío rompiendo el esquema biológico de ls persona para transmitir ubicación) que arrojan opacidad a su registro, quedando obliterado por los que si emiten con corrección a su alrededor, eso significaba que el grupo debería ser por lo menos de tres para esconder su data. Antes de alcanzarlos el dato coaguló  con las características de Teleria.

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Luis Bolaños revisa Glitza: amor más allá del análisis literario paradigmático

(Esta serie dedicada a Glitza surge a partir de la proximidad de los 50 años del relato más célebre del maestro Antonio Mora Vélez. El próximo año se ha anunciado un gran evento para festejar esta ocasión. )

 

 

Glitza, amor más allá del marco de análisis literario paradigmático

O como se entrecruzan la Genética, la Historia y la Teoría de la Complejidad en un relato ya clásico

 

Por: Luis Antonio Bolaños de la Cruz.

Luis limpiando sus agudos lentes a la entrada de la biblioteca

Es mucho lo que se ha comentado sobre el relato y no deseo incrementar el volumen de palabras destinadas a reiterar, remarcar o levantar el velo de algún detalle o circunstancia, como el de señalar y explicar como nos sorprende en segunda lectura su corta extensión, ya que lo evocado corresponde a una obra de mayor amplitud, en mi recuerdo era larguísima, lo cual significa que generó multitud de espacios como una rosa fractal que se abre al influjo de la memoria sin nunca terminar de mostrar sus pétalos.

Por eso enfoco, desde un ángulo que quiero considerar osado, al maestro Antonio Mora Vélez y su cuento al considerar que nos sugiere un trío de potentes propuestas, con diferentes matices de peligro… o de éxtasis:

  1. El amor es eterno mientras se conserve el ADN original
  2. El amor es transferible aunque se tengan que realizar máximos sacrificios
  3. El amor impregna la realidad y modifica lo que necesita para manifestarse

La primera propuesta burla el principio de relatividad

La segunda coloca adelante el deber de amar como única guía de un delirio consciente

La tercera justifica los resultados por el proceso ya que ambos se retroalimentan

Ampliemos:

Respecto a la primera la Genética Dirigida crea clones con distintas historias tal y como ocurriría en la existencia cotidiana, pero sujetos a un propósito que no les consultaron y que gracias al amor que empapa a la protagonista se transfiere a las descendientes quedando obliterada una posible rebeldía en espera de la consumación de la voluntad del querer de la Glitza original, eso rebasa los límites que lastran al amor sin relatividad, o sea el normal; sin embargo, colisiona con el libre albedrío de los clones.

Respecto a la segunda, enfrenta a la historia de la propia vida del autor con su espejo creativo, donde se expresan sus protagonistas. Se rebela contra las determinaciones del momento (objetividad y otras zarandajas) y las realizaciones individual & colectiva que tanto llegaron a pesar en su momento sobre la intelectualidad latinoamericana, y, es así, donde la opción quimérica sustentada en los clones encarna y abre las rutas a recorrer en el camino de lo inesperado, ya que al no existir seguridades ¿porque no anclar el deseo de permanencia del amor a la sucesión de generaciones en una jugada magistral?

Respecto a la tercera, diré que la teoría de la complejidad posee en su plasmación implícito el poder de reestructurarse mientras se retroalimenta, las múltiples corrientes que se entrelazan, se influencian en forma mutua para arrojar como imagen un mural que conservando el panorama general va variando en sus detalles. Incluyendo o excluyendo elementos, según ocurren y sin eludir la entropía, la escamotea, de allí que Vernon pueda salir del cosmódromo de la mano con Glitza rompiendo los imposibles y capturando las múltiples dimensiones del amor.

Intimidades y desenvolvimientos: Relectura de CF Y PARADIGMA, de Luis Bolaños

Este nuevo texto que nos obsequia el maestro Luis Bolaños, puede considerarse una «actualización», o una «re-lectura» (a partir de la contingencia de la pandemia) de un texto que 10 años atrás el autor impartió a manera de conferencia en la extinta Escuelab, Lima. El texto se puede leer en el antiguo blog JournalMalediction: CF y Paradigma del Siglo XXI: Tecnología, ecología y sociedad  


Lo primero que diré apunta a que las acciones que realizamos en nuestra vida con frecuencia quedan vibrando como atrapadas en su importancia y continúan creando nuevas posibilidades de interpretación por eones, pero como cada ser humano posee similar poder, brota como apotegma de ese entrecruzamiento múltiple de todos contra todos una imagen: serán escuchadas y sobrevivirán en nuestra mente aquellas vibraciones convergentes preñadas de piedad, empatía y belleza.

El resultado se decodifica a la luz de los momentos que han llevado a él a través del oscuro túnel de la comprensión (somos lámparas de oscuridad en un océano luminoso), interesa entonces conocer donde se realizan los cortes para la observación y la acumulación de información. Este momento, cuando redacto el artículo, es uno de esos cortes. Cuando ustedes lo lean será otro.

Les hablaré de una de esas ocasiones, en que quedamos vibrando, recordándoles que siempre cada día es irrepetible, único, y nosotros también lo somos, por eso el día que estamos viviendo se transforma en el momento cumbre de nuestra existencia y para que sea así requerimos de inteligencia, creatividad, alegría y memoria. Lo mejor sería que cada uno de nuestros días fuera inolvidable, pero sospecho que la intensidad terminaría por consumirnos.

Para mi uno de esos días increíbles fue exponer sobre ciencia ficción en Escuelab el 2 de setiembre del 2010, donde asistí gracias a la invitación de mi amigo Luis Cermeño, todo lo cual me permite diez años después, reflexionar y sentir como si hubiera transcurrido un siglo, ya que la sociedad es cada vez más veloz pero al mismo tiempo más variada y compartida, y en el terreno de la CF gozamos de una creatividad inmensa, además ese día acoge un significado especial, porque charlas podré exponer muchas, pero que me acompañe Ana María, la compañera de mi vida, pocas. Y ese día estuvo allí conmigo y lo mejor fue que le gustó la charla; para los que deseen acceder a un segmento de la misma les dejo un link:

Ese paradigma del siglo XXI que anunciaba allí se está convirtiendo en opción real, ya que desde la ciencia llegan nuevos aportes que lo consolidan y desde lo cotidiano una manera distinta de observar el universo; sin embargo, subsiste el temor que ante el crepúsculo esencial del sistema y el drenaje de su vitalidad:

  1. la tasa de ganancia se mantiene en caída libre apenas alimentada por la exacción de los recursos naturales, en lo fundamental de la periferia y el sometimiento de los trabajadores a la desregulación laboral (sobre todo aprovechando ahora la pandemia del Covid19),
  2. y es así como la corporatocracia agonizante promueva amparada en sus alucinaciones irracionales, un intento exasperado por preservarse mediante la financiarización económica, la ¿criogenización financiera? o “zombificación de la economía” como anuncian, entre otros, Max Keiser en su programa de tv en Rusia Today (martes, juevesy sábado)
  3. con emisiones de billetes por millardos (o trimillonarias impresiones) entregadas a las grandes empresas que se compran sus propias acciones con lo cual logran que vayan subiendo el precio aunque se encuentren camino a la banca rota, como ocurre con las empresas aéreas, para eso se crean empresas especiales dedicadas a extraer dinero de la gente que menos tiene (como Robin Hood a la inversa);
  4. y también que USA opte por guerras sucesivas en una típica táctica de “tierra arrasada”, al agotarse su ciclo se agravan sus delirios, bastante protuberante en el discurso de uno de sus más fieros representantes: Donald Trump.

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