Jeu Azarru y Juan de Urraza, sus multiversos

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Juan de Urraza se llama Jeu Azarru. Como él mismo lo dice, no es exclusivamente un escritor. Quizá por eso tiene más de un nombre. Cuando trabaja como ingeniero informático para una importante compañía de comunicaciones de Paraguay y se dedica a tener una vida familiar tranquila, su nombre es Juan de Urraza. Entonces, el que ha escrito novelas, relatos y algunos poemas sueltos se llama Jeu Azarru. Juan nació en Argentina pero su madre, cuando él tenía dos años, se marchó a Asunción; de modo que tiene el acento propio de los nacidos en esta ciudad aunque en muchos casos lo siguen considerando un extranjero. Jeu sí es Asunceno ciento por ciento, aunque lo que escribe no es lo que se le pide a un escritor paraguayo que, casi siempre, debe usar expresiones en yopará o exaltar el carácter campesino de una sociedad que ya no existe.

Su primera novela, «La sociedad de las mentes», tuvo un largo proceso de germinación. Surgió como una visión escolar cuando se planteó qué pasaría si estuviéramos en un mundo virtual que sabemos que es virtual pero no podemos salir de allí. Poco a poco surgieron distintas hipótesis como la desaparición del trabajo, de las distancias y, si bien debían persistir mecanismos de distinción de clases, no sabía cómo podían funcionar. las diferencias entre los estratos sociales. Este pensamiento y la escritura de distintas posibilidades, siguió latente durante sus estudios universitarios. También fue en aquel tiempo donde comenzó a escribir en la primera revista digital de Paraguay llamada Delta, la cual se distribuía en formato de diskette.

En el año 2.000, «La sociedad de las mentes» fue lanzada de manera virtual en la vieja librería virtual cyberead y en 2001 salió en formato físico en la ciudad de Asunción. Después, Jeu agrupó algunos relatos en el volumen «Verdades futuras y mentiras antiguas» y creyó que ese era el final de su actividad como escritor y, por lo tanto, su propio final. Pero con ese segundo volumen ocurrió algo impensado para Juan de Urraza y el propio Jean: obtuvo el premio Roque Gaona(2003) y el Premio Municipal de Literatura (2004).

Estos reconocimientos motivaron a Jeu para continuar escribiendo y  a Juan para apoyarlo. Aunque  Jeu aclara que jamás ha asumido a la escritura como una profesión sino que, como los escritores románticos, se sienta a hacerlo cuando tiene la inspiración. Y eso sucedió para que apareciera «Yronía», su segunda novela, en donde hay un cruce de géneros  que hizo  anuncias a algunos académicos la aparición de la primera novela posmoderna hecha en Paraguay.

Una de las constantes en los trabajos de Jeu Azarru es la presencia de los multiversos. En su propuesta no esposible un viaje a través del tiempo sino que hay distintos universos que trajinan una misma temporalidad en momentos distintos, de manera tal que los saltos temporales son, en realidad, saltos a otros mundos. Esto es lo que aparece en sus libros de relatos «Diferentes caminos a la verdad» y  «Alicia y los universos alternativos». Quizá esos tiempos también se diseminen y dejen de ser ese absoluto que trazó Newton y que Ernst Mach, antes que Einstein, ya había intentado derruir. Alicia, en el último de sus libros, es una entidad que no necesariamente se asimila a lo humano; es un juez que interviene y un punto transversal a los multiversos.

Con posterioridad, Juan se dedicó con más ahínco a su trabajo de ingeniero y se insertó en corporaciones que le han demandado más tiempo. Ello, según él, sirvió para que la escritura de Jeu hiciera un giro en su última publicación llamada «El síndrome de Zavala». Este trabajo, alejando de la ciencia ficción y la fantasía, se estructura a partir de los pensamientos de un hombre (que no se sabe si está vivo o muerto) mientras deambula por las calles de Asunción. En sus páginas se plantean preguntas a la construcción de la nación paraguaya como la de inculpar de los fracasos de los últimos años a lo que ocurrió hace más de un siglo en la guerra de la triple alianza, mientras que Japón o Alemania han podido resurgir después de la destrucción. Juan de Urraza sabe que esto le podrá costar que muchos lectores le endilguen haber nacido en Argentina (uno de los países cuyas fuerzas armadas invadieron el Paraguay en la guerra mencionada anteriormente), algo que no tiene nada que ver con Jeu Azarru.

Hoy día Juan de Urraza trata de conjurar una de sus dificultades más grandes: El tiempo. A diferencia de los personajes de las ficciones de Jeu, no ha podido saltar a otros universos en los que haya más espacio para la escritura. Sin embargo, Jeu tiene listo un volumen de relatos que se titulará, posiblemente, «Otros universos». Pero el trabajo que más lo tiene concentrado es una novela en la que los dragones aún existen pero están agazapados, planeando cómo volver a reinar en la tierra después de que los humanos los exterminaran a casi todos.

Jeu sabe que lo que a él le interesa es contar historias, no se inscribe dentro de esa tradición de escritores literarios,. Los libros le sirven de medios para relatar lo que imagina. Entre sus lecturas predilectas, y en esto concuerda plenamente con Juan porque ambos se convierten en un solo hombre cuando leen, estuvieron los relatos de Asimov y el trabajo de Bradbury. También considera que «El Silmarillón» de Tolkien lo influenció, principalmente porque en este volumen se cuentan historias y son ellas las que jalonan el interés del lector más que la escritura propiamente dicha. Pese a esta perspectiva, Juan de Urraza o Jeu Azarru, a estas alturas ya poco importa quién dice qué porque tienden a fundirse, hace la salvedad de que tampoco plantea  una literatura de entretenimiento sino que las ideas y su comunicación le resultan más apremiantes que el pensar la manera como están dichas.

También afirma que lo que más le interesa en estos últimos tiempos es saber la manera como la sociedad y los más jóvenes ven afectadas sus vidas a partir de las nuevas tecnologías. Eso es lo que más tiempo le ocupa en sus cátedras universitarias,  impartidas a futuros ingenieros que no saben si están en un mundo virtual cuando ven que la cara de su profesor Juan de Urraza comienza a tener los rasgos de un tal Jeu Azarru.

 

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