Mário de Andrade, la otra cara del modernismo en Brasil
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
Mário de Andrade fue un importante intelectual en la formación del modernismo en Brasil. Junto a Oswald de Andrade, Menotti del Picchia, Anita Malffati y Tarsila do Amaral, fue uno de los impulsadores de la Semana de Arte Moderno de São Paulo del 22, que vendría a sentar las bases de lo que vendría a ser el proyecto modernista -comparado frecuentemente con el movimiento de vanguardias en Latinoamérica-, asociado a una inquietud por la identidad nacional (por destruir viejas concepciones románticas y construir una imagen del brasilero más acorde a los nuevos tiempos).
Veinte años después de la famosa Semana del 22, Mário de Andrade escribió un artículo llamado El movimiento modernista (1942) en el cual manifestaba su inconformidad con lo que el movimiento había devenido, pues a su parecer, su meta inicial de generar un cambio social se había diluido en la forma experimental.
Dedíquense o no al arte, las ciencias, los oficios. Pero no se limiten a eso como espías de la vida, camuflados de técnicos en vida, viendo pasar a la multitud. Marchen con la multitud.
La semana del 22 fue promovida por una aristocracia anacrónica interesada en modernizar el Brasil que permitía a los artistas participar del ocio aristócrata sirviendo como sus mecenas; pero al poco tiempo, precisamente por esta modernización, los fondos de São Paulo pasaron a manos de una burguesía industrial poco interesada en el arte. Fue así que el Estado asumió el rol de los viejos aristócratas y los artistas terminaron en cargos burocráticos.
Esto fue lo que sucedió con Mário de Andrade, que creó el Departamento de Cultura de São Paulo en el que se convirtió en Director. Pero en 1938, frustrado por la tendencia autoritaria del gobierno de Getulio Vargas, en especial después de la creación del régimen llamado Estado Novo, Mário renunció y partió a Río de Janeiro, lugar en donde murió pobre a pesar de haber pertenecido a una de las familias terratenientes del Brasil.
Una de las anécdotas poco conocidas de la relación de Mário de Andrade y Oswald de Andrade, que por lo general se ponen como polos opuestos del movimiento; pues a Mário se le concibe como un intelectual oficial, folclorista y centrado, mientras a Oswald se le ubica dentro de la transgresión, la rebeldía, la locura, el incomprendido que se casó con una guerillera; es que Oswald, quien también murió pobre por derrochar la herencia, prestó plata a Mário, en sus últimos días, para que éste comprara el busto del ‘Cristo de Trancinhas (Cristo con trencitas) de Victor Brecheret.