Sinopsis de un espacio, sobre Puntos de Fuga de Illich Castillo.
Puntos de fuga de Ilich Castillo: sinopsis de un espacio
por Ana Rosa Valdez*
En los escenarios dispersos y engañosos de la Historia, habitan relatos del pasado que no son falsos ni verdaderos y que, sin embargo, iluminan el presente de forma legítima. Toda ucronía o historia paralela es un guiño hacia el ahora que intenta decirnos “¿qué hubiera ocurrido si…?”, y en este ejercicio deja en suspenso cualquier intento de veracidad, o autenticidad, para afincarse en un escenario imaginario en donde otra realidad se hace posible. Para fabricar ucronías, Ilich Castillo recurre al sueño, esa sustancia informe que contiene, potencialmente, la imaginación de lo infinito. Sus ucronías son sucesos en minúscula que abren cortes en la línea imposible del tiempo para interpelar las memorias de acontecimientos pequeños, si cabe el término, es decir no confrontan los grandes relatos del pasado, ni las historias oficiales del mundo, sino que se enfocan en develar, o construir el valor que tienen los hechos “intrascendentes” (que por lo general no se reflejan en las escrituras permanentes de la Historia).
En su trabajo, la obra Puntos de fuga constituye un segundo momento en un proceso de investigación artística que inició con el video Test: ángel exterminador, en el cual se muestra una deriva en la Casa Juan X. Marcos, ubicada en las calles Malecón y Junín de la ciudad de Guayaquil (antiguo sector del comercio cacaotero) y a un grupo de niños formados en paredón frente a una cámara de video. Pero también surge de una conversación con el artista acerca de cómo nos relacionamos con los espacios que habitamos, de los cuales somos momentáneos(as) dueños(as), y a través de qué procedimientos podemos recorrerlos en la conjetura del presente.
Puntos de Fuga de Illich Castillo
Basado en un sueño, posibles puntos de fuga del antiguo Hospital Militar de Quito son recreados por medio de disparos en sus esquinas superiores.
Una reseña nocturna:
“Años después de que el Hospital Militar de Quito funcionara como cuartel del Grupo de Artillería Bolívar, se presentó un hecho aislado que pretendía abrir secuelas de la fallida Guerra de los Cuatro Días. La noche del domingo 30 de Abril de 1933, algunas esquinas superiores e inferiores de la fachada del Hospital fueron detonadas por desconocidos. Con este acto se buscaba amedrentar a los nuevos inquilinos (al parecer a algunos más que a otros). En las esquinas traseras del edificio, las puntas de la arquitectura ya deshechas y las irregularidades e imprecisiones de las balas reclamaban en la fachada graves sospechas con respecto al personal director del hospital. Aunque este hecho no pasó a mayores, se dice que incluso hubo desapariciones de empleados acallados al calor del sindicato”.
Cuaderno de Marzo, 2012