Tag Archive | ficción inmobiliaria

Casa de Enrique Prochazka: Del Hogar-Mundo & a la Colmena Dédalo.

Reseña a la novela CASA de Enrique Prochazka por Luis Bolaños

La primera impresión, vívida, fue de desconcierto y a medida que profundizaba en la lectura aparecían múltiples guiños culturosos hacia la CF: Hal como el ordenador de 2001, Aleister el hijo como Crowley, Clarke el mayordomo como Arthur, y proliferaban las comparaciones, con Casa inteligente de Catherine Willheim, con el relato de Ballard Los mil sueños de Stellavista, con la mansión de troncos Sara Risa de la novela Un saco de huesos de Stephen King o esa frase que parece de Brecht «Lo mismo asesina una casa que un hacha» que me parece recordar de El huevo de la serpiente de Ingmar Bergman en un típico momento Mandela, porque no aparece ahí.

Conceptualmente el diseño resbalaba hacia el Bauhaus, los suprematistas y la arquitectura funcional de Aalto y Tange pero mezclados con la desmesura de la Torre de Babel (y si, había un regusto a Ted Chiang), y la combinación estilística de la Brasilia como urbe y del Juego de la Gente como novela de John Brunner, en fin que era como un cebiche mixto tan nutrido de especies que uno se quedaba largo rato anonadado no por la amnesia del protagonista sino por la versatilidad deliciosa de los sabores evocados. 

Rememoré cuando atacaba los suntuosos párrafos iniciales del Ulises de Joyce y la parvedad de mi mente que me obligaba a degustar por oleadas, quiero decir cuando el aluvión de ideas amenazaba sofocarme me detenía y me dedicaba a imaginar por puro gusto durante un rato. Allí comprendí algunos comentarios sobre la densidad de Enrique, no por que fuere pesado leerlo, sino por que alude a la combinación surtida de capas que cubren cada línea como un hojaldre… … O como un Esponja de Menger, que se dispersan cual hormiguero enloquecido bajo la piel de las frases cuando uno las penetra, lo cual une al regocijo explorador con la sensualidad del descubrir, por ejemplo, que el personaje da un salto hacia el futuro de 15 años a través de un bucle o lazo temporal, cuya explicación será uno de los motores de la novela (aquí ipso facto derivamos al debate sobre ciclo, flecha o espiral del tiempo según Jeremy Rifkin, vinculado además a la figura de Hal como «analista simbólico», quizás por eso lo primero que pide apenas “nace” es un psiquiatra o analista de la psiquis).

Lo que nos asombrarán serán los motivos para que sufra tal aceleración, perceptible en el rimero de chispas en forma de recuerdos que lo deslumbran, reminiscencias de acontecimientos, quizás no sucedidos, pero sin embargo acumulados en el olvido y el deterioro del cuerpo. 

Quisiera referirme a que recurrir en el mismo capítulo y en el marco de una terapia psicoanalítica, a la geometría obscena y enloquecedora de las ruinas de los templos lovecraftianos y al holograma de Pribram (págs. 40-42) demuestra la intención de fusionar filosofía con ciencia, literatura con psicología, de crear un campo común de encuentro para repensar el mundo, está señalado en apotegmas como: “reconstruir el concepto (de arquitectura) a partir del ladrillo”, o sea (como diría un estudiante universitario) en romance hologramático se puede ingresar por cualquier ángulo y por cualquier sitio con imagen integral, enfoque holístico, metodología sistémica y actitud prospectiva y recrear el universo literario y ese retorno al origen será otro de los leit motiv del texto. Hay que leerlo al resplandor de la frase “Entonces la Casa lo atacó”. 

El plano de la comunicación intercepta con los demás, y de que manera. Recuerda a alguien que ha sido privado parcialmente de los procesos que culminan en la conciencia de ser y que trata de recuperarla y reorganizar su patrón organizativo, en un juego que se desintegra frecuentemente con las formas y sombras incluidas en los planos, molduras, esquinas y paredes de la Casa. Y que tienden a reemplazar a cualquier otra experiencia en un borrado permanente para que emerja una única lectura: la de la Casa, que se va convirtiendo en una omnipresencia, en un encierro, en una prematura erosión de la vida, en una cuasi muerte. 

Dediquemos un párrafo a la disquisición filosófica: Hal parece debatirse entre el estrecho haz constituido por los efectos de la entropía y el paisaje tumultuoso del magma envolvente y omnipresente del tiempo como creador, para evadirse de la comprensión de la una y escamotear la presencia del otro llega en su ayuda la amnesia. Previamente elude tomar contacto de manera inmediata con el fluir temporal en una actitud que lo aproxima a la negación del “campo de presencia” de Merleau-Ponty. 

Además carece de intencionalidad, se deja arrastrar por la espuma cuántica de los hechos, ha borrado su conciencia pero continúa como sujeto cognescente, a pesar de la ausencia de las proyecciones de retención y protección. No obstante, se distiende y se extiende desde las relaciones iniciales con su hijo, por lo cual quizás Husserl habría querido revisar las categorías que sostienen a Hal… ¿o lo protuberan? No quepa duda: el sedimento filosófico ricamente condimentado es otra de las directrices de Enrique, su humus es el tiempo, la identidad del ser, la realidad del mundo y el amor que asoma, aunque atado a exigencias no sólo emocionales sino cardinales. 

Tampoco puedo dudar del sentido del humor que empapa casi cada párrafo, por ejemplo, aceptar la arquitectura como koan, en su versión de adivinanza para descifrarla y leerla o como manual de instrucciones para discípulos que les permita guiarse hacia la solución del fantasmal laberinto lovecraftiano en que por momentos parece transformarse la mansión (quizás por ahí, aparezca un vínculo con la Casa Encantada en la Colina de Shirley Jackson)… o como un ejercicio de sinestesia donde los ecos permiten atravesar la opacidad de lo visionado para arribar a la transparencia, o quizás que los ejercicios gimnásticos conviertan al cuerpo en una puerta sobre las dimensiones extraviadas, pero actuantes en esa peculiar morada. 

La críptica interferencia entre protagonista y mansión por otro lado tiende a menoscabar o diluir la distancia entre realidad y creación artística, ya que de cierta manera elusiva, tras la amnesia, Hal es su propia reconstrucción, eso si, azarosa y con líneas desactivadas, que tendrá que descubrir por que no existen planos ni gráficos de referencia; y la perplejidad se entroniza como argumento que justifica el límite que brota, a medida que la gestión efectuada semeja dilucidar el enigma de por que la obra arquitectónica posee un único lector… aunque sea en monólogos lanzados en el río de las épocas diversas del futuro.

En síntesis, lo que Enrique ofrece en un palimpsesto complejo y fractal (casi un teseract) en el cual se inscriben los distintos procesos de interacción entre paisaje, volumen, diseño, transcurrir del acontecer y personas que los moran y recorren para recibir significados (como androides cuya argumento utilitario consiste en dejarse imprimir sentido por la Casa) y un demiurgo (Hal) que lo interpreta jugando con cierto dramatismo a una reinterpretación permanente, mediante un lenguaje especial expresado en un poema (cuya descripción lo acerca al pastiche desopilante), y que conduce indefectiblemente al laberinto como cárcel y al núcleo blanco de la nada, simbolizado por el itinerario de iniciación en territorio inexplorado (al norte del Círculo Polar Ártico), el encuentro con el chamán que maneja las técnicas arquitectónicas y el hallazgo del motivo que después se ocupará en reproducir

Hay temas que no revelo para evitar predisponer al lector, pero advierto que el final resultará una sorpresa, una evasión de la órbita aparentemente prefijada, ya que no se consumará el sacrificio pero si estallará blandamente el amor paternal

La lectura deliciosa y con tendencia a la explicación erudita teñida de burla, nos mantiene lúcidos, lástima que sea tan corta, pero así dice lo que quería su autor exponer. Agrego que la edición pulcra y límpida, lo suficientemente fuerte como para que uno no dude de leerla en el autobús y con la calidad suficiente para que se desee compartirla, es un elemento más para gozar de su lectura. Incitante, extraña y altamente recomendable

La ficción inmobiliaria de Italo Calvino

Italo-Calvino-en-Nueva-York

Calvino en Nueva York viendo cómo sus pesadillas inmobiliarias tomaban forma. 

«La especulación inmobiliaria» de Italo Calvino data de una fecha específica desde su inicio hasta su conclusión,  que se manifiesta de forma clara al final:  5 de abril de 1956 – 12 de julio de 1957. Por lo tanto, se sitúa en un tiempo específico de la historia — la Italia que se reconstruía de la Post-Guerra—  y un espacio exacto aunque nunca mencionado: La Riviera al norte de Italia, en el pueblo ***. ¿Y por qué nunca se menciona el pueblo? Por dos razones, no simples, pero comprensibles: Uno nunca menciona a quien ama, y tampoco nunca menciona a quien odia, pero tampoco menciona a quien teme. Por esta misma razón, fracasan los que gritan y grafitean: ¡Yo amo a Fulana!; pero por esta misma razón, a algunos políticos detestables se les refiere como los innombrables  y ya, sin necesidad de mención alguna, todos saben  de qué innombrable se trata y por qué no se le nombra. Pero como amor y odio suelen ir juntos, suponemos que el narrador, en este caso, prefirió dejar el nombre en blanco, como quien firma un cheque en blanco, y dejarlo a la imaginación, o falta de imaginación, del lector, y en su caso más próximo, los lectores de Italia, en concreto, los de la Riviera de Italia, y su mala consciencia.

Ya hablamos de tiempo y espacio, como si eso importara, porque el comentario de muchos lectores, haciendo un barrido rápido por Internet, es que a pesar de que la obra se empezara en 1956 y terminara en 1957, sigue siendo vigente y es universal; es decir, que la temática que aborda es la misma ahora como en ese entonces, aquí como allá; y la temática no va más lejos que la del título que precisa en ponernos de una vez en el meollo del asunto: la especulación inmobiliaria. ¿Ha cambiado mucho esta actividad desde ese entonces?  En seguida,  hablaremos del tipo de personajes que aparecen en la obra.

Read More…

EL FANZINE DE LA FICCIÓN INMOBILIARIA FICCIORAMA MIL INVIERNOS

Nuevo número colaborativo entre @ficciorama y @1000inviernos dedicado a la  Ficción Inmobiliaria. Desde agosto demoliendo en las calles de Bogotá.

13775867_1073572672680111_4124823769508137188_n

Gracias a todos nuestros colaboradores y gente con fe en esta idea que ahora es un hecho como el concreto.

Sexagésimo segunda edición del fanzine de quirografía sensacionalista, reproducida mecánicamente y distribuida repentinamente. Este mes la segunda incursión conspirativa de ficciorama y milinviernos sobre la ficción inmobiliaria. 

DESDE EL 16 DE AGOSTO, EN LAS CALLES DE BOGOTÁ SE PUEDE ENCONTRAR en  Lerner Centro, Centro cultural García Márquez, Loco Pensante, La Valija de Fuego, Fantastic 3, Spooky House, Utadeo, Unitec, TooGeek, Casa de libros, Mirabilia y con su voceador de confianza.

Si desea una copia física original puede escribirnos a 1000inviernos@gmail.com

FANZCIENCIA FICCIÓN INMOBILIARIA calling

ATENCIÓN A ESTA COOOOOOOOONVOCATORIA.

LLAMADO A TODOS LOS AGENTES DEL SECTOR DE BIENES RAÍCES, DEL SISTEMA CENTRAL NERVIOSO, DE LA ARQUITECTURA DE LOS TUGURIOS, EL CAMBIO SOCIAL DE LOS CEMENTERIOS Y PLAZAS DESIERTAS. 

UTOPISTAS DE LOS DESCAMPADOS Y OKUPAS DE LOS ESCOMBROS DEL APOCALIPSIS

ESTE ES UN LLAMADO DEL FUTURO DE LOS FUTURISTAS  AL PRESENTE DE LOS MEDIOCRES. 

 

FICCIÓNINMO

«Soy humano y necesito vivir como los demás viven», dijo el desalojado.

 

El próximo gran género: la Ficción Inmobiliaria

Varios asuntos urbanísticos que tratan de resolver el problema de la densidad poblacional privilegian el tratamiento inmobiliario a otros temas sucedáneos, como los de la ecología o preservación de patrimonios de interés histórico; en esta configuración del devenir de los habitantes y las ciudades mismas, se configura necesariamente una nueva narrativa que plantea dudas, inquietudes, pesadillas y ambiciones sobre esta relación entre el espacio y la vida.

La ciencia ficción no es indiferente a estos problemas de inmueble porque es el género que mejor da cuenta de la transformación y el devenir de la experiencia, las relaciones del ser humano, sus fronteras y contexto de artificialeza.

El resguardo de una conciencia desastrosa y sus restos que se mueven no es menor importante: es lo que define el habitáculo de una catástrofe, exteriorizada bien sea en un lujoso loft aséptico, un apartamento dentro de unos conjuntos residenciales, una casa, un cambuche, la cueva del ermitaño, el cubículo dormitorio de un oficinista, el sarcófago de un vampiro: TODOS SON ESPACIOS, CONCIENCIA DE MUERTE Y PROBLEMAS de carácter ENTERAMENTE INMOBILIARIOS.

El desplazamiento de ciudad y campo, los temas de migración, los traslados de barrios tradicionales a nuevos espacios tomados por nuevas clases emergentes y economías: ES UN PROBLEMA INMOBILIARIO. La muerte de la tradicional zona del Cartucho en Bogotá que dio paso al descampado llamado Parque Tercer Milenio en donde las dinámicas del crimen se reconfiguraron, es un buen ejemplo. Cuando los drogadictos de la zona Bronx den paso a los drogadictos de la economía Orange estaremos viendo que la realidad copia la ficción inmobiliaria.

 «La pluma de ganso acabó con la conversación. Disipó el misterio; dio arquitectura y ciudades; trajo caminos y ejércitos, la burocracia: Fue la metáfora básica con que empezó el ciclo de la civilización, el pasaje de la oscuridad a la luz en la mente. La mano que llenaba la página de pergamino edifica una ciudad.» McLuhan

Cuando pienso en cómo sería la música de una ficción inmobiliaria lo primero que pienso es en Einstürzende Neubauten: su nombre alude al colapso de las nuevas edificaciones que se levantaban en la devastada Alemania post-guerra. También el colapso del Hall del Congreso de Berlín, la caída de un ícono alemán. Música con instrumentos de-construcción. 

TODO CON RUINAS FUTURAS. MATERIAL PARA LA CAPA SIGUIENTE.

Lo que hoy llamamos retrofuturismos fueron en su tiempo soluciones arquitectónicas para un mundo cambiante que exigía nuevas y excitantes maneras de enfrentarse a los retos de vivienda. Tal vez se comprendería mejor Rascacielos de Ballard desde una mirada a las construcciones de  arquitectura brutalista que atendiendo a una clase de psicoanálisis:

«Utopia», serie de fotos que captura la Arquitectura Brutalista de Londres

El sector inmobiliario se instaló en nuestras metáforas y se piensa establecer un buen tiempo. Mientras tanto, la mejor manera es pensar cómo vamos a enfrentarlo. Para ello requerimos agentes del cambio que sean capaces de escribir y transmitir sus ficciones inmobiliarias al correo:

 

1000inviernos@gmail.com, futugramma@gmail.com

Sugerimos que tengan alguna experticia en elementos propios del aburrimiento, la desazón o el sentimiento de que toda empresa es inútil y, por tanto, vale la pena emprenderla ante el terror de un horizonte donde no quede sino el suicidio.

Deadline: 25 de Julio.