Harlan Ellison, el bravero de la ciencia ficción, ha muerto.
Si algo aprendimos de Harlan Ellison es que nunca hay que irse de la casa de papi y mami. Es decir, no aprendimos nada. Porque autores como Harlan Ellison no eran una pastoral de moralidades y enseñanzas, como los autores que gustan referenciar y que la gente despide con tanto dolor, porque ¡gracias por esas enseñanzas tan bellas! NO SEÑOR. NO SEÑOR. Todo lo contrario con nuestro chico Ellison. Nuestro chico que ayer murió de 84 años. Por siempre chico, no solo de estatura, sino chico como Jefty, reacio a querer crecer y adaptarse en un mundo de gilipolleces. Así que por siempre chico, por siempre enfado, molesto, irreverente, incluso con la gente que él más admiraba, sus papis de literatura como Asimov, no podía dejar de ser un impertinente atrevido, pero genial, genial ante todo, porque descubría que la libertad abría sus anchas alas negras como el pájaro negro de la muerte, a través de ir con otra tradición, desde Marqués de Sade hasta Louis Ferdinand-Céline, así que otorgó a la ciencia ficción otra cara más allá de la estúpida cara ñoña de quien no sabe más que de ciencia y se niega a ver los aspectos monstruosos de la vida, es decir, ese monstruo que se aparece ante nuestro espejo y lo mostraba, el chico Ellison, a todos. A todos.
Y ayer murió, pero hasta hoy lo despedimos, porque la noticia nos pegó duro.
Lo recordaremos por sus increíbles cuentos:
«No tengo boca y debo gritar»
«Jefty tiene 5 años»
«El pájaro de la muerte»
«La bestia que gritaba amor en el corazón del universo»
«Arrepiéntete, Arlequín, dijo el señor tic tac»
También lo recordaremos por su antología de tres volúmenes VISIONES PELIGROSAS
También dejó su huella en la gran película de todos los tiempos TERMINATOR
Y también escribió series en Startrek, Babylon 5, La dimensión Desconocida… y creemos que en Superman.
Pero también lo recordaremos por su importancia en el mundo de la ciencia ficción, pues su voz además de reconocerse como un GRAND MASTER, era bastante controvertida y necesaria, tanto para fortalecer este género con el que tanto peleó pero al que tanto amó, como nosotros con nuestras mamis, y para insistir en luchar contra lo que él vio eran terribles injusticias y malos ratos para quienes escribimos ciencia ficción, como no ser pagado, tampoco valorados y que nuestra creatividad siempre se vea amenazada por la corta vista de los editores flojos y malos jueces de concursos literarios, contra toda esa fauna salvaje, también lucho nuestro chico, el chico Harlan, que era un gigante del corazón y de las letras al que hoy despedimos y recordaremos por siempre con un profundo agradecimiento.
MIL INVIERNOS TE DESPIDE HOY, CHICO GIGANTE, HARLAN ELLISON.
Avatares de una usuaria en Transmilenio
Por Luis Carlos Muñoz Sarmiento* (Especial para milinviernos)
Señor periodista: Le voy a contar mis avatares como usuaria en Transmilenio. Le ruego el favor de contarlos tal cual, sin censuras previas ni auto-censuras. Espero esté de acuerdo que sólo hable yo, mujer ya mayor, en un medio tremendamente machista como el que tenemos. Todavía me acuerdo cuando por primera vez vi las vallas con el anuncio del sistema para Bogotá y el proyecto de desarrollar 12 o 13 etapas, de las cuales hasta ahora, entiendo, sólo dos se han construido y apenas está empezando la tercera. Al ver esos pulmones limpios, rojos, vitales, se me llenó el alma de esperanza porque, como no tengo carro para no contaminar, me parecía genial ese medio de transporte que iba a eliminar la polución: con ellos se anunciaba un cambio, esa palabra tan mencionada por los políticos, que transformaría la vida a los habitantes de la capital y les permitiría respirar un aire puro. Además, otros países del área, e incluso de Europa, se deslumbraron con este que consideraron un modelo a seguir.
Soy una asidua usuaria de Transmilenio y tomo el sistema entre dos y siete veces al día pues debo desplazarme a diferentes y lejanos puntos de la ciudad, a distintas horas valle o pico, durante toda la semana, es decir, de lunes a domingo. Esto, debido a mi trabajo como profesora. De antemano, advierto que no deseo dar a conocer mi identidad ya que todo aquél que se queja es considerado un revoltoso, un terrorista, un criminal. En un comienzo todo era maravilloso. Los desplazamientos eran rápidos y efectivos. Al pasar el tiempo, todos vimos cómo aumentaba el flujo de personas pero aún no sé el porqué. Al principio se usaba los domingos como medio de turismo, para visitar los centros comerciales, hacer compras, visitas y hoy en día es tan peligroso e intimidante que ya no es nada agradable para la gente. En las horas pico, es cuando surgen los problemas. Voy a citar un ejemplo, una experiencia personal del viacrucis que me toca vivir los días viernes. Salgo faltando diez para las cuatro, de la estación Alcalá, para desplazarme a la de Eldorado. Sólo basta que me retrase diez minutos para que esté en medio de un tumulto gigantesco. Soy una persona de 56 años y tengo una hernia en el estómago, lo que quizás baste para señalar que no puedo hacer fuerza alguna. Por eso, a veces es mejor ser llevado por la corriente y eso hago cuando voy a entrar a una ruta que necesito. En este caso el K-16 para ir a la calle 75 y hacer un trasbordo para tomar el G-22 que me deja en la estación de destino. Hago esto porque si tomo un “lechero” (el que para en toda estación) demoro en llegar dos horas y media, debido al embotellamiento en cada parada. Hubo un día en especial en el que sentí mucho miedo o más bien, pánico, que pensé, sin querer, en el fin de mis días. Tomé, como ya dije, el K-16 y la avalancha de gente me arrastró al interior del bus. No hay necesidad de tenerse de nada, de ninguna varilla pues todos vamos como las reses, sosteniéndonos, involuntariamente, entre sí. Y en dicho apretujamiento, empieza uno a pensar cómo salir de allí cuando toque. Sólo negociar con los que están al lado, convencerlos de cambiar de puesto para llegar a la puerta, es ya una odisea. Cuando se tiene suerte, es fantástico y si no tocar ir detrás del que se vea más fuerte, para poder salir. O si no otro por detrás lo empuja a uno y el que va adelante lo mira con recelo, si no con bronca, como si uno fuera la causa de la situación.
Hitchcock, los 113 años del maestro jupiteriano
– ¿A dónde vas, Alfred? ¿Por qué vas resoplando esos cacheticos? ¿Acaso vas tras una despampanante rubia de Hollywood? No tienes remedio, Alfred. Tienes que aprender que los gordos están hechos para comer comida, no rubias.
– Quiero a mi mami
– No repitas esa frase, no eres Dennis Hopper, gordo
– Pero es verdad, la quiero porque los pájaros me siguen picoteando las pesadillas
Porque más que amor es frenesí, Alfred.
Ese viejo bebé llamado Jordy
Uno de los éxitos de Jordy Lemoine, el niño que se hizo famoso a los cuatro años, proclama lo difícil que es ser bebé. En ese entonces fue catapultado a la gloria y el vacío: los escenarios que llenaba fueron directamente proporcionales al desamparo que habría de cernirse pocos años después.
Tres cinematográficos encuentros entre niños alienígenas y terrestres
1- E.T el extraterrestre (1982): Esta película, una de las más recordadas de Spielberg, narra el encuentro y la amistad e entre un niño terrestre llamado Elliot y uno extraterrestre que ha sido abandonado por su familia debido que los podían capturar a todos en los bosques de California. En la historia hay momentos de muerte y resurrección. Al final, el niño alienígena vuelve con su familia y retorna a su planeta.