Diario del tour de Francia sin estar en Francia ni con los ganadores. Día 21

Hoy muchos han recordado al llamado «farolillo rojo»; concluyen que ha gastado más de seis horas de diferencia en hacer el mismo recorrido que hizo el que ganó la prueba. El margen entre ambos, según advirtieron, es tan grande que, desde la década del cincuenta del siglo pasado, no se veía algo así. Por única vez, el último ha sido nombrado y Morkov ya se instala como los competidores que tienen un nombre. Fedorov, por el contrario, ni siquiera quedó penúltimo, aunque ocupa el tercer lugar en el podio invertido del tour, además de que, al ser el más joven de los tres, promete otras actuaciones semejantes, de no ser porque quizá le quepa un retiro o se acuerde que alguna vez fue campeón mundial en las categorías juveniles.

El tour terminó con la felicidad de todos. Hasta Pogacar sonrió a las cámaras y, en esa liviandad, se diluye el misterio y la tensión de las tres semanas anteriores. Ocurre como casi todo en la vida: al final nada era tan grave, todo queda en nada y mañana se irá a otro asunto.

Desde el lunes, se empezará a hablar del mundial de ciclismo que se corre en dos semanas. Vingegaard desaparecerá hasta que regrese a España, Pogacar será candidato a ganar en ese campeonato con sede en Glasgow y seguramente se plantearán nuevas rivalidades que harán lejana la que recién terminó.

Hay quienes afirman que el ciclista danés será el que domine el tour durante los próximos años. Quizá no; todos los días aparecen jovencitos que superan las perspectivas de rendimiento y lo que ocurrió en 2019 parece tan viejo como 1992. En esta aceleración, el persistente deseo por hallar un dominador -ahí está la tríada de la retórica ciclística: la épica, la guerra y el deseo por un emperador-. se hará constante y cambiará de nombre de competidor. Puede que estemos ante una época donde los ciclistas sean muchachitos que se hacen famosos muy jóvenes  envejecen de forma prematura. Habrá un tour de la progeria.

Se acabó el tour. Terminó este diario. Espero que algún día pueda seguir a un solo ciclista, en directo, y que estos relatos estén en suspenso pues dependen de que quise se siga permanezca o no competencia.

A propósito: el último de hoy fue el francés Adrien Pettit, a cuarenta y un segundos de Jordie Meeus, el ganador.

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