El tour de la peste: diario del tour de Francia sin estar en Francia y sin Covid (por ahora). Día catorce (etapa trece).
CHÂTEL-GUYON-PUY MARY CANTAL
Ganador de la etapa: Daniel Martínez (Colombia-EF)
Líder de la clasificación general: Primoz Roglic (Eslovenia-Jumbo)

¿Por qué no ataca Ineos? La pregunta, hecha a treinta kilómetros de la meta, por un joven comentarista, se despejó tiempo después, cuando Egan Bernal sacaba la lengua en la última ascensión – sacada de lengua de la que hizo gala frente a los cámaras minutos antes, como sabiendo lo que iba a ocurrir-. Adelante, se marchaban los eslovenos Pogacar y Roglic y, al final, ambos ocupan los dos primeros puestos de la clasificación general. En el caso del fanatismo colombiano, la euforia, porque el ganador de la etapa fue Daniel Martínez, devino en amargura y frustración; para los sedientos de revanchas marciales y de heroísmo, mientras se asesinan ciudadanos por parte de la policía en la capital del país, que haya cuatro colombianos entre los diez primeros pero que ninguno ocupe los dos primeros lugares es una afrenta contra la sobrevalorada y gaseosa “mentalidad ganadora” o jerarquía, como suelen esputar algunos comentaristas del fútbol.
El líder actual, Roglic, tiene una cadencia semejante a la de Armstrong, dicen algunos periodistas, como para asegurar que lo venidero será una confirmación de su superioridad. Cuando entró a la zona de meta se veía fresco, sin descuadernarse mientras atrás, salvo Pogacar, entraron con los rastros del sufrimiento. Para los que sólo ven el tour porque esperan que gane alguien de su país, ya aparecen las palabras esperar o Covid en el horizonte. O aguardan un inverosímil desfondamiento de Roglic; son las principales armas para mantener a la audiencia y exacerbar el chauvinismo.
En la última ascensión, aparecieron muchos espectadores con el tapabocas colocado en sus papadas; gritaban y quizá escupían a sus ídolos: escupitajos que pueden ser letales, aunque parece que todo está “bajo control” y el tour tendrá un final distinto a la variante pandémica. En el muro final Martínez – el ganador- mostró capacidades inéditas para los escaladores colombianos y venció a dos integrantes del equipo Bora.
Hoy, la clasificación general está compuesta, en un sesenta por ciento, de ciclistas provenientes de dos países impensados para tales lugares hace una década: Eslovenia y Colombia. La primera nacionalidad tradicional que participa de ese listado es España, con un veinte por ciento. Quizá todo esto no pase de una anomalía propia de un año anómalo, quizá sea el remache de una nueva época en la que los nacionales de países de segundo o tercer orden económico han irrumpido, lo cual no significa un desarrollo deportivo de esos lugares sino la mundialización del comercio de fuerzas de trabajo por parte de las grandes corporaciones que buscan talentos. Es una obviedad que debe repetirse, sobre todo para la fanaticada colombiana: el tour no es una competencia hecha por representantes de diferentes países sino entre marcas que invierten en el negocio y la nacionalidad resulta incidental.
Cuando en los relatos del tour aparecen expresiones como “esperar a ver qué pasa”, asoma el primer rasgo de una abdicación. Con seguridad, para mantener algo de tensión en el espectáculo, después del domingo se hará referencia que lo más codiciado es un lugar en el podio final: jamás los relatores del ciclismo pueden perder la oportunidad para exaltar lo que otrora fuera considerado una desazón; magnificarán la lucha por el lugar en el podio entre los colombianos y Porte que, de seguir así, llegará mucho mejor colocado en la clasificación final luego del penúltimo día de Contrareloj.
Mañana ocurrirá una etapa que pinta anodina, no por el trazado sino por la forma como se correrá – casi siempre ocurre lo contrario a lo que espero y, muchas veces, sale peor de lo que esperaba-. El domingo se avizora un gran cambio, al menos en lo que concierne a la clasificación que empieza en el tercer lugar porque el primero y el segundo parecen reservados a los que tienen más vatios en sus piernas: vatios de Jumbo y UAE.