¿Cómo es eso que lo iban a matar? Entrevista con Álvaro Cristancho
En septiembre del año 2012 tuvimos la oportunidad de encontrar en Bogotá al escritor y poeta Colombiano, ex candidato presidencial en el 2002, Álvaro Cristancho Toscano, quien pasó toda una tarde y hasta bien entrada la madrugada hablándonos sobre su vida y obra literaria, hoy volvemos a encontrarlo, quisimos preguntarle: ¿qué ha pasado en estos cinco años desde que nos habló de sus escritos en verso y en prosa?, ¿de las teorías, de sus novelas y de esa cosecha guardada? Ahora en Youtube declamando y soltando nuevas propuestas al mundo. Este escritor es una biblioteca de esas que las familias conservan con celo. Colombia ya comienza a conocer y a coleccionar sus obras, que dan de qué hablar.
Este hombre de cabeza brillante y espesa barba blanca de Patriarca, con muchas facetas que muy pocos conocen, a sus 57 años no imaginábamos qué tanto ha hecho por la humanidad como monje, como, patriarca, como político y escritor de vocación entregado a la literatura y a su misión de estar con los más pobres entre los pobres; (en esta entrevista no hablaremos de política ni de su incursión en la política puesto que en la primera entrevista abordamos acerca de este aspecto), fundador de una religión y de un nuevo sistema económico, creador de la casa Planecostérmica inteligente. Gestor e ideólogo de procesos de paz, gran visionario de una de las más grandes obras quizá que llegará a tener Bogotá de hacerse realidad los 34 miradores elevados y subterráneos de túneles turísticos en ‘‘Ciudad Bolívar’’ localidad 19, en la que fue secuestrado por seis horas el pasado domingo 12 del presente mes y año, y gracias al milagro de un torrencial aguacero que de la nada se desató logró escapar de su captor junto con el monje que lo acompaña, con todo y eso y amenazado de muerte por algunas bandas criminales que se han resentido con su presencia y forma de vida, no descansa, dice, hasta ver a ‘‘Ciudad Bolívar’’ y a toda su gente respetada y libre de bandas y pandillas y dejará su legado para erradicar los pocos focos de hampones y forajidos que son solo unos pocos reitera -porque según ‘Cristancho’; el resto son gente buena, inteligente. que con los que se le unan a su noble causa, será capaz de poner al revés todo y de esa Localidad que han estigmatizado como indeseable y mala ya no quedará tan mal recuerdo, una nueva cultura se impone, llevarla en tres años a convertirla en LA BELLA Y DESEADA CIUDAD BOLIVAR –Distrito Turístico, Cultural, Ecológico y Económico-, con Gente maravillosa, que como él, se ha propuesto cambiarle por completo la imagen y acabar de una vez por todas los señalamientos que sobre su pasado pesa.
Nos habla apasionado de calles empedradas y balcones con jardines en macetas adornando las alamedas donde hoy solo se ven ranchos de lata y miseria en la que él dice haber bautizado como ALDEA TURÍSTICA –miradores de Bogotá- y se propuso cambiarle por completo la cara a ‘’Ciudad Bolívar’’, erradicar de allá definitivamente la pobreza y con las bandas criminales, cero tolerancia y complicidad.
Por su infinidad de facetas que pocos conocen y que en esta entrevista hemos logrado hallar en este personaje, dado que es como abrir una enciclopedia empolvada, ya es como de nuestra casa de Mil inviernos, después que amablemente nos concedió aquella maravillosa y primera entrevista; ha seguido escribiendo y ha publicado importantes nuevas obras, y recorriendo el país a lo largo y ancho entre aulas de colegios y en plazoletas y a donde lo inviten no se niega ir; extremadamente descomplicado y austero, es el monje moderno que en su Oración resume el clamor de los enfermos, de los poseídos y no duda en exorcizar y echarlos fuera en el nombre del Señor Jesucristo, hablemos sobre todo esto, y sobre los aspectos de su vida personal y de lo que hay en la cabeza de un escritor con tanta imaginación que por donde pasa son visibles sus huellas.
Mil inviernos. La primera vez que usted nos concedió su primera entrevista fue el 27 de septiembre del año 2012, han pasado casi cinco años y lo veo mucho más viejo, su barba no era tan blanca, su peso era otro, y ahora está delgado, ¿la vida cómo lo ha tratado en todo este tiempo?
Álvaro Cristancho Toscano. Si, como se pasa el tiempo mientras dormimos el reloj sigue despierto, no se detiene en su andar, ahí, a ese paso nos va llevando sin que nos percatemos a que nuestra morfología cambie y si antes era una gran noticia hallar nuestra primera cana entre el resto de cabellos negros, ahora es una noticia saber que aun podemos contar los tres o cuatro pelos negros entre tanta nieve que nos va dejando el paso de los años. La verdad no ha pasado un lustro desde aquella primera entrevista publicada por ustedes y ya no tengo el mismo aspecto, hoy la barriga desapareció y con catorce kilos menos increíble que ande más pesado, ya camino como canta en su canción Roberto Carlos: “Mi querido mi viejo mi amigo”, a paso lento como si llevara a cuestas quien sabe qué peso, ha de ser el peso de tanta indiferencia y olvido de los que fueron mis amigos, la falta de dinero hizo que se fueran de uno en uno o porque me he ganado más odios que seguidores con mis escritos, creo que mi irreverencia y el modo de contar las cosas me hace ser más odiado que deseado para elegir cualquiera de mis obras; mi estilo de vivir la vida es simple, amo la soledad compartida, la comida que se prepara en familia, me gusta cocinar para ver a mucha gente comer con apetito, me quito la camisa para dársela a mis enemigos y desconocidos, me embeleso largas jornadas oyendo las tonterías que la gente me cuenta porque eso que para otros es pérdida de tiempo, para mí es el comienzo de una nueva obra literaria o todo el universo de esa persona que nadie escucha. Yo siento un aire patriarcal cuando me dicen anciano, viejo y en los transportes de servicio público alguien me mira de arriba abajo, me escanea con sus ojos y se levanta de su arrellanado sitial y me sede la silla. O al estar en una fila.
Mil inviernos. Pero su estado de ánimo lo mantiene siempre el mismo: lúcido, jocoso, y si, lo de irreverente no se le quita, pero bajar 14 kilos eso es notorio, claro que se puede notar, aunque sigue creciendo el volumen de sus libros. ¿Qué tantas nuevas obras escribió en estos últimos cinco años?
Álvaro Cristancho Toscano. Mi ánimo se mantiene, no he cambiado. Me escandaliza y desanima encontrar en una alcantarilla, debajo de un puente, en una esquina de cualquier ciudad al caer la noche a seres humanos tirados en el espacio público, sé, ahí palpita un corazón arrugado con frío, hambre entre harapos, cartones y cobijas pesadas de olores nauseabundos y de la mugre de sociedad que sigue pasando por su lado con la misma indiferencia que es tan contagiosa como el mismo sida.
De mi estado de salud, que recuerde, no visité hospital alguno ni consulté al médico hasta los cincuenta y dos años, pero esas consultas archivadas me comenzaron a salir de modo, lugar y momento inesperado: en Cúcuta, Chicunguña tres veces y Zica. En esa ola de semejante pandemia con tridente llevado por insectos invisibles y punzón; dijeron que era la culpa de los zancuditos inofensivos con diminutas alas que atravesaron fronteras, y en menos de tres meses había viajado por varios país matando gente. En Arauca me comí un mango que me regalaron y tenía hongos, eso fue un sábado y ya el domingo no pude comer nada, la boca completamente ampollada y la garganta, no podía pasar ni líquidos, hasta el aire al respirar o toser me fastidiaba, así estuve resistiendo un año y otro y otro, entre remedios caseros, Azul de Metileno y rezos llaneros; desaparecían en apariencia pero en la garganta en silencio colocaban el peaje a cuanto pasaba de la boca al estómago, hasta que mis extremidades ya no daban para dar paso ni mantenerme de pie, era tanta la debilidad y el grado de desnutrición que la hemoglobina se bajó a 6 y la anemia me estaba matando silenciosamente; dos hernias que tengo desde hace veinticinco años pero han comenzado a doler; luego estando en una bella población Santandereana, en ‘La Concepción’ una mañana estaba en la ducha, y un espasmo me dejó inmóvil del dolor, viajé a Bogotá pero los resultados de los exámenes todos salieron bien y yo seguía rendido de dolor y de debilidad hasta que este año me internaron en el hospital San Ignacio y ahí permanecí en el pasillo de urgencias cuatro días sentado de día y de noche, puesto que camas no hay, conectado de mi brazo a una bolsa de líquidos con antibióticos que finalmente combatieron la infección de mi garganta, ahora volví a comer como antes y me siento mejor.
Ese escenario de ¡quejidos y de ayayais! de miradas fruncidas de enfermeras y de enfermos me hizo pensar: ‘debo idearme alguna salida inmediata para que ese viacrucis y calvario termine’ y así fue como comencé a escribir mi último libro. Le rogué a uno de los camilleros que me facilitara una hoja en blanco y un lápiz; sobre esa plana hoja hice los trazos de terrazas y dibujé en vez de techos cubiertos con tejas o placas en concreto, las que solo utiliza como cobertizo o patio de ropas o para sus eventuales reuniones familiares, está desperdiciado; bien pueden ser adecuados como habitaciones para atender todos esos servicios públicos en los cuales las instituciones se han quedado cortas e insuficientes, veo en todos los techos de las edificaciones paneles solares, otros usos. Albergar a presos de baja peligrosidad con sus dispositivos satelitales, enfermos, neonatos, ancianos, y sirvan a la sociedad para educar y formar en valores a las nuevas generaciones. Allí en aquel pasillo atiborrado de dolores que el ‘Acetaminofén’ calma, nació mi última obra que en pocos meses conocerá la luz y uno que otro se pueda hallar en la vitrina de alguna librería importante.
En estos cinco años he escrito y no llevo la cuenta, mi oficio de escritor y mi imaginación son siameses. A diario en las madrugadas, antes de quedarme rendido de sueño escribo sobre cada acontecimiento.
Mil inviernos. Interesante, veo que hoy amaneceremos porque hay mucho de qué hablar. Me gustaría que nuestros lectores tengan un adelanto de esa obra: ‘Mi Gran Sueño’, despierta muchos interrogantes y sobre todo si puede adelantar algo por ejemplo, ¿dónde se desarrolla esa obra literaria?, ¿en qué género literario lo va a presentar?, los personajes, el nudo y todos esos elementos que muy bien usted hace uso a la hora de escribir cuanto ha escrito.
Álvaro Cristancho Toscano. Elegí a ‘‘Ciudad Bolívar’’ concretamente, como la comunidad más vulnerable de Bogotá en el D.C. Ese es el lugar donde se desarrolla toda la obra literaria, al pensarla la he ido estructurando más como un guión para cine, no es propiamente una novela, pero guarda características, y hago uso del ensayo, el cuento y la leyenda. Describo allí, inmensas construcciones, túneles, elevados miradores, un orden y cultura que se impone en poco tiempo, el desarrollo que está al servicio de la gente, veo casas clínica, casas hotel, casas aula, casas cárceles, casas geriátricas, casas neonatales, casas comerciales, casas talleres, artesanales y musicales, casas empresariales, industriales y muchas de balcones repletas de macetas de geranios, orquídeas, rosas y jazmines. ‘Ciudad Bolívar’ es ese espacio ideal donde aplicaré mis dos teorías económicas a ver si algún día me gano un nobel de Economía, de literatura o de paz o la paz por una bala perdida que acabe con mi vida y más de un jefe matón contento porque podrán volver a dormir tranquilos quitándole la paz y la tranquilidad a millones de ciudadanos de bien.
He bautizado este mega proyecto: ALDEA TURÍSTICA – miradores de Bogotá-, ya comencé desde el pasado 15 de febrero a cambiarle la cara a ‘‘Ciudad Bolívar’’, y como ‘a mí me regalan para regalar’, y con esa estrategia ya estamos levantando una vivienda digna en el mismo lugar donde hasta hace ocho días existió por más de diez años un rancho donde se levantó la familia de ‘Teresa Gutiérrez’, pero gracias a Dios una familia bogotana me regaló todos los materiales para construirles la casa modelo que es mi primera vivienda con uso de clínica. Quienes me escuchan, se han motivado y van a visitar los barrios más pobres donde vive gente en ranchos de hojalata, cartón, construidas con pedazos de maderas que traen en tercios desde el centro o del norte y apuntalan con puntillas oxidadas, amarran con alambres o trocitos de cable. En muchas de esas improvisadas viviendas he pasado más de una noche y he compartido suculentas sopas y sancochos, mazamorras con habas que cultivan en los solares y hervidos campesinos con pollo criollo o pato sacrificados y criados en los pequeños terrenos como si fueran la evocación de las grandes fincas de donde fueron la mayoría de campesinos desplazados hasta esas altitudes donde el viento sopla con fuerza su vaho de páramo, porque allá es otro piso térmico, otro es el clima no como el suave frio bogotano.
Mil inviernos. Lamentable por una parte oír estas palabras de alguien que solo sueña en el bienestar de millones de personas; sé de sus huellas imborrables que han quedado por donde pasa desde que era un niño ¿Podría contarnos sobre su pasado?
Álvaro Cristancho Toscano. Cuando era novicio franciscano en ‘Timbiquí y en Santa Rosa de Saija’ en el departamento del Cauca dejaba el convento para irme de rancho en rancho visitando y curando a los enfermos y les creé un puesto de salud con ayudas de amigos de los frailes franciscanos; luego me retiré por los días del terremoto en Popayán para dedicarme por completo a vivir con los más pobres y aporreados por el sismo. Me salí a invadir a un terreno de enfrente donde vivíamos los frailes, resultó ser de don ‘Mario Paredes’ padre de una jueza en Cali Dra. Stella Paredes y de un prestigioso ingeniero el Dr. Rodrigo Paredes. Sin consultarlos, allí les tracé cien lotes a igual número de familias desheredadas del Cauca golpeadas por el terremoto, y hoy treinta años después las mismas cien familias con sus casas que también me regaló una familia alemana, viven allí desde 1.983, son las mismas personas con sus hijos e hijas que llenan de alegría las calles payanesas, fila de nietos y bisnietos nacidos en el ‘barrio cinco de abril’, gracias a que les inculqué que las viviendas de la familia son para heredarlas de generación en generación a la misma familia y que jamás se pueden convertir en mercancía y que es pecado mortal y se condena en este mundo y en el que sigue, si se atreve a venderla, hipotecarla o salir de ella.
En Saravena gracias a la férrea y decidida e irrenunciable encomienda de dejar a este mundo mejor de cómo lo hemos encontrado, sin consultar a expertos organizamos el primer comité pro reconstrucción del acueducto y construcción del alcantarillado que hoy existe y cuando se inició lo hicimos a pulso sin ayudas del gobierno, solo mano de obra comunitaria y la donación de 12 kilómetros de tubería de p.v.c. de alta presión de 12 pulgadas que me regaló la compañía alemana encargada de construir el oleoducto caño limón coveñas, la ‘Mannesman Alagenbau’. Por aquel entonces, en ninguno de los siete municipios del departamento de Arauca contaba con esos servicios públicos vitales; sin la ayuda de políticos ni de grandes presupuestos lo logramos, osadamente mediante la contratación de obreros que pagaban con jornales o en dinero en efectivo el valor de las matriculas, doméstica, comercial o industrial del servicio a implementar, así fue como hoy ese municipio tiene excelente servicios públicos de calidad y ha merecido el reconocimiento de quienes desean copiar el esquema. Hoy sirve como claro ejemplo de que grandes obras de beneficio común se pueden realizar sin ninguna dificultad siempre y cuando la mano de obra la coloque la comunidad y los materiales se consigan por otras fuentes. Desde 1.985 existe y funciona tal como lo diseñamos empíricamente, un acueducto y alcantarillado pionero comunitario, en el que los usuarios son los propietarios y ellos mismos son quienes lo manejan y determina todo lo que a tarifas y demás decisiones les afecta.
En la Isla de la inmensa ciénaga de la Zapatoza, Chimichagüa Departamento del Cesar, en el año 1.987 Llevé a cinco misioneros y misioneras para fundar la misión nuestra allá y hoy sigue en pié aquella obra que educa a todos los niños y niñas de escasos recursos ya la alcaldía se encargó del pago de los maestros y la dotación de la escuela también, se les creó la cooperativa de pescadores dotándolos de lancha, motor fuera de borda, y una tienda de víveres, redes y equipos de pesca y talleres de formación en liderazgo y manejo de pequeños negocios.
Mil inviernos. Celebro con inmensa alegría que las cosas siempre le han salido como se las ha propuesto, ahora el reto está con ‘‘Ciudad Bolívar’’ pese a cuanto le hicieron. ¿Aún sigue empeñado en sacar adelante su mega proyecto y se mantiene en la idea de cambiar ranchos de lata y cartón por viviendas dignas?
Álvaro Cristancho Toscano. Si claro, por una persona que quiso matarme no voy a renunciar a que cientos de familias buenas paguen por el acaloramiento y fuma de un borracho, seguramente el alcohol y las drogas alucinógenas lo llevaron a semejante ligereza, y mal trato que recibí ese domingo 12 de marzo, con mayor entusiasmo no solo debemos cambiar esos ranchos de lata que hay en Bogotá, la meta sea replicar este ejercicio social en otras ciudades de Colombia y llevar este mismo esquema a los campos olvidados para que nuestros campesinos sientan que no estarán más solos en medio de la montaña, hasta allá tenemos que llegar con nuestra propuesta para que se construyan como casa hoteles y hacer de cada finca un campo agro-turístico y de atractivos altamente rentables y productivos a los que se desplacen los campesinos que viven en las ciudades a cultivar de nuevo sus tierras y el fin de semana regresen a sus casas para estar con sus familias, que de lunes a viernes estén en el surco, o en los oficios que demanda la finca pero no pierdan la integración y unidad familiar donde padres e hijos estén en permanente contacto.
Mil inviernos. ¿Cómo está consiguiendo tantos materiales?
Álvaro Cristancho Toscano. Se me unió la ‘Fundación Full Vida’, que ha venido haciendo presencia en esos barrios desde hace seis años, llevándoles ropas, alimentos, juguetes, capacitaciones y acompañamiento en procesos psicológicos a las madres solteras y a los niños de hogares de padres separados y esta Fundación, se ha encargado de desarrollar el programa de sustituir ranchos por viviendas dignas conmigo. Gracias a Dios encontré muchos aliados tanto benefactores como familias beneficiarias, sólo sé pedir y pido con fe y siempre recibo. Si Dios me deja otros días en esta tierra y todo sale conforme está escrito en ‘Mi gran sueño’, podremos diariamente como una gran colonia de hormigas o como un inmenso enjambre de abejas llevarles cemento y varilla y otros materiales a quienes sin que nos lo pidan les podamos cambiar su forma de vida.
Mil inviernos. Dejemos a ‘‘Ciudad Bolívar’’ y trasladémonos a su tierra natal, al departamento de Norte de Santander. ¿Por esos días del cierre de la frontera dónde se encontraba viviendo?
Álvaro Cristancho Toscano. En Cúcuta y tal acontecimiento jamás antes visto me dio todo el hilo que necesité para elaborar el tejido de los tres libros y más de un poema costumbrista como es el publicado en ‘Youtube’ el que en mi voz declamo satíricamente, es tema de actualidad sobre la debacles y descomposición social que vive el pueblo venezolano, lo titulé: ‘El retrete venezolano’.
Mil inviernos. ¿Participar en la feria internacional del libro en Corferias lo ha hecho más visible y ha obtenido mayor reconocimiento? Veo que hizo lanzamiento de importantes obras en la pasada feria desde el stand de Norte de Santander, ‘Gobernantes en Tinieblas’, ‘Cicatrices de una Revolución Fallida’ y ‘Vengo de Venezuela’ entre otras.
Álvaro Cristancho Toscano. Enfatizo en esas obras la problemática que vive Venezuela, son realmente tres obras que ubican con facilidad al lector en qué país vive el pueblo venezolano.
Mil inviernos. Por sus revelaciones me imagino que no es bien recibido en el vecino país, pues ataca y cuestiona fuertemente las estructuras de ese gobierno.
Álvaro Cristancho Toscano. Así es mi querido periodista; desde luego que en estas tres obras he logrado condensar gran parte de las causas y consecuencias que deja ‘el chavismo’ a Venezuela y de paso nos ha salpicado; son visibles los nefastos resultados económicos, sociales y políticos que de ese modelo se desprende, y no puedo aplaudir semejante descalabro y desatino en la improvisación de ese gobierno con sus mismos nacionales y con miles de colombianos que han tenido que regresar a Colombia y vaya uno a ver cómo llegan por cientos diariamente y buscan salir de allá para donde tengan mejores oportunidades, todos los países vecinos ahora cuentan con gente nacida en Venezuela.
Mil inviernos. Es muy interesante cada uno de estos tres libros, ¿qué lo llevó a despertar tanto interés por la problemática y forma de gobierno en Venezuela? ¿De dónde sacó toda esa información? Háblenos de cada uno.
Álvaro Cristancho Toscano. ‘Gobernantes en tinieblas’ ya lleva dos ediciones y está prohibida su circulación en territorio venezolano al igual que mis demás obras, no lo dice ninguna fuente, pero la guardia venezolana ha quitado a quienes pretendieron llevarlo escondido entre sus pertenencias y el trato que recibieron ha sido cruel e inhumano. Solo por llevar un libro de mi autoría. Allá los periódicos, los noticieros no pueden publicar ni hablan nada de esto que pasa en las fronteras entre Cúcuta y San Antonio o Ureña, menos por Saravena, Arauca y Arauquita; que decir de los atropellos en las fronteras por la Guajira y el Cesar. ‘Gobernantes en tinieblas’ es una biografía del fallecido presidente ‘Hugo Rafael Chávez Frías’ que no había sido contada, ahí entre página y página se puede leer de los propósitos y aspiraciones soterradas que animaron, impulsaron y motivaron en un comienzo al comandante para aspirar al cargo de presidente de la República. Luego las alianzas que él consideró estratégicas y locuaces para lograrlo, pero finalmente de los pactos satánicos y del uso al recurrir a la santería para afianzar más su propósito y mantenerse en el poder una vez lo logró desde su primera elección. Este libro desvela las hechicerías y los rezos que ha extendido y consagrado a la nación a María Lionza, el negro Felipe y Guaicaipuro como los aliados invisibles y ángeles negros de su devoción, a tal punto que acuñó la moneda en su honor para que el pueblo venezolano y el mundo le rinda culto de adoración, para poder comprar o vender tengan que estar atados y de ese modo rendirle culto a Satanás.
‘Cicatrices de una Revolución Fallida’, es la obra que pocos conocen pero que está escrita a modo de atajo coyuntural como reacción inmediata a la torpeza del dictador venezolano al cerrar la frontera, justo es el detonante que me lleva a pensar en que es hora de independizarnos de estos dos países llamados hermanos y al darle forma a la idea nace la ‘República Independiente Suramericana’ conformada por seis Estados venezolanos y seis Departamentos de la República de Colombia. En cada capítulo expongo motivos y doy las razones que nos obliga crear el movimiento separatista. Propongo como capital la ciudad de Cúcuta. Y Tomar del mapa de la República de Venezuela a los Estados: Trujillo, Zulia, Falcón, Mérida, Táchira, y Apure. Y del lado colombiano los departamentos de La Guajira, Cesar, Norte de Santander, Santander, Boyacá y Arauca; como Estados confederados y autónomos con un gobierno de elección popular y economías independientes pero solidarias entre los doce mencionados, para elevar las condiciones de vida y así no hayan unos con limitaciones o en desigualdad de condiciones y ventajas comparativas de libre comercio y competitividad y dinámica económica frente a los demás. Es por lo tanto un libro que muestra los estragos que ha dejado el chavismo a los dos países de la región.
‘Vengo de Venezuela’, es la recopilación de muchas historias contadas por los emigrantes venezolanos que llegan a Colombia buscando apoyo y solidaridad, sus relatos son crueles, tan insólitos que da la sensación de ser producto de la imaginación infantil, pero que contadas por ellos mismos producen indignación y rabia, de solo escuchar semejante despropósito y desfachatez de la bajeza a la que ha llegado la dirigencia chavista, ¿a qué aberración y violación de todos los derechos fundamentales del pueblo venezolano se ha atrevido ese gobierno?
Mil inviernos. ¿No considera que el haber escrito y publicado esta tripleta literaria – editorial, le acarree serias consecuencias y hasta puede considerarse objetivo de quienes no comparten su punto de vista o están del lado del actual gobierno venezolano?
Álvaro Cristancho Toscano. Muy seguramente así puede ser, si toman mi obra los chavistas pues lo mínimo que me pase es que me cuelguen, no quisiera imaginar lo que me pueda suceder de caer en sus garras; si por asuntos menores han encerrado a pensadores y activistas que no comparten dictaduras, entenderá que un pensador y escritor no puede ni debe callarse semejante violación a los derechos fundamentales y justo es lo que hago aunque me exponga.
Mil inviernos. ¿A qué horas duerme?
Álvaro Cristancho Toscano. A raticos entre una y tres de la madrugada y luego me despierto para hacer la oración y al terminar sigo durmiendo hasta que me despierte sin tener en cuenta la hora, solo si tengo compromisos, de no, sigo en la cama sin que nadie me perturbe. Dormir, escribir y orar es lo que más me gusta y para mí eso es un verdadero disfrute, no cambiaré a estas tres prioridades por otras, también está la de atender las necesidades de la gente más pobre cuando me lo solicitan.
Mil inviernos. ¿Cómo es eso de que usted fundó su propia religión, como funciona y qué pretende con eso?
Álvaro Cristancho Toscano. Después de leer las sagradas escrituras, me he convencido que no se necesita de misas, ni de ritos, ni de sacramentos, ni de imágenes, ni de fiestas sagradas, ni de camándulas, ni de rezos repetitivos, ni de ceremoniales, ni de tanta pompa, ceniza, ni incensarios, ni de bullaranga ni de gritos estremecedores que fastidie a los vecinos, ni credenciales, o un documento que certifique que es discípulo o hijo de Dios; para vivir la santidad y aceptar el Reino de Dios, Reino de los Cielos o Reino de unión con Dios y vivir a plenitud el gran mandamiento del AMOR porque todo lo demás a la hora final nos sale sobrando, nada de esas arandelas son indispensables. Total, nada de lo que inventemos los humanos servirá a la hora del juicio Divino. Ni ser de una religión muy grande y numerosa llena de exigentes dogmas y cosas suntuosas y exteriores; creo que ese no va a ser de lo que se nos pregunte jamás, ni aquí en la tierra, ni en la dimensión a la que todos los mortales vamos.
Mil inviernos. ¿Dónde y cómo vive con sus monjes?
Álvaro Cristancho Toscano. Donde voy tomo una pequeña casa o apartamento para recibir a dos o tres personas que quieran orar y compartir este estilo de vida sencillo, sin televisores, ni radios, ni muchos lujos ni muebles, solamente se requiere que su deseo ferviente sea y quieran involucrarse con la gente del entorno a ver cómo podemos ayudar a solucionar problemas cotidianos.
Mil inviernos. ¿Qué les enseña a sus monjes y monjas?
Yo les enseño lo que sé y comparto con ellos o ellas lo que tengo y el fruto de mi trabajo.
Mil inviernos. ¿De qué viven? ¿Cómo se mantienen?
Álvaro Cristancho Toscano. El pan siempre llega de alguna parte y los gastos son los elementales de cualquier familia que sobrevive con un mínimo. Vendemos los libros, hacemos oración por las casas, damos charlas y conferencias y de grano en grano subsistimos, alegres y sin grandes ambiciones y de dos en dos, salimos a cumplir ciertas tareas y el otro se queda en el monasterio al cuidado de los oficios que demanda mantener una casa en orden. Así pasamos los días sin mayores preocupaciones.
Mil inviernos. ¿Cuándo una persona de las que usted recibe, considera que se hace monje o monja?
Álvaro Cristancho Toscano. Solo les digo que son monjes o monjas por un día, y así de día en día, algunos llevan ya meses en el monasterio, no hay que pasar exámenes ni se hace ceremonia especial para nada; prefiero casas muy humildes, las más humildes, sin lujos. Solo lo necesario y se ora en la madrugada, en las horas de la mañana, por la tarde y en la noche; solo los tres monjes, salimos a orar por las casas a donde nos invitan quienes ya nos conocen como ‘Cristiano Judíos’.
Mil inviernos. ¿Cómo es un día normal y una noche suya como monje escritor?
Álvaro Cristancho Toscano. Generalmente a eso de las tres de la mañana alguna idea me despierta y comienza a rondar mi cabeza, hago la oración, enciendo la luz cuando hay luz porque por lo general debo dormir unas veces en una parte, otras en otra por seguridad; porque llevo varios años que me han amenazado y me han resultado enemigos bien por mis escritos o por mi religión, pero en general mis días son del todo normales como cualquier ciudadano, las noches como monje escritor, escribo, oro, duermo plácidamente.
Mil inviernos. ¿No le parce que una vida de nómada en itinerancia no es aconsejable y menos para un monje?
Álvaro Cristancho Toscano. Trato de no permanecer varios días en un mismo sitio, son algunas de las advertencias que me han hecho para mantenerme con vida, hace mucho tiempo que vivo de un lado para otro, de ciudad al campo, o en casas de amigos y en hoteles. Eso me ha dado la oportunidad de conocer a más gente y más a la gente, he dormido en cambuches de hoja lata, en camas duras y blandas, en habitaciones con humedad y otras que he compartido con cucarachas y ratas de cuatro patas. He pasado tantas malas noches y otras por demás muy cómodo, he dormido en casitas, casas y en casuchas, en hoteles de cinco estrellas y en otros de mala muerte en pequeñas alcobas que más parecen una celda que otra cosa, pero es la manera de conservar mi vida. Un día es indiferente donde me toque pasarlo con sus noches y por lo general paso por desapercibido, los días se me pasan a prisa por mi ocupación y oficio.
Mil inviernos. ¿No considera que esa inestabilidad retrasa sus metas y estanca sus proyectos o ha pensado en establecerse en un solo lugar, al menos por un buen tiempo?
Álvaro Cristancho Toscano. Cuanto he deseado estarme quieto en un solo lugar pero sería también irresponsable de mi parte no acatar el consejo de quienes conocen verdaderamente mi situación y es preferible ir a visitar de vez en cuando a mis hijos, a mis hermanos y a mis familiares y a mis monjes que quedarme como si nada me pase, yo trabajé con ‘Jaime Garzón Forero’ y hablábamos de eso precisamente, y a él lo mató el exceso de confianza, creer que por ser quien era no se atreverían a tocarlo y mire como lo mataron. Estamos viviendo en Colombia no en Estados Unidos ni Europa.
Mil inviernos. ¿Alguna vez tuvo que salir corriendo de alguna parte por miedo de ser víctima de alguien o de algo?
Álvaro Cristancho Toscano. Una vez dormí en una pequeña finca cerca a Villa del Rosario y en la noche allá en el techo vi moverse algo y al fijarme era una enorme serpiente que me quitó del todo el sueño, enseguida salí en medio de la oscuridad y encendí mi carro y me fui a buscar un hotel en el centro de la Villa histórica.
Mil inviernos. ¿Es usted el fundador de la religión a la qué dice atraer a sus monjes?
Álvaro Cristancho Toscano. Más que fundador de una religión creo que más bien me he dado la forma de salirme de todas esas instituciones llenas de formalismos, rituales y estatutos y reglamentos que opacan la fuerza del Evangelio y terminan enredadas y enredando a millones de personas sin que se obliguen a cambiar de fondo en su pensar y actuar para dejar todo mejor de cómo lo hemos encontrado o al menos como lo encontramos deberíamos dejarlo.
Mil inviernos. Usted no se congrega con cristianos, ni judíos, ni católicos, ni de ninguna denominación conocida. Sigue los pálpitos de su corazón y vive su fe de una manera muy sencilla, muy simple; sin ritos, ni misas, ni cultos ni adoraciones, ni fiestas especiales, su religión no tiene pastores, ni papas, ni líderes espirituales, solo se sabe que es un monje moderno, que vive de una manera diferente a todos los líderes religiosos y a todos los escritores, ricos y famosos del mundo. ¿Eso lo hace feliz?
Álvaro Cristancho Toscano. Muy feliz, pero más que sentirme feliz me siento libre de dependencias y de yugos y formalismos, porque ¿quién no sabe que las estructuras sirven para encerrar y esclavizar y someter y que son armas de dominación masiva?
Mil inviernos. Para concluir en tres palabras defíname lo siguiente:
- Mil inviernos.
Medio súper eficaz.
- De qué trata su nuevo sistema económico.
Cuatro tiempos laborales.
- Casa Planecostérmica inteligente.
Sistema novedoso arquitectónico.
- Usted fue el gestor e ideólogo de procesos de paz.
En Maguncia Alemania.
- Gran visionario de una de las más grandes obras quizá que llegará a tener Bogotá de hacerse realidad los 34 miradores elevados y subterráneos de túneles turísticos en ‘Ciudad Bolívar’ localidad 19.
Propongo Nueva cultura.
- Usted y el monje ‘Hoved Fernando Gutiérrez Alvear’ estuvieron secuestrado por seis horas el pasado domingo 12 del presente mes y año, a manos de un tal ‘Carlos Rodríguez’ que dice pertenecer a una ‘banda’ de temibles delincuentes, en ‘‘Ciudad Bolívar’’ y gracias al milagro de un torrencial aguacero que de la nada se desató lograron escapar de su captor junto con el monje que lo acompaña, por la lluvia que mandó Dios se salvaron milagrosamente de caer en manos de bandas criminales que se han resentido con su presencia y forma de vida en el barrio ‘El Recuerdo’.
Allá siempre sucede.
- Usted es una personalidad en su pueblo, alguien respetable y digno de admirar y de ser leído y de algún modo es el orgullo de la familia, un gran escritor, un gran poeta?
Eso me dicen.
- Qué piensan su familia en general por dedicar toda su vida a lo que usted se dedica? Perdedera de tiempo.
- ¿También sus hijos?
Ellos también escriben.
- ¿Usted tiene amigos?
Si tengo tres.
- ¿Qué opina de la amistad de las personas en general?
Ser prudente, cuidadoso.
- ¿Cómo es eso que lo iban a matar?
Matones a sueldo.
FIN.-