Un documental sobre Andrei Tarkovsky
Para acrecentar la desorientación de los lunes, no hay mejor ingrediente que una película dirigida por Andrei Tarkovsky: al finalizar la maratón, mediada por largos parpadeos que lindan con el sueño pesado de una llenura estomacal, algo se ha trastornado para siempre, un elemento innombrable e inidentificable y, por tanto, sólo queda la aspiración a la eternidad pues cualquier tentativa para ser feliz termina por estropearse a causa de la condición inherente de estar vivo. A continuación un documental sobre este director ruso que padeció la censura propia de su época. Pudo escapar a Suecia y, en el frío vikingo, materializar su último trabajo y morir, con nostalgia, de cáncer pulmonar: