La importancia de Barranquilla 2132 en la ciencia ficción colombiana
Esta reseña fue publicada originalmente en el dossier dedicado a la ciencia ficción en Periódico de Libros.
La importancia de Barranquilla 2132 en la ciencia ficción colombiana.
Por: Luis Cermeño
En la breve novela de José Antonio Osorio Lizarazo, Barranquilla 2132, se pueden encontrar varios elementos que reafirman la noción de que la ciencia ficción es un género dedicado a dar cuenta de las tecnologías futuras, especulaciones tipo Julio Verne y Arthur C. Clarke, cuyo éxito depende de lo ajustado de tales predicciones en determinado tiempo.
Hallamos en Barranquilla 2132 las siguientes tecnologías que, podemos aventurar, el autor colombiano pudo prever acertadamente, evidentemente con otro lenguaje y a la luz de otro tiempo: Criogenia, Internet, impresoras, tabletas, bomba atómica, música trance y la sofisticación de los aparatos de espionaje.
Más allá del enfoque tecnológico, para otros la ciencia ficción es un género dedicado a dar cuenta de transformaciones socio-políticas-culturales futuras, especulaciones tipo Orwell y Huxley; en este caso, también vemos que Osorio Lizarazo en su escarceo futurista acertó en la predicción de movimientos como el feminista, fenómenos como la muerte de la prensa, y las sociedades de control y extrema vigilancia.
La ciencia ficción también puede verse como un vehículo para manifestar inconformidad o denuncia social, autores tipo Philip K. Dick o los hermanos Strugatsky. En este sentido Osoro Lizarazo también se vale del género para presentar una brillante crítica a su tiempo, con la distancia de 200 años de diferencia, en las que poniendo en cuestión conceptos como Democracia revela cómo, en países como Colombia, el juego político sigue permaneciendo intacto por siglos. Además de la meridiana crítica política también se adelanta a patologías contemporáneas como el abandono del asombro, la muerte del afecto a la que recurría J. G. Ballard, el egoísmo exacerbado y la prevalencia de los fines útiles sobre las tareas de reflexión y contemplación.
Aunque la novela de Osorio Lizarazo cumple todos estos parámetros para diferentes nociones sobre la ciencia ficción, por ser una novela tan singular en la historia de la literatura colombiana, no se le acostumbra clasificar como tal, por lo que se ha preferido usar con ella, como con la novela Una triste historia de 14 sabios de José Félix Fuenmayor y Viajes interplanetarios en Zepelines de M. F. Sliger, los calificativos de “pre-historia de la ciencia ficción en Colombia” o sencillamente “proto-ciencia ficción”.
No obstante, no es sobre estos parámetros anteriormente mencionados que quiero llamar la atención sobre la importancia y la belleza de la novela de Osorio Lizarazo para la historia de la ciencia ficción en Colombia.
Barranquilla 2132 transcurre entre dos hechos en apariencia trascendentales, desde el punto de vista de una persona del siglo XX, (pronto veremos que para la gente de 2132 realmente son fenómenos sin importancia): la explosión de varias estructuras en lo ancho del globo terrestre, sin una explicación aparente; y, la central de la novela, el descubrimiento de un hombre de otro siglo que, por sus propios medios, logró preservarse hasta la fecha, haciendo además las instrucciones precisas, para poder ser revivido.
El viaje al tiempo por criogenia es un tema recurrente en la ciencia ficción, tan convencional que es el mismo usado por la serie de tv: Futurama. Pero si en Futurama vemos que la historia del mundo ha transcurrido de una forma progresiva, hasta llegar a lo cómico, en Barranquilla 2132 el absurdo reside en que el mundo que encuentra el científico no ha tomado el curso que esperaba, porque la idea de progreso desencadenó en una crisis en el año 2000, y la historia de la humanidad tomó un rumbo totalmente ajeno. Si bien en Futurama el absurdo del progreso conviene al personaje principal, Fry, puesto que este era un desadaptado en su mundo; en Barranquilla 2132, este absurdo aflige al Dr. Rogers, célebre sabio de su época, al no encontrar más los ideales que lo impulsaban en su época en este nuevo tiempo.
Barranquilla 2132 es una suerte de Wakefield de Nathaniel Hawthorne, en clave futurista. Si Hawthorne en esta historia breve demostraba que para volverse un paria de la humanidad bastaba con mudarse unas cuadras y cambiar los hábitos; Osorio Lizarazo quiso expresar que con solo mantener los ideales del temprano siglo XX, ya se estaba volviendo uno un extraño de la humanidad frente a la mutabilidad del mundo.
Lo valioso para la ciencia ficción colombiana de esta breve novela de Osorio Lizarazo, que reposaba en el sueño del olvido, vuelta a traer como una reliquia de conciencia de principios del siglo XX, es que nos revela el carácter de devenir del género, un género que se pregunta sin fatiga por el horizonte en donde muere el río.
Barranquilla 2132
José Antonio Osorio Lizarazo
Laguna Libros, Bogotá
Relacionado
Tags: Barranquilla 2132, ciencia ficción colombiana, Fry, Futurama, futuro, Hermanos Strugatsky, José Antonio Osorio Lizarazo, José Felix Fuenmayor, Luis Cermeño, M. F. Sliger, Nathaniel Hawthorne, Periódico de Libros, philip k dick, Reseña, Una triste historia de 14 sabios, Viajes interplanetarios en Zepelines, Wakefield
Entradas recientes
- Homenaje a David Lynch
- Los orígenes de una novela. Conversación con Mikel Ruiz a propósito de “Los disfraces de la muerte”
- La hora Pop. Por Leonardo Bolaños
- Revista Azogues. Acercamiento a una publicación nacida en Chiapas
- Aniversario del dinero. Por Leonardo Bolaños
- Las criaturas del mirón impenitente. Por Daniel Maldonado
EN TWITTER
Mis tuitsSigue el blog por Email
Etiquetas
NUESTRAS CATEGORIAS
Archivos
- enero 2025
- diciembre 2024
- noviembre 2024
- octubre 2024
- septiembre 2024
- julio 2024
- mayo 2024
- abril 2024
- marzo 2024
- febrero 2024
- enero 2024
- diciembre 2023
- noviembre 2023
- octubre 2023
- septiembre 2023
- julio 2023
- junio 2023
- mayo 2023
- abril 2023
- marzo 2023
- febrero 2023
- enero 2023
- diciembre 2022
- noviembre 2022
- octubre 2022
- septiembre 2022
- agosto 2022
- julio 2022
- junio 2022
- mayo 2022
- abril 2022
- febrero 2022
- enero 2022
- diciembre 2021
- noviembre 2021
- octubre 2021
- septiembre 2021
- agosto 2021
- julio 2021
- junio 2021
- mayo 2021
- abril 2021
- marzo 2021
- febrero 2021
- enero 2021
- diciembre 2020
- noviembre 2020
- octubre 2020
- septiembre 2020
- agosto 2020
- julio 2020
- junio 2020
- mayo 2020
- abril 2020
- marzo 2020
- febrero 2020
- enero 2020
- diciembre 2019
- noviembre 2019
- octubre 2019
- septiembre 2019
- agosto 2019
- julio 2019
- junio 2019
- mayo 2019
- abril 2019
- marzo 2019
- febrero 2019
- enero 2019
- diciembre 2018
- noviembre 2018
- octubre 2018
- septiembre 2018
- agosto 2018
- junio 2018
- mayo 2018
- abril 2018
- marzo 2018
- febrero 2018
- enero 2018
- diciembre 2017
- noviembre 2017
- octubre 2017
- septiembre 2017
- julio 2017
- junio 2017
- mayo 2017
- abril 2017
- marzo 2017
- febrero 2017
- enero 2017
- diciembre 2016
- noviembre 2016
- octubre 2016
- septiembre 2016
- agosto 2016
- julio 2016
- junio 2016
- mayo 2016
- abril 2016
- marzo 2016
- febrero 2016
- enero 2016
- diciembre 2015
- noviembre 2015
- octubre 2015
- septiembre 2015
- agosto 2015
- julio 2015
- junio 2015
- mayo 2015
- abril 2015
- marzo 2015
- febrero 2015
- enero 2015
- diciembre 2014
- noviembre 2014
- octubre 2014
- septiembre 2014
- agosto 2014
- julio 2014
- junio 2014
- mayo 2014
- abril 2014
- marzo 2014
- febrero 2014
- enero 2014
- diciembre 2013
- noviembre 2013
- octubre 2013
- septiembre 2013
- agosto 2013
- julio 2013
- junio 2013
- mayo 2013
- abril 2013
- marzo 2013
- febrero 2013
- enero 2013
- diciembre 2012
- noviembre 2012
- octubre 2012
- septiembre 2012
- agosto 2012
- julio 2012
- junio 2012
- mayo 2012
- abril 2012
- marzo 2012
- febrero 2012
- enero 2012