The Hulk va al psicólogo (Héroes Decadentes- FVR)
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Héroes decadentes
Segunda parte: Superhéroes fuera de foco
The Hulk va al psicólogo
La Mole -el de los Cuatro Fantásticos- le dejó inconsciente una tarde, luego de uno de esos cruces de palabras que terminan tan frecuentemente con media ciudad destruida, mientras toda una legión de superhéroes salva víctimas inocentes.
Nadie se interpuso, Superman podría, pero últimamente no atiende llamados de emergencia, cuando está merodeando a la Mujer Maravilla.
Restaba esperar a que se detuvieran por si solos. Cuando ya había pasado lo peor, apareció She-Hulk y le dio una serenata mientras lo llevaba en un hombro al hospital.
Ella es su prima, a la que él le salvó la vida donándole sangre una vez, hace mucho tiempo. Desde entonces ella es verde y le guarda un odio oculto a Hulk.
-¡Te he dicho que no te pelees con La Mole, ya estás viejo para esto!
Pobre bicho verde, había perdido otra vez con el bloque de piedra. Y esta vez le perseguía además ese chillido de mujer. She-Hulk odiaba estos momentos tanto como él. Tendría que dejarse fotografiar de nuevo haciendo cosas ridículas, como si cuidara a un ebrio.
En el hospital de los Avengers -la versión mutante de la Liga de la Justicia-, y ya con su forma humana, Bruce Banner se dice a si mismo: “Los tiempos de controlarse bien han llegado”. Bruce no aguanta las migrañas post-Hulk y cada vez que regresa a su forma humana no tiene un céntimo porque siempre rompe los pantalones y bota la plata. Además, por este asunto de la transformación gasta una fortuna en ropa y calzado. Bruce toma la decisión y lo internan en una isla del caribe. Lo que no resulta tan buena idea después de todo, lo tienen drogado tiempo completo y para colmo cobran una fortuna por cuidarlo. Nadie lo visita. Con una depresión en aumento el psiquiatra que hace el seguimiento a la historia clínica comienza a notar pensamientos suicidas. De inmediato se le informa a She-Hulk, para que esté pendiente de cualquier posible anomalía a futuro. No hay más nadie a quien llamar, así que ella hace de tripas corazón y deja le cuenten los detalles. Lo está dejando de odiar, lo comienza a ver como alguien a quien ama profundamente. “No, es mi primo” Piensa ella.
Una tarde, mientras caminaba por la orilla de la playa del hospital, Bruce encuentra el sentido a su vida. Para vivir bien tendrá que autocontrolarse, dejándose llevar a ratos, destruyendo como parte natural de su ser. Intenta contactar a alguno de sus amigos, pero por razones de seguridad cortan sus llamadas. Ninguna medicina, por muy abundante que sea puede controlar el monstruo radioactivo que lleva dentro. Destroza la bata y se va en pelotas de un salto a Cuba, con otro impulso llega a Florida. Siente deseos irrefrenables de destruir, provocar explosiones. Pero entre el tramo que le tocó nadar y los delfines que se acercaron a saludarle, se rendiría de nuevo a su lado más tranquilo. Intentó hablar con los delfines, pero estos solo sabían sonreír y decir “eee-eee”.
Esa tarde, la Guardia Nacional llama a She-Hulk de nuevo. Esta vez se trataba de sus pantalones, alguien debía ponérselos, hacerle ver a él que no podía andar por ahí mostrando al mundo su arma secreta. Ella accedió. Estuvieron en eso un cuarto de hora más o menos. En el noticiero transmitido por el Canal Escorpión el mundo se entera de la noticia:
-Es asqueroso ver aquello, pero nadie mueve un pié de la formación. El monstruo verde parece en reposo, aún así resulta amenazante. Las autoridades se han replegado para contener al público. Según vimos las mujeres policías se ofrecieron para la labor, pero a medida que se acercaban a Hulk, o se desmayaron o huyeron despavoridas. En este momento los de la Cruz Roja retiran a las oficiales que permanecen inconcientes. She-Hulk está de rodillas…hay gran expectativa. El pantalón llega a las rodillas y She-Hulk cae de espaldas con un ojo amoratado. El arma de Hulk gotea algo viscoso y verde, el monstruo extiende los brazos y grita anunciando un chorro de pus que preñará todo lo que toque. El arma secreta se repliega agotada, y el monstruo busca una sombra. Militares cubiertos de trajes blancos acordonan la zona y toman muestras. Se declara la alerta naranja. Hulk vuelve a ser Bruce Banner. She-Hulk es llevada al hospital más cercano. El escenario apesta a rancio, y en el aire está la sensación de que el espectáculo apenas comienza.
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Héroes Decadentes es un libro de cuentos de Francesco Vitola Rognini, autor de Hambre de Caza (novela de libre descarga en Editorial Miliniviernos). Todos los domingo hacemos una entrega de cada uno de los cuentos; al final recogeremos todos ellos, lo que dará como resultado un nuevo libro digital de libre descarga.
Hemos publicado la primera parte, que consta de las historias: Tardes sin parques, Frost, el payaso estrella , Golpea y Corre, El idealismo no sirve para una mierda , Otro Borracho que no puede olvidar , Centro Comunitario Ratzinger y Tristeza, soledad y rock and roll y Santa Marta. Segunda parte: Superhéroes fuera de foco. The Punisher va al Supermercado
Aquaman no cree en los Super Amigos,
También el prólogo de J. J. Junieles: Este hambriento corazón