La ceremonia está por empezar, baby, y William Burroughs nos cantará

Estamos en Tánger, bebiendo un jarabe alucinógeno, acompañado de dos maricas marroquíes. Quien fuera decano de una de las universidades más conservadoras de Colombia  está en una esquina del café, usando minifaldas y un escote. Dicen que desde que consiguió la Embajada en el país africano ha decidido creerse la Shakira del estrecho de Gibraltar; odisea, que no se cambia por nadie a menos que sea la misma Shakira para poder tener hijitos para amamantar con sus falsas tetas de silicona. Se las debió haber hecho en Medellín, ciudad en donde conocí al cantante con la voz más inmunda de todas. Estábamos cerca al Parque del Periodista y en uno de esos bares cutres de tango se levantaba y empezaba a cantar boleros. Le dije: tu voz me recuerda a la William Seward Burroughs, el explorador de la ayahuasca. Uno de los marroquíes me dice: hoy cumpliría años la marica de la Bill. Bills, dinero, nos piden, nos cortan. «Un paranoico es una persona que sabe lo que está pasando».

killer

William Burroughs está cantando los poemas de Jim Morrison, mi amor. Su voz es la de una bestia que ha devenido en cucaracha. Se muestra presumido y altivo, dice que su libro Junkie es una mentira. No es un drogadicto irredimible. Dice que el consumo de casi 40 años de heroína no le causó mayores efectos adversos a su salud y que no tiene nada de lo que arrepentirse: No me arrepiento de ni mierda (vea el video: no me arrepiento de ni mierda) Yo no conozco el Putumayo. «La palabra para palabra es palabra»

«Después de un tiroteo, siempre quieren quitarle las pistolas a las personas que no lo hicieron». Así es, Billy, ahora te escuchamos cantando a los gatos, esos gatos que adoraste, decías que la gracia se te había presentado en gato, y les cantaste, porque eres salvaje. Estábamos en tu porche en Louisiana. La última vez que viste a tu amigo Allen, lo sacaste cagado del miedo. Empezaste a disparar como un maldito demente. Porque cabeceabas, tratando de captar los mensajes extraterrestres que le hablaban a Tesla, y uno de tus amantes felinos te arañó. Fuck me Kitten. Y empezaste a disparar. A las paredes. Buscabas al gato para matarlo. Como siempre hiciste con tus seres más amados. Porque de una u otra manera, todos eran unos malditos agentes del gobierno y tenías que dispararle. Entonces asustaste a tu amigo comunista y él se largó, como también lo hizo tu hijo. Solo que tu hijo se ahorró tu disparo propinándoselo él mismo. Sufriste como un hijueputa, mi querido amigo William.

«El lenguaje es un virus del espacio exterior». El viejo Bull Lee de En La Carretera está leyendo su horrible pasaje favorito de Kafka.  El juicio contra obscenidad ha terminado. Norman Mailer, quien ahora está muerto dijo de Burroughs, quien ahora está muerto, que era el único novelista norteamericano vivo que puede ser posiblemente poseído por el genio. Esta fue tu última noche en la tierra, maldito William S. Burroughs.

 

A rat is a rat is a rat is a rat. Is an informer.



 

 

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