Tag Archive | microrrelato

Reivindicación de las palomas. Microrrelato de Luis Bolaños

Reivindicación de las Palomas:

Rememoro el palomar que teníamos en casa, en la Calle del Curato de Santo Toribio, y los consejos de mi abuela «Cuando agarres un pichón antes de devolverlo al nido ¡Escúpelo!, la saliva borrará el olor de tus manos», si evadía la recomendación al día siguiente aparecía muerto a picotazos, llamado poderoso a colocar mi atención en un ave que representaba la paz y en simultánea capaz de liquidar a su descendencia, empecé entonces a despreciarlas, peor aún cuando se convirtieron en «ratas aéreas» (China Mieville lo recoje espectacular en «El Azogue» con los extraños animales escapados de los espejos), pero en contra de la maldad del capital podía recuperlas.

Luis Antonio Bolaños de La Cruz

Reivindicación de las Palomas:

Luis Antonio Bolaños de La Cruz

Explicar el largo proceso hacia la caída del capitalismo puede resultar largo, pero podemos condensarlo en:

“techos por doquier” (límites al crecimiento basado en la tasa de ganancia),

resurgir de la ética (obstáculo crucial a la corrupción) y

“crisis ambiental” (destrucción de hábitats y aniquilación de especies y personas)…

y pensar que todo empezó con las palomas, no sólo se comprobó que podían distinguir entre palabras reales e irreales, sino que podían comprender y ser capaces de concebir mensajes:

  • gracias a una maravilla de la biología sensorial aplicaban su sistema de navegación, basado en la brújula magnética que llevaban alojada en la corteza visual del cerebro, a dos procesos en simultánea: a realizar cálculos matemáticos colectivos que podían expresar con un propósito-, y aplicarlo a los protocolos de que usaban en sus virajes para formar figuras en el aire

lo que decían a través de las palabras que dibujaban las bandadas mientras volaban representaba consignas y expresaba un manifiesto político: REBELION DE LO VIVIENTE HASTA ALCANZAR LA LIBERTAD.

reivindbolan%cc%83os

Mi dinosaurito marica

Por Enrique Pagella

jesusdinosaurio

Todo el mundo o casi todo el mundo o alguna parte del mundo conoce el microrrelato que ha hecho famoso a Augusto Monterroso, o, tal vez, mucho más justo resultaría escribir: alguna parte del mundo conoce el microrrelato por el cual se nos introduce a la microficción y al trabajo con la teoría del iceberg, donde la materialidad del relato es la punta del iceberg, y su cuerpo hundido, la parte más grande, aquéllo que no se ve, que equivaldría a la información escamoteada, apenas sugerida, por el escritor.

 Esa microficción publicada en 1959 se llama «El dinosaurio» y dice así:

 Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

 Este texto fue considerado el cuento más corto de la lengua española, hasta el 2005, pues la irrupción del relato «El emigrante» de Luis Felipe Lomelí, le ha quitado el record. El relatito dice así:

 – ¿Olvida usted algo?

– ¡Ojalá! 

 A mi modo de ver, el segundo ejemplo es tramposo porque sospecho que el más mínimo diálogo ya de por sí constituye una pequeña ficción. Un ejemplo al voleo:

 – ¿Qué te pasa?

– ¿A quién?

 Como podrán apreciar mi versión es más rica que la del colega mexicano, pero no justificaré mi apreciación – el lector me dará o no la razón – porque me importa más aclarar dos cosas: 1) El relato de Monterroso es mucho mejor que el de Lomelí, por varias cuestiones que tampoco señalaré – el lector sabrá también coincidir o no; 2) Mi amigo Andrés Felipe Escovar acaba de escribir, a mi modo de ver, una microficción superadora, tal vez la mejor que se haya escrito hasta ahora. Se llama «Mi dinosaurito marica» y la transcribo a continuación:

 El muy marica me dejó por una mujer.

Read More…