Una entrevista a Teo Palacios, autor de «La predicción del astrólogo»
Por Manuel García Pérez
La novela La predicción del astrólogo, editada en Ediciones B, nos sitúa en el género del relato histórico: un género de gran producción y difusión en la actualidad . Solamente basta seguir los trabajos de Ken Follet o la significativa aceptación de Assur, de Francisco Narla.
La obra de Teo Palacios, no obstante, destaca, frente a otras publicaciones por un ejercicio literario complejo donde la documentación histórica, la caracterización de los personajes, así como la versatilidad de la estructura, fijan un relato con intención literaria, donde predomina lo estético sobre la anécdota histórica. En este caso, la novela se contextualiza en tiempos que acontecieron después de la caída del Califato de Córdoba.
La siguiente entrevista al autor nos revelará la urdimbre de su creación y la motivación personal que condujeron a Teo Palacios a relatarnos La predicción del astrólogo.
1. Desde mi punto de vista, tu novela tiene un planteamiento histórico que motiva la narración de aventuras. ¿La documentación, en el caso de La predicción del astrólogo, ha sido auxiliar al relato de iniciación de los personajes o ha sido el eje fundamental sobre el que gira la novela?
En realidad, en el caso de esta novela, documentación, relato y personajes van cogidos de la mano, pues hay que tener en cuenta que gran parte de la narración se centra en la vida de personas que vivieron realmente. Eso limita en parte la labor del novelista, pone vallas a la imaginación. Aunque, por otro lado, supone un reto maravilloso: el de trenzar historia y ficción y procurar que no se sepa qué es una y qué es otra. No concibo la novela histórica de otro modo, en realidad. Aunque entraríamos en otro tipo de discusión para hablar de novela histórica, ficción histórica, novela de ambientación, etc.
2. ¿Temes que tu novela sea juzgada dentro del cliché de otra novela histórica de imitación anglosajona? ¿Qué caracteriza a La predicción del astrólogo para no clasificarla dentro de una convención estereotipada y eminentemente comercial?
No temo nada, la verdad. Cada lector es único y entenderá la novela de acuerdo a su propia concepción del mundo y sus experiencias previas. A algunos les apasionará, a otros les hará pasar un rato agradable y a unos más, espero que sean los menos, no les dirá gran cosa. Esa es la grandeza de la literatura; se convierte en única para cada persona.
En cuanto a que se pueda entender que es una imitación, los géneros, todos ellos, tienen una serie de elementos comunes que los identifica y diferencian la novela negra de la romántica o la histórica. Y no es imitar ni copiar, sino generar en el lector unas expectativas claras sobre lo que va a encontrar. Diferente es el modo de abordar el tema o la narración, que eso ya es único de cada autor y forma parte de su estilo.
La predicción del astrólogo narra una época prácticamente inédita, la que siguió a la caída del Califato de Córdoba, un siglo sorprendente en cuanto a cultura y avances en aspectos como la astronomía, las matemáticas, la literatura, etc., al tiempo que tumultuoso. Quien se acerque a la novela descubrirá una época, cuanto menos, fascinante.
La predicción del astrólogo, de Teo Palacios. La recuperación de la novela morisca.
Por Manuel García Pérez
La recuperación del pasado a través de la ficción está motivada por un progresivo desencantamiento que el lector experimenta hacia el realismo de su tiempo, malogrado y sin visos de mejorar. Teo Palacios y su novela La predicción del astrólogo (Ediciones B, Barcelona, 2012) forman parte de esa corriente, pues la narrativa histórica es un espacio de investigación en sí misma, una forma de conocimiento, una revisión consciente de vidas ajenas que la tradición histórico-literaria ha mitificado: “Antes de que el sol comenzara a declinar, el campo de batalla había quedado en silencio, roto solo por los gritos aislados de algún triunfador o los quejidos de alguno de los moribundos. Algunos cuervos ya se acercaban para participar del festín. (…) Aquella noche comenzó el saqueo de las granjas y las aldeas cercanas. Pero Abu al-Qasim no llegó a verlo” (pág. 39).