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Reivindicación de las palomas. Microrrelato de Luis Bolaños

Reivindicación de las Palomas:

Rememoro el palomar que teníamos en casa, en la Calle del Curato de Santo Toribio, y los consejos de mi abuela «Cuando agarres un pichón antes de devolverlo al nido ¡Escúpelo!, la saliva borrará el olor de tus manos», si evadía la recomendación al día siguiente aparecía muerto a picotazos, llamado poderoso a colocar mi atención en un ave que representaba la paz y en simultánea capaz de liquidar a su descendencia, empecé entonces a despreciarlas, peor aún cuando se convirtieron en «ratas aéreas» (China Mieville lo recoje espectacular en «El Azogue» con los extraños animales escapados de los espejos), pero en contra de la maldad del capital podía recuperlas.

Luis Antonio Bolaños de La Cruz

Reivindicación de las Palomas:

Luis Antonio Bolaños de La Cruz

Explicar el largo proceso hacia la caída del capitalismo puede resultar largo, pero podemos condensarlo en:

“techos por doquier” (límites al crecimiento basado en la tasa de ganancia),

resurgir de la ética (obstáculo crucial a la corrupción) y

“crisis ambiental” (destrucción de hábitats y aniquilación de especies y personas)…

y pensar que todo empezó con las palomas, no sólo se comprobó que podían distinguir entre palabras reales e irreales, sino que podían comprender y ser capaces de concebir mensajes:

  • gracias a una maravilla de la biología sensorial aplicaban su sistema de navegación, basado en la brújula magnética que llevaban alojada en la corteza visual del cerebro, a dos procesos en simultánea: a realizar cálculos matemáticos colectivos que podían expresar con un propósito-, y aplicarlo a los protocolos de que usaban en sus virajes para formar figuras en el aire

lo que decían a través de las palabras que dibujaban las bandadas mientras volaban representaba consignas y expresaba un manifiesto político: REBELION DE LO VIVIENTE HASTA ALCANZAR LA LIBERTAD.

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El Unplugged de China Miéville

China sigue haciendo de las suyas.

En esta ocasión no ha preparado un bombardeo sobre Taiwán, ni inundar con malas mercancías el mercado sudamericano, sino que ha realizado una exposición sobre el Marxismo y Halloween.

No es para menos: Tanto China, la República popular, como China Miéville, son comunistas afincados en el salvaje capitalismo que defenestran, pero que explotan en sus lugares respectivos: esclavizando obreros o fagocitando universidades prestigiosas con sus cargos burócratas y académicos de turno.

Postdata: Nos abstenemos de subir fotos de China Miéville, no sea una fotógrafa americana nos amenace con el sindicato de fotógrafos de USA por reproducir la cara bonita  del socialista sin comprarlo antes.

China Miéville: Marxismo y Halloween (subs español) from dabro28 on Vimeo.

Ayn Rand, la novelista de ciencia ficción que creó un sistema filosófico alrededor del egoísmo

El ego del hombre es el manantial del progreso humano


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Contrario a la corriente general que divide la Ficción de la Filosofía,  Ayn Rand supo fundir ambos campos  para  erigirse en la historia de las ideas desde un intento por establecer un sistema propio al que llamó Objetivismo, conocido también como Objetivismo Randiano, debido a la serie de escisiones y ramificaciones que ha tenido el movimiento.  Ayn Rand, inmigrante rusa, fue una de las escritoras más prominentes y activas de Norteamérica al  defender el egoísmo,  el laissez faire del sistema capitalista y la tarea del intelectual profesional como líder de la cultura. Sus libros de ciencia ficción El manantial y La rebelión de Atlas fueron bestsellers en su época, llevado el primero al cine y el segundo considerado como una de las novelas más largas escritas; en ellos las historias fluctuaban entre la alegoría y la reflexión filosófica.  Rand creía en la supremacía de la razón, el derecho a la propiedad, el derecho de las mujeres al aborto, el ateísmo y la dignidad del hombre en el planeta. Su férrea defensa al sistema capitalismo y su aversión al liberalismo tradicional, como al comunismo y la religión,  ha eclipsado su nombre de los libros tradicionales de ciencias sociales. El celebrado escritor de ciencia ficción China Miéville recientemente publicó una lista de 50 libros que todo socialista debe leer, reseñando La rebelión de Atlas con la especial recomendación de: conoce a tu enemigo.  No obstante, Rand ha sido citada en múltiples ocasiones por personas que se consideran demócratas, tales como Barrack Obama y Jimmy Wales, fundador de wikipedia, quien ha afirmado que el modelo de independencia que está trazado en El Manantial es muy común al suyo en relación a  esta popular web.

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Otra reseña sobre la entropía: La Estación de la calle Perdido de China Miéville

Otra reseña sobre la entropía:
La Estación de la calle Perdido [2000] por China Miéville.
Madrid: La factoría de ideas, 2001. 588 p. (Solaris ficción, 20)
Por: H. Augusto Botia*

En una entrevista de hace algunos años Miéville, a esa rancia pregunta de manual por la chispa que origina la escritura de varias de sus novelas emparentadas, solo responde: los monstruos. Ellos son la población de su mundo, mundo que tal vez sea un universo: Bas-Lag. Ficción que no aspira a épica ejemplarizante. Desde aquí podríamos desviarnos a comentar la opinión que dió del venerado y explotado Tolkien pero apenas dejo la referencia para que los lectores curiosos escarben.

La postura de Miéville sobre el porqué de su obra resulta bastante refrescante. Esto a causa de que no es la nuestra una época en que la imaginación utópica pueda cambiar esa idea escapadiza que llamamos realidad, ni que persigua algún lenguaje totalmente nuevo y en que prácticamente toda la producción cultural anglosajona, en especial la audiovisual, es reciclaje sin disimulo. Este libro acepta tales condiciones y en medio de la incertidumbre crea un lugar factible dado que en él lo familiar bordea la extrañeza. No finge ser un libro de otro tiempo.

El lazo entre este planeta azul y Bas-Lag es difuso, de seguro existe y sobre todo es de un retorcido sabor añejo. Ambas distopías parecen ahogarse en medio de procesos inacabados y seres monstruosos. Este es el paso que Miéville da cuando crea ese mundo familiarmente extraño. Va al corazón de la metáfora del mal como deformidad y la deja desnuda. No existe deformidad que indique maldad y sin embargo el dolor es la transgresión básica de la individualidad.

Así, los monstruos son los habitantes de una metrópolis abigarrada que igual compran sexo, ropa o materiales para hacer sus obras de arte, se organizan en redes de tráfico de sustancias ilegales o en sindicatos, se enamoran de otros que como ellos son resultados o del azar de la naturaleza, o de la acción pensante. Y el humano es otro monstruo entre ellos. Ni peor, ni mejor, solo una referencia a otro conjunto de rasgos físicos y tal vez a algunas costumbres, un indicio a través del cual ingresamos nosotros a ese mundo.

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