Cuatro canciones futuristas para un viernes sin futuro

El elefante cabecea como un loro, tristeza de viernes.

El elefante cabecea como un loro, tristeza de viernes.

Dios siempre nos ha bendecido, con caída de dientes, de pelo, abdómenes prominentes y muchas desdichas. ¿Qué sería de nuestra vida si fuéramos felices? Nos perderíamos como unos vulgares en los baños turcos donde los chicos más bellos lucen sus trajes steampunk haciéndose los tristes, pero con una tibieza digna de banquero.

Y la tristeza tiene un monopolio

Y la tristeza tiene un monopolio

Y la tristeza tiene un monopolio

Y yo soy Rockefeller.

Para hoy el baile es de chicha de Huancayo. Somos Gregorios Samsas que atestiguan la llegada de ovnis tristes. ¿Quién es el extraterrestre? ¿Kafka? ¿La Chicha? ¿O yo? Erre con erre cigarro, erre con erre barril, erre sin erre racumín, es decir, veneno para ratas y para mí.

Uepa!

En una época la moda fueron los hombres y las velas y las naves espaciales propulsadas por lágrimas de maricas. He aquí al replicante que fabricó las paranoias de Philip Dick. Y claro, del Dick también.

Querida, hoy estoy muy triste, será la paranoia del Dick. ¿O será por qué la moda de ahora son las chicas?

La melancolía ha hecho su mejor trampa. De nuevo nos consumió. COmo un ser maligno que se amamanta de las más tristes eyaculaciones de un hombre solitario hasta secarlo y volverlo un anciano que jamás muere. Tú eres algo para siempre, nos dice la depresión, el ribotril y el alprazolam.  Se saborean las letras de Magneto en un largo paseo por el transinfierno.  No hay Dante ni Virgilio que nos proteja.

 

La rumba llega a su punto culminante cuando uno se siente totalmente insatisfecho y triste sin explicación aparente. Ya las drogas psiquiátricas o ilegales no surten efecto alguno. Entonces llego la hora de poner las casnciones que lo fastidiaron cuando se era un chiquillo pretencioso con ínfulas de ropckero. y ahora se corrobora que no se fue más que una historia de amor trunca como las de esas baladas de grupos juveniles que ya envejecieron como nosotros. El futuro es la vejez, la falta de dientes, la calvicie y el abdomen hinchado. Agregarle una tristeza que no se quita ni con un tiro ni con tratamientos de la más alta alcurnia. Es el corazón se desgarró, también el coco y por supuesto el ano. Los nervios ya no dan  pero se seguirá respirando para siempre, incluso cuando la nariz humano ya se haya esfumado en la espumareja de los años que pasaron en vano.

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