¿Aguantar o renunciar? Estupor y temblores (2003)

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Hace tres semanas mi mejor amigo, quien había estado desempleado por varios años, me sorprendió con una grata noticia: había aterrizado en el trabajo de sus sueños en una compañía en Bogotá. Desafortunadamente un par de semanas después se vio obligado a renunciar. El recuento que me hizo después de las dos semanas de trabajo incluyó una serie de maltratos verbales por parte de algunos de sus compañeros y superiores, quienes parecían tener un solo objetivo en mente: hacerlo renunciar a su recién obtenido puesto. Esta serie de comportamientos que encontró mi amigo en su nuevo lugar de trabajo, iban incluso totalmente en contra de la filosofía religiosa que –sin advertirle durante el proceso de selección llevado a cabo durante casi un mes– le obligaban a adoptar. Mientras escuchaba el trágico recuento de mi amigo no podía evitar pensar en la película franco-japonesa Estupeur e tremblements (Estupor y temblores) de 2003.

Esta película, dirigida por Alain Corneau cuenta la historia de Amélie, una pelirroja belga que vive una situación en principio parecida a la de mi amigo. Amélie llega a Japón para trabajar como traductora en una multinacional y durante los 107 minutos que dura la película la señorita nos narra la tragedia en que se convirtió trabajar allí durante 1999. Amélie, una tierna pelirroja, no es extraña del todo a la cultura japonesa ya que nació en Japón y habla perfecto japonés. Uno pensaría que esto le hace las cosas más fáciles, pero la pobre señorita ve como su sueño de convertirse en una verdadera japonesa se convierte en una pesadilla. Su anhelado año de trabajo en Japón se vuelve un viaje doloroso, humillante  y tristemente cómico. Allí la protagonista descubre que se puede llegar a lugares más bajos, más tristes y oscuros que el último eslabón de la cadena corporativa, incluso cuando ella ha empezado allí.  La terca Amélie, en su afán por progresar y complacer a sus superiores, viola los códigos y se salta las jerarquías que regulan el complicadísimo ambiente laboral japones, todo esto con pésimas consecuencias para ella y algunos de sus compañeros de trabajo. Amélie decide no renunciar y continúa luchando a pesar de haberse hecho al peor ambiente laboral del planeta y de no entender los códigos que regulan el asenso laboral y social.

En últimas, lo que la pobre Amélie nos enseña, es que ella no se va a ir sin luchar, a pesar de que termine limpiando baños y que lo que en realidad importa no es realizar complicadas tareas, escalar a lugares más altos  y complacer a los jefes sino observar los enmarañados, rigurosos y cerrados códigos que gobiernan el mundo y el comportamiento corporativo en un país como Japón. La película se puede ver en Youtube por partes, y está basada en la novela autobiográfica del mismo nombre de la autora francesa  Amélie Nothomb.

Yo estoy seguro que muchos de nosotros nos hemos visto en situaciones similares con jefes abusivos y compañeros de trabajo dispuestos a hacer cualquier cosa por quedar mejor. Seguramente muchos de nosotros nos hemos hecho la pregunta o nos hemos cuestionado hasta donde llegaría o aguantaría uno. Cuando uno no necesita el trabajo y se puede dar el lujo de vivir de otras cosas pues renuncia, pero ¿que pasa si uno necesita el dinero para darle de comer a los hijos o mantener a la familia? ¿Le toca a uno someterse a las humillaciones y maltratos porque es la única forma de sobrevivir?. A nadie le gusta que lo traten mal por mas que necesite trabajar. Si uno estuviera en los zapatos de alguien en esa posición  ¿debería renunciar o debería aguantar?

@loloelrolo

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