Consejos para escritores (y otros) del señor King

Image

Mientras escribo, libro autobiográfico de Stephen King, fue publicado en el año 2000 y narra las experiencias de su vida como escritor. King es uno de los autores más conocidos del género de terror y es record en ventas, así como un icono de la cultura popular norteamericana. A Mientras escribo llegué recomendado por un escritor bogotano. Según él, ese libro es una guía de lo que se puede esperar en el mundo de la literatura, salvando las diferencias entre lo que puede ser un escritor norteamericano y, por ejemplo, uno colombiano escribiendo y trabajando desde Bogotá.

Del libro de King es posible extraer ciertos consejos para quienes están interesados en escribir cuentos o poesía o novelas o para aquellos en hacer alguna clase de trabajo creativo, o quienes están interesados en generar contenido para un blog o para una página de internet (sí, esto lo escribí principalmente para mí) o para el tipo de prácticas que no son las que necesariamente se llevarían a cabo en un horario de oficina.

Mi interés aquí no es pontificar al señor King ni a su trabajo literario. Lo que pretendo es hacer un pequeño decálogo de algunos puntos que él hace que me parecen importantes para el trabajo creativo porque reconozco que su prolífica producción es envidiable.

Consejos para escritores (y otros) del señor Stephen King

 

1. No hay ningún Depósito de Ideas, Central de Relatos o Isla de los Best-sellers Enterrados

Para el señor King “las buenas ideas narrativas surgen de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor. El trabajo del autor, del artista no es encontrar las ideas, sino reconocerlas cuando aparecen”. Las ideas surgen de cualquier parte, de la vida cotidiana, de las conversaciones con los amigos, de las experiencias personales o en familia, de la televisión o del Internet. El papel del autor, o del creativo, es ser una especie de antena dispuesta a captar y canalizar señales. Cuando una señal es captada por la antena, es transmitida al papel o al lienzo o al medio que sea que utilice el autor para trabajar. Lo que uno tiene que hacer es estar pendiente. Ver que le llega, sin importar tanto de donde venga. No importa si esas ideas, esas señales vienen de espacios como la literatura misma, la televisión o Internet. Nos convertimos en recicladores de contenido –o basura visual– que recibimos de todas partes, viendo qué nos sirve y qué no.

2. Podría uno pelar el cable del televisor, enrollarlo en un clavo y volver a meterlo en el enchufe. A ver qué explota, y hasta dónde.

El señor King lo pone simplemente como una idea: explotar el televisor para regresar a la belleza de un estado primigenio en el que no existía basura visual. Es cierto que la mayoría de lo que uno hace frente a la televisión es perder el tiempo. Sin embargo, gran parte de la información relevante que uno recibe viene de ella, y ahora del Internet. Explotar el televisor, quemar el computador, exiliarlos de los hogares no nos devolverá nunca a un estado de limpieza en el que solo sea posible nutrir el trabajo creativo de las experiencias vividas o de la naturaleza. Estamos en constante recepción de información y nos vemos obligados a darle la bienvenida. El señor King se precia de ser miembro de un selecto grupo –gracias a la tardía aparición de la televisión en su casa– de “novelistas norteamericanos que aprendieron a leer y escribir antes que a tragarse su ración diaria de basura visual”.  Para todos nosotros, quienes no tuvimos la fortuna de pertenecer a esa generación y sí fuimos prácticamente criados por la caja embrutecedora nos hemos volcado al internet, convirtiéndolo en el espacio por excelencia en el que nos movemos de un estado de audiencia consumidora a productores al tiempo que consumidores de los medios (lo que llaman prosumidores en el libro de Jóvenes y culturas urbanas y redes digitales).  Todo esto lo hacemos escribiendo en blogs, troleando en Twitter, creando memes que difundimos en redes sociales.

Convertimos constantemente la información que recibimos en información nueva, en cultura nueva  e incluso soñamos que esa información, esos memes, esa crítica, ese arte llegue a la televisión o a los periódicos, o a las revistas, y que sea reconocido con cientos y cientos de visitas. Pero creo que el mejor honor es ser apropiados y transformados por otros usuarios. Ser producidos en nueva información y nuevo conocimiento.

3. Primero, la impresión inicial del autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector. Segundo, es mala idea dejar algo a medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas

Uno de los preceptos utilizado por algunos artistas, sobre todo los que trabajan sobre los escenarios, es el que dice que el nivel de habilidad real no es igual al nivel de habilidad percibida. En esto está de acuerdo el señor King. En el libro nos cuenta cómo algunas de sus historias fueron rescatadas de la basura por su esposa, quien al leerlas le dio una opinión diferente a la que él se había forjado sobre ellas al escribirlas. El lector no está leyendo lo mismo que el autor está escribiendo y su percepción varía. Lo que a uno le puede parecer terrible, falto de sentido o de gracia al lector puede parecerle fascinante. Eso no significa que los lectores o los espectadores sean receptáculos ingenuos de cualquier cosa. Por eso, por más malo que uno piense que algo es, su labor es seguir adelante, finalizar y corregir.

Uno de los blogueros a quienes yo más leo se llama Joey. Joey tiene un blog llamado Franja Rosa en el que escribe hace ya varios años. En una de las entradas de su blog en la que da consejos a otros blogueros afirma que “abrir un blog y abandonarlo pronto es un aborto intelectual”. Tanto para el señor King como para Joey, no es una buena idea dejar algo empezado o a medias. Terminar, continuar se hace sumamente significativo. Si algo es difícil, o incomodo o se siente que no es lo suficientemente bueno, no debe ser abandonado. Como dice el señor King “A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda, Y al final sale algo bueno”. Toca pelechar, toca escribir hasta terminar.

4. Hay que escribir con la puerta cerrada y reescribir con la puerta abierta

El señor King afirma que “al principio sólo escribes para ti, pero después sale afuera. Cuando ya tienes clara la historia y la has contado bien (al menos dentro de tus posibilidades), pertenece a cualquier persona que quiera leerla. O criticarla.

Cuando uno escribe, o pinta, o hace arte, o hace cualquier clase de práctica creativa, lo que uno hace en principio lo hace íntimamente para uno mismo, por lo menos en principio. Incluso, pienso yo, en actividades como el performance en las que el autor está desarrollando acciones en frente de un público en una galería o en un museo. El proceso creativo es intimista, está dentro de los límites del espacio personal y mental del autor.

Luego, el autor simplemente lo deja ir, le entrega su producto a otros: lo cuelga, lo publica para que lo lean o lo envía a las convocatorias. Si uno tiene suerte, alguien lo leerá. Un gran número de los blogueros que he conocido se quejan de la poca afluencia que tienen sus blogs. Dicen que cuando empezaron a escribir esperaban tener miles de visitas, pero que agradecen las decenas de comentarios que han recibido en sus entradas. Sin embargo, reconocen que, por pocos que sean, esos comentarios y las visitas que han recibido son lo que los motiva a seguir escribiendo y publicando.

El lector o el espectador tienen la posibilidad de leer o de destruir lo que acaba de recibir. Según el señor King “si tienes mucha suerte […], serán mayoría los que prefieran lo primero a lo segundo. Yo opino que si tienes mucha más suerte, serán más los que quieran compartirte, los que quieran plagiarte o los que quieran honrar lo que hiciste transformándolo en algo más. Deberá uno sentirse afortunado si alguien reconoce algo que uno haya hecho y logre convertirlo en verdadera basura visual con la que valga la pena inundar las redes sociales.

5. Cuando una persona escribe (y supongo que cuando pinta, baila, esculpe o canta), siempre hay otra con ganas de infundirle mala conciencia

El señor King afirma que ha pasado muchos años, tal vez demasiados, avergonzándose de lo que escribía. “Me parece que hasta los cuarenta no entendí que casi todos los escritores de novelas, cuentos o poesía de quienes se ha publicado siquiera una línea han sufrido alguna u otra acusación de estar derrochando el talento que les ha regalado Dios”. Es una costumbre popular que, sea lo que sea que uno haga, si uno no se llena de plata con eso,  cualquier persona intentará venir a decirle a uno que mejor haga otra cosa.

A pesar de que la mayoría de los escritores con los que uno habla afirman que muy pocos escritores viven de escribir libros, esta no es razón para que dejen de hacerlo. Esto mismo sucede, por ejemplo con los blogueros en Colombia. La investigación La blogósfera colombiana: intimidad, realidad y nuevas formas de contar, hecha por dos investigadoras del CEPER de la universidad de los Andes, mostraba que hacia el 2009, de los 103 blogs estudiados para la investigación ninguno de los blogueros vivía de su blog. Sin embargo los blogueros escribían y publicaban con regularidad. No porque lo que uno hace no reporte dividendos inmediatos no debería uno dejar de hacer lo que le gusta, ni dejar de escribir, ni dejar de bailar. Hay que seguir escribiendo y publicando y generando recursos y posibilidades.

6. Cada vez que veo una novela dedicada a la mujer (o marido) del autor, sonrío y pienso: Éste sabe de qué va

El señor King afirma que “escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti. Tampoco es necesario que hagan discursos. Basta, normalmente, con que crean”. Que escribir sea una labor solitaria puede ser o no cierto dependiendo de la labor o de la práctica que realice un artista o un autor. Lo que sí es cierto es que así como siempre existe gente que quiera vilipendiar el trabajo creativo, también habrá gente que crea en lo que hace el autor o el artista. Posiblemente habrá alguien que quiera apoyar, que quiera ver y entender, o simplemente dejarse cuestionar por lo que uno hace o escribe. Es bueno tener a esas personas como referencia. Como lo había dicho antes, la recepción positiva de algo que uno hace, resulta en que uno quiere seguir haciéndolo, por eso hay que aferrarse a esas personas que piensan que lo que uno hace es bueno.

7. La vida no está al servicio del arte sino al revés

Para mí estos límites entre la vida y el arte siempre tienden a diluirse. Tal vez si alguien ha llegado hasta aquí se anime a pensar en lo que esto significa. En cuáles son los límites de la vida y el arte o en cuáles son los límites entre el Internet y la vida off line. Lo que sucede entre estos dos mundos o esferas diferentes yo lo he llamado un efecto de resonancias y trascendencia, rescatando las palabras de la antropóloga argentina Rosalía Winocur. 

Blogosfera colombiana. Intimidad, realidad y nuevas formas de contar

http://blogosferacolombia.wordpress.com/

Consejos Blogueres

http://franjarosa.blogspot.com/2009/08/consejos-blogueres.html

 Mientras escribo

http://www.well-comm.es/wellcommunity/wp-content/uploads/mientras-escribo.pdf

Tags:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: