Hanna y Barbera: Los límites de un laborioso imperio

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Hanna y Barbera fue una de las sociedades más productivas en el mundo de los dibujos animados para la televisión. Si bien muchos puristas los acusan de haber bajado el nivel de estos trabajos, ellos siempre fueron conscientes de ello y lo que se plantearon, después de haberlo perdido todo en los estudios de MGM, fue construir una estética en torno a la animación limitada. Este caso será uno de los más extraños del siglo pasado; siempre percibida como un imperio, a contrapelo de Disney, la sociedad Hanna-Barbera se basó en carencias para construir historias que viajaban al pasado o al futuro mientras ponían en evidencia el modo de vida del frenesí estadounidense de mediados del siglo pasado. Hoy día, cuando se ve algún episodio de «Los Picapiedra» o «Los Supersónicos», sabemos que algo inquieta en la mirada fija de los personajes. Y también intuimos el amor furioso entre Tom y Jerry, fluctuante entre la persecución y la complicidad para con las piernas negras del único humano que se asoma en muchos de los capítulos: ¿Cuántas de nuestras historias sentimentales no han sido prolongaciones, quizá vulgarizadas o edulcoradas, de Tom y Jerry? Les presentamos un breve vídeo en donde Joseph Barbera habla de aquella vida llena de sucesivas caídas y levantadas:

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