Tag Archive | beavis and butthead

Realidad Mtv

Mtv no solo se inscribió en el código genético de la generación nacida después de los años 80’s, transformó para siempre la industria musical, la moda, la televisión, el cine y otras menos obvias, como la del libro, el arte y el sexo. Aunque todos estos cambios no sucedieron estrictamente por la gran influencia del canal televisivo americano, sí fue un gran paradigma de lo que posteriormente se conoció como la «videocultura». Aunque hoy hablar de videocultura suene algo anacrónico, lo cierto es que aún hoy vivimos acorde a muchos de los patrones aprendidos en los años de «la palabra del video hecha carne». De otra manera no explicaríamos el lugar central que Youtube ocupa en nuestra experiencia diaria, la gran amputación que significó el cierre de Megaupload, las nuevas manifestaciones de protesta que pasan más por el discurso de lo «cool» que por las añejas tesis marxistas que tanto emocionaron las generaciones previas a los ochentas.

Posteriormente, en la década de los 90, Mtv en su máximo apogeo experimentó y se apropió de expresiones populares independientes que deseaban transformar la televisión hacia algo más cercano a las identidades juveniles.  Sobra decir que casi todos estos experimentos tuvieron un rotundo éxito, y para sorpresa de los productores, no solo a nivel norteamericano sino a nivel mundial. Esta experiencia produjo una gran explosión de formatos, desde los más ligeros y vulgares -transmisión de fiestas en playas, con música rap y gente semidesnuda bailando- hasta propuestas más interesantes, como la serie de ciencia ficción Æon Flux

De esta época surgieron grandes programas, como Daria y Beavis and Butthead, que pese a las diferencias culturales y geográficas nos hicieron identificarnos con sus personajes y sus situaciones, pues eran tan ordinarias y normales, que podrían calificarse de «universales», siguiendo la lectura de Borges a las Crónicas marcianas de Bradbury,  universales ya no por las grandes épicas y los valores humanos, sino por lo contrario: el aburrimiento, la estupidez, la apatía, la fealdad, el desencanto adolescente.

Pero al mismo tiempo que Mtv nos ofrecía un espejo de nuestro inconformismo, también producía grandes esperpentos, dirigidos a un público mediocre, como The Real World, que lamentablemente, pero no sorprendentemente, contó con una gran acogida y motivó a la reproducción  de este modelo a lo largo y ancho del mundo que con soberbia se autotildaba de «real».

Lo real en un mundo de simulacro solo puede enseñarnos sobre la realidad del simulacro más allá de una idea de lo real. Siguiendo a Baudrillard: «Este es el punto decisivo de la sociedad hiperreal, en que lo real se confunde con el modelo» (Baudrillard, J. Simulacro y Simulación). El modelo a seguir pretendía ser el de la vida de un grupo de jóvenes norteamericanos «normales», con una vida social «regular» y con una propensión a volverse «populares» por ser «ellos mismos».

El soporte del status-quo se ancla en el ego de los individuos. Existe una satisfacción mental en pensar que el mundo se encuentra bien, que el gobierno es justo, que la vida es buena y la realidad es bonita. Poner en duda cualquiera de estas certidumbres es dolorosa para el ego de los individuos porque implica reconocer, en primer lugar, que está equivocado, y en segundo lugar, que su vida no es buena ni estamos el mejor de los mundos posibles.

Mtv  fue una cadena que por simbiosis se adhirió al ADN de una generación y terminó por traicionarla cuando llevó su experimento al punto más arriesgado: diseñar su propia realidad y hacérsela tragar a su audiencia como auténtica.  La cadena televisiva entendió demasiado bien al escritor J. M. Ballard cuando afirmaba «La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la realidad”. Si se cambia la palabra «escritor» por la del «productor», se entiende que lo único que hacía falta para esta fórmula era un apartamento y un equipo de cámaras.

Estamos hablando de historia patria. De cuentos de hace más de dos décadas. De la «videocultura» hemos pasado a la «cibercultura»; el apático no se sienta junto a su compañero a hablar mal de las bandas de rock frente a un televisor, sino que lo hace directamente desde los canales de Youtube, las páginas oficiales y los foros. La chica sarcástica y desgarbada del salón de clases ahora escribe un blog y tiene una @ de twitter en donde es apreciada por su humor mordaz y ácido.

Mtv ahora parece Rtv, pues se ha vuelto un canal de realidades espurias: el sueño de la adolescente que quiere celebrar sus dieciséis años, el chico que quiere ser popular, el tonto que quiere ser rockstar. Ya nadie necesita ni quiere comerse la mierda que Mtv quiere darle.

El hiperrealismo de Mtv le ha jugado en contra y ahora, como una cruel venganza, los fieles seguidores a esos dibujos animados, mal pintados y de baja resolución,  le recuerdan al canal que esas caricaturas eran mucho más reales que el «mundo real«.