Tag Archive | Masacre

El deporte como máscara. Por Jacobo Hidalgo

Recientemente finalizaron la Vuelta a España y el Mundial de ciclismo en Rwanda, dos eventos relevantes en el calendario del pedalismo internacional. La Vuelta vio interrumpida algunas de sus etapas ante protestas por la presencia del Israel Premier Tech, razón que incluso obligó a la cancelación de la última jornada en Madrid. Por su parte, el mundial de ciclismo aconteció sin mayores novedades en territorio rwandés, siendo el primero de su clase disputado en África. No obstante, algunos medios y activistas manifestaron su inconformidad ante dicho evento teniendo en cuenta las acusaciones sobre violación de derechos humanos y limitación de la libertad de prensa que pesan contra el gobierno de Paul Kagame, presidente de Rwanda.

 

Este par de eventos han revivido el debate sobre la relación entre deporte y política. ¿Hasta qué punto tiene el deporte una responsabilidad frente al contexto sociopolítico en el cual acontece? ¿Acaso puede desligarse la práctica deportiva de su entorno y considerarse aséptica? Responder estas preguntas, al menos para los casos del Israel Premier Tech y Rwanda nos obliga a revisar el contexto en el cual surge un equipo de ciclismo en Israel o se organiza un mundial en el centro de África, dos lugares que hasta hace poco más de 10 años estaban por fuera del radar del pedalismo global.

 

Paralelos de Rwanda e Israel: de víctimas a victimarios

 

¿Qué tienen en común Israel y Rwanda? Si vamos a su historia encontraremos algunas similitudes. Son pueblos que sufrieron dos de los más terribles genocidios durante el siglo

  1. Rwanda e Israel tienen hoy día como líderes del poder ejecutivo a personajes acusados de violación de derechos humanos y de libertad de prensa. En el caso de Israel, la historia no se limita a Benjamin Netanyahu sino a más de 70 años de opresión, usurpación territorial y acciones bélicas contra Palestina. Por su parte, el gobierno rwandés ha tomado parte directa en el conflicto de la República Democrática del Congo, donde milicias rwandesas han cometido decenas de masacres con la excusa de estar persiguiendo a cabecillas hutus vinculados con el genocidio tutsi de 1994.

 

No obstante, la comunidad internacional no sido lo suficientemente estricta con Rwanda e Israel ante la violación de derechos humanos. Al contrario, son países que se han beneficiado ampliamente del apoyo de la Estados Unidos y la comunidad europea; Estados Unidos incluso les brinda apoyo armamentístico, algo de lo que Rwanda e Israel han tomado ventaja para atacar a sus vecinos.Las milicias rwandesas llevan años aterrorizando a la población congolesa; han cometido atrocidades documentadas por la ONU y Human Rights Watch. Lo mismo sucede con Israel y la Franja de Gaza, donde los crímenes se extienden por décadas; en el actual genocidio palestino han sido asesinadas casi 70.000 personas y los sobrevivientes están en riesgo grave de hambruna. A pesar de ello, ninguno de los dos países sufre de un veto internacional como el que sí cayó sobre Rusia y Bielorrusia a raíz de la invasión a Ucrania.

 

¿Qué tiene que ver el ciclismo en todo esto? Desde nuestra perspectiva, en ambos casos este deporte ha sido instrumentalizado por ambos estados para hacer sportswashing, buscando mejorar la imagen pública ante el mundo ante las acusaciones de violación de derechos humanos.

Read More…

Jean Genet y los restos de una masacre

Genet-2

Como en toda masacre, la especulación sobre el número de los muertos oscila entre las decenas, centenas y miles; poco importa quiénes murieron: la magnitud del desastre sólo puede medirse por contabilizaciones, si uno se apega a los nombres se abre las puertas a un horror que, por nosotros mismos, preferimos evitar. Sobre lo ocurrido en Sabra y Chatila, el 12 de Septiembre de 1982 aún hay cosas por esclarecer, pero lo que sí ha quedado claro es la complicidad del ejército israelí porque fueron sus fuerzas las que rodearon el asentamiento palestino ubicado en la parte oeste de Beirut. Fue una de las ocasiones, oh milagro, que los judíos y cristianos coordinaron acciones- milicianos obedientes a Cristo fueron los que entraron al asentamiento para iniciar la carnicería que, algunos dicen, tuvo el resultado de más de tres mil muertos y otros hablan de un poco más de trescientos-; mientras  los cristianos carneaban, los israelíes vigilaban para que ningún agente extraño buscara intervenir. También sabemos que Ariel Sharon tuvo un futuro político brillante pese a ser uno de los hombres más involucrados con aquella mortandad, aunque, si uno se apega a una justicia  más profunda que la de los hombres, tendrá que recordar que el señor terminó postrado, padeciendo en un hospital. Lo que no todos conocemos es el documento que escribió Jean Genet alias «La magnífica», autor de poemas y hermosos libros como «Diario de un ladrón», sobre lo que vio en ese asentamiento y que publicó en 1983 en la revista de estudios palestinos de Francia:

Cuatro horas en Chatila

Jean Genet

 

En Chatila, en Sabra, unos no-judíos han masacrado a unos no-judíos, ¿en qué nos concierne eso a nosotros?”

Menahem Begin, primer ministro de Israel en 1982 ante el Parlamento israelí

Nadie, ni nada, ni ninguna técnica narrativa, dirán lo que fueron los seis meses que pasaron los fedayines1en las montañas de Yeras y de Ashlun en Jordania, sobre todo en las primeras semanas2. Otros han dado cuenta de los hechos y han establecido la cronología, los logros y los errores de la OLP. Se podrá describir el aspecto del tiempo y el color del cielo, de la tierra y de los árboles, mas nunca transmitir la ligera borrachera, la marcha sobre el polvo, el estallido en los ojos, la transparencia de la relación entre fedayines y de éstos con sus jefes. Todo, todos, bajo los árboles, vibraban, reían, maravillados por una nueva vida para todos, y en aquellas vibraciones había algo sorprendentemente fijo, al acecho, reservado, protegido como alguien que reza sin decir nada. Todo era de todos. Cada uno en sí mismo estaba solo. Quizá no. En suma, sonrientes e inquietos. La región jordana donde se habían retirado, siguiendo una decisión política, era el perímetro que iba de la frontera siria a As-Salt y estaba delimitado en profundidad por el Jordán y la carretera de Yeras a Irbid. Alrededor de sesenta kilómetros de largo y una profundidad de veinte en un territorio muy montañoso cubierto de encinas verdes y villorrios jordanos de cultivos muy pobres. Bajo los bosques y las tiendas camufladas los fedayines habían dispuesto unidades de combate y armas ligeras y semipesadas. Una vez en el lugar, dirigida la artillería principalmente contra las eventuales operaciones jordanas, los jóvenes soldados se ocupaban de las armas, las desmontaban para limpiarlas, engrasarlas y las montaban a toda velocidad. Algunos lograban montar y desmontar las armas con los ojos vendados a fin de entrenarse para la noche. Entre cada soldado y su arma se había establecido una relación amorosa y mágica. Como los fedayines habían dejado hacía poco la adolescencia, el fusil en cuanto arma era el signo de la virilidad triunfante, y aportaba la certeza de ser. La agresividad desaparecía: la sonrisa mostraba los dientes.

Read More…

Una película superbad para después de una masacre en high school

superbad

Seth Rogen y Evan Goldberg  se juntan para dirigir esta película de high-school. Muestra las aventuras de tres jóvenes que quieren explorar su sexualidad antes de ir a la Universidad. Esto la asemeja a American Pie, en donde el mayor problema de los jóvenes es la virginidad. En este tipo de películas, que reafirman los roles clásicos de los estudiantes – el nerd, el gordo, el tímido, la zorra, la popular, el rechazado, el bully, entre otros- uno puede hacerse a una idea del tipo de sociedad en la que suceden las masacres en los colegios. El perfil del asesino de Newtown no es el de los protagonistas, quienes surgirán en la industria del cine para hacer películas de su época de juventud, en donde los principales personajes se llamarán Seth y Evan; el «monstruo» en superbad aparece con nombres y apellidos:  es el «fucking» Steven Glanzberg que aparece en el minuto 20, comiendo postre solitario y al que nadie se le acerca, símbolo del rechazado, de quien  incluso el gordo Seth teme resultar pareciendo.