Comentario a La derrota de los Replicantes. Novela inédita sobre IAs de Antonio Mora Vélez.


Junto a Albio Martínez y Campo Ricardo Burgos. Grandes personalidades de la literatura CF en Colombia
“La poesía tiene que ser humana, si no es humana no es poesía”.
LOS BIG LEAGUERS DE LITERATURA COLOMBIANA. Por Antonio Mora Vélez.

El autor – vía Monteria Web-



Editorial MilInviernos ofrece ARRÚLLAME RAMONA para Libre Descarga y distribución

ilustración David Barrero
Nuestra Editorial sigue creciendo exponencialmente como si se tratara de un virus sin vacuna. Pero no queremos encontrar ni la cura ni la vacuna contra el hábito de leer bellezas mágicas y artificios tristes. Por eso, Mil Inviernos pone a su alcance el texto Arrúllame Ramona, de Cermeño y Escovar, editores de esta página.
Esta nouvelle se pregunta por el fenómeno humano a pesar de tener a su doble robótico o androide. Como un espejo. Si el bebé de Lacan se vio completo nuestro bebé está desmembrado. Tengan a bien, este fascículo que forma parte de la colección Mil Inviernos. Pronto vendrán más títulos y así se completará el Universo de Maravillas tristes.
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LAS VALIENTES TAMBIÉN ME GUSTAN — Umberto Amaya L.
LAS VALIENTES TAMBIEN ME GUSTAN
Umberto Amaya Luzardo
Arauca, octubre 16 con calor de medio día.
Carajita: Deja que te llame carajita para que así, con un poco de intimidad pueda contarte mejor las cosas. Contarte por ejemplo que el lunes al caer la tarde te vi por primera vez, y el miércoles en la mañana se formó el mierdero. Ese lunes lo tengo claro, pasaste rozando el puesto de las empanadas pequeñitas que venden a solo trescientos pesos. Yo estaba ahí parado mirándote y en la alegría de ver una catira bonita, te sonreí y tú, con una sencillez que casi me congela, me devolviste en lazo abierto tu sonrisa.
–Prueba una, yo invito– te dije, y me respondiste que no. Pero insistí pidiendo que por favor la aceptaras para no sentirme despreciado –Si quieres mejor llévate diez, que yo con gusto las pago. –Llévaselas a los presos, que ahí no más queda la cárcel– te dije, casi que con autoridad. ¿Te acuerdas?
–El miércoles entendí por qué te gustó la idea y por qué me aceptaste las empanadas que te dieron en una bolsa de papel con la parte de abajo transparente de manteca. Te las entregaron, sacaste una y la mordiste comprobando que son pequeñitas pero deliciosas. Unos segundos no más te vi a los ojos y quedé sorprendido, porque las catiras de estos lados son marmoleñas y de ojos claros y otras más escasas todavía, tienen ojos de candela en marzo, pero los tuyos son diferentes, tienen un verde intenso color retoño.
Te vi las tetas mal escondidas en la camisa y se convirtieron en un imán para mis ojos; tú lo notaste y poniendo el semáforo en verde, me dijiste con picardía de cómplice: -las tengo un poco grandes, pero con una plata que voy a recibir les voy a disminuir una talla. Lo dijiste por mamar gallo y mamando gallo te respondí: –No, yo te pago la operación, pero no para que te las disminuyan sino para que te las agranden, que a mí no me gusta acariciar sino amasar con furia- te dije, feliz de encontrar una mujer como tú, sin escrúpulos de monja ni vergüenza genital, pero sentí en tus palabras la necesidad que tiene todo recién llegado de poder comentar con alguien afín sus emociones, y vi también en el fondo de tu alma el vaso de angustia que debías beber. Quiero decir con esto, lo que el olfato me dijo, que no habías llegado al pueblo a turis-vagabundear sino que en algún cruce serio te movías. Por eso, no te pregunté el número telefónico, además, no cargabas celular, yo me di cuenta. Te pedí el correo y en un pedacito de la bolsa que no estaba enmantecado lo apuntaste y todo sucedió como en esos amores ridículos, en que los acercamientos jamás pasan de besito en la mejilla, y es verdad, entre nosotros no ha pasado nada todavía, pero en el pueblo sí, en el pueblo se formó el mierdero y fuiste tú la protagonista.
Antes que todo eso sucediera yo tenía ya tu dirección electrónica, que escribir por internet es mi fiebre, porque en la escritura tiene uno la intimidad y el encanto de rumiar las palabras, en cambio con el teléfono debes ser más repentista y estás siempre peleando con los minutos y cuando no estás acostumbrado te atoras, y como en el amor, hasta las palabras se acaban. Pero mi vicio es intercambiar mensajes largos con mis amigas cibernautas y las que por pereza empiezan mandando frases de Pablo Cohelo, o grupos de oración en cadena, les doy el preaviso y si insisten en sus pendejadas y en su contaminación visual, les cierro los vidrios. Y en esta vida de peregrino que me ha tocado, cuando paso por los pueblos busco las peladas que se escriben conmigo y les hago la visita.
Nuevo libro sobre literatura fantástica colombiana de Campo Ricardo Burgos

«Notas para una historia de la literatura fantástica colombiana (1997-2015)» es el título que presenta el nuevo trabajo investigativo del escritor colombiano Campo Ricardo Burgos López, publicado por la Universidad Sergio Arboleda. Abarca una época de casi veinte años, explorando un campo poco explorado por los analistas de la literatura en este país, y mucho menos fuera de él.
Les presentamos a nuestros lectores la portada y contraportada de este importante libro sobre la literatura fantástica nacional:
ENTRE DESIERTOS "Todo era azar en el Hotel Sahara" de Rubén Vélez
Comentario desértico de Luis Cermeño a» Todo era azar en el Hotel Sahara» de Rubén Vélez, publicado este mes de mayo por Sílaba Editores:
Aparece en la contratapa a » Todo era azar en el Hotel Sahara» de Rubén Vélez. Uno de los libros más interesantes en las arenas azotadas por magufos y mercaderes.
CUANDO LOS AÑOS… por: Antonio Mora Vélez
Poema de Antonio Mora Vélez (reconocido autor colombiano de ciencia ficción) que generosamente nos permitió reproducir en Mil Inviernos. Todos los derechos reservados © pertenecen a Antonio Mora Vélez.
CUANDO LOS AÑOS…
Camino y siento que mi cuerpo no es el mismo
Que se inclina como caña de bambú hacia los lados
Y que piso con una dificultad desconocida
Con unos pies que se resisten
A seguir cargando con mis años
Duermo y siento que mi sueño no es el mismo
Que es tan ligero como una pluma de colibrí
Y que casi siempre se me acaba cuando los demás
Apenas contemplan sus hermosas fantasías
Hablo y siento que mi voz ya no es la misma
Que se me rebela y encuentra frenos que antes no encontraba
Y que trata de esconderse entre mis labios
Como si temiera descubrir un velo vergonzoso
Leo y siento que mis ojos no son los acuciosos
y penetrantes ojos de mis primeros libros
Se cansan rápido y pierden la fijeza de otros tiempos
Y se me llenan de lágrimas y de un poco de tristeza
Pero cuando pienso
Mi pensamiento vuela más alto y más veloz que antes
y no es menos que mi voz y que mi cuerpo
Camina Habla Lee Grita y Sueña
Y no se resigna a envejecer
Montería, julio 5 de 2015
Se destetó el aborto de Borges (short story science fiction) nominado a los Hugos
El premio Hugovski Sagarov es entregado a las peores obras de ciencia ficción publicadas en medios impresos, virtuales e imaginarios. Este año tenemos el honor de que un representante de Colombia asistirá a la cita llevada a cabo en Minsk, Bielorrusia. Este relato cuenta con el atractivo de la mentada intertextualidad que tantas tesis provoca en facultades de letras, humanidades y artes. Pedro Sánchez Merlano (miembro honorario del colectivo poético Moras Silvestres) no cabe de la dicha ante la nominación de su trabajo. No podemos dejar pasar esta oportunidad para sentirnos avasallados por la dicha pues uno de nuestros más fervientes colaboradores, entra al parnaso de la literatura de ciencia ficción de Europa Oriental. Pedro Sánchez Merlano quiere ir a Donetsk a rociar bala a cuanto separatista ruso se atraviese en su camino. Como El Manco de Lepanto, nuestro Pedro Sánchez Merlano será un mito gracias a su participación en las batallas más decisivas de este siglo. Recordaremos con mucho cariño aquella entrevista que nos brindó hace más de dos años:
Pedro Sánchez Merlano, un día ante la genialidad literaria.
Ahora disfruten de esta pieza literaria, sin igual y siempre igual, como decía don Álvaro Cepeda Samudio (integrante honorario del tríptico de Álvaros, completado por don Gómez y don Uribe).
SE DESTETÓ EL ABORTO DE BORGES
Pedro Sánchez Merlano.
La matriz sicodélica y hecha de mercurio ionizado se había roto antes de tiempo. En su interior el feto que habría de convertirse en el fenómeno literario por excelencia, se hizo aborto. Cabe recordar que a don Jorge Luis Borges le habían dado la progesterona suficiente para generarle mastitis y luego de haberle implantado un útero se aguardaba que pariera un hijo, el culmen de la literatura latinoamericana, teniendo en cuenta que una vez entrado en celo don Jorge Luis fue apareado por don Gabriel García Márquez.
Antes de continuar con mi relato debo hacer notar que este Jorge Luis Borges no era el original, sino uno de los clones figurados por don Campo Ricardo Burgos, en su obra El Clon de Borges, texto que recomiendo a la pléyade de novísimos escritores de ciencia ficción que cunden como la peste negra en Europa por nuestros días.
Vuelvo a mi relato:
La sesión de apareamiento fue de difícil consecución, dado que los senos de don Jorge Luis estaban más escurridos que sus cachetes y sus nalgas semejaban un par de flores secas que harían llorar a don Pablo Neruda (el original, pues sus clones se volvieron malos y tan inteligentes que se hicieron llamar Enrique Lihn, Nicanor Parra y Robertito Bolaño). Pero el feto, que ya se iba gestando como un profesor lleno de tics nerviosos y comentarios sagaces, solo esperaba que la leche de Gabo hiciera lo que tenía que hacer. De modo que, nosotros, es decir, yo, es decir, uno de los científicos que apoyó este experimento, tuvimos que masturbar al bardo caribeño y depositar el semen en la ranura seca de don Jorge Luis, por medio de la inseminación artificial.
Conversa de Harold Alvarado Tenorio y Gustavo Álvarez Gardeazábal
Aunque sus carreras se han bifurcado por dos rampas paralelas, uno hacia la poesía y otro por el periodismo, Harold Alvarado Tenorio y Gustavo Álvarez Gardeazábal comparten muchas cosas. La que más resalta es el ánimo que cada uno genera al solo ser mencionado: » o se les ama o se les odia» como dicen las señoras que recogen la mierda de sus perritos tacita de té en los parques. Por lo tanto ambos tienen un velo de malditismo en el imaginario, que pronto desaparece cuando se les ve, con esas risas jocosas y un leve agache en su postura que puede reflejar tanto cansancio como agradecimiento del solo hecho de estar vivo en un país al que pocos se pueden dar el lujo de enfrentarse con el verbo «y salir parado», como rematan las frases los sicarios cuando comparten el roscón con la mocita preñada a espaldas de la novia oficial, con la que ya tienen dos pelados, uno seguramente un cadáver precoz y el otro tal vez un futuro marica orgulloso; marica orgulloso como este par que hablan y reivindican su educación dentro de la tradición francesa de la sátira, del no respetar a nada, ni dejar «títere con cabeza» como dice la muchacha que se adormece en el transmilenio agradeciendo la fortuna de haber encontrado un puesto libre, pero incómoda por la compañía de un famélico con aire de estudiante de literatura, ese mismo aire que debieron tener tanto Alvarado Tenorio como Álvarez Gardeazábal hace 40 años, cuando alucinaban entre letras un destino mejor que volver a encontrarse ambos para volver a lo mismo.
The Punisher va al supermercado (Héroes Decadentes- FVR)
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Héroes decadentes
Presentando
Segunda parte: Superhéroes fuera de foco
The Punisher va al supermercado
Por los altavoces suena una melodía en piano, mientras una voz nasal femenina hace varios anuncios: Pasillo doce, lácteos y productos congelados, oferta por la compra de más de cinco productos… Se necesita el precio de tampones extra grandes en la caja de nueve… Nicolás favor acercarse al pasillo cinco, código N, un niño ha hecho destrozos.
¿Dónde carajos estará el papel higiénico? Demasiada gente en un mismo lugar me incomoda, no dejan ver nada, bloquean la circulación con sus cuerpos pequeños y frágiles. Esto está lleno de niños, ancianos y mujeres. No sé porqué tuve que esperar hasta el sábado para comprar todo esto: Atún, fríjoles, pulpo, carne; todo enlatado. Más algodón y alcohol. Tanto ruido me pone nervioso, necesito salir de aquí cuanto antes. Detesto los coches de supermercado, los bastones de las abuelitas, el llanto de los niños pequeños.
“Cuatro de la tarde, señor”, me dice la anciana cuando le pregunto la hora. Es imposible llegar al papel higiénico. En uno de los pasillos la viejecita me ha pedido que le baje media estantería para ver los precios, al final no ha comprado nada y me ha tocado regresar todo a su puesto. Un hombre tropezó conmigo y por poco causa un desastre con las dos cajas de cerveza que llevaba en brazos. Su hijo lo hizo trastabillar y si el hombre no hubiese tenido buenos reflejos el niño hubiese recibido las latas en la cabeza. Miro atrás hacia donde están las cajas registradoras y las filas aumentan a toda velocidad. No entiendo donde estaba metida toda esta gente.