Mil Inviernos en el día del Orgullo 2015 (galería de fotos)
El domingo 28 de junio se marchó por el orgullo lgbti, un señor gritaba: «-Joven, ¿ha leído usted la biblia?»; otro, en plena diecinueve, afirmó: – nunca pensé que en esta ciudad hubiera tanta marica.
Pues el propósito se cumplió si se trataba de visualizar las maricas y llevar a la gente a leer el Levítico 18:22.
Como no hay nada más igualitario y democrático que la muerte, celebramos pues el día del orgullo mientras estamos vivos. Como ángeles en Gomorra sacamos la cámara y empezamos a registrar esta festividad dionísiaca (Dionisio estaba presente como una flamante drag queen)
- La reina
- La reina de Bogotá
- Alan Moore también marchó
- Chiches compinches
- Why so serious?
- La reina
- Los más
- Divine?
- Stacy Malibu
- amor abierto
- fiesta
Ripios y silencios: sobre Borges y la última novela de Moore
Sobre la última novela de Alan Moore, Jerusalem, resulta trágico, pero a la vez comprensible en tiempos de twitter y neolengua, que se le dé mayor valor al número de palabras de una obra que su contenido o propuesta. Si bien la cifra es impresionante, pues según Leah Moore (hija del escritor) la novela se compone de aproximadamente un millón de palabras (the guardian), y esto en comparación a famosos libros voluminosos, como Guerra y Paz (560.000) parece exagerado, considero que uno como lector cuando se sumerge en la lectura no se pone a contar palabras y el número de éstas idealmente pasa desapercibido cuando está atrapado; y en eso reside parte del éxito que en la actualidad están teniendo sagas como Juego de Tronos, Harry Potter, Las Crónicas Vampíricas y últimamente (gracias a Jodorowsky) Duna.
A propósito de la extensión de las novelas, uno de los mayores detractores era Jorge Luis Borges, a quien algunos, como Jane Ciabattari, consideran el escritor más importante del siglo XX (http://www.bbc.com/culture/story/20140902-the-20th-centurys-best-writer). Para Borges el problema de las novelas es que muchas de sus páginas son meros ripios, rellenos de escritores ociosos, como Tolstói, que a media noche se acordaban que tenían que escribir sobre el picnic, el desfile y esto no era «realista».
"Trata a la escritura como si fuera un Dios" es el mandamiento de Alan Moore
Moore recuerda que cuando William Burroughs murió, J. G. Ballard dijo: «él es el último, verdadero, escritor, y nos deja con sólo una carrera de novelista».
Esta fuerte crítica le sirve a Alan Moore para hacer la diferencia entre escritores de carrera, los que encontraron la fórmula comercial para sus libros, y los verdaderos escritores que siempre están en exploración de técnicas, de nuevas revelaciones. Pues para Moore, en cuanto alguien se detiene, está satisfecho con su trabajo, está muerto creativamente (El auto-corrector me pone: cretinamente… esas son fuertes palabras de la máquina, no de Moore, pero no por ello menos ciertas)
Jimmy’s end, una película a la Lynch de Alan Moore & Mitch Jenkins
Dirigida por Mitch Jenkins y escrita por Alan Moore, Jimmy’s end sigue a James Mitchum, un hombre perdido en la noche, que llega a un bar, extrañamente familiar, en donde encuentra una serie de personajes extraños en medio de situaciones grotescas. Con una atmósfera demasiado familiar al universo de David Lynch a la inglesa, se destaca la excelente dirección de fotografía de Trevor Forrest (No podría ser de otro modo, siendo dirigido por Jenkins quien destaca como fotógrafo comercial). Podríamos decir que uno tiende a esperar de Alan Moore al frente de una película algo más que un remake bizarro de David Lynch.
Algunas metamorfosis de Superman
De Superman jamás se ha creído que es una marica. Las especulaciones siempre han aputando a Batman y Robin; en las postrimerías de «Para el hombre que lo tiene todo» (1986), escrita por Alan Moore y dibujada por David Gibbons, hay una imagen en la que Batman y Robin ven cómo Superman y Wonderwoman se besan. Más adelante, Superman abraza, de un lado a Batman, del otro a Wonderwoman y ella, a su vez, pasa su brazo por sobre los hombros del pequeño Robin. Salen como cuatro amiguitos. Como un gran macho, una mujer y dos tipos que, cuando se vuelven superhéres, son tímidos y no tienen el atractivo del que gozan cuando son hombres comunes: Se vuelven sospechosamente maricas porque nadie entiende cómo dos hombres pueden ser tan cercanos, tiernos e incondicionales. A Superman le ocurre lo contrario; cuando no es superhéroe, muchos pueden sospechar que o es marica o un onanista compulsivo.